Tema a Jehová, el Oidor de la oración
“Oh Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne.” (SALMO 65:2.)
1. ¿Por qué deberíamos esperar que Jehová tenga requisitos que deban satisfacer los que desean dirigirse a él en oración?
JEHOVÁ DIOS es el “Rey de la eternidad”. También es el “Oidor de la oración”, a quien “vendrá gente de toda carne”. (Revelación 15:3; Salmo 65:2.) Pero ¿cómo debe venir a él la gente? Los reyes terrestres tienen reglas para cosas como la manera de vestir y el comportamiento que han de seguir las personas a quienes conceden audiencia. De seguro, pues, deberíamos esperar que el Rey Eterno tenga requisitos que uno deba satisfacer si desea presentarse ante él con ruego y acción de gracias. (Filipenses 4:6, 7.)
2. ¿Qué preguntas surgen sobre el asunto de la oración?
2 ¿Qué requiere el Rey Eterno de los que se acercan a él en oración? ¿Quiénes pueden orar y ser oídos? ¿Y acerca de qué pueden orar?
Acercamiento al Rey Eterno
3. ¿Qué ejemplos puede dar usted de oraciones que ofrecieron siervos de Dios de la antigüedad? ¿Se acercaron ellos a Dios por algún intermediario?
3 Antes de hacerse pecador, Adán, un “hijo de Dios”, evidentemente se comunicaba con el Rey de la eternidad. (Lucas 3:38; Génesis 1:26-28.) Cuando Abel, hijo de Adán, ofreció “algunos primogénitos de su rebaño” a Dios, podemos estar seguros de que la ofrenda estuvo acompañada de expresiones de ruego y alabanza. (Génesis 4:2-4.) Noé, Abrahán, Isaac y Jacob edificaron altares y oraron a Jehová y le hicieron ofrendas. (Génesis 8:18-22; 12:7, 8; 13:3, 4, 18; 22:9-14; 26:23-25; 33:18-20; 35:1, 3, 7.) Además, las oraciones de Salomón, Esdras y los salmistas a quienes se inspiró divinamente indican que los israelitas se acercaban a Dios sin intermediario. (1 Reyes 8:22-24; Esdras 9:5, 6; Salmo 6:1, 2; 43:1; 55:1; 61:1; 72:1; 80:1; 143:1.)
4. a) ¿Qué nuevo acercamiento a Dios en oración se estableció en el primer siglo? b) ¿Por qué es especialmente apropiado que la oración se ofrezca en el nombre de Jesús?
4 En el primer siglo de nuestra era común se estableció un nuevo acercamiento a Dios en oración. Sería mediante su Hijo, Jesucristo, quien amaba de modo especial a la humanidad. Jesús sirvió gozosamente como “obrero maestro” durante la existencia que tuvo antes de ser humano, y lo relacionado con la humanidad era el objeto de su cariño. (Proverbios 8:30, 31.) Como hombre en la Tierra, Jesús dio ayuda espiritual amorosa a humanos imperfectos, sanó a enfermos y hasta resucitó a muertos. (Mateo 9:35-38; Lucas 8:1-3, 49-56.) Sobre todo, Jesús ‘dio su alma en rescate por muchos’. (Mateo 20:28.) ¡Qué apropiado es, pues, que los que se benefician del rescate oren a Dios mediante aquel que tanto ama a la humanidad! Ahora esta es la única vía de acercamiento al Rey Eterno, pues Jesús mismo dijo: “Nadie viene al Padre sino por mí”, y: “Si le piden alguna cosa al Padre, él se la dará en mi nombre”. (Juan 14:6; 16:23.) El pedir cosas en el nombre de Jesús significa que lo reconocemos como el medio de acercarnos al Oidor de la oración.
5. ¿Qué actitud manifiesta Dios para con el mundo de la humanidad, y qué tiene que ver esto con la oración?
5 Debemos apreciar, especialmente, el amor que Jehová mostró al suministrar el rescate. Jesús dijo: “Tanto amó Dios al mundo [de la humanidad] que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna”. (Juan 3:16.) La profundidad del amor de Dios está bien expresada en estas palabras del salmista: “Así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen. Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda de que somos polvo”. (Salmo 103:11-14.) ¡Qué alentador es saber que las oraciones de los testigos dedicados de Jehová ascienden a este Padre tan amoroso mediante su Hijo!
Un privilegio dado sólo a algunos
6. ¿Con qué actitud debe uno acercarse a Jehová en oración?
6 Los reyes humanos no permiten que cualquier persona entre en el palacio real sin haber sido anunciada. Obtener audiencia de un rey es un privilegio que no se da a todos. Lo mismo sucede con la oración al Rey de la eternidad. Por supuesto, los que se acercan a él mediante Jesucristo con la debida comprensión de la gloriosa majestuosidad de Dios pueden esperar que Dios los oiga. El acercamiento al Rey Eterno debe efectuarse con actitud reverente, en devoción. Y los que desean que él les oiga tienen que desplegar “el temor de Jehová”. (Proverbios 1:7.)
7. ¿Qué es “el temor de Jehová”?
7 ¿Qué es “el temor de Jehová”? Es reverencia profunda a Dios, junto con un sano temor de desagradarle. Este temor reverente es el resultado de profunda gratitud por su bondad amorosa y benignidad. (Salmo 106:1.) Implica reconocerlo como el Rey de la eternidad, quien tiene derecho y autoridad para imponer castigo, hasta el de muerte, a cualquiera que le desobedece. Los que manifiestan el temor de Jehová pueden orarle con la esperanza de que se les oiga.
8. ¿Por qué oye Dios las oraciones de los que le temen?
8 Desde luego, Dios no contesta las oraciones de inicuos, infieles ni farisaicos. (Proverbios 15:29; Isaías 1:15; Lucas 18:9-14.) Pero Jehová oye a los que le temen porque estos se han amoldado a Sus justas normas. Sin embargo, han hecho más que eso. Las personas que temen a Jehová se han dedicado a Dios en oración y han simbolizado esto sometiéndose al bautismo en agua. Así, tienen el privilegio de orar a Jehová en cualquier momento.
9, 10. ¿Pueden los no bautizados orar con la esperanza de que se les oiga?
9 Para que Dios oiga a uno, uno tiene que expresar en oración pensamientos que estén en armonía con la voluntad divina. Sí, tiene que ser sincero, pero se requiere más que eso. “Sin fe es imposible serle de buen agrado [a Dios] —escribió el apóstol Pablo—, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente.” (Hebreos 11:6.) Pues bien, ¿puede animarse a personas no bautizadas a orar con la esperanza de que Dios las oiga?
10 El rey Salomón, consciente de que la oración es un privilegio que se da sólo a algunos, pidió a Jehová que oyera solamente a los extranjeros que oraran hacia el templo de Dios en Jerusalén. (1 Reyes 8:41-43.) Siglos después, el extranjero gentil llamado Cornelio “hacía ruego a Dios continuamente” como hombre devoto. Al adquirir conocimiento exacto, Cornelio se dedicó a Dios, quien entonces le concedió el espíritu santo. Después de esto, Cornelio y otros gentiles se bautizaron. (Hechos 10:1-44.) Como en el caso de Cornelio, a todo el que hoy adelanta hacia la dedicación se le puede animar a orar. Pero del que no sea sincero al estudiar las Escrituras, no conozca los requisitos divinos en cuanto a la oración y no haya desplegado aún una actitud que agrade a Dios no se puede decir que tema a Jehová, tenga fe ni lo busque solícitamente. Esa persona no está en condiciones de ofrecer oraciones aceptas a Dios.
11. ¿Qué les ha pasado a algunos que adelantaban hacia la dedicación, y qué deben preguntarse?
11 Puede que parezca que algunos que en un tiempo adelantaban hacia la dedicación después se retraigan. Si no tienen suficiente amor a Dios en el corazón para dedicarse sin reservas a él, deberían preguntarse si acaso todavía tienen el maravilloso privilegio de orar. Parece que no, porque los que se acercan a Dios tienen que buscarlo solícitamente y también buscar la justicia y la mansedumbre. (Sofonías 2:3.) Todo el que realmente teme a Jehová es un creyente que se dedica a Dios y simboliza esa dedicación mediante bautizarse. (Hechos 8:13; 18:8.) Y solo los creyentes bautizados tienen el privilegio de acercarse en oración al Rey Eterno en cualquier momento.
‘Orar con espíritu santo’
12. ¿Cuándo puede decirse que uno está “orando con espíritu santo”?
12 Una vez que uno se dedica a Dios y simboliza esto mediante el bautismo, entonces puede ‘orar con espíritu santo’. Con relación a esto Judas escribió: “Pero ustedes, amados, edificándose sobre su santísima fe, y orando con espíritu santo, manténganse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de nuestro Señor Jesucristo con vida eterna en mira”. (Judas 20, 21.) Uno ora con espíritu santo cuando lo hace bajo la influencia del espíritu o fuerza activa de Dios, y en armonía con lo que dice Su Palabra. Las Escrituras, redactadas bajo la inspiración del espíritu de Jehová, nos enseñan a orar y nos dicen qué pedir en oración. Por ejemplo, podemos orar con confianza que Dios nos dé su espíritu santo. (Lucas 11:13.) Cuando oramos con espíritu santo, nuestras oraciones revelan una condición de corazón que Jehová ama.
13. Si oramos con espíritu santo, ¿qué evitaremos, y qué consejo de Jesús pondremos en práctica?
13 Cuando oramos con espíritu santo nuestras oraciones no están repletas de palabras altisonantes. No consisten en fórmulas repetidas de memoria. No, no contienen vanas doxologías (expresiones de alabanza insinceras). Ese tipo de oraciones abunda en la cristiandad y el resto de Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa. Pero los cristianos verdaderos prestan atención a este consejo de Jesús: “Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. [...] Y al orar no repitas palabras inútiles, como hacen los paganos, que se imaginan [equivocadamente] que cuanto más hablen más caso les hará Dios. No sean ustedes como ellos”. (Mateo 6:5-8, Versión Popular.)
14. ¿Qué declaraciones perspicaces han hecho algunos sobre la oración?
14 Además de Jesús y los escritores de la Biblia, otras personas han hecho declaraciones perspicaces respecto a la oración. Por ejemplo, el escritor inglés John Bunyan (1628-1688) dijo: “La oración es un desahogo sincero, sensato y afectuoso del alma ante Dios, mediante Cristo, con la fortaleza y la ayuda del Espíritu, por las cosas que Dios ha prometido”. El ministro puritano Thomas Brooks (1608-1680) señaló: “Dios no considera la oratoria de las oraciones de uno: lo elegantes que sean; ni la geometría de las oraciones de uno: lo largas que sean; ni la aritmética de las oraciones de uno: cuántas sean; ni la lógica de las oraciones de uno: cuán metódicas sean; sino la sinceridad que hay en ellas”. A esos comentarios pudieran añadirse estas palabras de Bunyan: “Al orar es mejor tener un corazón sin palabras que palabras sin corazón”. Pero si somos sinceros y de veras satisfacemos los requisitos divinos, ¿cómo podemos estar seguros de que el Rey de la eternidad oirá nuestras oraciones?
Nunca nos despide
15. En esencia, ¿qué dijo Jesús en Lucas 11:5-8?
15 Jehová Dios nunca cierra los oídos a las oraciones de sus siervos dedicados. Esto lo aclararon las alentadoras palabras de Jesús cuando sus discípulos le pidieron que les enseñara a orar. Él dijo en parte: “¿Quién de ustedes tendrá un amigo e irá a él a medianoche y le dirá: ‘Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío acaba de venir a mí de viaje y no tengo qué poner delante de él’? Y aquel, desde dentro, en respuesta dice: ‘Deja de causarme molestia. La puerta ya está asegurada con cerradura, y mis niñitos están conmigo en la cama; no puedo levantarme y darte nada’. Les digo: Aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, ciertamente por causa de su persistencia atrevida se levantará y le dará cuantas cosas necesite”. (Lucas 11:1, 5-8.) ¿Qué punto comunicaba esta ilustración?
16. Respecto a la oración, ¿qué quería Jesús que hiciéramos?
16 Desde luego, Jesús no quiso decir que Jehová no quiere ayudarnos. Más bien, Cristo quiere que confiemos de lleno en Dios y que lo amemos lo suficiente como para orar sin cesar. Por eso las palabras siguientes de Jesús fueron: “Les digo: Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, y todo el que busca halla, y a todo el que toca se le abrirá”. (Lucas 11:9, 10.) Sin duda, pues, debemos seguir orando cuando experimentamos persecución, aflicción por alguna debilidad personal muy arraigada, o cualquier otra prueba. Jehová siempre está dispuesto a ayudar a sus siervos fieles. Nunca nos dice: “Deja de causarme molestia”.
17, 18. a) ¿Cómo nos animó Jesús a pedir espíritu santo, y qué hace más claras sus palabras? b) ¿Qué comparación hizo Jesús entre los tratos de un padre terrestre y los de Dios?
17 Para que tengamos una relación estrecha con Dios, necesitamos su espíritu santo o fuerza activa. Por consiguiente, Jesús pasó a decir: “Realmente, ¿qué padre hay entre ustedes que, si su hijo pide un pescado, le dará acaso una serpiente en vez de un pescado? ¿O si también pide un huevo, le dará un escorpión? Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!”. (Lucas 11:11-13.) Mateo 7:9-11 menciona dar una piedra en vez de pan. Las palabras de Jesús resultan más claras si comprendemos que el pan de las tierras bíblicas de la antigüedad tenía el tamaño y la forma de una piedra plana y redonda. Algunas serpientes se parecen a ciertos peces, y hay un pequeño escorpión blanco que se parece un poco a un huevo. ¿Qué clase de padre a quien se le pidiera pan, un pescado o un huevo daría a su hijo una piedra, una serpiente o un escorpión?
18 Jesús hizo entonces una comparación entre los tratos de un padre terrestre y los actos de Dios para con los miembros de Su familia de adoradores. Si nosotros, aunque somos más o menos inicuos debido al pecado heredado, damos buenos regalos a nuestros hijos, ¡con cuánta más razón debemos esperar que nuestro Padre celestial dé el magnífico don de su espíritu santo a sus siervos leales que humildemente se lo piden!
19. a) ¿Qué dan a entender las palabras de Jesús registradas en Lucas 11:11-13 y Mateo 7:9-11? b) Si nos dejamos guiar por espíritu santo, ¿cómo consideraremos nuestras pruebas?
19 Las palabras de Jesús dan a entender que debemos pedir a Dios que nos dé más de Su espíritu santo. Si nos dejamos guiar por ese espíritu, no nos ‘quejaremos respecto a nuestra suerte en la vida’ ni consideraremos las pruebas y desilusiones como cosas realmente dañinas para nosotros. (Judas 16.) Es cierto que “el hombre, nacido de mujer, es de vida corta y está harto de agitación”, y muchos no han llegado a ver durante su vida el final de sus problemas ni de sus angustias. (Job 14:1.) Pero nunca consideremos nuestras pruebas como piedras, serpientes ni escorpiones que el Oidor de la oración nos ha dado de alguna manera. Él es la mismísima personificación del amor y no somete a prueba a nadie con cosas malas. Más bien, nos da “toda dádiva buena y todo don perfecto”. Al final lo corregirá todo para bien de cuantos le aman y temen. (Santiago 1:12-17; 1 Juan 4:8.) Los que han andado en la verdad por muchos años saben por experiencia que algunas de sus pruebas más difíciles han redundado —mediante oración y fe— en beneficio suyo, y han aumentado el fruto del espíritu de Dios en su vida. (3 Juan 4.) De hecho, ¿de qué mejor manera pudiéramos aprender a depender de nuestro Padre celestial y recibir ayuda para cultivar el fruto del espíritu: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad y autodominio? (Gálatas 5:22, 23.)
20. ¿Qué efecto deben tener en nosotros las palabras de Jesús anotadas en Lucas 11:5-13?
20 Así que las palabras de Jesús anotadas en Lucas 11:5-13 nos dan una bendita garantía del amor y el cuidado tierno de Jehová. Esto debe hacer que nuestro corazón rebose de la más profunda gratitud y amor. Debe fortalecer nuestra fe y acrecentar nuestro deseo de acudir con frecuencia al escabel del Rey Eterno y dilatarnos en Su presencia, que infunde amor. Además, las palabras de Jesús nos aseguran que nunca se nos hará volver vacíos de delante de Dios. Nuestro Padre celestial se complace muchísimo en que arrojemos nuestras cargas sobre él. (Salmo 55:22; 121:1-3.) Y cuando nosotros, como sus fieles siervos dedicados, le pedimos su espíritu santo, Él nos lo da en abundancia. Él es nuestro Dios amoroso, y podemos tener plena fe en que es el Oidor de nuestras oraciones.
¿Recuerda usted?
◻ ¿Mediante quién tenemos que dirigirnos a Dios en oración, y por qué?
◻ ¿En qué sentido es la oración un privilegio dado sólo a algunos?
◻ ¿Qué significa ‘orar con espíritu santo’?
◻ ¿Cómo puede usted probar con la Biblia que Jehová oye las oraciones de sus fieles Testigos bautizados?
[Ilustración en la página 14]
Tal como los padres humanos dan buenos regalos a sus hijos, Jehová da espíritu santo a los que se lo piden