Belén... ¿símbolo de unidad y amor cristianos?
“BELÉN [...] es una prueba de amor eterno y una lección de humildad” (Maria Teresa Petrozzi, autora del libro Bethlehem [Belén]).
¿Es Belén eso para usted? Es probable que lo sea, pues por toda la Tierra centenares de millones de personas sinceras y amadoras de la paz miran con reverencia hacia Belén, especialmente durante las Navidades. Saben que en esa pequeña ciudad del Oriente Medio nació el “Príncipe de Paz”, Jesucristo. Por siglos muchos peregrinos han viajado allí para visitar y quizás venerar uno de los lugares más sagrados de la cristiandad. Este es la gruta de la Natividad o Navidad, el lugar donde, según la tradición, nació Jesucristo. Se halla en el enorme complejo histórico conocido como la Iglesia de la Natividad. (Isaías 9:6; Mateo 2:1.)
Sin embargo, ¿han servido en realidad esos lugares que tradicionalmente se consideran sagrados como puntos focales de unidad, amor y humildad cristianos? Al considerar la siguiente información, ¿a qué conclusión llega usted?
La escritora católica Maria Teresa Petrozzi comenta lo siguiente en el libro Bethlehem: “Desde el siglo XVI, [Belén] sufrió debido a las peleas enconadas y sangrientas entre los latinos [católicos romanos] y los griegos [creyentes ortodoxos griegos] por la hegemonía en la iglesia de la Natividad”. Aquellas periódicas ‘sangrientas peleas’ por la dominación solían girar en torno a la estrella de plata que se hallaba en la gruta de la Natividad, una cueva debajo de la Iglesia de la Natividad. Se dice que esa estrella señala el lugar mismo donde nació Cristo. En su libro The Church of the Nativity, Bethlehem (La Iglesia de la Natividad, Belén) R. W. Hamilton informa: “Es bien conocido que dos de las cuestiones en la disputa franco-rusa que culminó en la guerra de Crimea se relacionaban con conflicto de opiniones sobre la posesión de las llaves de las puertas principales de la basílica y de la cripta [gruta de la Natividad], y sobre el robo misterioso, una noche de 1847, de la estrella de plata que tenía una inscripción en latín y que estaba empotrada en una losa de mármol debajo del altar de la Natividad”.
Debido a los conflictos constantes que por siglos hubo entre las diferentes confesiones religiosas sobre los derechos a estos lugares, “ahora los derechos de cada confesión se establecen con cuidado. Por ejemplo, de las 53 lámparas que hay en la gruta, a los franciscanos se les conceden 19. Los griegos son dueños del Altar de la Natividad, y a los latinos no se les permite oficiar allí” (Historical Sites in Israel [Lugares históricos de Israel]).
Durante las Navidades, si el ambiente político lo permite, cada comunidad religiosa de la cristiandad representada allí celebra su propia misa de Navidad y conduce una procesión por Belén. El 24 y 25 de diciembre los latinos conducen una procesión y celebran una misa de medianoche en la Iglesia de Santa Catalina, al lado de la Iglesia de la Natividad, la cual comparten ahora las Iglesias Ortodoxa Griega y Armenia. Las Iglesias Ortodoxa Griega, Siria y Copta celebran su misa de Navidad el 6 de enero. La misa de Navidad de la Iglesia Ortodoxa Armenia se celebra el 18 de enero, y a esta sigue una procesión el 19 de enero.
¿Indica esta información que los lugares que tradicionalmente se consideran sagrados en Belén son “una prueba de amor eterno y una lección de humildad”? Además, ¿reflejan la verdad sobre las circunstancias que rodearon el nacimiento de Jesús? Por ejemplo, ¿cuándo nació él? ¿Nació en realidad en lo que ahora es la gruta de la Natividad? Y ¿debería usted o cualquier persona venerar el lugar donde nació Jesús?
[Reconocimiento en la página 3]
Pictorial Archive (Near Eastern History) Est.