Cómo puede afectarle el espíritu de Dios
“EN EL comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua.” (Génesis 1:1, 2, Versión Popular.) En esta declaración bíblica se destaca una manera sobresaliente como toda persona viva se ha beneficiado del espíritu santo. Ese espíritu estaba activo durante la creación, y gracias a su actividad la Tierra llegó a ser un deleitable hogar para la humanidad.
Pero la gente puede recibir muchos otros beneficios del espíritu santo. Un proverbio inspirado dice: “Vuélvanse ante mi censura. Entonces ciertamente haré que para ustedes salga burbujeando mi espíritu; ciertamente les daré a conocer mis palabras”. (Proverbios 1:23.) En nuestros días la colección de las “palabras” de Dios está disponible en la Santa Biblia, que fue escrita por hombres que para ello fueron “llevados por espíritu santo”. (2 Pedro 1:21; Marcos 12:36; 2 Timoteo 3:16.) Cuando la persona mansa lee la Biblia se beneficia del espíritu santo.
El espíritu santo y la obra de predicar
Cuando un testigo de Jehová lo visita a usted en su hogar para hablarle de las buenas nuevas del Reino, el espíritu santo puede afectar su vida de otra manera. ¿Cómo lo sabemos? Pues bien, cuando Jesucristo empezó a predicar las buenas nuevas, aplicó a sí mismo las palabras del profeta Isaías al decir: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres, [...] para predicar el año acepto de Jehová”. (Lucas 4:18, 19; Isaías 61:1, 2.) Sí, Jesús fue ungido por espíritu santo para predicar las buenas nuevas.
Además, Jesús predijo que la predicación de las buenas nuevas continuaría después de su muerte. Profetizó: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:14.) Poco antes de ascender al cielo, Jesús dio esta comisión a sus seguidores: “Vayan [...] y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado”. (Mateo 28:19, 20.) Por lo tanto, después que Cristo ascendió al cielo sus discípulos continuaron efectuando la obra de predicar y enseñar autorizada por espíritu. Los testigos de Jehová de nuestro día imitan a aquellos primeros discípulos cuando predican las buenas nuevas por todo el mundo.
El bautismo y el espíritu santo
Jesús dijo que cuando alguien responde favorablemente a las buenas nuevas debe ser bautizado “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo”. De modo que el espíritu santo afecta de esta otra manera a los nuevos discípulos. La expresión ‘en el nombre de’ en realidad quiere decir “por la autoridad de” o “con reconocimiento de la posición de”a. Por eso, el que uno sea bautizado en el nombre del Padre significa que acepta de lleno la soberanía de Dios en su vida. El bautismo en el nombre del Hijo quiere decir aceptar a Jesús como Redentor, Modelo y Rey. Y el bautismo en el nombre del espíritu santo implica apoyarse en el espíritu y someterse a su poderb.
El espíritu santo en su vida
Lamentablemente, la falta de honradez, la inmoralidad, la violencia y el desafuero usual que se ven en países “cristianos” revelan que la mayoría de los que afirman ser cristianos en realidad resisten el espíritu santo. Pero los que se someten a él reciben muchas bendiciones. En primer lugar, toman en serio lo que leen en la Biblia, que fue inspirada por espíritu, y lo aplican en su vida. Por eso tienen sabiduría, perspicacia, juicio, sagacidad, conocimiento y capacidad de pensar. (Proverbios 1:1-4.) Estos son haberes valiosos en estos tiempos turbulentos.
El espíritu santo también ayuda a esas personas a resolver grandes dificultades. A su pueblo de la antigüedad Dios le mostró cómo podría efectuar una tarea muy difícil. Jehová les dijo que lo harían “no por una fuerza militar, ni por poder, sino por [Su] espíritu”. (Zacarías 4:6.) Si nosotros nos sometemos a Dios y a su espíritu, también recibiremos ayuda que nos permitirá realizar tareas y vencer obstáculos que de otro modo serían demasiado difíciles para nosotros. (Mateo 6:33; Filipenses 4:13.)
Además, el espíritu de Dios nos ayuda a disfrutar de una libertad que el mundo en general no conoce. El apóstol Pablo escribió: “Donde está el espíritu de Jehová, hay libertad”. (2 Corintios 3:17.) Los que se someten al espíritu de Dios se libran de la religión falsa, la superstición, el temor en cuanto al futuro y de muchos otros factores que esclavizan. ¡El espíritu de Dios ciertamente impulsa a hacer lo bueno! Hasta puede transformar a la gente. La Biblia indica esto al decir: “El fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, autodominio. Contra tales cosas no hay ley”. (Gálatas 5:22, 23.) ¡Qué diferente sería este mundo si toda persona se sometiera a la influencia del espíritu de Dios!
Como grupo, los cristianos genuinos también disfrutan de “la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz”. (Efesios 4:3.) La unidad y la paz son cualidades poco comunes hoy día. Pero se manifiestan donde el espíritu de Dios está activo. En realidad, entre los testigos de Jehová el vínculo unidor del espíritu santo ha hecho de personas de toda raza, lenguaje y nacionalidad una verdadera “asociación de hermanos”. (1 Pedro 2:17.)
El espíritu de Dios y usted
¿Ve usted lo provechoso que es tener sabiduría divina y disfrutar de verdadera libertad? ¿No sería excelente tener la ayuda de Dios para resolver dificultades y cultivar amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad y autodominio? Entonces, sométase al poder del espíritu santo de Dios. Pero ¿cómo puede hacerse eso?
Permita que la Palabra de Dios, la Biblia, influya en su mente y su corazón. Asóciese con los que dejan que el espíritu santo influya en su vida. Dé pasos ahora para aprender cuál es la voluntad divina, y entonces hágala. Así, “que el Dios que da esperanza los llene de todo gozo y paz por el creer de ustedes, para que abunden en la esperanza con poder de espíritu santo”. (Romanos 15:13.)
[Notas a pie de página]
a Compárese con la expresión “en nombre de la ley”. Véase también Mateo 10:41 en la Versión Moderna, donde Jesús usó las palabras “en nombre de profeta” y “en nombre de justo”.
b Véase el discurso que Pedro dio a los judíos en el Pentecostés de 33 E.C., cuando explicó muchos aspectos de cómo Jesús y el espíritu santo afectan la vida de los creyentes bautizados. Después de su discurso, 3.000 personas se bautizaron en el nombre del Padre, del Hijo y del espíritu santo. (Hechos 2:14-42.)