La caja de preguntas
● ¿Qué procedimiento debe seguir el presidente de la reunión pública?
El deber del presidente de la reunión pública es impartir al auditorio una cordial bienvenida así como un sentimiento de relajación y dar una continuidad suave a los rasgos del programa. Por lo tanto, debe prepararse de antemano para que sus comentarios sirvan esos propósitos. La brevedad es el factor clave. Después de unas pocas palabras de bienvenida, por lo general se canta un cántico, después de lo cual viene la oración. Usualmente es apropiado que el presidente ofrezca la oración, pero otro hermano pudiera ofrecerla, preferiblemente uno asignado de antemano. (“orS,” págs. 94, 95) Entonces el presidente anuncia el título del discurso y presenta al orador. Puesto que los que asisten saben que esta es una reunión religiosa, en la que un testigo de Jehová, un ministro, será el orador, no sería apropiado presentar al orador como “el señor.” Se acostumbra referirse a él como “hermano ———.” Si es un orador visitante, el presidente pudiera declarar el nombre de la congregación con la cual el orador se asocia. No hay necesidad de declarar sus calificaciones, y especificar por cuánto tiempo el orador hablará. Lo principal es declarar el tema del discurso de modo claro y distinto a fin de que el auditorio lo pueda entender claramente.
Después del discurso los comentarios también deben ser muy breves. El tema del discurso de la semana siguiente pudiera anunciarse, con una invitación a asistir. Si el estudio de “La Atalaya” sigue al discurso, puede anunciarse el tema que va a estudiarse y entonces animar al auditorio a permanecer y a disfrutar del estudio.
Por medio de ser breve e ir al grano los comentarios del presidente no detraerán del orador ni duplicarán la introducción o la conclusión del orador. El auditorio oye lo que vino a oír, es decir, el discurso del orador, y el presidente no hace que la reunión se pase del tiempo.