A todos los cuerpos de ancianos
1 de diciembre de 1975
Estimados hermanos:
Confiamos en que al recibir ésta todos ustedes se encuentren ‘prestando atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios.’ (Hech. 20:28) Estos son tiempos trascendentales y el profundo interés que tenemos por nuestros hermanos y por su bienestar espiritual exige que prestemos muy cuidadosa atención a sus necesidades e intereses.
Podemos estar muy agradecidos de que no nos enfrentamos a una apostasía inminente, como sucedió con los superintendentes cristianos en el día del apóstol Pablo. (Hech. 20:29, 30) Sin embargo, sí nos enfrentamos a aflicciones, pruebas y peligros, y ciertamente éste no es el tiempo para aflojar nuestra vigilancia a favor de todo el rebaño.
El mostrar tal interés es algo que hay que hacer de día en día. Sin embargo, las ocasiones en las que los ancianos de una congregación se reúnen como un cuerpo son tiempos en los que ellos pueden mostrar interés particular en el bienestar de toda la congregación. Por lo tanto, nos gustaría compartir con ustedes algunas sugerencias con respecto a las reuniones de ancianos y en cuanto a cómo estas reuniones pueden ser provechosas para todos y para prosperar la obra de Dios en la Tierra.
Reunión de ancianos durante la visita del superintendente de circuito
Esta reunión especial por lo general se programa como una reunión de ancianos adicional aparte de las reuniones trimestrales, a menos que parezca haber buena razón para combinar las dos. El actual superintendente presidente sirve de presidente, como en las otras reuniones de ancianos.
Al prepararse para esta reunión y al conducirla es bueno tener presente que la visita del superintendente de circuito ofrece una oportunidad especial. Aunque él participa en la reunión como un anciano visitante, su visita tiene un propósito. La actitud correcta para con estos hermanos se expresa en 3 Juan 5-8. Los ancianos que sirven en los circuitos han recibido su nombramiento por medio del cuerpo gobernante para servir en esa capacidad y por lo general tienen mucha experiencia en el servicio de Dios. Por supuesto, al recibir a estos hermanos visitantes, los ancianos deben tener presente el consejo inspirado del apóstol: “En amor fraternal ténganse tierno cariño los unos a los otros. En cuanto a mostrarse honra los unos a los otros lleven la delantera.”—Rom. 12:10.
En vista de esto, la agenda para la reunión en la cual participará el superintendente de circuito debe desarrollarse en torno a las necesidades de la congregación en las que es probable que él pudiera ofrecer más ayuda. Él pasa mucho tiempo en reuniones de esta índole en diferentes congregaciones y esa experiencia puede ser provechosa; quizás pueda suministrar ejemplos útiles y cosas que ha aprendido en otras congregaciones.—Compare con Hechos 13:15; vea Organización, pág. 83.
Así es que, puesto que ésta es una ocasión especial, merece consideración y preparación adicionales. Quizás sea posible que el superintendente presidente y el superintendente de circuito consideren la agenda de la reunión temprano durante la visita. Por supuesto, se insta a todos los ancianos a dar a conocer los puntos que ellos creen que sería bueno incluir entre los asuntos que se considerarán. Una vez que se decidan los asuntos que van a considerarse en la reunión, debe notificarse al entero cuerpo de ancianos a fin de que puedan analizarlos de antemano y estar preparados para contribuir a la consideración. Por supuesto, esto no significa que en la reunión no puedan traerse a discusión nuevos puntos. Los ancianos podrían considerar los asuntos que no necesitan atención inmediata en alguna otra ocasión. Si la reunión de ancianos con el superintendente de circuito puede programarse para el fin de la semana, después que él se haya familiarizado personalmente con las condiciones o “espíritu” de la congregación, pudiera ser más provechosa. (File. 25) Pero las circunstancias locales determinarán el horario.
Durante la reunión el superintendente de circuito debe poder hacer comentarios o preguntas lo mismo que los otros ancianos. Puede que los ancianos de la congregación deseen pedir sus comentarios en cuanto a los puntos que se están considerando. Sería provechoso permitirle que use parte del tiempo de la reunión, tal vez veinte o treinta minutos, para que pueda presentar la información que le parezca necesaria. Quizás crea que deberían repasarse algunos de los asuntos que se consideraron en la reunión de ancianos en la asamblea de circuito (conducida por el superintendente de distrito) y tal repaso pudiera ser muy provechoso.—2 Ped. 1:12, 13.
A menudo el superintendente de circuito, como anciano visitante, puede hacer declaraciones objetivas acerca del espíritu que él nota en la congregación —hasta qué grado la congregación está desplegando paz y unidad— y debe hacerlo espontáneamente. Quizás él pueda contribuir algo que produzca un efecto equilibrador al ofrecer, de las Escrituras y de su propia experiencia, sugerencias con relación a cómo mejorar en cuanto al pastoreo del rebaño, la enseñanza en las reuniones, suministrar mejor dirección a la obra, o ayudar a los individuos en el campo.
Puede que los ancianos estén pensando en recomendar en el futuro a ciertos hermanos como siervos ministeriales o ancianos. Si el cuerpo de ancianos tiene alguna duda en cuanto a si uno de estos hermanos califica o no, ellos pudieran beneficiarse de las declaraciones del superintendente de circuito. O, puede que los ancianos que sirven en el comité judicial tengan algunas preguntas con respecto a problemas, sea que ya se hayan tratado o problemas actuales, en los cuales apreciarían el punto de vista del superintendente de circuito y alguna declaración bíblica.
Para más detalles con respecto a la reunión de ancianos durante la visita del superintendente de circuito, consulten el artículo “La reunión de ancianos durante la visita del superintendente de circuito” en el Ministerio del Reino de enero de 1975 y el artículo “Reciba los beneficios espirituales” del Ministerio del Reino de julio de 1975.
Poco después de la visita del superintendente de circuito su informe debe pasarse a cada uno de los ancianos para que éstos lo lean. Los varios puntos que se declaran en él pueden ser provechosos para los ancianos, los siervos ministeriales y la entera congregación. También pudiera haber información útil que pudiera suministrar la base para las reuniones de servicio especiales que se preparan en la localidad según se sugiere de vez en cuando.
Reuniones trimestrales de ancianos
Al prepararse para las reuniones trimestrales de ancianos, sería provechoso que los ancianos pensaran en el consejo sobre pastoreo que se encuentra en las cartas a Timoteo y Tito y en pasajes como Hechos 20:17-35 y 1 Pedro 5:1-11, teniendo presente su propia congregación y su obra de pastoreo en ella. Los tiempos en que vivimos ahora hacen que sea aún más vital el aplicar este consejo. A modo de ejemplo, consideren los siguientes puntos, cualesquier dos o tres de los cuales pudieran suministrar la base para una consideración espiritual, significativa y práctica:
Los ancianos pudieran considerar el espíritu general de la congregación; hasta qué grado está desplegando los frutos del espíritu de Dios. (Compare con Gálatas 5:22, 23; 6:18; Filipenses 4:23; Filemón 25; 1 Tesalonicenses 5:23.) ¿Se está manifestando amor verdadero por un genuino espíritu de afecto entre los hermanos? ¿Se están fortaleciendo los lazos de amor por medio de la hospitalidad y la amigabilidad, por la ausencia de distinciones de clases y por un espíritu de estar dispuestos a ayudar en casos de necesidad? ¿Pudiera mejorarse esto? ¿Cómo? ¿Hay un espíritu gozoso en la congregación, produciendo un ambiente agradable, libre de tensión? Al mismo tiempo, ¿toman los hermanos la verdad seriamente como un camino y modo de vivir, que envuelve todas sus actividades, no solamente las reuniones o el servicio del campo? Pudieran considerarse sugerencias prácticas en cuanto a cómo tratar con la situación local.—1 Ped. 4:8-10; Hech. 2:46; Sant. 2:1-4, 15, 16.
En cada caso, siempre que haya evidencia de alguna debilidad, los ancianos pueden considerar qué parte ellos mismos desempeñan en el asunto, si es que ellos contribuyen por palabra o ejemplo a la debilidad y qué pueden hacer para contribuir a una mejora. Los ancianos deben “dar el ejemplo” en la aplicación del cristianismo verdadero en la congregación. Deben hablar unánimemente con el Pastor Excelente, y no hacer sus propias “reglas,” pues esto pudiera afectar el gozo de la congregación, produciendo tensión innecesaria.—Juan 10:4, 5; 1 Cor. 1:10; Fili. 2:1-4.
Los ancianos pueden considerar cuán bien familiarizados están con el rebaño a fin de poder tratar con éste de una manera comprensiva y estimuladora. Hoy en día el constante empeoramiento de las condiciones crea muchos problemas y muchos de nuestros hermanos necesitan estímulo. ¿Cuán bien conocen ustedes la condición del rebaño? (Pro. 27:23) ¿Qué hay de los que han comenzado a asociarse recientemente con nosotros? ¿Están familiarizándose los ancianos con ellos y ellos con los ancianos? ¿Se está mostrando la debida consideración a los enfermos, inválidos, a aquellos que tienen cónyuges incrédulos y a los jóvenes de la congregación? ¿Qué puede hacerse para ayudar a éstos de manera práctica y, al mismo tiempo, bondadosa y amorosa? (Sant. 1:27; 1 Tim. 5:9, 10; Pro. 14:21; 28:27; 1 Tes. 5:14) Siguiendo el ejemplo de Pablo en Hechos 20:20, ¿es necesario hacer más visitas a los hogares, no con el propósito de criticar o hallar faltas, sino para animar y fortalecer los lazos de confianza y aprecio mutuos?—Rom. 1:11, 12.
De igual manera, debe darse consideración a las reuniones de la congregación y a cómo éstas, en particular la reunión de servicio, pudieran ser más provechosas y significativas para la congregación local. ¿Pueden desarrollarse las reuniones de un modo más práctico en armonía con las necesidades y condiciones de la localidad? ¿Se está dando consideración a la duración apropiada de las reuniones a fin de no crear dificultades para los que asisten a éstas? ¿Sería especialmente provechoso volver a presentar ciertos temas de discursos públicos, tal vez ‘adaptándolos’ más directamente a las necesidades de la congregación local? ¿Son las presentaciones que se dan desde la plataforma lo suficientemente afectuosas y animadoras? ¿Muestran éstas buen equilibrio y entendimiento de las circunstancias y dificultades de los hermanos? Si existen problemas, ¿qué puede hacerse para que las reuniones sean más espiritualmente enriquecedoras o para ayudar a los que asisten a participar más libremente o de manera más constructiva? ¿Es necesario ayudar con la transportación para que algunos puedan concurrir a las reuniones? ¿Se enfrentan a peligro algunos al asistir a las reuniones? ¿Cómo pudiera ayudarse a éstos?
En cuanto a la obra de predicación y enseñanza en el campo, el superintendente del campo, por supuesto, debe dar su atención regular a esto, esforzándose por ver que los arreglos que se hacen sean verdaderamente útiles para todos los que desean participar, tanto durante la semana como durante los fines de semana. Puede que él desee considerar con el cuerpo de ancianos ciertos puntos en los que necesita su cooperación en particular o en los que apreciaría recibir las sugerencias de ellos. Los ancianos pueden considerar cuál sería la mejor manera de equilibrar sus responsabilidades de pastoreo con su participación personal en el esparcimiento de las buenas nuevas en el campo. ¿Son ellos ejemplos para el rebaño en el servicio del campo? (Fili. 3:17; 1 Ped. 5:3) ¿Qué ayuda se está suministrando a los nuevos para que progresen bien al comunicar la palabra de vida a otros? ¿Se les está invitando a acompañar a otros en la actividad de hacer revisitas y conducir estudios bíblicos a fin de que puedan aprender a ser maestros eficaces de la verdad bíblica?
¿Cómo puede animarse a más personas a participar en el servicio de precursor temporero o regular? ¿Pueden los que ahora sirven de precursores ayudar a más hermanos a participar en el servicio durante la semana o en ocasiones en las que los ancianos no puedan hacerlo? ¿Cuánto estímulo están dando los ancianos a los que ahora sirven de precursores? ¿Están ustedes al tanto de cualquier problema que quizás ellos tengan?
¿Cuán bien se está llevando el mensaje a la gente en el territorio y hasta qué grado están los hermanos esparciendo la palabra de vida en cada oportunidad, a parientes, amigos, conocidos, compañeros de trabajo, y a los extraños con quienes se encuentran diariamente? El superintendente de circuito pasa mucho tiempo en el servicio del campo y quizás pueda darles sugerencias útiles para ayudarlos en muchos de estos asuntos.
La limpieza moral en la congregación es otro tema vital que se podría considerar. El comité judicial quizás sepa de circunstancias que podrían informar al resto del cuerpo de ancianos, a fin de que sepan cuál es la mejor manera de cooperar para proteger la salud espiritual de la congregación, y también para ayudar a los miembros individuales que están débiles. (Información de naturaleza confidencial debe mantenerse como tal y no debe pasarse a otros que no pertenecen al cuerpo de ancianos.)
Es posible que se hayan puesto de manifiesto ciertas tendencias que necesitan atención, tal vez debido a que amenacen con infiltrar mundanalidad, como en el caso de ciertos estilos extremados de ropa, entretenimiento y cosas similares. Puede considerarse la necesidad de tener un punto de vista equilibrado. Los ancianos no deben tratar de actuar como ‘policías’ en la vida privada de los hermanos, sino que deben permitir el ejercicio de la conciencia personal. Al mismo tiempo, como pastores amorosos deben estar alerta para ver los peligros verdaderos y enfrentarse a éstos. La manera de tratar con estas tendencias que parecen constituir un peligro verdadero no es por medio de imponer reglas o prohibiciones arbitrarias, sino más bien por medio de la “enseñanza sana” que ayuda a los hermanos a estar alerta al peligro de llegar a extremos. Animen a tener una actitud equilibrada en todas las cosas, inculcando en los hermanos los beneficios de salvaguardarse a sí mismo y a otros de caer en prácticas inmorales, evitando hacerse una causa de tropiezo para otros.—Rom. 14:19; 1 Cor. 8:9-13; 10:23, 24, 31-33; 1 Tes. 4:3-6; Tito 1:9; 2:1-8.
Las instrucciones de Pablo en 2 Timoteo 2:2 aplican a los ancianos al ayudar a otros hombres de la congregación a calificar para responsabilidades de servicio. ¿Cómo puede darse esta ayuda a algunos hermanos y cuánto se está haciendo con miras a progreso futuro? El ‘hacer esfuerzos’ no es sencillamente un asunto de expresar un deseo de servir en una de esas posiciones, sino que se manifiesta en el desarrollo personal de las excelentes cualidades que lo hacen a uno útil a otros, servicial.
Pueden considerarse las maneras en que pudiera usarse mejor a los siervos ministeriales, asegurándose de que las habilidades de cada uno se usen hasta el grado posible, ayudándolos también a continuar desarrollándose.
En La Atalaya y otras publicaciones han salido varios artículos con temas que están directamente relacionados con la obra de los superintendentes, y otros que se relacionan indirectamente, como los que tienen que ver con la misericordia, el arrepentimiento y temas semejantes. Cualquiera de éstos pudiera suministrar material para una consideración valiosa y pudiera ser provechoso el repasarlo y aplicarlo en casos en que sea apropiado y el tiempo lo permita.
Además de todas estas cosas, puede que haya asuntos que no son de una naturaleza tan directamente espiritual que necesiten atención, tal como la necesidad de cuidar y proteger más apropiadamente el Salón del Reino y la propiedad, o la literatura que se necesitará en el futuro.
Hay por lo tanto muchos, muchos puntos que pudieran considerarse. Necesariamente los ancianos tienen que elegir cuáles considerarán en cualquier reunión en particular, basando su selección en las necesidades actuales de su congregación. Esto también evitará que las reuniones sean innecesariamente largas. Otros asuntos que ellos podrían tratar provechosamente como un cuerpo podrían considerarse brevemente en ocasiones que no impidan el que den atención apropiada al rebaño o su participación personal en predicar las buenas nuevas.
Cualquier cosa que se decida en estas reuniones de ancianos que requiera acción adicional debe efectuarse tan pronto como sea posible. Poco se logrará con hablar si no se pone por obra lo decidido, y debemos ser “hacedores de la palabra, y no solamente oidores.” (Sant. 1:22-25; 1 Juan 3:18) Por lo tanto, si ciertos asuntos están comprendidos, por ejemplo, en la responsabilidad del superintendente del campo o el superintendente de estudios bíblicos, tal como se bosqueja en el libro Organización, cada uno usará su propia iniciativa para dar atención inmediata a la situación. Por supuesto, ciertas cosas exigen el esfuerzo en conjunto de todos los miembros del cuerpo de ancianos, como el visitar a los hermanos en sus hogares, mejorar la calidad de las reuniones o tomar la delantera en el campo. Pero en otros detalles el cuerpo de ancianos pudiera asignar a ciertos ancianos para atenderlos. En tales casos, debería entenderse definitivamente quién se encargará de efectuar la obra. El superintendente presidente se mantendrá informado del progreso que se está haciendo asegurándose de que estos asuntos se traten apropiadamente. De esta manera las reuniones resultarán, no simplemente en muchas palabras, sino en logro verdadero para el bien de todos.—Pro. 15:22.
Apreciamos la seria responsabilidad que ustedes, hermanos, tienen y oramos porque “el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento; para que se aseguren de las cosas más importantes,” a medida que sirven al rebaño. Nunca olviden el poder de la Palabra de Dios y su espíritu y, por medio de su enseñanza sana, dejen que éstos, en vez de la imposición de algunas reglas arbitrarias, sean la fuerza que impulse al rebaño a actividad celosa y a un vivir justo. De esta manera todos ustedes estarán “llenos de fruto justo, que es por medio de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios.”—Fili. 1:9-11.
Manténganse alerta a las necesidades del rebaño y continúen pastoreando con discernimiento, entendimiento y bondad. Cuando les visite su superintendente de circuito, puede que él discierna asuntos que afectan la espiritualidad del rebaño que los otros ancianos no han discernido cabalmente; o quizás él pueda ser de gran ayuda a los ancianos en obtener un entendimiento claro de ciertos problemas. Estamos seguros de que ustedes, ancianos, evaluarán apropiadamente la ayuda bondadosa que él puede darles y la usarán bien, como uno de los hombres que el Cabeza, Cristo Jesús, contribuye a la congregación para el servicio y provecho de ésta.—Efe. 4:11-16.
Cuenten con nuestro afectuoso amor y mejores deseos a medida que ustedes continúan leales, cuidando fielmente del rebaño de Dios.
CUERPO GOBERNANTE DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ