¿Estamos trabajando como familia hacia metas espirituales?
1 Como pueblo dedicado nuestra meta es servir a Jehová fielmente. También esperamos con anhelo recibir el galardón de la vida eterna. Por supuesto, no nos interesamos solamente en nuestra propia fidelidad y salvación. Queremos ayudar a otros a alcanzar estas metas, y en especial queremos ayudar a nuestra propia familia. (Juan 1:40, 41; 1 Tim. 5:8.)
2 Así como se escala una montaña paso a paso, también, en nuestro derrotero cristiano podemos progresar paso a paso. Con ese fin nos fijamos metas espirituales. Esto no se limita a personas por sí solas. Las familias también pueden tener metas espirituales en lo que toca a las reuniones, el servicio del campo y el estudio de familia. ¿Se puede mejorar en algunos asuntos? ¿Puede ayudarse a ciertos miembros de la familia a alcanzar la meta del servicio de tiempo completo? El que la familia converse sobre el asunto puede ayudar a que se logren las metas que se hayan fijado. Una vez se hayan alcanzado estas metas teocráticas, pueden fijarse otras. Así, paso a paso, puede progresarse en cuanto a lo espiritual.
LAS REUNIONES
3 Algunas familias quizás tengan que fijarse la meta de llegar a tiempo a las reuniones. Esto puede ser un verdadero desafío para las familias grandes, para aquellas cuyos miembros tienen un horario de empleo inconveniente, o para las que experimentan problemas de transportación. Se exige cooperación y buena organización.
4 Otra meta práctica que la familia puede tener en cuenta es la de comentar en las reuniones. Algunos miembros de la familia tal vez prefieran leer un comentario corto. Sin embargo, el hacer comentarios breves y específicos en las propias palabras de uno denota progreso espiritual y es remunerador. Los miembros de la familia pueden ayudarse los unos a los otros a preparar sus comentarios. También pueden ayudarse a adelantar en la Escuela del Ministerio Teocrático. Quizás esto incluya escuchar a los más jóvenes de la familia mientras ensayan sus asignaciones, mostrarles cómo utilizar un bosquejo, corregir su pronunciación de ciertas palabras, y así sucesivamente. La meta de hacerse un buen maestro o un excelente lector público es digna de esfuerzo diligente. (1 Tim. 4:13.)
EL SERVICIO DEL CAMPO
5 A algunas familias les es preciso esforzarse por ser regulares en el servicio del campo. ¿Toma parte en el servicio del campo toda la familia el primer domingo de cada mes? ¿Qué hay de la meta de ayudar a los miembros de la familia a que aprendan el Tema de Conversación actual o una nueva presentación para las revistas? También hay la meta de iniciar un estudio bíblico en el hogar de alguna persona. O quizás el objetivo sea llegar a conducir con más regularidad un estudio bíblico ya establecido.
ESTUDIO EN EL CÍRCULO FAMILIAR
6 Para algunas familias puede que sea un verdadero desafío adherirse fielmente a un horario para estudiar como familia. A veces, quizás sea necesario fijar otro tiempo para el estudio. Pero esto debería ser la excepción. Otra meta excelente es leer regularmente la asignación de la lectura semanal de la Biblia, tal vez hasta incluirla en el estudio familiar. A la mayoría de las personas, la lectura misma de la información que se asigna para la semana solo les toma unos 20 o 25 minutos. Puede aumentar nuestro conocimiento de las Escrituras, y hace más interesante el repaso de los puntos sobresalientes de la lectura de la Biblia cada semana.
7 Hay muchas otras metas que los publicadores individuales y las familias pueden fijarse para sí mismos. Por ejemplo, ¿qué hay de hacer un esfuerzo como familia para participar en el servicio de precursor auxiliar este verano? Además, mediante buena organización y cooperación, ¿puede la familia prestar apoyo a, por lo menos, un miembro de ella para que sea precursor regular? También hay la meta de llegar a ser siervo ministerial o anciano. Puede que los hermanos jóvenes tengan como objetivo el servicio en Betel. Estas metas son alcanzables, pero exigen diligencia y mucho esfuerzo. A medida que nos esforcemos diligentemente por alcanzar nuestras metas personales y como familia, la calidad de nuestro servicio a Jehová mejorará, todo para la honra y la gloria de él. (Sal. 96:7, 8.)