Jehová ayuda a quienes confían en él
1 Muchas personas consideran que el dinero, el poder y el talento son las claves del éxito (Sal. 12:4; 33:16, 17; 49:6). Sin embargo, a quienes temen a Jehová y confían en él la Biblia les garantiza que “él es la ayuda de ellos y el escudo de ellos” (Sal. 115:11). Examinemos dos ámbitos en donde se requiere demostrar confianza en Jehová.
2 El ministerio cristiano. Siempre que enseñemos, sea en la congregación o en el ministerio del campo, debemos confiar en Dios. Jesús es un buen ejemplo a este respecto. Aunque era el Hijo de Dios, no depositó su confianza en su propia sabiduría ni en sus capacidades, sino que confió plenamente en su Padre celestial (Juan 12:49; 14:10). ¡Con cuánta más razón debemos nosotros hacer lo mismo! (Pro. 3:5-7.) Solo con la bendición de Jehová podrán nuestros limitados esfuerzos honrarlo a él y beneficiar a los demás (Sal. 127:1, 2).
3 Manifestamos nuestra confianza en Jehová pidiendo en oración su guía y la ayuda de su espíritu santo (Sal. 105:4; Luc. 11:13). También demostramos que confiamos en él basando nuestra enseñanza en su Palabra, la Biblia, que tiene el poder de llegar al corazón y transformar vidas (Heb. 4:12). Cuando ministramos “como dependiendo de la fuerza que Dios suministra”, damos gloria a Jehová (1 Ped. 4:11).
4 Frente a los problemas. Debemos asimismo buscar la ayuda de Jehová al enfrentarnos a presiones y problemas (Sal. 46:1). Es posible, por ejemplo, que nuestro jefe dude en permitir que nos ausentemos para ir a una asamblea, o que nuestra familia se encuentre en una situación difícil. Demostramos que confiamos en Jehová cuando le oramos de todo corazón y seguimos la guía que nos da mediante su Palabra y su organización (Sal. 62:8; 119:143, 173). Los siervos de Jehová que así lo hacen perciben cómo él los ayuda en la vida (Sal. 37:5; 118:13, 16).
5 Dios mismo nos asegura: “Bendito es el hombre físicamente capacitado que confía en Jehová, y cuya confianza Jehová ha llegado a ser” (Jer. 17:7). Por lo tanto, demostremos nuestra confianza en él en todas nuestras obras (Sal. 146:5).