Cómo ayudar a los hijos de “los residentes forasteros”
“No tengo mayor causa de sentir agradecimiento que estas cosas: que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad” (3 JUAN 4).
1, 2. a) ¿Qué problema tienen muchos hijos de familias inmigrantes? b) ¿Qué preguntas se analizarán en este artículo?
UN Testigo llamado Joshua dice: “Mis padres eran inmigrantes, y desde pequeño yo hablaba su idioma en casa y en la congregación”. Pero cuando Joshua comenzó a ir a la escuela, empezó a gustarle más hablar en el idioma local. Él añade: “Después de unos años, el cambio fue completo: no entendía las reuniones y no me identificaba con la cultura de mis padres”. El caso de Joshua es muy común.
2 Hoy día, más de 240 millones de personas viven fuera del país donde nacieron. Si usted es un padre inmigrante, ¿cómo puede ayudar a sus hijos a amar a Jehová y a seguir “andando en la verdad”? (3 Juan 4). ¿Y cómo pueden ayudarlos otros miembros de la congregación?
PADRES, DEN UN BUEN EJEMPLO
3, 4. a) ¿Cómo pueden los padres darles un buen ejemplo a sus hijos? b) ¿Qué no deben esperar los padres de sus hijos?
3 Padres, si quieren que sus hijos sean buenos amigos de Jehová y vivan para siempre, es muy importante que les den un buen ejemplo. Si sus hijos ven que ustedes buscan “primero el reino”, aprenderán a confiar en que Jehová les dará lo necesario para cada día (Mateo 6:33, 34). En vez de buscar cada vez más cosas materiales, pongan el servicio a Jehová en primer lugar. Lleven una vida sencilla y traten de no endeudarse. Y en lugar de intentar conseguir mucho dinero y “la gloria de los hombres”, esfuércense por tener un “tesoro en el cielo”, es decir, la aprobación de Jehová (Juan 12:43; lea Marcos 10:21, 22).
4 Nunca lleguen a estar tan ocupados que no tengan tiempo para sus hijos. Díganles que están orgullosos de ellos cuando deciden poner primero a Jehová y no se centran en buscar prestigio o dinero para ellos o para ustedes. No cometan el error de pensar que los hijos deben trabajar para darles a los padres una vida cómoda. Recuerden que “los hijos no deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos” (2 Corintios 12:14).
PADRES, TRATEN DE VENCER EL OBSTÁCULO DEL IDIOMA
5. ¿Por qué deben los padres hablarles a menudo a sus hijos de Jehová?
5 Como predijo la Biblia, personas “de todos los lenguajes de las naciones” están entrando en la organización de Jehová (Zacarías 8:23). Padres, si sus hijos no entienden bien el idioma que ustedes hablan, se les hará difícil enseñarles la verdad. Ellos son los estudiantes de la Biblia más importantes que ustedes pueden tener, y la vida eterna de ellos depende de que lleguen a conocer a Jehová (Juan 17:3). Por eso ustedes deben hablarles a menudo de lo que Jehová enseña (lea Deuteronomio 6:6, 7).
6. ¿Cuáles son las ventajas de que los hijos aprendan el idioma de los padres? (Vea la foto del principio del artículo).
6 Es muy probable que sus hijos aprendan el idioma local cuando estén en la escuela o con otras personas. Pero solo aprenderán el idioma que ustedes hablan si ustedes tienen la costumbre de conversar con ellos. Si lo aprenden, les resultará más fácil conversar con ustedes y contarles cómo se sienten. Pero habrá otras ventajas. Hablar más de un idioma desarrollará la capacidad de pensar de sus hijos y los ayudará a entender cómo piensan otras personas. Además, les dará la oportunidad de hacer más en la predicación. Carolina, que es hija de inmigrantes, dice: “Estar en una congregación de habla extranjera ha sido divertido. Y me encanta ayudar donde hay más necesidad”.
7. ¿Qué pueden hacer los padres si el idioma es un obstáculo en la familia?
7 Poco a poco, los hijos de inmigrantes van absorbiendo la cultura y el idioma del lugar donde viven. Por eso puede que algunos de ellos ya no quieran o incluso no sepan hablar el idioma de sus padres. Si este es el caso de sus hijos, ¿podrían ustedes aprender a comunicarse aunque sea un poco en el idioma del lugar? Será más fácil que ayuden a sus hijos a ser cristianos si saben de qué hablan con otros, con qué se entretienen y cómo les va con las tareas escolares. También podrán ayudarlos mejor si pueden hablar con sus profesores. Es cierto que aprender un nuevo idioma exige tiempo, esfuerzo y humildad. Pero vale la pena hacerlo. Piensen en esto. Si su hijo se quedara sordo, ¿verdad que tratarían de aprender lenguaje de señas para comunicarse con él? Pues bien, si su hijo se comunica mejor en otro idioma, ¿no creen que él merece la misma consideración?a (Vea la nota).
8. ¿Cómo pueden ayudar a sus hijos los padres que no hablan bien el idioma local?
8 Para algunos padres inmigrantes puede ser muy difícil comunicarse bien en el nuevo idioma de sus hijos. Quizás por eso les cueste ayudar a sus hijos a entender “los santos escritos” (2 Timoteo 3:15). Puede que esta sea su situación. Aun así, pueden ayudar a sus hijos a conocer y amar a Jehová. Un anciano llamado Shan dice: “Mamá, que nos crió sola, no dominaba el idioma que entendíamos mejor mis hermanas y yo, y nosotros no hablábamos muy bien el suyo. Pero verla estudiar, orar y esforzarse todo lo posible para dirigir semanalmente la adoración en familia nos hizo comprender que era muy importante llegar a conocer a Jehová”.
9. ¿Qué pueden hacer los padres para ayudar a los hijos que necesiten estudiar en dos idiomas?
9 Algunos niños quizás necesiten aprender sobre Jehová en dos idiomas. ¿Por qué? Porque hablan un idioma en la escuela y otro en la casa. Por esta razón, algunos padres usan publicaciones, grabaciones y videos en los dos idiomas. Sin duda, los padres inmigrantes deben esforzarse más a fin de ayudar a sus hijos a ser buenos amigos de Jehová.
¿A QUÉ CONGREGACIÓN DEBEN ASISTIR?
10. a) ¿Quién tiene que decidir a qué congregación asistirá la familia? b) ¿Qué debe hacer el cabeza de familia antes de tomar una decisión?
10 Si “los residentes forasteros” viven lejos de otros Testigos que hablan su mismo idioma, tienen que asistir a una congregación en la que se habla el idioma local (Salmo 146:9). Pero si hay una congregación cerca en la que se habla su lengua materna, el cabeza de familia debe decidir cuál es la congregación que más le conviene a su familia. Pero antes de tomar una decisión, debe analizar con cuidado la situación y pedirle a Jehová que lo guíe. Además, debe hablar con su esposa y con sus hijos (1 Corintios 11:3). ¿Qué cosas debe tener en cuenta? ¿Qué principios bíblicos pueden ayudarlo a tomar una decisión?
El cabeza de familia debe decidir cuál es la congregación que más le conviene a su familia
11, 12. a) ¿Cuánto influye el idioma en lo que el niño aprende en las reuniones? b) ¿Por qué algunos niños no quieren aprender el idioma de los padres?
11 Los padres deben tener en cuenta lo que sus hijos de verdad necesitan. Para que los niños entiendan bien las verdades bíblicas, no basta con las pocas horas de enseñanza que reciben cada semana en las reuniones. Pero si asisten a las reuniones en el idioma que mejor entienden, es probable que aprendan solo por el hecho de estar presentes. Quizás aprendan más de lo que los padres se imaginan. Es muy difícil que los niños aprendan si no entienden lo que se dice en las reuniones (lea 1 Corintios 14:9, 11). El idioma materno del niño no tiene por qué seguir siendo el idioma en el que exprese lo que piensa y siente. De hecho, algunos niños aprenden a dar respuestas en las reuniones, hacer demostraciones o dar discursos en el idioma de sus padres, pero no expresan lo que en realidad piensan y sienten.
12 El idioma no es lo único que influye en la personalidad y la forma de pensar de los niños. Esto fue lo que le pasó a Joshua, mencionado antes. Su hermana, Esther, dice: “Para los niños, el idioma, la cultura y la religión de sus padres son inseparables”. Si los niños no se sienten identificados con la cultura de sus padres, puede que tampoco quieran aprender su idioma ni aceptar su religión. ¿Qué pueden hacer los padres en este caso?
13, 14. a) ¿Por qué se cambiaron unos padres inmigrantes y su familia a una congregación donde se hablaba el idioma local? b) ¿Qué hicieron estos padres para mantener fuerte su amistad con Jehová?
13 Los padres cristianos deben poner las necesidades de sus hijos antes que sus propias preferencias (1 Corintios 10:24). Samuel, el padre de Joshua y Esther, dice que su esposa y él observaron en qué idioma le llegaba la verdad al corazón de sus hijos. Además, le pidieron a Jehová que les diera sabiduría. La respuesta a su oración no fue lo que a ellos más les convenía. Hablando de sus hijos, Samuel dice: “Cuando vimos que no sacaban mucho provecho de las reuniones en nuestro idioma, decidimos cambiar de congregación. Íbamos juntos a las reuniones y solíamos predicar con ellos. Además, invitábamos a los hermanos a comer y a ir de excursión. Todo esto contribuyó a que nuestros hijos conocieran mejor a los hermanos y vieran a Jehová no solo como su Dios, sino como su Padre y Amigo. Nos parecía que eso era mucho más importante que el que dominaran nuestro idioma”.
14 Samuel dice que para mantenerse fuertes en sentido espiritual, su esposa y él también iban a las reuniones en su idioma. Él añade: “Teníamos muchas cosas que hacer y estábamos cansados. Pero Jehová bendijo nuestros esfuerzos y sacrificios, por lo que le damos las gracias. Nuestros tres hijos le sirven a tiempo completo”.
QUÉ PUEDEN HACER LOS JÓVENES
15. ¿Por qué pensó una hermana que podía servir mejor en una congregación donde se hablaba el idioma local?
15 Cuando los hijos crecen, quizás se den cuenta de que pueden servirle mejor a Jehová en una congregación que use el idioma que ellos entienden mejor. Si esto pasa, los padres no deben pensar que sus hijos los están rechazando a ellos. Una hermana llamada Kristina recuerda: “Entendía más o menos el idioma de mis padres, pero me costaba mucho comprender lo que se decía en las reuniones. A los 12 años, asistí a una asamblea en el idioma de la escuela. Por primera vez me di cuenta de que estaba escuchando la verdad. Otro momento decisivo fue cuando empecé a orar en el idioma que hablaba en la escuela. ¡Por fin me dirigía a Jehová desde el corazón!” (Hechos 2:11, 41). Cuando Kristina cumplió 18 años, habló con sus padres y decidió cambiarse a una congregación donde se hablaba el idioma local. Ella dice: “Aprender de Jehová en el idioma de la escuela me motivó a actuar”. Poco tiempo después, Kristina se hizo precursora regular, algo que la hace muy feliz.
16. ¿Por qué se alegra Nadia de haberse quedado en una congregación de habla extranjera?
16 Joven, ¿preferirías estar en una congregación donde se habla el idioma local? Si así es, pregúntate por qué. ¿Te gustaría cambiarte a esa congregación porque eso te ayudaría a fortalecer tu amistad con Jehová? (Santiago 4:8). ¿O te gustaría cambiarte porque no quieres que tus padres vigilen todo lo que haces o porque no quieres hacer ningún esfuerzo en la congregación? Mira lo que dice Nadia, que ahora sirve en Betel: “Cuando mis hermanas, mi hermano y yo éramos adolescentes, quisimos cambiarnos a la congregación del idioma local”. Pero sus padres sabían que ese cambio no beneficiaría la amistad de sus hijos con Jehová. Nadia reconoce: “Ahora les agradecemos que se esforzaran tanto por enseñarnos su idioma y que nos hicieran quedarnos en la congregación extranjera. Eso enriqueció nuestra vida y nos dio más oportunidades de ayudar a otras personas a conocer a Jehová”.
CÓMO PUEDEN AYUDAR OTROS HERMANOS
17. a) ¿A quiénes les ha dado Jehová la responsabilidad de educar a los hijos? b) ¿Qué pueden hacer los padres si necesitan ayuda para enseñarles la verdad a sus hijos?
17 Jehová les ha dado a los padres la responsabilidad de enseñarles a sus hijos la verdad. No les ha dado esta responsabilidad ni a los abuelos ni a otras personas (lea Proverbios 1:8 y 31:10, 27, 28). Pero quizás los padres que no conocen el idioma local necesiten ayuda para llegar al corazón de sus hijos. Cuando estos padres piden ayuda, no lo hacen para librarse de la responsabilidad de educar a sus hijos. Más bien, piden ayuda para seguir educándolos “en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efesios 6:4). Por ejemplo, podrían pedirles ideas a los ancianos de la congregación para su adoración en familia. También podrían pedirles que los ayuden a encontrar buenos amigos para sus hijos.
18, 19. a) ¿Cómo pueden ayudar otros cristianos a los jóvenes? b) ¿Qué deben seguir haciendo los padres?
18 Para ayudar a sus hijos, los padres pueden invitar de vez en cuando a otras familias para que los acompañen en la adoración en familia. Muchos jóvenes aprenden cosas buenas cuando salen a predicar con otros hermanos y cuando hacen cosas con ellos (Proverbios 27:17). Shan, mencionado antes, dice: “Recuerdo bien a los hermanos que estuvieron muy pendientes de mí. Siempre que me ayudaban a preparar las asignaciones, aprendía más cosas. Y me encantaba lo que hacíamos en grupo para divertirnos”.
19 Claro, los hermanos que ayuden a los padres siempre deben animar a los hijos a respetar a sus padres. ¿Cómo pueden hacerlo? Hablando bien de ellos y respetando la responsabilidad que estos tienen de educar a sus hijos. Y cuando estén con los hijos de esas familias, deben evitar cualquier conducta o situación que pueda parecerle indecente a alguien de dentro o de fuera de la congregación (1 Pedro 2:12). Aunque los padres pueden pedir ayuda a otros, siguen siendo los responsables de enseñarles la verdad a sus hijos. Deben supervisar la ayuda que otros hermanos le den a la familia.
20. ¿Cómo pueden los padres ayudar a sus hijos a llegar a ser siervos fieles de Jehová?
20 Padres, pídanle a Jehová que los ayude y sigan esforzándose todo lo que puedan (lea 2 Crónicas 15:7). Den más importancia a la amistad de sus hijos con Jehová que a sus propios intereses. Hagan todo lo posible por asegurarse de que la Palabra de Dios llegue al corazón de sus hijos. Confíen en que sus hijos pueden llegar a ser siervos de Jehová. Cuando ellos hagan lo que dice la Biblia y sigan su buen ejemplo, ustedes se sentirán como el apóstol Juan. Hablando de sus hijos espirituales, él dijo: “No tengo mayor causa de sentir agradecimiento que estas cosas: que oiga yo que mis hijos siguen andando en la verdad” (3 Juan 4).
a Vea el artículo “Usted puede aprender otro idioma”, de ¡Despertad! de marzo de 2007, páginas 10 a 12.