18 ¡Oh, Dios mío, inclina tu oído y escucha! Abre tus ojos y mira nuestra desolación y la ciudad que lleva tu nombre; porque no te suplicamos debido a nuestros actos justos, sino debido a tu gran misericordia.+
18 ¡Oh, Dios mío, inclina tu oído y escucha! Abre tus ojos y mira nuestra desolación y la ciudad que lleva tu nombre; porque no te suplicamos debido a nuestros actos justos, sino debido a tu gran misericordia.+