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Notas de estudio de 1 Corintios. Capítulo 12La Biblia. Traducción del Nuevo Mundo (edición de estudio)
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el de hacer milagros. O “el de hacer obras poderosas”. Lit. “operaciones de poderes”. Parece que Pablo está hablando aquí de un amplio grupo de obras sobrenaturales. Tal vez incluyera cosas como resucitar muertos, expulsar demonios o incluso dejar ciegos a los enemigos. Estas obras causaban una profunda impresión en las personas que las veían y muchas veces las llevaban a unirse a la congregación cristiana (Hch 9:40, 42; 13:8-12; 19:11, 12, 20).
el de profetizar. En cierto sentido, todos los cristianos profetizaban cuando hablaban del cumplimiento de las profecías de la Palabra de Dios (Hch 2:17, 18; ver las notas de estudio de Hch 2:17; 21:9 y el glosario, profecía y profeta). Sin embargo, las personas que tenían el don milagroso mencionado en este versículo también podían predecir el futuro. Por ejemplo, Ágabo profetizó por inspiración que habría una época de mucha hambre y que Pablo acabaría preso debido a la persecución de los judíos (Hch 11:27, 28; 21:10, 11). Este don contribuyó mucho a fortalecer a las congregaciones (1Co 14:3-5, 24, 25).
el de reconocer los mensajes inspirados. Esta frase (lit. “discernimientos de espíritus”) se refiere a un don milagroso que daba una comprensión especial de los mensajes inspirados. Este don probablemente permitía distinguir si un mensaje había sido inspirado por Dios o venía de otra fuente. Esta capacidad tuvo que ser muy útil para proteger de los falsos profetas a la congregación (2Co 11:3, 4; 1Jn 4:1). También debió de ayudar a los apóstoles y ancianos de Jerusalén a determinar qué partes de la Ley seguían siendo “cosas necesarias” que los cristianos tenían que obedecer (Hch 15:19, 20, 28, 29). Además, este don ayudaba a los cristianos a reconocer qué cartas y escritos debían circular entre las congregaciones y cuáles formarían parte del canon de la Biblia. Por ejemplo, el apóstol Pedro indicó que algunas de las cartas de Pablo eran parte de las Escrituras inspiradas cuando dijo: “Los ignorantes y los inestables tuercen [las cartas de Pablo], al igual que hacen con el resto de las Escrituras” (2Pe 3:16). Podemos estar seguros de que el espíritu santo guio la selección de los libros que forman parte de la Biblia. Y sin duda lo hizo mediante hermanos que tenían este don (2Ti 3:16). Ver glosario, canon bíblico y espíritu.
el de hablar en diferentes lenguas. Este don divino permitía que el cristiano transmitiera las buenas noticias del Reino de Dios en un idioma que desconocía. Gracias a esta capacidad, se pudieron proclamar “las cosas magníficas de Dios” a muchos extranjeros que estaban de visita en Jerusalén para la Fiesta de Pentecostés, en el año 33 de nuestra era (Hch 2:1-12). Tiempo después, Pablo les recordó a los corintios que debían usar este don de manera ordenada. Tenían que asegurarse de que los que hablaran en lenguas lo hicieran por turnos y que después alguien interpretara lo que decían (1Co 14:4, 5, 9, 27).
lenguas. O “idiomas”. Ver la nota de estudio de Hch 2:4.
el de interpretar lenguas. El cristiano o la cristiana que recibía este don era capaz de interpretar un mensaje pronunciado en un idioma que desconocía. Esta capacidad milagrosa era muy útil cuando alguien hablaba en lenguas en la congregación, ya que sus palabras de ánimo solo beneficiaban a quienes entendían lo que decía. Por eso, Pablo indicó que los que hablaban en lenguas debían quedarse callados si no había nadie que los interpretara. Gracias a los intérpretes, la congregación entera podría entender el mensaje y recibir ánimo (1Co 14:27, 28).
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