Nota
c El toro salvaje al que se hace referencia en la Biblia era probablemente el aurochs (latín, urus). Hace dos mil años, estos animales se encontraban en la Galia (ahora Francia), y Julio César escribió lo siguiente sobre ellos: “Los uros [...] son de una talla un poco por debajo de la del elefante, con el aspecto, color y forma de un toro. Grande es su fuerza y velocidad, y no perdonan a hombre o animal a quienes han visto”.