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“No por una fuerza militar, ni por poder, sino”...El Paraíso restaurado a la humanidad... ¡por la Teocracia!
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2:34-36; 7:56) En esta posición puede ser el conducto de un abastecimiento constante del espíritu del Señor Dios al “candelabro” simbólico en la Tierra, el fiel resto del Israel espiritual.
37. (a) ¿Cargados de energía por qué y bajo el acaudillamiento de quién sigue trabajando el resto en la obra relacionada con el templo? (b) Por lo tanto, ¿a quién va la alabanza de elogio y el crédito por el buen éxito de la obra relacionada con el templo?
37 No por una fuerza militar, sino por el espíritu inagotable del Dios Altísimo, el resto ungido sigue trabajando bajo su Gobernador y Sumo Sacerdote celestial, Jesucristo. Estimulados y cargados de energía por espíritu santo seguirán efectuando la obra relacionada con el templo hasta que esté completamente hecha. Por consiguiente, los elogios, la alabanza y el crédito por el buen éxito final y coronador no irán al resto de subsacerdotes espirituales, sino a Jehová Dios la Fuente del espíritu y por medio de Jesucristo como Su conducto amoroso.
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Termina el permiso a la iniquidadEl Paraíso restaurado a la humanidad... ¡por la Teocracia!
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Capítulo 12
Termina el permiso a la iniquidad
1. En vez de simplemente ejecutar formalidades religiosas en Su templo, ¿qué debería hacer la nación de Israel para tener las bendiciones de Jehová según el pacto de él?
LA ANTIGUA nación de Israel tenía en Jerusalén el hermoso símbolo de la adoración pura del único Dios vivo y verdadero. Este era Su templo sagrado, reconstruido. Pero la nación debería estar haciendo más que meramente estar efectuando ceremonias como rutina en aquel centro de adoración. La nación escogida de Israel, con su templo reedificado para la adoración de Jehová en Jerusalén, debería estar viviendo aquella religión diariamente por toda la tierra que Dios le había dado. Entonces su religión no sería solo un simple formalismo pío, sino que sería una experiencia viva. No resultaría en profanar la casa sagrada de la adoración de Jehová. No resultaría en ridículo ni oprobio al nombre de Dios. Entonces
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