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ParaísoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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En muchos de los libros proféticos de la Biblia se hallan promesas divinas sobre la repatriación de Israel desde las tierras de su exilio hasta su tierra natal desolada. Dios haría que se labrara y sembrase aquella tierra abandonada, que fuese fértil y rebosara de hombres y animales; se reedificarían y habitarían las ciudades, y se diría de ella: “Esa tierra de allí que había estado desolada ha llegado a ser como el jardín de Edén”. (Eze 36:6-11, 29, 30, 33-35; compárese con Isa 51:3; Jer 31:10-12; Eze 34:25-27.) Sin embargo, estas profecías también muestran que las condiciones paradisiacas estaban relacionadas con las personas mismas, quienes por fidelidad a Dios ‘podrían brotar’ y florecer como “árboles [...] de justicia”, y disfrutar de una hermosa prosperidad espiritual como la de “un jardín bien regado”, gozando de abundantes bendiciones divinas por tener Su favor. (Isa 58:11; 61:3, 11; Jer 31:12; 32:41; compárese con Sl 1:3; 72:3, 6-8, 16; 85:10-13; Isa 44:3, 4.)
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ParaísoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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Es evidente, sin embargo, que las profecías de restauración que registraron los profetas hebreos también tendrán un cumplimiento literal cuando se restaure el paraíso en la Tierra.
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ParaísoPerspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
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El paraíso que Pablo mencionó en 2 Corintios 12:4 podría ser también el Paraíso futuro de estas profecías hebreas, tanto físico como espiritual, y “el paraíso de Dios”, esto es, las maravillosas condiciones que hay en el cielo. (Rev 2:7.)
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