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¿Es la religión de usted la correcta?La Atalaya 1958 | 1 de octubre
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¿Es la religión de usted la correcta?
Mucha gente cree que su religión es la única correcta. ¿Cómo puede uno saberlo? ¿Hay alguna manera de estar seguro?
¿CUAN seguro está usted de que la suya es la única religión correcta? Casi todo católico, protestante y judío cree que su religión es la correcta. El pagano también cree que su religión está en lo correcto. De manera que se hace obvio que no basta con sólo creer. El poder probar que la religión de usted es la correcta es un factor enteramente esencial. Pedro les dice a los cristianos que estén “siempre listos para hacer una defensa ante todo aquel que les demande una razón de la esperanza que hay en ustedes.” Pablo aconsejó: “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse tenazmente a lo que es correcto.” Esto quiere decir conocer su religión, entender lo que usted cree y por qué lo cree.—1 Ped. 3:15; 1 Tes. 5:21.
La religión de usted debería tener base sólida, no en líderes religiosos, no en sistemas religiosos, sino en la Palabra de Dios, la Biblia. Usted debería asegurarse de que su religión hablara según la Palabra de Dios antes de retenerla firmemente. Si usted llega a saber que su religión enseña lo que no es correcto, debería abandonar aquella religión, así como Pablo vió que le fué necesario hacer cuando estaba en el judaísmo. Usted tiene que estar dispuesto a ver y aceptar la verdad. Por medio de hacer esto usted llega a adorar a Dios de la manera correcta y así gana su aprobación.—Gál. 1:13-24.
¿Cómo puede uno saber si su religión es la correcta o no? Una manera sencilla de saberlo es exponerla a una prueba con la Palabra de Dios. Si la religión de usted no está de acuerdo con lo que la Biblia enseña, entonces no está en armonía con la verdad. No es correcta. “Y si no hablan según esta palabra, no tendrán la luz de la mañana,” dijo Dios. Es importante, entonces, que “sigan examinándose para ver si están en la fe,” como declaró Pablo. Siga averiguando para ver si las cosas que usted cree están en conformidad con la Palabra de Dios. Pero la pregunta es: ¿Está usted dispuesto a someter su religión a semejante prueba? No hay nada de que temer, porque si usted tiene la religión correcta no puede menos que afirmar su confianza por medio del examen. Y si lo que usted cree no está en conformidad con la Biblia, entonces usted debería recibir con agrado la verdad, porque ésta conduce a la luz y la vida.—Isa. 8:20, Dy; 2 Cor. 13:5.
A continuación se presentan unas cuantas preguntas que deberían ayudarle a ver si su religión se adhiere a la Biblia. Conteste las preguntas a medida que las lee. Entonces medite sobre lo que la Biblia dice acerca del asunto. Si la suya es la religión correcta estará en armonía con la Biblia. Ahora las preguntas.
¿Enseña la religión de usted que el alma es inmortal, lo cual significa que no puede morir? Ahora fíjese en lo que la Biblia dice: “Muera mi alma la muerte de los justos.” “Deben librar de la muerte nuestras almas.” “¡Nuestras almas han de morir en vez de ustedes!” “Muera mi alma con los filisteos.” “Y toda alma viviente murió.” “El alma que pecare, ésa es la que morirá.” La respuesta de la Biblia es obvia. Ella enseña que las almas son mortales, que pueden morir y que mueren. ¿Enseña eso la religión de usted? Debería hacerlo si es la religión correcta.—Núm. 23:10; Jos. 2:13, 14; Jue. 16:30; Apo. 16:3; Eze. 18:4, 20, Mod.
Pruebe otra pregunta. ¿Enseña la religión de usted que solamente los inicuos van al infierno, que el infierno es un lugar de fuego, que a nadie se le redime del infierno? Acerca de Jesucristo la Biblia dice que él estuvo en el infierno tres días y que fué redimido de allí. Pedro dijo acerca de Cristo: “Que su alma no fué dejada en el infierno, ni su carne vió corrupción.” Jonás fué otro hombre que estuvo en el infierno y salió vivo y sin chamuscarse. Cuando fué tragado por un gran pez, Jonás dijo: “Desde lo más hondo del infierno pido auxilio.” ¿Dónde estuvo Jonás? En el vientre del pez, y allí no hay fuego. Entonces, ¿qué es el infierno? La Biblia contesta que el infierno es el sepulcro común de la humanidad. “¿Cuál es el hombre que vivirá y no verá la muerte? ¿Quién librará su alma del poder del sepulcro [de la mano del infierno, Dy]?” ¿Enseña la religión de usted que el infierno es el sepulcro? La Biblia enseña eso, y también lo hace la religión correcta.—Hech. 2:31, Val; Jonás 2:2, Mod; Sal. 89:48, Mod; Gál. 1:8, 9.
Ahora otra pregunta. ¿Enseña la religión de usted que los muertos están conscientes? Las inspiradas Escrituras dicen: “Porque los que viven están conscientes de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto.” “Los muertos mismos no alaban a Jah, ni lo hace ninguno que baja al silencio.” No, según la Biblia los muertos no están conscientes.—Ecl. 9:5; Sal. 115:17.
PRUEBE SU RELIGIÓN EN CUANTO A ESTOS PUNTOS
En su mayoría las religiones “cristianas” enseñan que los hombres deberían amarse unos a otros. ¿Enseña eso la religión de usted? ¿A qué se debe, entonces, que en guerras recientes católicos de un lado han estado matando a católicos del otro—lo mismo siendo cierto también respecto a protestantes y judíos? ¿Es esto el mostrarse amor unos a otros? Difícilmente. Jesús dijo: “Porque todos los que toman la espada perecerán por la espada.” “Nadie tiene amor más grande que éste, que alguien entregue su alma [vida] a favor de sus amigos.” El que uno entregue su vida a favor de su prójimo y no el quitársela a él es el camino del amor y de la verdadera religión. ¿Practica esto la religión de usted?—Mat. 26:52; Juan 15:13; Mat. 22:39.
Pruebe su fe un poco más. ¿Enseña la religión de usted que los ministros deberían predicar de casa en casa? Instruyendo a sus seguidores, Jesús dijo: “Cuando estén entrando en la casa, saluden a la familia; y si la casa lo merece, que la paz que ustedes le deseen venga sobre ella.” “Y todos los días en el templo y de casa en casa continuaban sin parar enseñando y declarando las buenas nuevas acerca del Cristo, Jesús.” “Yo no me retraje. . . de enseñarles públicamente y de casa en casa.” ¿Enseñan y predican de casa en casa los ministros de usted? Jesús lo hizo. Sus apóstoles lo hicieron. Y también lo hacen los ministros de la religión correcta hoy.—Mat. 10:12-14; Hech. 5:42; 20:20.
¿Es la religión de usted una parte integral de este mundo y de su política? ¿Le anima a usted a que lo sea? Acerca de sus seguidores Jesús dijo: “Ellos no son parte del mundo así como yo no soy parte del mundo.” Santiago, un discípulo de Jesús, escribió: “¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que desea ser un amigo del mundo se está constituyendo un enemigo de Dios.” “La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es ésta: . . . mantenerse sin mancha del mundo.” ¿Está sin mancha del mundo la religión de usted? La correcta lo está.—Juan 17:16; Sant. 4:4; 1:27.
Siga examinando la creencia suya a la luz de la Palabra de Dios. ¿Enseña la religión de usted que el nombre de Dios es Jehová? En el Salmo 83:18 se da el nombre de Dios: “Para que la gente sepa que tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres el Altísimo sobre toda la tierra.” “Yo soy Jehová; éste es mi nombre.” ¿Enseña eso la religión de usted? La correcta lo enseña.—Isa. 42:8, Mod.
¿Enseña la religión de usted que Dios es una trinidad (tres personas en un solo Dios), que Jesús es Dios la segunda persona de la trinidad? La Biblia dice: “Hay un solo Dios [no tres], y un solo mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús.” “Un cuerpo hay, . . . un Dios y Padre de todas las personas.” “Escucha, oh Israel: Jehová nuestro Dios es un Jehová.” No una trinidad, entonces; él es un Dios. Acerca de sí mismo Jesús dijo: “Soy Hijo de Dios,” no Dios. El ángel le dijo a María que Jesús sería llamado el “Hijo del Altísimo.” ¿Se compara esto favorablemente con lo que enseña la religión de usted? Debiera, si la suya es la religión correcta.—1 Tim. 2:5, 6; Efe. 4:4-6; Deu. 6:4; Juan 10:36; Luc. 1:30-33, 35.
¿Enseña la religión de usted que Jesús era igual a Dios? Los trinitarios creen que lo era. Pero Jesús dijo: “El Padre es mayor que yo.” No igual, sino mayor. Pablo dijo acerca de la existencia prehumana de Jesús que él “no dió consideración a un arrebatamiento, a saber, que debía ser igual a Dios.”—Juan 14:28; Fili. 2:6.
Considere otra pregunta. ¿Enseña la religión de usted que el cielo es a donde llegará toda la humanidad justa? Fíjese en lo que dice la Biblia: “Los justos mismos poseerán la tierra, y morarán para siempre sobre ella.” “Porque los rectos son los que morarán en la tierra.” Jesús estuvo de acuerdo: “Felices son los de genio apacible, puesto que ellos heredarán la tierra.” No vida en el cielo, sino en la tierra será la porción de la mayoría de la humanidad. ¿Enseña eso la religión de usted? La Biblia sí.—Sal. 37:29; Pro. 2:21; Mat. 5:5.
COMPARE ESTO CON LO QUE USTED CREE
Hay religiones que enseñan que Dios ha sido visto por hombres, pero el apóstol dijo: “Ningún hombre jamás ha visto a Dios.” A Moisés Dios dijo: “Ningún hombre puede verme y sin embargo vivir.”—Juan 1:18; Éxo. 33:20.
Otras religiones enseñan que hombres de antes de Cristo, tales como David, Enoc, Elías y otros, fueron al cielo. Pedro dijo: “De hecho David no ascendió a los cielos.” Jesús declaró: “Además, ningún hombre ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre.”—Hech. 2:34; Juan 3:13.
Otras enseñan que cuando vuelve Cristo todo el mundo lo verá. Pero Jesús dijo: “Un poco más y el mundo no me verá más.”—Juan 14:19.
Algunas instruyen que estamos todavía bajo la ley de Moisés. Pero Pablo dijo: “Ustedes no están bajo ley sino bajo bondad inmerecida.” “Cristo por compra nos libró de la maldición de la Ley.” “Por medio de su carne [Jesús] abolió el aborrecimiento, la Ley de mandamientos que consistía en decretos.”—Rom. 6:14; Gál. 3:13; Efe. 2:15.
Otras dicen y enseñan que al fin todos los hombres serán salvos. Jesús dijo que él dió su alma “como rescate en cambio por muchos”—no por todos los hombres. “Aquel que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna; aquel que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.”—Mat. 20:28; Juan 3:36.
¿En qué queda su religión después de hacer usted este examen? Ponga a prueba su religión. Asegúrese de que esté en conformidad con la Biblia.
Tal vez a usted le parezca que todo lo que se requiere es que uno sea sincero en su religión. La Biblia dice: “Existe un camino que es recto ante el hombre, pero los caminos de la muerte son su fin después.” La sinceridad es esencial, pero no es todo lo que se requiere. Jesús dijo: “Muchos me dirán en ese día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y echamos fuera demonios en tu nombre, y ejecutamos muchas obras poderosas en tu nombre?’ Y sin embargo entonces les confesaré: Nunca los conocí. Apártense de mí, obradores de lo que es contrario a ley.” Aparentemente éstos eran sinceros en su adoración y tenían obras en prueba de ello, pero la sinceridad y las obras no los salvaron. Se les juzgó desordenados porque no tenían ni practicaban la religión correcta, cosa que es esencial para la salvación.—Pro. 14:12; Mat. 7:22, 23.
El escoger inteligentemente la religión correcta requerirá algún estudio personal de parte de usted. Dios ha provisto su Palabra, la Biblia, la cual explica la religión correcta. Estudie la Biblia. Aprenda sus principios. Pruebe lo que es falso y rechácelo. Pruebe lo que es cierto y manténgalo firmemente asido. “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse tenazmente a lo que es correcto.” Los cristianos tienen solamente “una fe.” Por medio de un diligente estudio y aplicación de la Biblia, usted hallará esa una sola religión correcta—la religión de nuestro Señor Jesucristo.—1 Tes. 5:21; Efe. 4:4-6; Pro. 2:1-9.
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¿Un “modo nuevo y atrevido”?La Atalaya 1958 | 1 de octubre
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¿Un “modo nuevo y atrevido”?
En The Christian Century del 3 de marzo de 1954, bajo el encabezamiento: “Modo de vivir de la familia cristiana,” un escritor se dedica a una consideración de la escuela dominical y señala a la “primacía de la familia en la educación cristiana,” que los “padres son los primeros instructores de la religión, que el alumno fiel de la escuela dominical pasa 90 horas bajo la influencia de su hogar por cada hora que pasa en la iglesia, y que el hijo está donde puede conseguir el entrenamiento de los padres durante los años más formativos de su vida cuando no tiene ningún contacto directo con la iglesia.”
El escritor entonces hace mención de que a pesar de estos hechos algunas sectas “se portan como si no existieran los padres. Sería mejor, mucho mejor, si dispersáramos por completo la ‘escuela dominical’ convencional y empezáramos con un modo nuevo y atrevido de tratar el asunto.” ¿Y cuál es ese “modo nuevo y atrevido de tratar el asunto”? “Poner nuestra tarea de instrucción cristiana donde debe estar, sobre los hombros de los padres, y poner la iglesia a la disposición de ellos.” La substancia del plan que sigue es el de organizar clases para instruir a los padres para que ellos a su vez puedan instruir a sus hijos en el hogar.
Aunque sea esto un “modo nuevo y atrevido de tratar el asunto” para el cristianismo organizado, no lo es para los testigos de Jehová. Los testigos modernos han estado haciendo esta misma cosa por muchos años, y el registro bíblico nos informa que Abrahán lo hizo hace unos cuatro mil años, sin hacer mención de que Moisés, unos cuantos siglos después, mandó que se hiciera.—Gén. 18:19; Deu. 6:4-9.
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