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¿Debería usted participar de la cena del Señor?La Atalaya 1962 | 1 de abril
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cuales pensar, para saber lo que hacemos, para saber cuál será nuestro destino. Entonces estaremos seguros de cuál proceder debemos adoptar en la cena del Señor, si debemos participar del pan y del vino o no.
Si realmente usted tiene estas convicciones de lo celestial, entonces usted se está preparando para ellas, usted está trabajando por ellas y ellas son la mismísima fibra de su vida. Entonces, como el apóstol Pablo, usted sabe, usted tiene la convicción, usted tiene el testimonio del espíritu de Dios, él dando testimonio con el espíritu de usted de que usted es un hijo espiritual de Dios, un coheredero con el Señor Jesús en el Reino.
Si usted tiene tal convicción de toda el alma y los tratos de Dios con usted hasta ahora confirman este hecho, entonces usted sabe qué posición ocupa y usted conoce su relación con Dios, y entonces debería participar del pan y del vino de la cena del Señor con apreciación de que éstos simbolizan el sacrificio de Cristo, por el cual medio usted entró en esta maravillosa relación con Dios, con sus maravillosas oportunidades celestiales.
LOS QUE NO PARTICIPAN
Pero si usted no puede contestar con un confiado “¡Sí!” a todas las preguntas susodichas, entonces usted es uno de la grande muchedumbre de otras ovejas. Entonces usted no está en el pacto para el Reino y en consecuencia no le aguarda un destino celestial, de rey, sino un destino terrestre.
No obstante, usted querrá adherirse al pueblo que está en pacto con Dios del Israel espiritual porque usted ama a Dios y usted reconoce a Su pueblo y quiere estar asociado con él. Habiéndose dedicado a Dios para hacer su voluntad, usted queda bajo los maravillosos beneficios del nuevo pacto aunque usted no esté en ese pacto. Usted puede esperar los gozos de una Tierra paradisíaca, participar en el cumplimiento representativo del mandato de procreación, vivir para siempre en la Tierra en perfección y felicidad con su prole bendita.
El hecho de que un destino celestial no es para usted no debería hacer que usted se sintiera descontento. Después de todo, ninguno de nosotros tiene derecho a cosa alguna. Todo es bondad inmerecida, todo es favor inmerecido. Si todos fueran de la simiente celestial de Abrahán, no habría familias de la Tierra para que esa simiente las bendijera.—Gén. 12:3; Gál. 3:16, 29.
Las otras ovejas son tan igualmente bienvenidas a la cena del Señor como lo son los del resto, aunque ellas no participan del pan y del vino. Tienen que arrostrar la misma oposición que los del resto y por lo tanto les ayuda muchísimo la lección de apreciar lo que Jehová Dios hizo, y en particular de lo que hizo su Hijo en proveer un rescate para nosotros así como ponernos el ejemplo perfecto.
Por lo tanto, que todos los del resto engendrados por el espíritu, todos los de la grande muchedumbre de otras ovejas, así como todos los hombres de buena voluntad hacia Dios, obedezcan el mandato de Cristo por medio de congregarse en el Salón del Reino local de los testigos de Jehová el martes por la noche, del 17 de abril, después de ponerse el sol—el resto para participar del pan y del vino, los otros para observar; no obstante, para ser refrescados todos espiritualmente al repasarse ante sus oídos las verdades concernientes al sacrificio de Cristo.
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El mejorLa Atalaya 1962 | 1 de abril
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El mejor
“Sin decir nada de su santidad o autoridad, la Biblia contiene más especímenes de ingenio y buen gusto que cualquier otro libro en existencia.”—Gualterio Savage Landor, autor inglés (1775-1864).
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