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La Biblia en el umbral de su puertaLa Atalaya 1952 | 15 de febrero
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en casas particulares, en salas y salones, y en grandes estadios como los testigos de Jehová frecuentemente lo hacen en convenciones grandes—esto sí mantiene a la gente interesada y edifica su confianza. No una vez al mes, sino dos o tres veces a la semana, ellos llenan sus salones de reunión. No es ostentación vana esto. La escritora católica observó el celo de los testigos y esto sólo se ofrece en explicación. Ni es esto algún secreto misterioso para unos cuantos escogidos. A todos se les insta que lo experimenten, dejando brillar sobre ellos la luz de la Palabra de Dios.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1952 | 15 de febrero
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Preguntas de los lectores
● En la página 280 del libro “Esto significa vida eterna” se declara: “La maldición de Dios sobre la tierra fuera del Edén duró hasta el diluvio, pero todos los esfuerzos del hombre desde entonces para cultivar el terreno no han podido convertir la tierra que ahora está extensamente poblada en un paraíso.” ¿Significa esto que la tierra no está ahora bajo la maldición pronunciada al tiempo que Adán fué arrojado del Edén?—U. L., Canadá.
Si, ése es el punto que se está probando. Cuando Dios echó a Adán del Edén le dijo: “Porque tú seguiste las sugestiones de tu esposa, y comiste del árbol del que te mandé que no comieras, maldita será la tierra por causa tuya, sufriendo obtendrás tu subsistencia de ella mientras vivas; espinas y cardos producirá para ti, de modo que tengas que comer plantas silvestres. Con el sudor de tu frente ganarás tu subsistencia.” (Gén. 3:17-19, UTA) Siglos después el diluvio del día de Noé limpió la tierra de iniquidad, dejando sólo a personas reputadas como justas a la vista de Dios y que estaban dedicadas a la verdadera adoración. Jehová les dió un buen comienzo, reexpidió el mandato de multiplicarse y llenar la tierra, y colocó bajo el poder del hombre los reinos animal y vegetal, con ninguna maldición estorbadora sobre la tierra: “Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre.” Sin embargo, nótese que el mandato para sojuzgar la tierra dado a Adán no fué incluido en el mandato dado a Noé, indicando que no sería efectuado por la mera acción de levantar la maldición.—Gén. 1:28; 6:17; 8:21; 9:1-17, UTA.
Sólo unos cuantos siglos después, una parte de la tierra fué comparada con el Edén debido a su belleza lozana: “Lot miró, y vió que la cuenca del Jordán estaba bien regada en todos lados (esto fué antes de que el SEÑOR destruyera a Sodoma y Gomorra) como el propio jardín del SEÑOR.” (Gén. 13:10, UTA) Tampoco puede decirse que el siguiente informe de los espías acerca de la Tierra Prometida suena como una tierra maldita que proveía sólo plantas silvestres para alimento: “Llegando al valle de Escol, cortaron un sarmiento con un solo racimo de uvas, y se necesitaron dos de ellos para llevarlo en una parihuela, junto con algunas granadas y algunos higos.” Cuando posteriormente presentaron este fruto a la comunidad israelita los espías dijeron concerniente a la tierra: “Ciertamente mana con leche y miel, y aquí está su fruto.” (Núm. 13:23-27, UTA) De cierto Moisés no estaba describiendo una tierra maldita cuando usó estos vocablos resplandecientes concernientes a la Tierra Prometida, cuyo guardián era el Señor:
“El SEÑOR su Dios los está conduciendo a una tierra excelente, una tierra con arroyos de agua, con manantiales y rebalsas brotando en los valles y en las colinas; una tierra de trigo y cebada, de parras, higueras, y granados; una tierra de miel y de olivas productoras de aceite; una tierra donde pueden comer alimento sin límite, sin faltar nada en ella; una tierra cuyas piedras contienen hierro, y de cuyas colinas pueden extraer cobre.” “La tierra que están invadiendo para conquistarla no es como la tierra de Egipto de donde salieron, donde solían sembrar su semilla y regarla a mano como un jardín de legumbres. Por lo contrario, la tierra hacia la que están cruzando para conquistarla es una tierra de colinas y valles, regada por lluvia del cielo, una tierra que el SEÑOR su Dios cuida, estando los ojos del SEÑOR su Dios continuamente en ella, desde el comienzo hasta el fin del año. Si ustedes sólo escuchan los mandamientos que les estoy dando hoy, de amar al SEÑOR su Dios, y servirle con toda la mente y el corazón, él les dará lluvia para su tierra a su debido tiempo, la lluvia del invierno y la lluvia de la primavera, de modo que recogerán su grano y vino y aceite, y él producirá hierba en sus campos
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