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Dios resucitó a una naciónLa Atalaya 1973 | 1 de septiembre
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ilustra enérgicamente que sus promesas son confiables. También es digno de notarse que los hebreos antiguos, incluso el antepasado de los israelitas, Abrahán, creían en la resurrección de los muertos. Respecto a la fe de Abrahán en el poder de Jehová para vivificar las cosas muertas, leemos: “(Él [Abrahán] es el padre de todos nosotros, así como está escrito: ‘Te he nombrado padre de muchas naciones.’) Esto fue a la vista de Aquel en quien tenía fe, sí, de Dios, que vivifica a los muertos y llama las cosas que no son como si fueran.” (Rom. 4:16, 17) Aunque no ha de considerarse que representa la resurrección de los muertos humanos, la visión de Ezequiel de una llanura de valle llena de huesos secos está de acuerdo con la creencia en una resurrección. De modo que el cumplimiento de la visión suministra confirmación adicional de la esperanza de la resurrección.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1973 | 1 de septiembre
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Preguntas de los lectores
● ¿Es apropiado que un cristiano mande a esterilizar o a matar un animal domesticado?—EE. UU.
No hay declaraciones específicas en las Santas Escrituras que excluyan el que un cristiano esterilice o le quita la vida a un animal.
Según la ley mosaica, un animal castrado no era adecuado para sacrificio. Ésta declaraba: “[Un animal] que tenga los testículos comprimidos o aplastados o arrancados o amputados no deben presentarlo a Jehová, y en su tierra no los deben ofrecer.” (Lev. 22:24) Esta ley no prohibía específicamente la castración, pero evidentemente hacía que los israelitas se abstuvieran de esta práctica.
Sin embargo, los cristianos no ofrecen sacrificios de animales; no están bajo la ley mosaica. (Rom. 6:14) Por consiguiente el mandato en Levítico 22:24 no les prohibiría que esterilizaran a un animal domesticado. Hay otros factores que gobiernan la decisión del cristiano tocante a lo que pudiera hacer a sus animales o por sus animales.
La Biblia muestra que Jehová Dios dio al hombre dominio sobre la creación animal. (Gén. 1:28) Por lo tanto, puede usar animales para alimento y ropa. También puede matar animales que definitivamente son perjudiciales a su bienestar. (Gén. 3:21; 9:3; Éxo. 21:28, 29; 1 Sam. 17:34, 35) Los intereses y el bienestar legítimos del hombre siempre tienen precedencia.
De modo que el cristiano tiene el derecho de determinar lo que considera lo mejor tocante a sus animales, incluso animales domesticados. Puede decidir si sería para el mayor bien de él o de su familia el hacer que un animal domesticado fuera esterilizado o se le diera muerte. Por supuesto, debe reconocer que el cristiano no maltrata cruelmente a los animales. Proverbios 12:10 dice: “El justo está cuidando del alma de su animal doméstico, pero las misericordias de los inicuos son crueles.” La persona que es brutal con sus animales, haciendo que sufran innecesariamente, muestra desatención a la creación de Dios; lo que considera ‘trato misericordioso’ realmente es “cruel.” El cristiano, por otra parte, reconoce las necesidades de sus animales y se preocupa por su bienestar. En el caso de un animal que padece de seria enfermedad o daño, o al cual no se le puede dar el cuidado apropiado sin imponerse cargas indeseables, quizás le parezca al cristiano que el proceder sabio y misericordioso sería el matarlo. El cristiano es responsable de tomar su propia decisión en cuanto a esto.
● ¿Cuál es la actitud de los testigos de Jehová para con el servir en un jurado?—EE. UU.
Los testigos de Jehová reconocen que lo que la gente hace con referencia a servir en un jurado es un asunto personal, gobernado por los dictados de la conciencia.
En lo que toca a ellos personalmente, los testigos de Jehová por lo general no creen que deberían sentarse como jueces de otros. Cuando afrontó una oportunidad de manejar una disputa legal, su Dechado el Señor Jesucristo la rechazó, diciendo: “¿Quién me nombró juez o partidor sobre ustedes?” (Luc. 12:14) El apóstol Pablo hizo surgir preguntas similares en su carta a los corintios: “¿Qué tengo yo que ver con juzgar a los de afuera? ¿No juzgan ustedes a los de adentro [la congregación cristiana], mientras Dios juzga a los de afuera?”—1 Cor. 5:12, 13.
Por otra parte, también, muchas personas
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