El camino de regreso a la paz en el Paraíso
1, 2. (a) ¿Cuáles son algunas de las maneras espontáneas en que respondemos a la creación terrestre de Dios que nos hacen preguntar: ¿Por qué? (b) ¿Por qué sentimos tanto aprecio por esas creaciones terrestres?
¿POR qué será que a usted le gusta salir al jardín de su hogar o al parque de la ciudad? ¿Por qué le agrada alejarse de la ciudad e irse al campo abierto? ¿Por qué les tiene aprecio a las bellezas del paisaje natural? ¿Por qué se deleita tanto en contemplar el río que va fluyendo majestuosamente, en paz, a través del valle? ¿Por qué se siente arrobado de placer al ver las laderas de suaves pendientes revestidas de árboles majestuosos y arbustos y flores? ¿Por qué se queda mirando con respetuosa admiración las alturas más encumbradas, las montañas, que se elevan contra el fondo de los cielos azulados y cerca de cuyas cimas nubes resplandecientes anidan o van pasando calmadamente?
2 ¿Por qué se detiene embelesado ante la música del pájaro que entona su feliz canto en la copa del árbol? ¿Por qué siente usted una sensación placentera de excitación al ver los animales silvestres del bosque o de la llanura presentarse de repente a su vista, libres en su estado natural y siguiendo cada cual sus instintos —el ciervo donairoso que salta con gran agilidad, el canguro que brinca de aquí para allá, el emú o el ave casuario que se apresura sobre el suelo a grandes trancos— o hasta un rebaño de ovejas en el campo? ¿Por qué será que todas las glorias que lo rodean, en el cielo, en la tierra y en el arroyo, lo repletan del delicioso sabor de estar vivo como criatura inteligente? ¡Es porque usted fue hecho para vivir en un paraíso!
3. ¿De quiénes hemos recibido nuestra comprensión y aprecio de lo que es un paraíso?
3 ¡No! Usted nunca ha estado en un paraíso, pero la primera pareja humana, nuestros primeros padre y madre humanos, estuvieron en un paraíso al principio. Usted recibió de ellos la comprensión y aprecio que tiene de cómo es un paraíso. El aprecio que ellos le tenían al paraíso lo recibieron de su Creador, a quien reconocían como su Dios. Él los hizo así, porque él mismo tiene un sentido perfecto de lo bello y de lo pacíficamente armonioso. Él hizo el Paraíso terrenal especialmente para ellos, porque él es el Jardinero más experto que existe, el Cuidador de Parques más experto, el Silvicultor más experto. Él deseaba deleitarlos con su hogar paradisíaco, de modo que puso en ellos cualidades como las de Dios por medio de las cuales podrían gozar del paraíso y nunca cansarse de él. Los hizo de tal manera que ellos podrían pasar a sus descendientes esta misma conciencia de paraíso y gozoso aprecio de él que ellos, los padres, tenían. De ellos hemos heredado este rasgo ennoblecedor. Siendo así, ¿tendremos gusto en volver al paraíso, si ésa es la voluntad y el arreglo del Creador? ¡Ciertamente que sí!
4. ¿De qué cualidades dotó Jehová al hombre desde el principio? Y así, ¿qué mostró en cuanto a su creación humana?
4 ¡Qué bondadoso fue de parte del Creador celestial el dar a la familia humana su comienzo en un hogar paradisíaco! ¡Cuán característico de Dios hacer tal cosa! Simplemente porque somos humanos y somos hechos del polvo del suelo, él no nos degradó. Nos dignificó, nos dio la mayor dignidad que podía haber en la Tierra, al crear a nuestros primeros padres criaturas humanas perfectas, las más hermosas criaturas vivientes de la Tierra, con cualidades como las de Dios puesto que nuestros primeros padres humanos fueron hechos a la imagen y semejanza de Dios. Él no se avergonzó de llamarlos sus hijos, aunque eran un poco inferiores a los ángeles del cielo. En perfecta armonía con las sensibilidades finas y cuerpos sanos, perfectos y hermosos que les dio, los puso en un hogar que armonizara con sus capacidades, un paraíso terrestre que solo el Dios Todopoderoso podía diseñar. Al decirnos cómo era, su Palabra escrita, la Santa Biblia, lo llama el “jardín en Edén”; el nombre “Edén” quiere decir “Placer” o “Deleite.”—Gén. 1:26-28; 2:7-14.
5. ¿Cómo sabemos que el Jardín de Edén no fue meramente un parque pequeño de belleza?
5 Este Jardín de Edén, este Paraíso de Deleite, no era un espacio de tierra pequeño, como un parque municipal. Además de otras clases de vegetación, tenía árboles de toda clase, árboles gratos a la vista y árboles que daban frutos para comer. Estaba lleno de pájaros y de vida animal. Pero, para que tengamos alguna idea de su tamaño, había un río que tenía su nacimiento en este paraíso y en el cual fluía tanta agua dulce que se dividía en cuatro cabeceras, que a su vez resultaban en otros ríos. Abundaban de peces aquellas aguas, aunque los mares grandes y océanos posiblemente hayan estado a gran distancia de allí. Sin duda había colinas y valles en este lugar selecto y paradisíaco de la Tierra, el primer hogar del hombre.
6. ¿A qué se debe que el género humano no haya nacido en el Paraíso?
6 Hoy, después de casi seis mil años desde aquel comienzo de la vida humana en el Paraíso, la Tierra ciertamente no es un paraíso, no es un Jardín de Edén pacífico. ¿Qué le pasó a aquel Paraíso de la primera pareja humana en el sudoeste de Asia? ¿Por qué no nacimos todos nosotros en el Paraíso? Fue porque nuestros primeros padres humanos, antes de tener hijos, fueron expulsados del Jardín de Edén. Entonces, más de mil seiscientos años después, un diluvio que cubrió toda la Tierra destruyó el Jardín que había sido abandonado. Pero el río Éufrates y el río Tigris, que en un tiempo tenían su nacimiento en dicho Paraíso, todavía fluyen, en testimonio innegable de la veracidad de este asunto. No es un mito de gente supersticiosa. El nombre de aquel primer hombre era Adán y quiere decir “Del Suelo.” El nombre de su esposa era Eva y quiere decir “Viviente,” porque ella llegó a ser la madre de todas las otras criaturas humanas. Todas éstas, entre ellas nosotros los del día actual, empezaron a nacerles a ellos después que fueron expulsados del Jardín de Edén paradisíaco.
7. (a) ¿Cuál es el propósito incambiable de Dios para esta Tierra? (b) ¿Cómo mostró el Señor Jesucristo su fe en la Palabra de Dios, dándonos convicción a nosotros de la veracidad de la misma?
7 Pero, ¿quién tenía el derecho de expulsar a Adán y Eva de aquel Paraíso? ¿Quién tenía el derecho de destruir aquel Paraíso y mantenernos a nosotros excluidos de él? Dios, el Creador del Paraíso así como también de Adán y Eva. Él también tiene el derecho de prometernos que replantará el Paraíso en la Tierra. En realidad, él nos ha hecho esta promesa, e hizo que esta promesa fuera escrita en su Palabra inspirada, La Santa Biblia. Cuando él primero plantó el Jardín de Edén paradisíaco en el sudoeste de Asia, era su propósito incambiable hacer que dicho Paraíso se extendiera por toda la Tierra, por toda Asia, Europa, África, Australia, Antártida, las Américas del Norte y del Sur, y las islas de los siete mares. Él no ha cambiado su propósito amoroso en cuanto a esto. No fue vencido en su propósito original. No es persona que se dé por vencida. Todavía se atiene a su propósito original. En prueba de ese feliz hecho le ha provisto a la familia humana el camino de regreso al Paraíso, a un Paraíso tan grande como él se propuso al principio que llegara a ser, a un Paraíso de paz eterna extendido por toda la Tierra. Finalmente hará que esta Tierra sea aun más hermosa de lo que les pareció desde el espacio sideral a aquellos astronautas cuando describían su órbita alrededor de la Luna en su astronave hecha por el hombre. Esto no es un mito religioso. Si fuera un mito, entonces Dios, que es responsable de lo que está escrito en la Santa Biblia, estaría haciéndose él mismo un hazmerreír. En tal caso, los clérigos religiosos de la cristiandad y los hombres de ciencia del día actual estarían justificados al reírse de Él y burlarse de su Biblia. Pero un hombre que fue más grande que todos estos clérigos y científicos puestos juntos habló muy seriamente acerca de nuestros primeros padres humanos. En una discusión, al preguntársele sobre el tema del matrimonio y el divorcio, él dijo: “¿No leyeron que el que los creó desde el principio los hizo macho y hembra y dijo: ‘Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una sola carne’? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Por lo tanto, lo que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separe ningún hombre.” (Mat. 19:3-6) Aquel hombre fue Jesucristo, y en aquella ocasión citaba de los capítulos primero y segundo de la Santa Biblia.—Gén. 1:27; 2:24.
8, 9. ¿Por qué podía hablar con autoridad Jesús acerca de la creación del hombre y del futuro del hombre?
8 Antes de descender del cielo a la Tierra para nacer como hombre perfecto, este Jesucristo fue aquel a quien Dios en el cielo dijo en el día sexto de creación: “Hagamos un hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza, y tengan ellos en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y los animales domésticos y toda la tierra y todo animal moviente que se mueve sobre la tierra.” (Gén. 1:26) Por lo tanto, Jesucristo podía hablar con autoridad acerca de la creación de Adán y Eva y su hogar paradisíaco.
9 Gracias a esta invitación de parte de Dios, Jesucristo en su existencia prehumana participó con Dios en la creación de Adán y Eva y su Paraíso. Él estaba allí en el cielo y oyó a Dios bendecir a Adán y Eva y decirles: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.” (Gén. 1:27, 28) De esto Jesucristo supo directamente que el propósito de Dios era que toda la Tierra fuera sojuzgada y cultivada hasta que estuviera en estado de Paraíso y quedara llena de los hijos de Adán y Eva, todos ellos a la imagen y semejanza de Dios y teniendo en sujeción todos los peces, pájaros y animales domésticos y salvajes, en vez de estar adorando a estas criaturas inferiores como dioses y diosas. ¡Qué lugar más bello, más glorioso será esta Tierra cuando el Dios Todopoderoso realice por completo este propósito, porque Dios no ha mudado de parecer en cuanto a esto!
LA CREACIÓN DEL HOMBRE Y SU CAÍDA DE LA PERFECCIÓN
10. ¿Cómo describe la creación del hombre el capítulo dos del Génesis?
10 El segundo capítulo de la Santa Biblia relata como Dios creó primero a Adán, a lo cual seguiría poco después la creación de su esposa Eva, y entonces el casamiento de estos dos. Lo que nos dice el capítulo dos lo citamos ahora de una traducción católica romana de la Santa Biblia, la versión por Mons. Dr. Juan Straubinger, que dice: “Y formó Yahvé Dios al hombre del polvo de la tierra e insufló en sus narices aliento de vida, de modo que el hombre vino a ser alma viviente. Y plantó Yahvé Dios un jardín en Edén, al oriente [o, como dice la versión de Scío, también católica, “un Paraíso de deleite”], donde colocó al hombre que había formado.”—Gén. 2:7, 8.
11, 12. Antes de crear a Eva, ¿qué arregló Dios que Adán hiciera, y qué mandato le dio a Adán?
11 Pero antes que Dios creara a la mujer Eva, hizo que Adán les pusiera nombres a las criaturas volátiles y a los animales de la tierra, y también le impuso a Adán un mandamiento de no comer de cierto árbol, a saber, del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. Leemos:
12 “Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo llevó al jardín de Edén [o, “Paraíso del deleite,” Scío], para que lo labrara y lo cuidase. Y mandó Yahvé Dios al hombre, diciendo: ‘De cualquier árbol del jardín [o, “Paraíso”] puedes comer, mas del árbol del conocimiento del bien y del mal, no comerás; porque el día en que comieres de él, morirás sin remedio.’”—Gén. 2:15-17, Str.
13. (a) Puesto que el género humano muere, ¿qué se hace inmediatamente patente en cuanto a la obediencia de Adán? (b) ¿Qué dijo Jesús acerca de ser obedientes en cosas pequeñas?
13 Allí Yahvé Dios puso ante nuestro primer padre humano la oportunidad de escoger entre vida eterna en el paraíso de deleite y muerte eterna. Inmediatamente podemos sospechar que en el transcurso del tiempo Adán comió del fruto prohibido y fue sentenciado a muerte por Aquel cuya ley había quebrantado. De no haber sido así, ¿por qué es que todos nosotros, que somos descendientes de Adán, morimos? Hemos dado en lo correcto. Pero, ¿qué indujo a Adán a quebrantar esta ley a pesar de la pena de muerte? Fue solo una cosa pequeña lo que Dios le mandó que no hiciera, pero, por ser cosa tan pequeña, ponía a prueba la perfección de la obediencia de Adán. Solo se requería un principio pequeño en la maldad para destruir la perfección como de Dios que Adán tenía y convertirlo en un hombre malo. Jesucristo, que mantuvo su propia perfección a pesar de gran tentación y prueba, dijo: “El fiel en lo muy poco, también en lo mucho es fiel; y quien en lo muy poco es injusto, también en lo mucho es injusto.” (Luc. 16:10, Str) Del pequeño pecado que Adán el hombre perfecto cometió, se ha desarrollado toda la injusticia de la humanidad hoy. ¿Por qué, pues, pecó Adán? La Biblia nos dice.
14. ¿Qué respondió Eva a la pregunta que se le hizo acerca del árbol prohibido, y quién fue el que preguntó?
14 Después que Dios creó a la mujer, Eva, y se la presentó a Adán como esposa suya, Adán le habló a ella del mandato de Dios contra el comer del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo y de la pena de muerte por comer desobedientemente de él. Más tarde, cuando se le preguntó a Eva acerca del árbol prohibido, ella le dijo al que preguntó: “De la fruta de los árboles, que hay en el Paraíso, comemos: mas de la fruta del árbol, que está en medio del Paraíso, nos mandó Dios que no comiéramos, y que no lo tocáramos, porque no muramos.” (Gén. 3:2, 3, Scío) Pero, ¿quién era éste que preguntaba acerca de este árbol prohibido? Según todas las apariencias era una culebra, una serpiente. Pero las culebras no hablan el lenguaje del hombre. De modo que la voz tendría que haber venido de alguna persona invisible, que usaba esta culebra como un ventrílocuo usa un muñeco. Por lo tanto, Eva no sospechó que el que le preguntaba realmente era una persona espíritu invisible que estaba empeñada en extraviarla de modo que violara el mandato de Dios y así pecara. Por eso, más tarde Eva dijo en explicación: “La serpiente me engañó, y comí.”—Gén. 3:13, Scío.
15. ¿Cómo calumnió la serpiente a Dios al hablarle a Eva? Por eso, ¿por qué le es apropiado el título “Diablo” a aquella criatura espíritu invisible que primero le habló a Eva?
15 Aquí fue donde se habló la primera mentira, porque el invisible que le hablaba a Eva ahora contradijo la palabra de advertencia de Dios. Se hizo a sí mismo mentiroso, pero trató de hacer creer que Dios le había mentido a Adán y que Él era el mentiroso. Leemos: “Replicó la serpiente a la mujer: ‘De ninguna manera moriréis; pues bien sabe Dios que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal.’” (Gén. 3:1-5, Str) Todos nosotros hoy sabemos que esto era una mentira, porque todos morimos y heredamos la muerte. Dios no fue el mentiroso, sino que el operador de la serpiente fue el mentiroso. ¿Quién era éste personalmente? Jesucristo dijo que era “el diablo” y agregó: “Él fué homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay nada de verdad en él. Cuando profiere la mentira, habla de lo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira.” (Juan 8:44, Str) ¡Cuán apropiado fue que Jesucristo llamara diablo a aquél, porque “Diablo” quiere decir “Calumniador,” y aquél había calumniado a Dios! Asesinamente extravió a Eva e hizo que se pusiera en camino a la muerte.
16. (a) ¿Qué ideas ahora empezaron a pasar por la mente de Eva? (b) ¿Qué hizo ella y entonces persuadió a su esposo a hacer?
16 Eva dejó que la mentira se radicara en su mente. Empezó a descreer a Dios su Creador y Padre. Ahora el árbol prohibido empezó a parecerle cosa deseable en vez de algo que había de evitarse, como la plaga de muerte. Ahora surgió en su corazón el deseo de tener el fruto del árbol prohibido. Ella no dejó que Dios fuera hallado veraz, sino que dejó que su deseo creciente la venciera y la incitara a comer el fruto prohibido. Había quebrantado la ley de Dios y pecado en el primer pecado humano. Pero no cayó muerta al instante, lo cual aparentemente demostraba que la serpiente operada por el Diablo tenía razón, por el momento. Después cuando Adán su esposo vino y la halló todavía viva, ella lo persuadió a aceptar del fruto prohibido de la mano de ella. Él sabía lo que era la pena cabal por hacerlo, muerte, pero egoístamente escogió morir con ella por mano de Dios más bien que vivir en el Paraíso sin ella. Inmediatamente perdieron su paz de corazón y de mente. Sus conciencias los molestaron. Habían perdido su inocencia perfecta; se veían inmundos a sus propios ojos. También perdieron la paz que tenían con Dios. Huyeron y se escondieron ante el sonido mismo del acercamiento invisible de Dios.—Gén. 3:6-10.
17. ¿Cómo quedó probado que el Diablo es mentiroso, y qué realmente les sucedió a Adán y Eva?
17 En respuesta a las preguntas que les hizo Dios, Eva y Adán confesaron su pecado voluntarioso. No tenían base sobre la cual pedirle perdón y no se lo pidieron, pues eso hubiera querido decir que Dios habría tenido que abrogar su propia ley. Contrario a lo que el Diablo había dicho por medio de la serpiente, Dios se adhirió a su ley con justicia y sentenció a muerte a Adán y Eva. No lo sentenció a vida eterna en un lugar de tormento ardiente; los sentenció a lo que su ley había declarado... muerte. Esto significó que tendrían que volver al lugar de donde Adán había sido tomado, al polvo del suelo, y por lo tanto a un estado de inexistencia. El asignar a una persona a la inexistencia no es un galardón por mérito personal, como se enseña en la doctrina religiosa de nirvana. Es un castigo por la desobediencia voluntariosa de la ley de Dios, pecado voluntarioso. El apóstol cristiano Pablo escribió: “El salario del pecado es la muerte, mas la gracia de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”—Rom. 6:23, Str.
18. Por su manera de proceder ¿qué habían determinado hacer Adán y Eva, y por eso cómo procedió ahora Dios?
18 ¿Cómo ejecutó Dios la sentencia? Al comer del árbol prohibido del conocimiento de lo bueno y lo malo, Adán y Eva habían decidido ser como dioses determinando por sí mismos lo que era bueno y lo que era malo. Por eso el registro de Dios, en Génesis 3:22-24 (Str), dice: “Y dijo Yahvé Dios: ‘He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal; ahora, pues, no vaya a extender su mano para que tome todavía del árbol de la vida, y comiendo de él viva para siempre.’ Después Yahvé Dios lo expulsó del jardín de Edén [o, “Paraíso del deleite,” Scío], para que labrase la tierra de donde había sido tomado. Y habiendo expulsado a Adán puso delante del jardín de Edén querubines, y la fulgurante espada que se agitaba, a fin de guardar el camino del árbol de la vida.” El registro de la Biblia indica que Eva la esposa de Adán fue expulsada junto con él. El pecado de Adán afectó tan poco su perfección corporal que, fuera del paraíso de deleite, vivió hasta cumplir novecientos treinta años, lo cual le permitió llegar a ser padre de muchos hijos e hijas. (Gén. 5:1-5) Por medio de permanecer obediente dentro del Paraíso, Adán pudiera haber vivido para siempre y pudiera haber llegado a ser padre de todos sus hijos e hijas en perfección humana.
19. ¿Cómo les fue obstruido en aquel entonces el camino de regreso al Paraíso a la primera pareja humana y su prole? Y por fin, ¿qué le pasó a aquel Paraíso de Edén?
19 Aquel fue el camino hacia fuera del Paraíso y fuera de la paz que en éste existía con Dios, y la paz del hombre con la mujer y la paz del hombre con los animales, los pájaros y los peces. El camino de regreso estaba obstruido por la presencia de aquellos querubines de la guarda, criaturas sobrehumanas de Dios, y por la hoja llameante de una espada que giraba en toda dirección. Por mil seiscientos cincuenta y seis años el hombre no pudo regresar al Paraíso y a su árbol de la vida; ni siquiera se les permitió la entrada a hombres piadosos como Abel, Enoc y Noé. Entonces vino el diluvio del día de Noé que abarcó a todo el globo terráqueo y borró el Paraíso. (Heb. 11:1-7; Gén. 6:5 a 8:22) No ha sido descubierto desde entonces.
20. (a) ¿Ha sido convertida nuestra Tierra desde el Diluvio en un paraíso? ¿Con qué se halla amenazado ahora este globo terráqueo? (b) ¿Por qué no puede el hombre hacer de esta Tierra un paraíso?
20 Desde aquel Diluvio de hace más de cuarenta y tres siglos la humanidad no ha podido convertir a toda esta Tierra en un paraíso, aunque la humanidad ha aumentado y ahora cuenta con más de tres mil cuatrocientos millones de personas y estamos pasando por lo que se llama una “explosión demográfica.” Otra guerra mundial, ésta con armas nucleares, armas químicas y biológicas y armas radiológicas amenaza con hacer de esta Tierra un planeta inhabitado, que quede para hacerse selvático e inculto, contaminado desde un extremo hasta el otro. La realidad es clara y evidente: en su estado actual el hombre no puede transformar este planeta Tierra en un paraíso que pueda compararse con el Jardín de Edén o Paraíso de Deleite original. ¿Por qué no? Porque el hombre no está en paz con Dios, el Creador del Paraíso. El hombre ya no puede decir con verdad que tiene perfección de cuerpo y mente, o inocencia perfecta, o moralidad perfecta. Él es precisamente lo que lo llama la Santa Biblia, pecaminoso. Por esa razón el hombre está bajo la condenación de Dios y está sujeto a la muerte.
EL CAMINO DE REGRESO EN PREPARACIÓN
21, 22. ¿Frustró acaso para siempre la desobediencia de Adán y Eva el propósito de Dios de hacer que esta Tierra sea un paraíso? ¿Cómo lo sabemos?
21 Entonces, ¿no tiene remedio esta situación? ¿Es imposible que haya un camino de regreso a la paz en el Paraíso? Por los propios esfuerzos del hombre, ¡Sí! Pero por Dios, ¡No! El primerísimo día de creación, cuando Dios dijo: “Llegue a haber luz,” él ya se había propuesto que esta Tierra llegara a ser un paraíso global. Al fin del sexto día de creación Él dejó que los recién creados Adán y Eva supieran que éste era Su propósito y les asignó la parte que les correspondía a ellos en el cumplimiento de este propósito divino. (Gén. 1:3, 28) El pecar de parte de Eva y Adán suspendió la expansión del paraíso a los límites de la Tierra. Pero el Dios Todopoderoso no es Uno que deje que el Diablo, el operador de la serpiente, lo derrote en cuanto a la realización de su amoroso propósito. Antes de expulsar a los pecaminosos Adán y Eva del Jardín de Edén, Dios hizo saber a estos dos y al Diablo que Él iba a adherirse a Su propósito e indicó que restauraría a la humanidad al Paraíso. ¿Cómo indicó Dios esto? Por lo que le dijo al Diablo. Leemos, según la Traducción del Nuevo Mundo de la Biblia:
22 “Y procedió Jehová Dios a decirle a la serpiente: ‘Porque has hecho esta cosa, tú eres la maldita de entre todos los animales domésticos y de entre todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre irás y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.’”—Gén. 3:14, 15.
23. (a) ¿Quiénes son la serpiente simbólica y la mujer simbólica que se mencionan en Génesis 3:14, 15? (b) ¿Qué querría decir por fin para el género humano el que se le magullara la cabeza a la serpiente?
23 Al maldecir así a la serpiente Dios realmente estaba maldiciendo al Diablo, el operador de la serpiente. La serpiente llegó a ser un símbolo del Diablo. (Rev. 12:9; 20:2) Si el símbolo, la serpiente literal, fue degradada, el Diablo también tiene que estar degradado. El hecho de que Dios llamó al Diablo “la serpiente original,” indicó dicha degradación. En conformidad con eso, la descendencia de la serpiente llegó a ser símbolo de la descendencia del Diablo. La descendencia de la mujer llegó a ser símbolo de la descendencia de la “mujer” simbólica de Dios, a saber, su santa y fiel organización celestial de criaturas espíritus. El que la cabeza de la serpiente fuera magullada por la descendencia de la mujer quería decir que la cabeza del Diablo sería magullada, que recibiría una herida que significaría muerte y destrucción para él. Pero no solo habría de ser castigado así el Diablo, “la serpiente original,” sino que también su obra inicua habría de ser deshecha. Esto tendría que incluir la restauración de la humanidad a un paraíso terrenal.
24. ¿Qué bendición le tocaría a la descendencia de la “mujer” de Dios por pelear contra la “serpiente” y su descendencia? ¿Dónde podemos hallar la identificación de la descendencia de la “mujer” de Dios?
24 El daño infligido a la descendencia de la mujer al magullársele en el talón no habría de infligírsele a cambio de nada. Por habérsele magullado, el que era la descendencia de la mujer habría de ser recompensado, porque se le habría magullado al pelear de parte de Jehová Dios en la guerra que resulta de la enemistad que Dios puso entre la serpiente y la mujer y entre la descendencia de la serpiente y la descendencia de la mujer. Por ser magullado habría de ser recompensado con el honor y la gloria de llevar a cabo la voluntad de Jehová y magullar la cabeza de la gran Serpiente, destruyendo a este principal oponente de Dios. Estamos acercándonos mucho al tiempo en que la descendencia de la “mujer” de Dios conquistará gloria eterna al magullar la cabeza de la gran Serpiente. Todo el género humano que viva estará en deuda con esta gloriosa Descendencia entonces por este acto de libertarlos de este principal enemigo suyo, el Diablo. Pero, ¿sabemos quién es esta descendencia de la “mujer” de Dios? La historia nos lo identifica, y esa historia indisputable se halla en las páginas del Libro que también nos habla acerca de la replantación venidera del Paraíso para el género humano, a saber, la Santa Biblia. Busquemos rápidamente las pistas que llevan a la identificación.
25, 26. Siga la línea de la historia que empieza con Sem y que nos lleva a la descendencia de la “mujer” de Dios.
25 No obtenemos esta información de los historiadores seglares, mundanos. Por lo general la historia seglar pasa por alto, deja de ver u omite los hechos históricos que realmente cuentan. Es a la Biblia que acudimos para enterarnos de que el hijo de Noé que se llamaba Sem fue señalado con especialidad cuando Noé bendijo a Sem y dijo: “Bendito sea Jehová, el Dios de Sem, y llegue a ser Canaán esclavo para él. Conceda Dios amplio espacio a Jafet, y resida él en las tiendas de Sem.” (Gén. 9:24-27) Pasando ahora nueve generaciones después de Sem llegamos al descendiente de Sem que se llamó Abrán (o Abrahán) en la tierra de Mesopotamia. El Dios de Sem, Jehová, se le reveló a Abrahán y dijo: “Vete de tu país y de tus parientes y de la casa de tu padre al país que yo te mostraré; y haré de ti una nación grande y te bendeciré y de veras que haré grande tu nombre; y resulta ser una bendición. Y ciertamente bendeciré a los que te bendigan, y al que invoque mal sobre ti lo maldeciré, y ciertamente se bendecirán por medio de ti todas las familias del suelo.” (Gén. 12:1-3) Abrahán obedeció a Dios y consiguió su bendición.
26 Abrahán resultó ser una bendición a todas las familias del suelo, no por medio de su primer hijo Ismael, sino por medio de su segundo hijo Isaac. Cuando Abrahán demostró que era obediente a Jehová Dios hasta el mismo punto de sacrificar a su amado hijo Isaac por mandato de Dios, Dios le dijo a Abrahán en el altar de sacrificio: “Yo seguramente te bendeciré y seguramente multiplicaré tu descendencia como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que hay en la orilla del mar; y tu descendencia tomará posesión de la puerta de sus enemigos. Y por medio de tu descendencia ciertamente se bendecirán todas las naciones de la tierra debido a que has escuchado mi voz.” (Gén. 22:15-18) La promesa de Dios aquí indicó que la descendencia de su “mujer” llegaría a estar asociada con la descendencia de Abrahán para la bendición de todas las naciones de la Tierra.
27, 28. (a) ¿Por medio de quién siguió después de Isaac esta línea descendente que lleva a la Descendencia? (b) ¿Qué muestra entonces el registro bíblico en cuanto a la bendición de los doce hijos de Israel?
27 Jehová Dios repitió su promesa de bendición a Isaac, hijo de Abrahán. Pero Isaac tuvo hijos gemelos, Esaú y Jacob. Dios escogió al hijo segundo, Jacob, y a él le repitió su promesa de bendición. También le cambió el nombre de Jacob a Israel. Los israelitas del día actual son descendientes de Jacob o Israel, y no obstante, hoy, todas las naciones de la Tierra están muy lejos de querer bendecirse por medio de estos descendientes carnales de Jacob o Israel. ¿A qué se debe esto? La historia de la Biblia nos aclara a qué. Al seguir su registro notamos que Jacob tuvo doce hijos, los cuales con el tiempo llegarían a ser los cabezas patriarcales de las doce tribus de Israel, una nación familiar. ¿Por medio de cuál de estos doce hijos en particular vendría la descendencia de la “mujer” de Dios que se encargaría de magullar la cabeza de la gran Serpiente y bendecir a todas las naciones de la Tierra sin parcialidad alguna? Jacob en su lecho de muerte allá abajo en Egipto indicó quién sería. Al tiempo de dar sus bendiciones proféticas a sus doce hijos, dijo a su cuarto hijo, Judá:
28 “En cuanto a ti, Judá, tus hermanos te elogiarán. . . . Cachorro de león es Judá. . . . El cetro no se apartará de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a él pertenecerá la obediencia de los pueblos.”
29. ¿Qué hechos tenemos ya acerca de esta descendencia de la “mujer” de Dios?
29 Esas palabras, conservadas para nosotros en Génesis 49:8-10, aseguraban que el Magullador de la gran Serpiente y el Bendecidor de toda la gente obediente tendría que ser de Judea o judío. Él habría de empuñar el cetro real, y el bastón de mando legítimo habría de descansar entre sus pies o contra su regazo. Habría de ser Aquel a quien le pertenece el nombre o título “Silo,” el cual título quiere decir “Aquél a Quien Pertenece.” Como Gobernante nombrado por Jehová Dios él tendría derecho a la obediencia de toda la gente que busca la bendición por la Descendencia de Abrahán.
30. ¿Cómo sabemos que David y Salomón, descendientes de Judá, no satisficieron los requisitos necesarios para ser aquella descendencia de la “mujer” de Dios?
30 Seiscientos cuarenta y un años después, o en 1070 a. de la E.C., un descendiente del patriarca Judá realmente llegó a ser rey de una nación, a saber, David el hijo de Jesé del pueblo de Belén. Como rey en Jerusalén, él se atrajo la obediencia de las doce tribus de Israel. Acabó de conquistar toda la tierra que Dios había prometido darle a Abrahán en el Oriente Medio, y los pueblos en aquellas zonas conquistadas tuvieron que serle obedientes al rey David. Pero ni David ni Salomón, su hijo y heredero al trono, se atrajeron la obediencia de los pueblos de toda la redondez de nuestro globo terráqueo. Sin embargo, la gobernación mundial habría de tocarle a un descendiente real de David a quien Dios daría un reino que duraría para siempre. Dios le indicó esto al rey David por la promesa pactada que Dios hizo con él. (2 Sam. 7:4-17) Bajo el régimen pacífico del hijo de David, Salomón, gran parte de la tierra de Israel vino a estar en una condición que se asemejaba mucho a la del Paraíso.—1 Rey. 4:20-25.
[Ilustración de la página 228]
El Creador del hombre dio a la familia humana su comienzo en un hogar paradisíaco pacífico
[Ilustración de la página 232]
La desobediencia de Adán y Eva fue el camino hacia fuera del Paraíso y fuera de la paz que en éste existía con Dios