Para conservar viva su alma, tengan fe
1. ¿Qué es fe, particularmente como se define en Hebreos 11:1, 2?
¿“FE”? ¿Qué es fe? puede preguntar un nuevo lector de La Atalaya. Que cada lector de La Atalaya busque las definiciones de “fe” en el más cercano diccionario que esté a la mano. Aquí, sin embargo, se halla la definición de fe que se da en Hebreos 11:1, 2, según fue ejemplificada por hombres de Dios en tiempos antiguos antes de nuestra era común: “Fe es la expectativa segura de las cosas esperadas, la demostración evidente de las realidades aunque no se ven. Porque por medio de ésta se dio testimonio a los hombres de tiempos antiguos.” Dios les dio testimonio de que lo agradaban a causa de su fe que ellos respaldaban mediante obras.
2. ¿Por qué tuvieron esperanza aquellos hombres, por ejemplo, Abel?
2 Esos hombres tuvieron esperanza. Esperaban algo. Su esperanza les fue impartida a causa de lo que Dios había dicho o había prometido. Por ejemplo, hubo Abel, el segundo hijo que les nació a Adán, y Eva fuera del jardín de Edén. Abel tuvo esperanza. ¿Por qué? Por lo que Jehová Dios le había dicho a la serpiente de la tentación en el jardín de Edén al alcance del oído del padre y de la madre de Abel. Sobre esto, Génesis 3:14, 15, nos dice: “Jehová Dios procedió a decir a la serpiente: ‘Porque has hecho esta cosa, . . . pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.’” Abel, por lo tanto, esperaba la venida de la Simiente prometida de la “mujer” de Dios y la trituración de la cabeza del Tentador por esa Simiente.
3. ¿Qué esperanza tuvo Abrahán, y por qué?
3 Luego, también, hubo el patriarca hebreo Abrahán. Cuando se le pidió que dejara su país natal y sus parientes, “Jehová procedió a decirle a Abrán: ‘. . . haré de ti una gran nación y te bendeciré y haré grande tu nombre; y da pruebas de ser una bendición. Y bendeciré a los que te bendijeren, y al que pida maldición sobre ti lo maldeciré, y todas las familias del suelo ciertamente se bendecirán por medio de ti.’” (Gén. 12:1-3) De modo que este hebreo sin hijos, Abrahán, tuvo la esperanza de tener hijos y de llegar a ser una gran nación y de que su nombre llegara a ser grande. Entonces sería una bendición a otros para que todas las familias terrestres obtuvieran una bendición por medio de él.
4. ¿En armonía con qué obraron Abel y Abrahán, y qué significó su manera de proceder?
4 Abel y Abrahán, contaban con obtener lo que esperaban. De modo que obraron en armonía con su expectativa de obtener algo deseable. Esa manera de proceder significó fe de su parte. La fe tiene una base, así como la esperanza. La esperanza incluye una expectativa de obtener algo y no solo un deseo de ello. Ahora bien, fe no es simple expectativa; de otro modo, fe sería lo mismo que esperanza o por lo menos sería una parte de la esperanza. Pero la Palabra de Dios trata la esperanza y la fe como siendo cosas separadas, aunque están relacionadas una con otra.
5. (a) ¿Qué definición de fe da primero Hebreos 11:1? (b) Según la palabra griega hypóstasis usada allí, ¿ha de entenderse la fe como una sustancia material?
5 Note que la Traducción del Nuevo Mundo de Hebreos 11:1 no dice que fe es la simple expectativa de las cosas esperadas, sino que fe es la expectativa “segura” de las cosas esperadas. Por supuesto, la palabra que el texto griego de Hebreos 11:1 usa es hypóstasis, y, según las palabras que la acompañan en una oración, hypóstasis puede significar varias cosas diferentes, tales como (a) fundamento; subestructura; base; confianza; valor; resolución; constancia; empresa; promesa; o, (b) naturaleza sustancial; sustancia; existencia verdadera; realidad; naturaleza real; esencia; la expresión o expansión plena (de una idea).a Ahora sabemos que fe no es nada material; no es una sustancia tangible que pueda ser pesada en la balanza. Es una cualidad del corazón, porque, como Romanos, 10:10 nos aconseja, “con el corazón se ejerce fe para justicia.”
6. ¿Qué significa, entonces, hypóstasis con respecto a las cosas esperadas?
6 Aquí, entonces, hypóstasis como aplicando a la fe significaría algo que es una base para la esperanza, pero algo que también es enérgico, que mueve y excita a acción. Por consiguiente, como la Traducción del Nuevo Mundo presenta Hebreos 11:1, fe es una expectativa que lo mueve a uno a acción porque la expectativa está bien basada; la expectativa se hace segura o está segura. No lo deja a uno vacilante, incierto, inseguro de sí mismo, irresoluto. Por eso hypóstasis es una expectativa “segura.”
7, 8. ¿Por qué estuvo bien basada la expectativa de Abel de lo que esperaba?
7 ¿Qué razón, tuvo entonces Abel para sentir una “expectativa segura”? Naturalmente la declaración de Dios al Tentador en el Edén hizo surgir las esperanzas de Abel, pero su expectativa de que Dios llevaría a cabo su promesa estaba segura, bien basada, cierta de efectuarse. ¿Por qué?
8 Abel vio que lo que le sucedió a la serpiente demostró verdaderas las palabras de Dios: “Tú eres el maldecido de todos los animales domésticos y de todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre andarás y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida.” Abel también vio que la sentencia de Dios había sido ejecutada sin falta sobre sus padres Adán y Eva: éstos habían sido arrojados del jardín de Edén y Adán tuvo que trabajar con sudor y afán para ganarse el sustento para su familia y Eva estaba produciendo hijos e hijas para Adán con dolor de preñez y dolores de parto, bajo la dominación de su esposo. (Gén. 3:14, 16-19) Abel también vio que sus padres se hallaban en una condición moribunda, y él también, como su prole, esperaba morir con el transcurso del tiempo. Resultó exactamente como Dios le había dicho al padre de Abel: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta que quedes satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento del bien y del mal no debes comer de él, porque en el día que comas de él positivamente morirás.” (Gén. 2:16, 17) Abel vio que Dios fue fiel a lo que advirtió o prometió.
9. En fe, ¿qué hizo Abel, y con qué resultado?
9 Razonablemente, entonces, Abel fundó una fe sobre hechos conocidos, probando la veracidad de Dios. Puso fe en la promesa de Dios de una Simiente de la “mujer” de Dios como siendo segura de cumplirse. El Tentador había inducido la muerte; la Simiente de la mujer vencería al Tentador y llegaría a ser responsable de restaurar la vida a los hombres que habían heredado la muerte. En fe ¿qué hizo entonces Abel? Ofreció un sacrificio animal a Dios, derramando la sangre de ovejas de su rebaño. Abel no mató a ovejas para proveer una comida de carne para sí mismo, sino que dejó que la vida de esas ovejas sacrificatorias sirviera de sustituto de su propia vida, de manera representativa. Su hermano mayor Caín solo hizo una ofrenda sin vida de productos agrícolas a Dios. Dios rechazó la ofrenda vegetal de Caín pero aceptó con aprobación el sacrificio de Abel. Dios dio testimonio a Abel de aprobación divina sobre él.—Gén. 4:1-8.
10. Como se declara en Hebreos 11:4, ¿de acuerdo con qué fue que Abel consiguió aprobación divina?
10 ¿A qué se debió esto? A que Abel tenía fe en Jehová Dios y sacrificó en armonía con su fe. Para dar la primera ilustración de lo que es fe, Hebreos 11:4 dice: “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que Caín, por cual fe se le dio testimonio de que era justo, Dios dando testimonio respecto a sus dádivas; y mediante ésta, aunque murió, todavía habla.”
11. ¿Cómo habla aún Abel, aunque está muerto, y qué “sangre del rociamiento” habla de una manera mejor que la sangre de Abel?
11 Mediante asesinato a manos de su celoso hermano Caín, Abel murió. (Gén. 4:8-12) Aunque Abel murió cuatro mil años antes de Cristo, se informa en la Biblia acerca de la fe que tuvo y así él habla como el primer testigo humano de Jehová. La sangre de Abel no rescató ni redimió a nadie, así como tampoco la sangre de sus ovejas sacrificadas. Su sangre clamó a Dios por venganza sobre el asesino Caín. Mas la sangre de la Simiente de la “mujer” de Dios, en cuya venida Abel tuvo fe, clama a Dios por misericordia sobre Abel y todas las personas con fe semejante a la de Abel. Por esta razón Hebreos 12:24 habla de “Jesús el mediador de un nuevo pacto, y . . . la sangre del rociamiento, que habla de una manera mejor que la sangre de Abel.” De modo que por fe Abel se acercó a Dios y le agradó, y ahora Abel espera una recompensa de parte de Dios en el nuevo mundo.—Heb. 11:6.
EVIDENTE DEMOSTRACIÓN DE COSAS NO VISTAS
12. ¿Qué más dice Hebreos 11:1 que es la fe, y por qué es adecuada la palabra griega élengkhos que se usa allí en conexión con las realidades que todavía no se ven?
12 Sin embargo, se dice que la fe, no solo es “la expectativa segura de las cosas esperadas,” sino también “la demostración evidente de las realidades aunque no se ven.” Para la expresión “demostración evidente” Hebreos 11:1 usa la palabra griega élengkhos. El supracitado léxico griego–inglés define esta palabra como significando (a) argumento de confutación o refutación; (b) generalmente, interrogatorio, prueba, escrutinio, especialmente con propósitos de refutación; (c) catálogo, inventario. Así la palabra griega tiene que ver con producir evidencia que demuestra algo, particularmente algo contrario a lo que parece ser la realidad. Así hace evidente lo que no ha sido discernido antes y por eso refuta lo que parece ser la realidad. De esta manera las cosas verdaderas que no se ven pero que tienen que considerarse pueden aparecer para que las apreciemos.
13. ¿Cómo suministró Cristóbal Colón un buen ejemplo de esto?
13 Como ilustración, considere a Cristóbal Colón. Si, en vez de ser un católico romano al que se le prohibía entonces leer la Santa Biblia, Colón fue judío como sostienen muchos, pudo haber leído Isaías 40:22 concerniente a la redondez de la Tierra: “Hay Uno que mora por encima del círculo de la tierra, los moradores de la cual son como saltamontes, Aquel que está extendiendo los cielos exactamente como una gasa fina, que los despliega como una tienda en la cual morar.” También, Job 26:7: “Él está extendiendo el norte sobre el lugar vacío, colgando la tierra sobre nada.” Ahora bien, Colón no fue astronauta como los de hoy día que han viajado en órbita alrededor de la Tierra en el espacio exterior y han visto con sus ojos la esfericidad de la Tierra. Pero mediante tres líneas principales de argumento deducidas (1) de razones naturales, (2) de teorías de geógrafos, y (3) de los informes y tradiciones de navegantes, Colón raciocinó y discernió que nuestra Tierra debería ser una esfera. Por ejemplo, él pudo ver que la Luna era redonda; que el eclipse de la Luna era circular; que, cuando los barcos entrantes surgen sobre el horizonte distante, los mástiles de los buques de vela aparecen primero y su casco al final. De estas maneras le fue demostrado a él muy evidentemente un hecho verdadero acerca de la Tierra, aunque no lo había visto. Obrando según esta demostración evidente, zarpó hacia el poniente derecho y descubrió las Antillas y la América del Sur. Su fe triunfó.
14. ¿Qué clase de fe fue la de Colón, pero qué clase de fe es la que se ilustra en el capítulo 11 de Hebreos?
14 Sin embargo, la fe de Colón no fue una fe espiritual. Fue solo científica. Mediante ella sirvió a este mundo materialista y a su dios. (2 Cor. 4:4) Pero el capítulo once de Hebreos da ilustraciones históricas de hombres que agradaron al Dios del nuevo mundo, Jehová mediante su fe bíblica. Todos ellos tuvieron fe, no en la venida del llamado nuevo mundo de América, sino en el nuevo mundo bajo la Simiente prometida de la “mujer” de Dios. Hebreos 11:3 dice: “Por fe percibimos que los sistemas de cosas fueron puestos en orden por la palabra de Dios, de manera que lo que se contempla vino a existir de cosas que no aparecen.”
15. ¿De qué manera muestran los hombres materialistas de este mundo que no tienen fe, pero por qué tenemos fe nosotros?
15 Los hombres materialistas de este mundo alegan que es imposible que ellos crean que hay un Dios que siempre ha existido y que creó al universo de la nada. Por eso no pueden creer que las cosas que ven por medio de telescopios y microscopios electrónicos ‘vinieron a existir de cosas que no aparecen,’ es decir, que fueron creadas de la nada. Pero nosotros, como estudiantes de la Biblia, a causa de nuestra fe práctica, no podemos ver cómo los “sistemas de cosas,” o “lo que se contempla” a simple vista nuestra, se crearon de la nada y vinieron a existir de alguna otra manera que mediante un inteligente, todopoderoso Dios de energía y sabiduría inagotables. No somos ciegos. Podemos ver la “demostración evidente” de que el Todopoderoso Dios Jehová es y siempre ha sido, de modo que “por fe percibimos que los sistemas de cosas fueron puestos en orden por la palabra de Dios.”—Rom. 1:20-23.
16, 17. (a) De acuerdo con 2 Pedro 3:13, ¿qué estamos esperando, y por qué? (b) En relación con eso, ¿qué nos dice Hebreos 11:8-10 acerca de Abrahán el hebreo?
16 Nuestra fe no es una disposición ignorante para creer algo sobre evidencia débil o insuficiente. Nuestra fe es inteligente y se basa en la infalible Palabra escrita de Dios. Por la fe esperamos que Dios cree un nuevo sistema de cosas con una “tierra habitada” bajo su Hijo glorificado Jesucristo, “por medio de quien él hizo los sistemas de cosas.” (Heb. 2:5-9; 1:2) Exactamente como 2 Pedro 3:13 dice, “hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos de acuerdo con su promesa, y en éstos la justicia habrá de morar.” Entre aquellos hombres antiguos que el capítulo once de Hebreos dice que esperaban la venida de ese nuevo sistema de cosas en el cual la justicia habrá de morar estuvo el patriarca hebreo Abrahán. Con respecto a él, Hebreos 11:8-10 nos dice:
17 “Por fe Abrahán, cuando fue llamado, obedeció al salir a un lugar que él había de recibir como herencia; y salió, aunque no sabía adónde iba. Por fe él residió como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extranjera, y habitó en tiendas con Isaac y Jacob, los herederos con él de la mismísima promesa. Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, el edificador y creador de la cual ciudad es Dios.”
18. ¿De dónde salió Abrahán, dónde permaneció y con quiénes, y por qué no se menciona a Esaú con él?
18 Según Génesis 11:31 y Hechos 7:2-5, Abrahán, cuyo nombre fue al principio Abrán, salió de la ciudad de Ur en la tierra de los caldeos, es decir, en la tierra de Senaar donde la torre de Babel había sido construida unos doscientos años antes. La “tierra de la promesa” a la cual Jehová Dios lo condujo resultó ser la “tierra de Canaán.” (Gén. 12:1-9) Allí le nacieron hijos y nietos, incluyendo a Isaac y Jacob. Hebreos 11:9 dice que Abrahán habitó en tiendas con su hijo Isaac y su nieto Jacob, con Jacob durante quince años. Jacob tuvo un hermano gemelo por nombre Esaú, mas notamos que no se dice que Abrahán, habitó en tiendas con Isaac y Jacob y Esaú o con Isaac y Esaú, que fue el gemelo mayor. Esaú el primogénito fue omitido en este capítulo once de Hebreos, con su breve relato de las proezas de los hombres de fe, evidentemente porque Esaú no fue un hombre de fe. Los hechos muestran que no lo fue.
19, 20. (a) ¿Con quiénes se casó Esaú y adónde se fue? (b) ¿Cómo mostraron los descendientes de Esaú (o Edom) que no tuvieron fe como su bisabuelo Abrahán?
19 En vez de casarse dentro de la relación de familia temerosa de Jehová de su abuelo Abrahán, Esaú hizo sus propios arreglos para casarse a la edad de cuarenta años y tomó como esposas a dos muchachas paganas, dos heteas de la tierra de Canaán. (Gén. 26:34) Sin embargo, muchos años después, su hermano gemelo Jacob fue enviado por su padre Isaac hacia el norte a Siria a tomar una esposa del parentesco de Abrahán. (Gén. 28:1-8) Durante la ausencia de Jacob, su hermano gemelo Esaú dejó a su padre Isaac y estableció su residencia en la “tierra de Seir, el campo de Edom.”—Gén. 28:8, 9; 32:3; 33:16.
20 Después de regresar Jacob a donde estaba su padre Isaac, Esaú definitivamente se estableció en la tierra de Seir, incluyendo la “región montañosa de Seir.” (Gén. 36:1-9) Jehová Dios ya le había dicho a Jacob (o Israel) que reyes habrían de salir de sus lomos; pero antes de que esto aconteciera, los descendientes de Esaú (o Edom) constituyeron reyes sobre ellos mismos y construyeron ciudades como lugares de habitación permanentes. Por consiguiente, leemos: “Ahora bien, éstos son los reyes que reinaron en la tierra de Edom antes de que rey alguno reinara sobre los hijos de Israel. Y Bela, hijo de Beor, procedió a reinar en Edom, y el nombre de su ciudad fue Dinaba.” Otras ciudades reales fueron Avit y Pau. (Gén. 36:31-39; 35:9-11) Esaú no quiso tener parte en sufrir el cumplimiento de la palabra del Todopoderoso Dios concerniente a la simiente de Abrahán: “Tu simiente llegará a ser residente extranjero en una tierra que no es de ellos, y ellos tendrán que servirles y éstos ciertamente los afligirán por cuatrocientos años.” (Gén. 15:13) Los descendientes de Esaú no esperaban ninguna ciudad futura de parte de Jehová Dios. Dejaron las tiendas para habitar en ciudades.
21. (a) ¿Por qué Hebreos 12:15-17 despliega a Esaú como un ejemplo amonestador? (b) ¿Por qué Hebreos 11:9 menciona a Jacob en vez de a Esaú?
21 Esaú, el primogénito de Isaac, había despreciado su primogenitura y la había vendido a su hermano gemelo más joven Jacob. No tenía fe. No apreciaba las cosas sagradas como la promesa abrahámica de Dios. (Gén. 25:29-34) Por esta razón Hebreos 12:15-17 despliega al Esaú materialista como un ejemplo amonestador, diciendo: “Vigilando cuidadosamente que nadie vaya a ser privado [como Esaú] de la bondad inmerecida de Dios; que no brote raíz venenosa alguna y cause perturbación y que muchos no sean contaminados por ella; que no haya ningún fornicador ni nadie que no aprecie las cosas sagradas, como Esaú, quien a cambio de una comida regaló sus derechos como primogénito. Porque ustedes saben que después también cuando quiso heredar la bendición fue rechazado, pues, aunque buscó intensamente un cambio de parecer con lágrimas, no halló lugar para ello.” Hebreos 11:9, por lo tanto, está correcto al excluir a Esaú y decir que Abrahán “residió como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extranjera, y habitó en tiendas con Isaac y Jacob, los herederos con él de la mismísima promesa.” Jacob salió de Siria después de haber criado una grande familia allí. Regresó a donde estaba su padre Isaac y vivió en estrecho contacto con él hasta que murió Isaac. Aun después de eso Jacob no construyó ninguna ciudad.—Gén. 31:17, 18; 35:27-29.
22. ¿Por cuántos años vivieron Abrahán, Isaac y Jacob en la tierra de promesa, y por qué?
22 Durante un intervalo de 215 años (de 1943 a 1728 a. de J.C.) Abrahán, Isaac y Jacob continuaron habitando en tiendas en la “tierra de la promesa” como en tierra extranjera, como residentes extranjeros. ¿Por qué hicieron ellos eso? Fue porque esperaban que Dios fundara y construyera una ciudad permanente para ellos, un gobierno celestial bajo el cual vivirían. “Porque,” dice Hebreos 11:10 concerniente a Abrahán, “esperaba la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, el edificador y creador de la cual ciudad es Dios.”
23. ¿Cuánto tiempo habitó cada uno en tiendas como en una tierra extranjera? Y por habitar en tiendas allí por tanto tiempo, ¿vieron realizada la promesa de Dios a ellos?
23 Personalmente Abrahán habitó en tiendas 100 años como extranjero en la tierra de Canaán. Isaac habitó en tiendas allí 180 años, y Jacob habitó en tiendas 110 años hasta que su hijo José, el primer ministro de Egipto, lo hizo bajar a ese país. Abrahán había vivido en la entonces altamente civilizada ciudad de Ur de los caldeos con todas sus comodidades y vida estable. No tenía que seguir viviendo como nómada en una tierra extranjera, mudándose de lugar en lugar y viviendo bajo tiendas. ¿Por qué salió Jacob de la ciudad de Carán en Siria y regresó a esa vida con su padre Isaac en la tierra pagana de Canaán? ¿Por qué no consideraron Abrahán, Isaac y Jacob la vida de modo materialista y pensaron en todas las comodidades y oportunidades de la ciudad culta de Ur de los caldeos y abandonaron la vida áspera de los moradores en tiendas en una tierra extranjera y regresaron a esa ciudad terrena? Prescindiendo de cuánto tiempo habitaron en tiendas en la tierra de Canaán, no vieron realizada la promesa de Dios de darles esa tierra. ¿Por qué, oh por qué obedecieron la llamada de Dios a Abrahán y al fin murieron, cada uno en una tierra extranjera? Hebreos 11:13-16 nos dice por qué:
24. ¿Qué dice Hebreos 11:13-16 que fue la razón por la cual no salieron de Canaán y regresaron a Ur?
24 “En fe murieron todos éstos, aunque no recibieron el cumplimiento de las promesas, pero las vieron desde lejos y las acogieron y declararon públicamente que eran extraños y residentes temporarios en la tierra. Pues los que dicen tales cosas dan evidencia de que se están esforzando con sinceridad por un lugar propio de ellos. Y sin embargo, si verdaderamente hubiesen seguido recordando aquel lugar de donde habían salido, hubieran tenido oportunidad de volver. Pero ahora ellos están haciendo esfuerzos por alcanzar un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo. Por lo tanto, Dios no se avergüenza de ellos, de ser invocado como el Dios de ellos, porque él les ha preparado una ciudad.”
25. (a) ¿Qué habría significado el que ellos hubiesen regresado a Ur? (b) ¿Cuál es realmente la “ciudad” por la que estaban haciendo esfuerzos, y cómo serán puestos en contacto con ella ahora?
25 ¿Qué hay si ellos hubiesen regresado y llegado a ser parte otra vez de la ciudad caldea de Ur? Habrían perdido el derecho a las promesas que Jehová les había hecho. Habría significado abandonar la relación con él, y esto habría significado la destrucción de sus almas. Su fe los mantuvo alejados de Ur y obedientes al llamado y guía de Jehová a ellos. Miraron hacia adelante, no hacia atrás. Hicieron esfuerzos por un lugar mejor que la ciudad terrena de Ur. Esperaban una ciudad que pertenece al cielo, un gobierno celestial, el reino de Dios por medio de la Simiente mesiánica de Su “mujer.” ¿Qué es hoy Ur de los caldeos? Solo una masa de ruinas desenterrada por arqueólogos no hace mucho tiempo. Pero, ¿qué hay del reino de Dios, la ciudad celestial preparada para Abrahán, Isaac y Jacob? Está en el poder en los cielos desde 1914 d. de J.C. En breve, después de que destruya a este viejo sistema mundano de cosas y asuma el dominio absoluto de toda la Tierra, Abrahán, Isaac y Jacob serán resucitados de entre los muertos y vivirán bajo ese gobierno celestial, porque Jehová Dios no se avergüenza de ellos.—Luc. 20:37, 38.
¿DE QUÉ CLASE SOMOS?
26. En comparación con los hombres de la antigüedad mencionados, ¿qué preguntas nos hacemos, y por qué deseamos que Hebreos 10:38, 39 responda por nosotros?
26 ¿Qué clase de personas somos hoy día? Si somos testigos cristianos de Jehová, ¿somos personas como el profano Esaú (Edom)? ¡No lo quiera Dios! Entonces, ¿somos personas como aquellos testigos hebreos de Jehová, Abrahán, Isaac y Jacob, que jamás retrocedieron? Si lo somos, entonces, después de haber llegado hasta aquí desde cuando creímos por primera vez, prescindiendo de cuánto tiempo haya pasado de eso, ahora no retrocederemos a este viejo mundo de materialismo y religión falsa. También sea por nosotros que Hebreos 10:38, 39 hable, cuando afirma: “‘Mi justo vivirá por motivo de fe,’ y, ‘si se retrae, mi alma no se complace en él.’ Ahora bien, nosotros no somos de la clase que se retrae para la destrucción, sino de la clase que tiene fe que resulta en conservar viva el alma.”
27. ¿En qué, por lo tanto, se halla nuestro interés, y qué significará para nosotros el retraernos?
27 Nuestro interés se halla en que el alma de Dios se complazca en nosotros. Deseamos tener una posición justa con él y probarnos dignos de vivir en virtud de nuestra fe. La fe no nos permite retraernos. Se entiende que el retraerse una persona es una retirada instintiva por algo que, es doloroso o desagradable, para evitarlo. El retraerse se debe al temor. En Hebreos 10:38, 39 la palabra para retraerse se usa por los antiguos escritores griegos para temer, y para retirarse o esconderse uno por temor.b El que nosotros nos retrajésemos resultaría en destrucción de nuestra alma para siempre.—Mat. 10:28.
28, 29. (a) ¿Dónde yace el peligro de retraerse, y cómo puede comenzar? (b) ¿Qué dice Hebreos 5:11 a 6:3 a los que hacen eso?
28 El retraerse puede ser como una contracción pequeña, que produce una arruga. En este mismísimo hecho yace el peligro para nosotros, porque difícilmente notamos nuestro comienzo hacia la destrucción eterna de nuestra alma. El retraerse o retirarse puede ser en forma de rehusar progresar a causa del esfuerzo propio que se requiere. Es como en el caso de un niño que no quiere crecer y asumir responsabilidades sino que quiere seguir siendo una criatura despreocupada, estando obligados otros a asumir la responsabilidad por él. Por ejemplo, ¿por qué tuvo el escritor a los hebreos que usar tantos detalles al explicar cosas que eran más avanzadas, más envueltas que tales doctrinas bíblicas como el arrepentimiento del pecado, fe hacia Dios, bautismos, el imponer las manos sobre los escogidos, resurrección, juicio eterno por Dios? Se debió a que aquellos cristianos hebreos querían permanecer siendo pequeñuelos espirituales capaces de alimentarse solo de leche doctrinal, tan embotados de oído que no entendían lo que se decía o se enseñaba. Por eso Hebreos 5:11 a 6:3 les dice:
29 “Tenemos mucho que decir y difícil de explicarse, puesto que ustedes se han hecho embotados en su oír. Porque, en verdad, aunque deberían ser maestros en vista del tiempo, necesitan ustedes de nuevo alguien que les enseñe desde el comienzo las cosas elementales de las declaraciones formales sagradas de Dios; y ustedes han venido a ser como los que necesitan leche, no alimento sólido. Porque todo el que participa de leche no está familiarizado con la palabra de justicia, porque es un pequeñuelo. Pero el alimento sólido es para las personas maduras, para los que por medio del uso tienen las facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto. Por esta razón, ya que hemos dejado la doctrina primaria acerca del Cristo, pasemos adelante a la madurez, no poniendo un cimiento de nuevo, a saber, arrepentimiento de obras muertas, y fe hacia Dios, la enseñanza sobre bautismos y la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno. Y esto lo haremos, si Dios verdaderamente lo permite.”
30. ¿Cómo está Dios permitiéndonos verdaderamente hacer eso, y en consecuencia qué deberían hacer los pequeñuelos espirituales?
30 Dios nos está verdaderamente permitiendo, al grado que nos permite seguir viviendo y no destruye a este mundo. Dado que Dios lo permite misericordiosamente, ¿‘pasaremos adelante a la madurez’? ¿Nos aprovecharemos del tiempo adicional para crecer espiritualmente y llegar a poder enseñar a otros no solo la “doctrina primaria acerca del Cristo” o las creencias de “cimiento” sino también las cosas ‘difíciles de explicarse’? En vista de la duración del tiempo en que hemos conocido la verdad, ¿nos da vergüenza el no conocer o entender sino la “leche” doctrinal de la Biblia o el que para ahora no tengamos nuestras “facultades perceptivas entrenadas” para capacitarnos a ser maestros de otros, no solo en la congregación, sino en los hogares de las personas interesadas que todavía no pertenecen a la congregación? Si honradamente sentimos tal vergüenza al no ser todavía adultos espiritualmente, entonces sin falta, mientras Dios verdaderamente lo permite, hagamos algo en cuanto a ello, algo positivo. El hacerlo significa nuestra vida.
31, 32. (a) ¿Qué significará la acción positiva de parte de los pequeñuelos espirituales? (b) Amonestándonos contra tal costumbre mala, ¿qué nos dice Hebreos 10:23-27?
31 El adoptar acción positiva ciertamente no será por medio de retardar más nuestro progreso espiritual, o por medio de directamente retroceder, retraerse debido a que algo difícil está adelante de nosotros que requiere constancia en esfuerzo y acción. La acción positiva significará más que solo el seguir adelante con nuestro estudio bíblico personal privadamente. También requerirá el concurrir a las reuniones para estudio con la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová, considerándolos a ellos. Si innecesariamente nos perdemos las reuniones con los testigos cristianos modernos de Jehová, eso será el comienzo de que nos retraigamos. Si persistimos en ello, finalmente llegará a ser una costumbre para nosotros. Hebreos 10:23-27 nos dice que no hagamos eso. Nos dice la razón para no hacer eso. Dice:
32 “Considerémonos unos a otros para incitar al amor y a las obras excelentes, no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino animándonos, y tanto más al ver que el día se acerca. Porque si practicamos el pecado voluntariosamente después de haber recibido el conocimiento acertado de la verdad, ya no queda ningún sacrificio por los pecados, sino que hay cierta horrenda expectativa de juicio y hay unos celos ardientes que van a consumir a los que se oponen.”
33. Si voluntariosamente nos perdemos las reuniones, ¿qué estamos haciendo en lo que toca a Hebreos 2:1, y cómo podemos impedir el deslizarnos?
33 Cuando voluntariosamente nos perdemos las reuniones donde se da incitación al amor y a las obras buenas, ¿qué estamos haciendo? ¿Estamos haciendo lo que Hebreos 2:1 nos dice que hagamos, a saber, prestar más que la acostumbrada atención, o estamos prestando menos que la acostumbrada atención a las cosas que se oyen procedentes del Hijo de Dios? Ciertamente menos, no más, aun si efectuamos mucho estudio bíblico de casa por nosotros mismos. Para impedir el deslizarnos hacia la destrucción, necesitamos prestar atención al Hijo de Dios a causa de su importancia superior.
34. Para que nuestra fe sea perfeccionada, ¿a quién tenemos que acudir, y por qué, por lo tanto, no pudieron tener perfeccionada su fe los antiguos hebreos?
34 Si deseamos que nuestra fe sea perfeccionada y resulte en conservar viva nuestra alma para siempre, realmente tenemos que prestar la atención propia al Hijo de Dios, Jesús. Tenemos que acudir a él como el “Perfeccionador de nuestra fe.” Antes de su venida, hace diecinueve siglos, los antiguos hebreos tenían fe en la venida del Mesías y la esperaban. Pero su fe con respecto a él no estaba completa en muchos respectos a causa de que no entendían las profecías que todavía no se habían cumplido acerca de él. Aun los ángeles del cielo se preguntaban cómo se llevarían a cabo realmente las profecías con respecto al Mesías o el Cristo. (1 Ped. 1:10-12) Por consiguiente, su fe no estaba perfeccionada todavía.
35, 36. ¿Con la venida de quién llegó realmente la fe, y cómo fue eso así?
35 Sin embargo, cuando Jesucristo vino, predicó, murió y fue resucitado a la vida celestial y regresó a Dios su Padre y se sentó a la diestra de Dios en los cielos, las profecías acerca de él que hasta entonces no se entendían se cumplieron detalladamente. Entonces la fe concerniente al Mesías o Cristo llegó a estar llena de hechos históricos. Así, con el Cristo la fe realmente llegó, es decir, la creencia corregida acerca de él y su relación con Dios. Por lo tanto, a los hebreos que en un tiempo estuvieron bajo la ley de Moisés pero que ahora eran cristianos, Gálatas 3:23-25 dice:
36 “Antes de que llegara la fe, estábamos siendo guardados bajo ley, siendo entregados juntos en custodia, esperando la fe que estaba destinada a ser revelada. En consecuencia, la Ley ha llegado a ser nuestro ayo para guiarnos a Cristo, para que seamos declarados justos por causa de la fe. Pero ahora que ha llegado esta fe, ya no estamos bajo un ayo [la ley mosaica].”
37. ¿Qué fue, por lo tanto, Jesús con respecto a nuestra fe, y por eso qué comenzó realmente con él?
37 A causa de este hecho Jesús realmente es el Caudillo, el Precursor, el Agente Principal de nuestra fe. Siendo eso, emprendió hacer la voluntad de Dios y realizar las profecías mesiánicas y así aclarar para nosotros nuestra fe en esas profecías bíblicas. La fe o creencia correcta comenzó con Jesucristo—hace mil novecientos años.
38. ¿Cómo ha estado él, desde entonces, perfeccionando la fe de sus seguidores?
38 Hasta el día festivo del Pentecostés, cincuenta días después de su resurrección, en el año 33, cuando derramó espíritu santo de la diestra de Dios en el cielo sobre sus discípulos hebreos en Jerusalén, Jesús obró hacia el perfeccionar la fe de ellos en él. Cuando, en el año 36, derramó espíritu santo sobre los primeros creyentes incircuncisos no hebreos, trajo aun más a la perfección la fe de ellos con respecto a él. (Heb. 2:4) Mientras trató desde el cielo con sus discípulos sobre la Tierra hasta que el apóstol Juan escribió su Evangelio y cartas y la Revelación o el Apocalipsis a Juan, Jesús estaba trayendo su fe a la perfección, suficientemente para que ellos fueran salvados. Ahora por lo que ha estado haciendo durante los pasados noventa años más o menos, para cumplir la profecía tocante a sus discípulos sobre la Tierra, ha estado perfeccionando nuestra fe para llenar las necesidades de nuestro tiempo, para nuestra salvación eterna.
¡CORRAN!
39. ¿Qué, entonces, es la cosa vital que debemos hacer, y en armonía con eso qué nos dice que hagamos Hebreos 12:1-4?
39 La cosa vital que debemos hacer, entonces, no es retraernos ni aun mirar atrás. La cosa preservadora del alma que debemos hacer es mirar hacia adelante y ¡correr! “Pues, entonces,” Hebreos 12:1-4 nos dice, “porque tenemos una nube tan grande de testigos en nuestro derredor, quitémonos también todo peso y el pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con aguante la carrera que está puesta delante de nosotros, mientras miramos atentamente al Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe, Jesús. Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó el madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. Sí, consideren atentamente a aquel que ha aguantado tal habla contraria de pecadores en contra de los intereses de ellos mismos, para que no se vayan a cansar y se rindan en su alma. Al llevar a cabo su contienda contra ese pecado [de la falta de fe] ustedes todavía no han resistido jamás hasta la sangre.” No, usted todavía no ha derramado su sangre vital como un fiel testigo de Jehová.
40. ¿A cuál antiguo hebreo entre los testigos precristianos debemos recordar, y por qué?
40 Recuerde, entre esa ‘nube grande’ de testigos precristianos que a causa de su fe agradaron a Dios, al fiel patriarca Abrahán. Él no se estableció en ninguna ciudad ni construyó una ciudad como un lugar de habitación permanente en este viejo sistema de cosas. Esperó la ciudad que tiene cimientos de permanencia, la ciudad que entonces había de ser construida y creada por Dios. Por consiguiente, siguió viviendo acá y allá en tiendas, no identificado con ninguna ciudad terrena.—Heb. 11:9, 10, 15,16.
41. ¿Qué hay de Jesús en este respecto, y qué estamos resueltos a hacer de acuerdo con Hebreos 13:12-15?
41 Tampoco hizo el Hijo de Dios de ninguna ciudad su ciudad permanente, ni aun la entonces Jerusalén terrena con su templo y altar. A medida que acudimos a él, nuestra propia resolución de lo que vamos a hacer hállese declarada en Hebreos 13:12-15: “Jesús también, para santificar al pueblo con su propia sangre, sufrió fuera de la puerta. Entonces, salgamos a él fuera del campamento, llevando el vituperio que él llevó, porque no tenemos aquí una ciudad que continúe, sino que sinceramente estamos buscando la que ha de venir. Por medio de él ofrezcamos siempre a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.”
42. ¿Debido a estar cerca de qué deberíamos hacer tanto más eso ahora?
42 Tanto más hagamos eso ahora. Esa ‘ciudad que ha de venir,’ esa ‘ciudad que continúa,’ ¡se ha acercado! Es el reino de Dios, la Jerusalén celestial, establecida en el año 1914 al fin de los Tiempos de los Gentiles. Más ciertas de nosotros hoy día, por lo tanto, son las palabras escritas hace diecinueve siglos: “Ustedes se han acercado a un monte de Sion y a una ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, en asamblea general, y a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios el Juez de todos, y a ... Jesús el mediador de un nuevo pacto, y a la sangre del rociamiento, que habla de una manera mejor que la sangre de Abel.” (Heb. 12:22-24) Este reino celestial al cual nos hemos acercado es un “reino que no puede ser sacudido.” Permanecerá a través de todo este “tiempo del fin” de este mundo, cuando Jehová Dios está sacudiendo al cielo y a la tierra a fin de remover a este viejo orden de cosas sin fe.—Heb. 12:26-28.
43. ¿Cómo podemos poner ahora más que la acostumbrada atención al Hijo de Dios en lo que toca a Mateo 24:14?
43 En cumplimiento de la propia profecía de Jesús, las buenas nuevas de este reino establecido están siendo predicadas en toda la Tierra habitada como testimonio a todas las naciones antes de que éstas sean despedazadas mediante sacudimiento y removidas para siempre. (Mat. 24:14; Mar. 13:10) A esa profecía hablada por el Hijo de Dios prestemos más que la acostumbrada atención por medio de participar tan plena y directamente en ella como podamos. Háganlo con fe. ¡Prediquen!
44. ¿Para que tengamos qué cualidad es éste especialmente el tiempo, y con qué buen resultado duradero?
44 De todos los tiempos éste es el tiempo para tener fe, para madurar nuestra fe por medio de aumentar nuestro conocimiento y entendimiento, y para probar nuestra fe por medio de enseñarla a otros. Nuestra fe que está siendo sometida a la perfección jamás nos dejará retroceder al desastre eterno, a la destrucción de nuestra alma. Nuestra fe en perfección resultará en que Dios preserve viva nuestra alma para siempre. ¿Dónde? En el nuevo orden de cosas, con sus “nuevos cielos” y con su “tierra habitada por venir” sujeta, no a simples ángeles, sino, al Hijo de hijos de Dios, Jesucristo, el Agente Principal y Perfeccionador de nuestra fe.
[Notas]
a Según A Greek–English Lexicon, por Liddell y Scott, en una nueva edición revisada y aumentada, en dos tomos, reimpresión de 1948.
b Vea la página 644b de A Greek and English Lexicon to the New Testament, por Juan Parkhurst, M.A., edición de Londres de 1845.