El matrimonio bajo condiciones imperfectas
1. ¿Qué se había propuesto Dios que trajera el matrimonio al hombre y que se había propuesto que lograra?
EL MATRIMONIO ha llegado a estar bajo gran presión y tirantez a causa de la imperfección. La imperfección se debe al pecado. El pecado es injusticia, desobediencia a las leyes perfectas de Jehová Dios. El matrimonio de Adán y Eva en el Edén fué un matrimonio perfecto porque fué ejecutado por Jehová Dios, cuyas actividades todas son perfectas, cuyos caminos todos son justicia. (Deu. 32:4, NM) El quitarle una costilla a Adán y junto con ella las características femeninas que originalmente estuvieron en él no lo hizo desdichado. El presentarle Dios estas cosas de vuelta en forma de una mujer perfecta que había de ser esposa suya lo introdujo a una felicidad que nunca antes había conocido. Su día de bodas en el Edén fué sumamente feliz. Se tenía el propósito de que el matrimonio que se inauguró allí fuera un matrimonio continuamente feliz y llevara a la pareja a la felicidad inefable de ser fructífera y producir hijos perfectos de su género. Dios mismo, quien los había unido, estaría feliz por todo esto, porque así el propósito que tuvo al crear la tierra quedaría cumplido, el de tenerla “habitada.”—Gén. 1:26-28; Isa. 45:18.
2. (a) ¿Qué interrumpió la felicidad completa de la primera pareja humana? (b) ¿Cómo había enseñado Adán a su esposa, y al hacer qué mostraría él el amor que le tenía a Dios y a ella?
2 ¿Qué, pues, interrumpió la felicidad completa del matrimonio humano y lo sujetó a condiciones imperfectas? Ante todo, fué el no reconocer las relaciones correctas que Dios había establecido entre el esposo y la esposa y el rehusar éstos adherirse a esas relaciones. Adán y Eva se pertenecían uno al otro, así como una cabeza y un cuerpo se pertenecen uno al otro. “Porque Adán fué formado primero, luego Eva.” (1 Tim. 2:13, NM) Adán enseñó a Eva. Él la llevó por todo el jardín paradisíaco del Edén que él conocía cabalmente. Él le dijo a ella los nombres que había puesto a los animales. Algo todavía más importante, él le dijo a ella cómo vivir para siempre en este paraíso de placer como la madre de una familia humana perfecta al darle a conocer el mandamiento especial de Jehová Dios. Esto fué algo especial, que precedió a las instrucciones que Dios dió a los dos concernientes al alimento para todas las criaturas. (Gen. 1:28-30) Como se le declaró a Adán solo, el mandamiento especial de Dios fué: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta que quedes satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento del bien y del mal no debes comer de él, porque en el día que comas de él positivamente morirás.” (Gen. 2:16, 17, NM) Este mandamiento ahora aplicaba también a Eva, porque ella era parte de él; ella era una carne con él. Así como él le había enseñado a ella este mandamiento divino, era responsabilidad de él como cabeza sobre ella hacer cumplir esta ley que protegía la vida. Si él la amaba él haría cumplir esta ley, porque el hacerlo sería amarse él mismo también. Ella era parte de sus propios huesos y carne, y naturalmente él no aborrecería a sus propios huesos y carne. Al hacer cumplir esta ley Adán especialmente amaría a su preciado Dador de vida, Jehová Dios, a quien ellos debían amar más que a ellos mismos o más que uno al otro.
3. (a) ¿Cómo procedió Eva hasta que un quebrantador de la ley se presentó ante ella? (b) ¿Qué hizo Satanás para efectuar qué propósito?
3 Por un tiempo Eva se sometió a la jefatura de su esposo. Ella no puso en tela de juicio el castigo que vendría por quebrantar la ley de Dios. Ella no pensó que su esposo había sido engañado por lo que Dios dijo en cuanto al quebrantamiento de su ley. Ella no pensó que ella debería fallar o dictar la regla en cuanto a lo que era bueno y lo que era malo. Ella le sirvió de verdadero ayudante a Adán y perfectamente llenó el lugar que le correspondía en su vida y encontró seguridad y felicidad al hacerlo. Entonces un quebrantador de la ley, un perturbador de matrimonios, se presentó ante ella mientras se hallaba sola. Por medio de una serpiente que había en el jardín del Edén le pidió información. Ella le dijo lo que su esposo le había dicho a ella. Entonces la serpiente, o la criatura invisible que hablaba por medio de la serpiente, no recurrió aquí a ningún chisme por medio de ociosamente decir trivialidades o por medio de repetir una mentira. Él hizo lo que Jesucristo dijo que él hizo. Directamente mintió, y se hizo el padre de toda mentira. (Juan 8:44; 2 Cor. 11:3) Al punto contradijo lo que Adán le había dicho a Eva y lo que Dios primero había dicho a Adán. “La serpiente dijo a la mujer: ‘Positivamente ustedes no morirán.’” Entonces, pretendiendo saber los hechos verdaderos acerca de ese árbol prohibido, continuó: “Porque Dios sabe que en el mismísimo día que ustedes coman de él sus ojos no podrán menos que ser abiertos y ustedes no podrán menos que ser semejantes a Dios, conociendo el bien y el mal.” (Gén. 3:1-5, NM) El verdadero propósito de la Serpiente, Satanás el Diablo, al oponerse y calumniar a Dios de esta manera era el comenzar a desbaratar la unión matrimonial entre Jehová Dios y su organización esposa, su “mujer,” es decir, su organización universal de criaturas santas, a la cual pertenecían entonces Adán y Eva.
4. (a) ¿Cómo debería haber respondido Eva, pero la palabra de quién aceptó ella en preferencia a la de quién? (b) ¿Por qué fué el caso de Eva un caso de insubordinación matrimonial, y qué la impulsó a tal cosa?
4 ¿Contestó Eva ahora, debido al respeto que le tenía a la relación matrimonial: ‘¿Qué derecho tienes para contradecir la palabra de mi esposo, y qué derecho tienes para contradecir la palabra de su Dios que me dió a él? ¿Me someteré a ti, una simple bestia, en vez de a mi esposo, mi cabeza nombrada por Dios?’ ¡No! Ni fué un caso en que Eva aceptara la palabra y ley de Dios en preferencia a la palabra de su esposo. Aquí fué un caso de aceptar la palabra de la serpiente en preferencia a la palabra de su esposo que estaba en armonía con la palabra de Jehová. Aquí estaban dos testigos, Jehová mismo y Adán, en contra del un testigo falso, la gran Serpiente. Con respeto para su cabeza humana, respeto que le daría seguridad, Eva debería haber dicho que primero consultaría con su esposo y vería si él aprobaba el comer del fruto prohibido contrario al mandamiento de Dios, porque él conocía a Dios mejor que ella. En vez de buscar a su esposo y repasar la ley de Dios con él, Eva consideró el fruto prohibido desde el nuevo punto de vista que una bestia le había presentado. Ella dejó que se formara en ella el deseo de comer del fruto. Su deseo la llevó a la tentación, y la indujo a actuar y así el pecado fué concebido. Esta concepción del pecado inevitablemente tenía que dar a luz el castigo de la muerte. (Sant. 1:14, 15) “De modo que ella comenzó a tomar de su fruto y comerlo.” (Gén. 3:6, NM) Ella se adelantó a su esposo y puso su propia inteligencia por encima de la de su cabeza, su esposo. Ella fué crasamente engañada, pero de todas maneras fué un caso de insubordinación matrimonial.
5. ¿Qué efecto inmediato no tuvo en Eva el comer el fruto, pero en cambio qué efecto tuvo?
5 Eva comió el fruto prohibido y así mostró que no le tenía ningún respeto a Dios como su Soberano celestial ni a su esposo como cabeza de ella. El relato bíblico no dice que su conciencia la afligió inmediatamente y ella comprendió que estaba enteramente desnuda, haciendo eso que ella se sintiera consternada y deseosa de esconderse del sexo opuesto, de su esposo. Proverbios 9:17, 18 (Norm. Rev.) nos dice: “‘Las aguas hurtadas son dulces, y el pan comido a hurtadillas es sabroso.’ Mas no sabe él que los muertos están allí, que los invitados de ella están en las profundidades de Sheol [el sepulcro común del género humano].” De modo que, totalmente engañada, no asustada por la pena de muerte, y no conociendo ninguna vergüenza sexual, sino probando la dulzura temporal del fruto que había robado del árbol prohibido y que había comido a hurtadillas de su esposo, Eva presuntuosamente fué y ofreció algo del fruto prohibido a Adán. Ahora ¿qué debería hacer él?
6. ¿Qué ley teocrática, declarada más tarde, muestra la manera en que Adán debería haber procedido, y por qué es esto así?
6 Adán inmediatamente supo que Eva había sido engañada por la serpiente y que había pecado. La Palabra de Dios dice: “Adán no fué engañado, sino que la mujer fué cabalmente engañada y vino a estar en transgresión.” (1 Tim. 2:14, NM) Eva no habló o actuó en representación de él su cabeza. La cabeza había de decidir y Adán tenía que aprobar su pecado por medio de unirse a ella a sabiendas, voluntariamente, comiendo el fruto robado, o desaprobar su acto y pararlo inmediatamente para que no llegara a ser una práctica en su familia. La ley teocrática de Jehová, declarada más tarde a la nación de Israel, convenía con esto, declarando: “En caso de que una mujer haga un voto a Jehová o se obligue con un voto de abstinencia . . . si de manera alguna sucede que ella pertenece a un esposo y su voto estuviere sobre ella o la promesa irreflexiva de sus labios con que ella ha obligado su alma, y su esposo lo ha oído y ha guardado silencio para con ella en el día que lo oyó, entonces sus votos deben subsistir o sus votos de abstinencia con que ella ha obligado su alma deben subsistir. Pero si su esposo en el día de oírlo se lo prohibiera, entonces él ha anulado el voto de ella que estaba sobre ella o la promesa irreflexiva de sus labios con que ella obligó su alma, y Jehová la perdonará.” (Núm. 30:3, 6-8, NM) De modo que Adán pudo haber reprendido a Eva y dejar que Dios fuera veraz y la Serpiente el Diablo un mentiroso, vindicándose así como no siendo participante de manera alguna en el acto de ella de violar la ley de Dios. Dios lo había nombrado a él cabeza. Él debería haber respetado el nombramiento de Dios y resistido el que Eva actuara como cabeza haciendo decisiones.
CONSECUENCIAS MALAS DE DELINCUENCIAS DENTRO DEL MATRIMONIO
7. Si Adán hubiera rehusado el fruto que Eva le ofreció, ¿qué hubiera mostrado él? y por aceptarlo, ¿qué mostró él?
7 Si Adán se hubiera amado a sí mismo, amando la vida para sí mismo y su prole, hubiera rehusado aceptar de la mano de su esposa el fruto prohibido. Le hubiera mostrado a ella el proceder correcto por medio de rehusar, porque ella era su propia carne. Si hubiera amado a Dios más que a sí mismo, incluyendo a su esposa, hubiera rechazado su oferta y hubiera observado el mandamiento de Dios. Más bien hubiera preferido desprenderse de su esposa que desprenderse de su Dios. Desempeñando el papel de un esposo verdadero, hubiera respetado el nombramiento divino que había recibido que lo hacía jefe y hubiera hecho la decisión correcta para sí mismo y su casa. Hubiera mostrado fuerza y hubiera cumplido con la alta norma que su responsabilidad exigía y hubiera mantenido su integridad hacia Dios. Pero Adán no miró hacia Dios. Miró a su esposa que le ofrecía el fruto a él. Ahora se formó en él un deseo de tenerla, no como un ayudante y complemento para efectuar el mandato de procreación dado por Dios, sino como un medio de satisfacer su carne. Fué seducido por este deseo. Dando más atención a ello que al placer de obedecer el mandamiento de Dios, él flaqueó. Él repudió, rechazó su propia jefatura como esposo. Escuchó la voz de su esposa, no la de Dios. Aceptó el fruto prohibido y lo trajo a la boca.
8, 9. ¿Cuál fué el resultado de que Adán prefiriera a su esposa en vez de a Dios? Y, ¿cómo respondieron ellos a Dios?
8 Se adhirió a su esposa, sí, en lo malo, pero se desprendió de la compañía de su Dios y Padre. Dado que no se le engañó, él voluntariosamente se unió a la Serpiente Satanás el Diablo en su rebelión contra Dios. Sin describir la batalla mental o las emociones que se pusieron en acción, la Biblia simplemente dice: “Después también dió algo de él a su marido cuando él estuvo con ella y él comenzó a comerlo.” Ahora ambos habían pecado, pero el pecado de Adán fué el mayor pecado porque él era más responsable. Ya no podían verse uno al otro de manera pura, natural. “Entonces los ojos de ambos se abrieron y comenzaron a darse cuenta de que estaban desnudos. Así que cosieron hojas de higuera y se hicieron cubiertas para los lomos.”—Gén. 3:6, 7, NM.
9 Entre el hombre y su esposa ahora se había formado una barrera, aunque lo único que la representaba eran las hojas de higuera cosidas. No sintiéndose de apariencia limpia ante su esposa, Adán no podía sentirse de apariencia limpia ante su Dios. Ya no se sentía cómodo al conversar con Dios; en lugar de ansiosamente esperar conversar, ahora huía de ello. De modo que cuando oyeron que se acercaba la presencia invisible de Dios, tanto Adán como Eva se escondieron detrás de unos árboles. Dios lo llamó a él, no a su esposa. Adán le dijo a Dios que no se sentía presentable ante él. Pues, ¿por qué? ¿Había comido Adán del fruto prohibido? Bueno, no directamente del árbol, pero había comido de la mano de su esposa con el fin de agradar a su esposa. ¿Por qué, entonces, había sido la mujer la que comió directamente del árbol prohibido? Ahora la mujer reconoció que no había obrado tan inteligentemente. Ella dijo: “La serpiente me engañó, de modo que comí.” (Gén. 3:8-13, NM) Ella nunca pensó que el efecto posterior sería una cosa como ésta.
10. (a) ¿Qué matrimonio no podría desbaratar Satanás, y por qué? (b) ¿Qué decretó Dios para Satanás y su simiente?
10 De modo que Dios se dirigió a la gran Serpiente Satanás el Diablo, que ahora había puesto el matrimonio de Adán y Eva en gran dificultad. Pero si la Serpiente Satanás el Diablo pensó por un instante que podía desbaratar el matrimonio entre Jehová Dios y su “mujer,” su organización universal celestial bajo su Hijo unigénito, se equivocó rotundamente. Maldiciendo a Satanás el Diablo a una existencia vil que se alimentaría de simple polvo, Jehová Dios el Gran Esposo mencionó a Su propia “mujer.” Él decretó para su mujer un proceder diferente del que Eva emprendió, diciendo: “Pondré enemistad entré ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:14, 15, NM) Su organización esposa celestial se adheriría a él con amor, pero aborrecería al Engañador, la Serpiente, Satanás el Diablo. La prole o los hijos de la mujer de Dios resistirían a la prole o simiente engañosa de la Serpiente. El daño que la prole de la “mujer” causaría a la gran Serpiente sería peor que el daño que la Serpiente causaría a la prole de ella, el cual resultaría en una cojera temporal. Sería en un lugar más vital y dejaría aplastada la cabeza de la Serpiente, con destrucción para toda su simiente. La esposa u organización “mujer” de Dios tendría para toda la eternidad fruto que mostrar que llevaría el nombre de su Esposo, Jehová.
11. ¿Qué predijo Dios para el matrimonio humano de allí en adelante, y por qué sería especialmente difícil la posición de la mujer?
11 Ahora Jehová predijo que el matrimonio humano de allí en adelante tendría sus dificultades y los cónyuges tendrían “tribulación en su carne.” La posición de la mujer en el arreglo matrimonial sería especialmente difícil, y lo que Jehová dijo acerca de ello en el Edén no ha resultado ser falso después de seis mil años de experiencia. “A la mujer él dijo: ‘Grandemente aumentaré el dolor de tu preñez; con dolores de parto darás a luz hijos, y tu deseo vehemente será por tu esposo, y él te dominará.’” (Gén. 3:16, NM) El dominio del esposo sobre la mujer no fué simplemente una concesión que se le hizo a él de dominar si él quería o si ella estaba dispuesta a someterse a ello. Que el dominio de él sobre ella sería realidad era tan seguro como que vendría el aumento en el dolor de su preñez y que ella daría a luz hijos con dolores de parto. A pesar de todo esto ella desearía vehementemente tener un esposo. Ella consideraría una vergüenza, un vituperio, el no tener esposo. Consideraría como una frustración, como una derrota al propósito de su sexo, el que ella no fuera a tener hijos, una desilusión para ella misma y una desilusión para su esposo. Que él sea el dueño, el dominador. Sólo que se dé a ella matrimonio con hijos.
12. Por tratar de agradar a su esposa, ¿qué resultados se acarreó Adán?
12 Cuán humillante debe haber sido para aquel a quien se había nombrado cabeza del matrimonio cuando Dios comenzó a pronunciar su sentencia de muerte contra Adán, al decir: “Porque escuchaste la voz de tu esposa.” Sí, todo fué a causa de esto. Él escuchó a la criatura en vez de al Creador, quien le mandó que no comiera del árbol del conocimiento del bien y del mal. En el esfuerzo por agradar a su esposa con la esperanza de no perderla, Adán el esposo hizo algo que acarreó consecuencias que no fueron agradables para ella. De modo que él podía estar seguro de que perdería estimación y respeto de parte de ella. Su falta de sabiduría se manifestó en los resultados. Él perdió el hogar paradisíaco y ya ella no podría disfrutar de él. Él perdió su puesto como un hijo aprobado de Dios que podía abogar ante Dios a favor de ella y conseguirle alguna consideración, ya que era una mujer a quien se había engañado. Él la dejó sin suficiente protección contra los engaños futuros y el desgobierno que intentaba Satanás el Diablo. Si ella no moría primero, él mismo podría morir y dejarla viuda, sin esposo. Con él ella fué echada del jardín del Edén y fuera de él moriría repudiada por Dios.—Gén. 3:17-24, NM.
13, 14. ¿Por qué no pudo haber sido feliz la vida de ellos fuera del Edén, y a qué se debió esto?
13 La Palabra de Dios nos dice muy poco de la vida matrimonial de Adán y Eva fuera del jardín paradisíaco del Edén. No fué una vida feliz, eso es seguro. A medida que cada uno veía al otro y recordaba el papel respectivo que cada uno había desempeñado en causar este triste resultado, no les era posible hallar felicidad el uno en el otro. Adán ahora había perdido el gobierno perfecto de sí mismo que había tenido. Fué fuera del Edén que él tuvo relaciones sexuales con su esposa por primera vez. No fué ocasión feliz cuando él la vió contorciéndose en sus dolores de parto para dar a luz su primera criatura, un hijo. Este muchacho, Caín, resultó ser un asesino, uno que mató a su propio hermano, el asesino del primer testigo humano de Jehová, el fiel Abel. Caín quedó bajo la maldición del Dios de quien Abel fué testigo. Él fué marcado para ser ejecutado, para ser destruído por Dios mismo y nadie más. Su vida matrimonial con una de sus hermanas en la tierra de Fugitividad no fué feliz.—Gén. 4:1-17; 1 Juan 3:12; Heb. 11:2, 4; 12:1.
14 Adán y Eva vivieron suficiente tiempo para ver que iba aumentando el fruto malo de su vida matrimonial imperfecta. El estado matrimonial de su prole en ningún caso resultaba ser completamente dichoso. ¿A qué se debía todo esto? En primer lugar, al no haber amado el primer hombre y su esposa a Dios unidamente y más que lo que se amaban el uno al otro. Junto con el no tenerle amor a Dios, y como resultado de ello, cada uno faltó en cuanto a tenerle respeto a los lugares que Dios había asignado al esposo y la esposa en el arreglo matrimonial y en cuanto a cumplir con las responsabilidades y las obligaciones que les imponía ese lugar. Adán, como la cabeza, fué el que tuvo más responsabilidad en todo esto. Señalándolo como el que es principalmente responsable de todo el pecado y la muerte que nos han sobrevenido a nosotros, que hemos nacido como resultado de su matrimonio estropeado, la Palabra de Dios el Juez dice: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado— . . . la muerte rigió como rey desde Adán.” (Rom. 5:12-14, NM) De modo que el daño causado por el mal manejo del arreglo matrimonial que Dios estableció originalmente puede ser muy transcendente y desastroso.
15. (a) ¿Qué puede decirse acerca del propio matrimonio de Jehová? (b) ¿Cuál era el propósito de Jehová concerniente al matrimonio del género humano, y qué hizo en representación de ello en los días de Noé?
15 El propio matrimonio de Jehová Dios con su organización esposa, su organización universal en el cielo, ha continuado intacto y en estado feliz, y ha sido sumamente fructífero, a pesar de todo lo que el maligno perturbador de matrimonios ha tratado de hacer contra él. La simiente de la mujer de Jehová ha sido dada a luz y pronto aplastará la cabeza de la Serpiente y se encargará de que se haga justicia a la soberanía universal del Dios Altísimo. En armonía con su propia felicidad matrimonial Jehová Dios originalmente se propuso que la vida matrimonial de sus fieles hijos y siervos aquí en la tierra también fuera una experiencia agradable, sin nada de la “tribulación en su carne” que ahora tiene que venir inevitablemente a causa de la imperfección de todas las parejas casadas y a causa de que viven en un sistema de cosas mundano cuyo dios es Satanás el Diablo. (1 Cor. 7:28, NM) En representación de esto, en los días de Noé Jehová Dios eliminó a todos los matrimonios que eran una parte del corrompido y violento “mundo de ese tiempo” por medio de hundirlos durante todo un año solar bajo un diluvio global que cubrió las montañas. En aquellos días “los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta el día que Noé entró al arca.” Pero Dios conservó vivos a través del diluvio sólo a cuatro matrimonios, todos los cuales eran testigos de Jehová, a saber, Noé y su esposa, y sus tres hijos, cada uno casado con una esposa.—Luc. 17:26, 27, NM.
16. (a) Después del diluvio ¿cuáles fueron las circunstancias inmediatas en cuanto al matrimonio? (b) ¿Qué bendición les dió Dios a esos sobrevivientes, y qué ha querido decir esto hasta ahora?
16 El mundo antediluviano había desaparecido por completo cuando estos cuatro matrimonios salieron del arca en el monte Ararat para comenzar la vida nuevamente sobre la tierra purificada. Entonces las circunstancias eran casi como las que existían cuando Adán y Eva estaban en el Edén. Toda la tierra afuera estaba sin habitantes humanos, por la cual razón Dios los bendijo y les dió un mandamiento de dar a luz hijos y llenar la tierra con ellos. Aparte de los cuatro matrimonios que había en el monte Ararat no había criaturas humanas en ninguna otra parte de la tierra. De modo que en apoyo de su propósito original para la tierra Dios bendijo a esos cuatro matrimonios sobrevivientes, después que ellos hubieron restablecido la adoración de Jehová Dios sobre la tierra seca. “Y Dios pasó a bendecir a Noé y a sus hijos y a decirles: ‘Sean fecundos y háganse muchos y llenen la tierra. . . . Y en cuanto a ustedes, hombres, sean fecundos y háganse muchos, hagan que la tierra se enjambre de ustedes y háganse muchos en ella.’” (Gén. 9:1-7, NM) Eso significó el hacer muchos matrimonios durante los miles de años hasta ahora. Hoy, como resultado, la tierra está enjambrada de personas, y los matrimonios continúan multiplicándose. Debido a la creciente imperfección de las personas casadas y de las condiciones en medio de las cuales viven el resultado ha sido muchos problemas matrimoniales complicados. ¿Cómo es posible tratar con éstos de una manera que agrade a Jehová Dios y resulte en la felicidad duradera de las personas implicadas en el matrimonio? En los próximos números de La Atalaya se explicará extensamente cómo estos problemas se están tratando en la sociedad del nuevo mundo.
La mujer de acendrada virtud, ¿quién la puede hallar? pues que su valor supera en mucho a los rubíes. Confía en ella el corazón de su marido; y él nunca sentirá la falta de despojos de guerra. Ella le acarreará el bien y no el mal todos los días de su vida.—Pro. 31:10-12.