-
¡Evite el lazo de adoración de criaturas!La Atalaya 1952 | 15 de agosto
-
-
“no el que se recomienda a sí mismo es aprobado, sino el hombre a quien Jehová recomienda.” (Pro. 3:7; Rom. 12:16; Gál. 6:3, Mo; 2 Cor. 10:12, 17, 18, NM) En consecuencia, hombres sabios, poderosos o ricos no deben gloriarse en su sabiduría, poder o riquezas. Más bien, “el que se gloría gloríese en esto: en que me entiende y me conoce a mí, que yo soy Jehová.”—Jer. 9:23, 24.
-
-
Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1952 | 15 de agosto
-
-
Preguntas de los lectores
● ¿Es correcto que los hombres se quiten el sombrero ante las mujeres?—G. S., Misurí.
Algunos dicen que el quitarse el sombrero empezó en los días de los caballeros en armadura. En un libro de costumbres leemos: “En la presencia de su oficial superior el soldado ordinario indicaría su inferioridad quitándose su yelmo protector. Hasta el día en que la armadura fué abandonada para siempre, ningún hombre se atrevió a aparecer con el yelmo puesto delante de su rey. De nuevo el hábito se hizo costumbre, y cuando se encontraban dos caballeros cada uno se quitaba su casco de metal en señal de respeto al otro.” Otro libro sobre el tema indica que comenzó aun antes de ese tiempo: “Algunas autoridades suponen que esta costumbre no originó sino hasta los días de la caballería durante la Edad Media, pero hay evidencia de que fué común entre los griegos, romanos y algunos otros pueblos antiguos. De todos modos, se cree que después se hizo cosa usual quitarse la cofia para mostrar deferencia a un superior o como señal de respeto a una persona distinguida. Sólo fué dar un paso más el levantar la cofia como un acto de urbanidad o galantería a las damas. Después de la introducción de los sombreros de hombre hace unos cuantos siglos, el levantarse el sombrero o quitárselo completamente, vino a ser un método general de saludar a las mujeres. La práctica retiene algo de su significado más primitivo y muchas personas todavía se quitan el sombrero para saludar a personas distinguidas de ambos sexos. El respeto por la bandera nacional se muestra de la misma manera.”
Incidentalmente, no sólo se le da significado patriótico a este ademán como se muestra por hacerlo a la bandera, sino también se le otorga significado religioso cuando los hombres católicos se quitan el sombrero cuando pasan por la iglesia católica. Hacen esto como acto de adoración hacia el pan y el vino que están dentro de la iglesia Y que de acuerdo con su creencia vienen a ser la carne y sangre reales de Cristo. De modo que al hacer esto creen que están rindiendo homenaje a Jesucristo, quien ellos piensan está dentro de la iglesia en la hostia consagrada.
El hombre y la mujer no fueron creados iguales en poder y gloria; el hombre vino primero y se le dieron prerrogativas especiales. Así como Jehová es la cabeza de su organización esposa, y así como Cristo es la cabeza de su iglesia desposada, así el hombre es la cabeza de la mujer. Es a la mujer que se le ordena que manifieste respeto y reconocimiento de la posición de jefatura del hombre y las mujeres que se rebelan contra ella no están rebelándose tanto contra los hombres como lo hacen contra Dios.—Gén. 3:16; 1 Cor. 11:2-10; Efe. 5:33.
Pero en su mundo Satanás ha invertido el asunto. Empezando en el Edén, ha empujado a la mujer delante del hombre, la ha exaltado por encima del hombre y la ha usado para lograr la caída de hombres dedicados a Jehová. Se ha mofado de Dios, cambiando el puesto relativo de los sexos. Pero es muy sutil en su manera de hacerlo, encubriendo su obra bajo el disfraz de costumbre inofensiva. Muchas costumbres son inofensivas, pero cuando contradicen un principio teocrático Satanás está detrás de ello para desacreditar a Dios. Es un experto en engaños como ése. (2 Cor. 11:14) En este asunto particular de quitarse el sombrero recurre a la vanidad de las mujeres y a las cualidades así llamadas caballerosas de los hombres, y cualquier hombre que no obra de acuerdo con la costumbre sutil es considerado tosco y descortés, irrespetuoso de la mujer. Así que, por el temor de lo que otros puedan pensar, la mayoría se amolda a ello.—Pro. 29:25.
El abstenerse de quitarse el sombrero ante una mujer no significa que uno le falta al respeto. Frecuentemente los que son excesivamente corteses y galantes con las mujeres son los que manifiestan el menor respeto para la mujer. Ellos usan estos ademanes lisonjeros y formas de cortesía exterior hipócritamente, como medio que abre oportunidad
-