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Tiro... una ciudad traicioneraLa Atalaya 1976 | 1 de noviembre
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brillante y pelada de peñasco. Un secadero para redes barrederas es lo que ella llegará a ser en medio del mar.”—Eze. 26:3-5.
El destino de Tiro demuestra a las claras que Jehová Dios no considera con ligereza la acción traicionera. Esto debe trabar en nosotros la importancia de conocer la voluntad de Dios y de adherirnos lealmente a él. Tal como él no dejará impune la traición, tampoco dejará de remunerar a sus siervos fieles. “Dios no es injusto,” escribió el apóstol Pablo a compañeros creyentes, “para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre.”—Heb. 6:10.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1976 | 1 de noviembre
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Preguntas de los lectores
● ¿Debe considerarse que el embalsamamiento de Jacob estableció un precedente que han de seguir los cristianos, o por qué se hizo?
No hay evidencia de que el que Jacob fuese embalsamado hubiera de ser un modelo para los adoradores verdaderos. Más bien, parece que se efectuó por confianza en la promesa de Dios de dar a la descendencia de Abrahán una tierra.
Cuando Jacob murió en Egipto, su hijo José hizo que el cuerpo fuese embalsamado por médicos egipcios. (Gén. 50:2, 3) Entre los antiguos egipcios se acostumbraba el embalsamar. Evidentemente lo hacían debido a que creían que el cuerpo conservado era necesario para que el alma de la persona con el tiempo se reuniera con él. Por supuesto, ni Jacob ni José aceptaban la enseñanza pagana de la inmortalidad del alma. Ambos entendían correctamente que los muertos dentro de la provisión de Dios van al Seol, el sepulcro común de la humanidad, del cual Dios los resucitará con el tiempo. (Gén. 37:35; 42:38; Heb. 11:21, 39, 40) ¿Por qué, entonces, hizo José que Jacob fuese embalsamado?
Jehová Dios había pactado con Abrahán dar a su simiente o descendientes la tierra de Canaán, la Tierra Prometida. (Gén. 15:16-21) Aun antes de que aquella descendencia heredara la tierra, Abrahán e Isaac fueron enterrados allí en una cueva para entierros de familia. Pero cuando Jacob estaba por morir él y su familia vivían en Egipto. ¿Había perdido él la fe en la promesa de Dios, y llegado a la conclusión de que los hebreos morarían permanentemente en Egipto? De ninguna manera. Hizo que José prometiera enterrarlo con sus padres en Canaán. Así manifestó Jacob su confianza en que Dios daría a los descendientes de Abrahán aquella tierra.—Gén. 49:29-33.
Para cumplir con la petición de Jacob, José tendría que llevar el cuerpo a la tierra de Canaán. Pero a menos que se dieran pasos preventivos, el cuerpo se descompondría antes de que terminara el largo y caluroso viaje. Sin embargo, aprovechándose de las aptitudes de embalsamamiento que estaban fácilmente disponibles en Egipto, José pudo conservar el cuerpo hasta que su padre fue enterrado en la tierra que heredarían los descendientes de Jacob.—Gén. 50:2, 3, 7-14.
Unos cincuenta y cinco años después José mismo pidió que los israelitas llevaran consigo los huesos de él cuando Dios con el tiempo los sacara de Egipto. Así José mostró que también estaba convencido de que Dios cumpliría Su promesa en cuanto a dar a la descendencia de Abrahán una tierra. En armonía con ello, José también fue embalsamado en Egipto, y durante el éxodo sus restos fueron sacados de aquel país.—Gén. 50:25, 26; Jos. 24:32; Heb. 11:22.
Aunque en generaciones posteriores los hebreos consideraron que el entierro de una persona era un acto importante, no hay evidencia de que embalsamaran a sus muertos. (1 Rey. 2:31; 2 Rey. 13:21; Sal. 79:1-3; Jer. 16:4) En vez de utilizar la técnica de embalsamar de los egipcios que implicaba el tratar el cuerpo por semanas,a los hebreos enterraban a sus muertos poco después de la muerte, aun el mismo día.—Deu. 21:23; Gén. 50:2, 3.
Eso sucedió en el caso de Jesús. Fue enterrado el día que murió. ¿Qué se le hizo a su cuerpo antes del entierro? Leemos: “Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con las vendas con especias, así como tienen costumbre los judíos de preparar para el entierro.” (Juan 19:40) Y aunque algunos discípulos vinieron a su tumba después del sábado a fin de aplicar externamente algunas especias más a su cuerpo, claramente no hubo ningún esfuerzo por embalsamar su cuerpo mediante un largo tratamiento con preservativos como se hacía en Egipto. El hecho de que la ‘costumbre de preparar
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