Andando en buen comportamiento
“Andemos en buen comportamiento.”—Rom. 13:13, NM.
1. ¿Dónde hallamos la fuente y el conducto del fruto del espíritu? ¿Cómo debe afectarnos el aprecio de esto?
LO QUE se ha considerado hasta ahora tocante al fruto del espíritu en general, y concerniente al amor en particular, también aplica a las otras cosas mencionadas. En cada caso se ve que estas otras cualidades primero son inherentes en Jehová con excelencia superlativa. También se ven en su amado Hijo, Cristo Jesús, con plena perfección. Y a medida que vemos, mediante un conocimiento acertado de la verdad, la maravillosa demostración que Jehová ha hecho de estas cualidades en todos sus tratos, llegamos a admirarlas y en cada caso queremos ‘hacernos imitadores de Dios, como hijos amados, y seguir andando’ en ellas, manifestándolas en nuestros tratos, también, con todos aquellos con quienes nos ponemos en contacto. Como dijo Pablo al fin de su carta a los gálatas: “Mientras tengamos tiempo favorable para ello, obremos lo que es bueno para con todos, pero especialmente para con los que están relacionados con nosotros en la fe.”—Efe. 5:1, 2; Gál. 6:10, NM.
2. ¿Por qué se menciona primero el amor en la lista de Gálatas 5:22, 23?
2 Entonces, demos un vistazo breve a estas otras cualidades, todas las cuales constituyen el fruto del espíritu. Sin embargo, es indiscutible que ‘la mayor de éstas es el amor.’ Es el móvil principalísimo, sin el cual las otras no pueden genuinamente existir u operar. Consideraremos estas cualidades en el orden en que las presenta el apóstol, aunque no parecen seguir cierto arreglo en particular, porque se mencionan repetidamente en orden variado a través de las Escrituras cristianas griegas.—1 Cor. 13:1-3, 13, NM.
GOZO
3. ¿Qué autoridad o razón se da por la estrecha conexión entre el gozo y la organización de Dios?
3 El gozo se menciona inmediatamente después del amor, y ¿adónde vamos a hallar gozo hoy y cómo vamos a hallar la mejor oportunidad de producir este fruto? No hay más que una sola respuesta, y ésa es: en la organización de Jehová, Sión, donde su propio corazón amoroso halla satisfacción gozosa. ¿No exhorta la profecía de Sofonías a los que están en Sión a ‘alegrarse y regocijarse de todo corazón,’ y luego prosigue y dice como aun Jehová mismo “se regocijará sobre ti con alegría, descansará en su amor, y saltará de gozo sobre ti, cantando”? (Sof. 3:14, 17) Como evidencia específica en apoyo de esto, muchos miles de nuestros lectores prontamente recordarán el gozo y felicidad tremendos y sostenidos que se experimentaron durante los ocho días de esa gran asamblea internacional en el estadio Yanqui en 1953. Literalmente, por aquellos ocho días, ése fué el mejor lugar sobre la tierra donde estar para sentir verdadero gozo, y lo mismo es cierto, como principio, de todas las asambleas especiales del pueblo de Jehová.
4, 5. ¿Cuál fué el gozo puesto delante de Jesús, y de qué maneras prácticas podemos nosotros participar de éste?
4 Sabemos, también, que Cristo Jesús ha entrado en el “gozo que fué puesto delante de él” al ser hecho el instrumento escogido, como Rey, para traer a su plena realización el propósito glorioso de su Padre celestial y la vindicación completa del nombre de su Padre. En esta obra feliz se invita a que participen todos los seguidores verdaderos del Señor. Verdaderamente, a eso se debe que sea el “buen placer” de Dios “juntar todas las cosas de nuevo en el Cristo” y en la organización bajo él, para que “sirvamos para alabanza de su gloria.” Por lo tanto seamos fieles en el servicio de cualesquier intereses del Reino que hayan sido encomendados en nuestras manos para que tengamos el gozo emocionante de oír y responder a esa invitación: “Entra en el gozo de tu señor.” Y ¿qué mayor gozo puede hallarse que éste de buscar y hallar y luego alimentar a una de las “otras ovejas” del Señor?—Heb. 12:2; Efe. 1:9-12; Mat. 25:21, NM.
5 Hablando personalmente, ¿no ha conocido usted lo que es a veces el que alguna prueba o condición difícil lo tenga abatido de modo que sienta usted que la vida es algo severa, y luego haya ido usted a una reunión donde ha podido participar con sus hermanos del compañerismo de las verdades del Reino y el servicio del Reino, o quizás haya dado un vistazo a La Atalaya que acaba de llegar? Usted sabe el efecto que tiene, como si una carga fuera quitada de su mente. Lo saca a usted de usted mismo (lo cual es espléndido), y quizás le da a usted un nuevo punto de vista en cuanto a cómo hacer frente a su problema. En otras palabras, como se explicó en nuestro estudio previo, usted se ha aprovechado de las provisiones hechas por medio de la organización, lo cual resulta en que el espíritu de Jehová opere de nuevo en su corazón y mente, junto con su fruto de gozo.
PAZ
6. ¿Cómo se le da énfasis en las Escrituras a la importancia de la paz? ¿Implicando qué?
6 Lo que sigue en la lista es la paz. ¿Y qué puede decirse acerca de ella? Mucho, claro está, pero si usáramos la ilustración de un cazador que primero busca su presa y luego va en pos de ella en perseguimiento concentrado, ciertamente eso no parecería ser un cuadro de paz, ¿no es verdad? Sin embargo, escuche lo que David escribió en el Salmo 34:14: “Busca la paz, y síguela.” ¿Significa eso que la paz es un pájaro evasivo, semejante a lo que la paloma de la paz es para las naciones actualmente? No. La importancia de la paz es la cosa que recibe énfasis. Primero, tenemos que conseguir relaciones pacíficas con Dios, mediante Jesucristo, y con su familia de personas devotas. Luego tenemos que ver la necesidad de seguir y mantener esa paz, orando por ella y siempre trabajando con ese fin, como dijo David en otro salmo: “¡Rogad por la paz de Jerusalem! ¡gocen de paz los que te aman! A causa de mis hermanos y de mis compañeros, ahora diré: ¡Sea la paz dentro de ti! A causa de la Casa de Jehová nuestro Dios [el centro de adoración pura], procuraré tu bien.” (Sal. 122:6, 8, 9) Tal vez esto signifique que usted tenga que sacrificar algo, quizás alguna relación en que usted haya entrado, que es del todo legítima a los propios ojos de usted pero que usted sabe muy bien que sólo está causando incomodidad y habla entre sus hermanos, sin decir nada de que suministre una fuente de chismografía entre los que no están en la verdad. Siempre es una guía segura el poner los intereses de la comunidad de Dios por encima de los intereses personales.
7. ¿Cómo está cumpliendo Jesús su promesa de Juan 14:27 actualmente?
7 Por lo común, la gente busca la paz tratando de crear y vivir bajo condiciones que literalmente sean pacíficas. El que lleguen a disfrutar de la paz o no depende en gran manera de su medio físico, y en su mayor parte es una experiencia emocional. Esa es la única manera en que el mundo puede suministrar este tesoro valioso. Pero Jesús dijo, cuando estuvo con sus discípulos en el cuarto superior: “Les doy mi paz. No se la doy de la manera que el mundo la da.” (Juan 14:27, NM) En estos días de su segunda presencia con sus discípulos él está cumpliendo esa promesa por medio de librarnos de la autoridad de este mundo discordante y trasplantándonos a su propia tierra, a su propio dominio teocrático, donde, como Rey, él reina con justicia en la capital celestial, la Nueva Jerusalén. Desde allí, mediante el espíritu todopoderoso de Dios, está dirigiendo a su pueblo sobre la tierra en una grandiosa obra de justicia, el efecto de la cual es “calma y confianza” para los que se ocupan en ella. Bajo ese espíritu de paz que gobierna y guarda nuestro corazón y facultades mentales, verdaderamente habitamos “en mansión de paz, en moradas seguras, en descansaderos tranquilos.” ¡Cuán glorioso y sereno fruto del espíritu!—Isa. 32:1, 17, 18; Fili. 4:7; Col. 1:13; 3:15. Vea también La Atalaya del 1 de febrero de 1954, págs. 86, 87, párrafos 3-6.
GRAN PACIENCIA
8, 9. ¿Qué ejemplos se dan de gran paciencia, y cómo debemos ser influídos por ellos?
8 Ahora consideremos la siguiente cualidad: gran paciencia. Aquí, de nuevo, vemos una grandiosa cualidad que sobresale en los propios tratos de Dios, porque él ha tolerado “con mucha y gran paciencia vasos de ira hechos dignos de destrucción, a fin de dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia, . . . a saber, nosotros.” Pablo cita su propio caso, también, como un ejemplo sobresaliente de gran paciencia demostrada por Cristo a favor de Pablo, en vista de la mala manera en que él había procedido anteriormente, y eso para estimular a otros que “descansarán su fe” en el Señor. (Rom. 9:22-24; 1 Tim. 1:16, NM) Seguramente con dichos ejemplos alentadores ante nosotros, debemos ver la necesidad de estar nosotros mismos siempre listos para mostrar esta misma cualidad siempre que se requiera. Esto no significa que debemos aguantar infinitamente el mal proceder de un individuo, o el que haya en una congregación, sino significa más bien que siempre que haya una súplica sincera de misericordia, o siempre que pueda tenerse en cuenta la ignorancia, como en el caso de los que no están en la verdad, entonces no debemos dejar de manifestar esta cualidad divina.
9 Lo contrario de gran paciencia es impaciencia precipitada. ¿Se irrita usted rápidamente con sus hermanos, estando listo para contestarles bruscamente con espíritu de enojo e impaciencia? Ese no es el fruto del espíritu de Dios. Al mismo tiempo eso no significa que nunca se necesita una palabra dicha con seria firmeza; pero, si es un asunto de solamente dejar salir el calor de un enojo, entonces lo mejor es contenerse hasta que se disipe.
BENIGNIDAD
10. ¿Qué es benignidad? ¿Qué constituye su atracción particular?
10 Ahora dirigimos nuestra atención a una cualidad que tiene atracción en particular, a saber, la benignidad. ¿Cómo la definiremos, y cómo se usa en las Escrituras? El ser benigno significa estar dispuesto a hacer el bien, conferir felicidad, ser benévolo, compasivo, misericordioso y servicial. Es una expresión espontánea de amor, y a menudo está estrechamente enlazada con el amor en las Escrituras. Otro punto digno de notarse es que la benignidad de Jehová hacia nosotros siempre es un acto de gracia en lo que a nosotros toca.—1 Cor. 13:4; Heb. 4:16.
11, 12. (a) ¿Qué nos enseña la exhibición de la benignidad de Dios? (b) Respecto a esto, ¿qué dice Juan acerca de Jesús?
11 Siguiendo el mismo proceder adoptado previamente, aprendemos que la benignidad tiene su fuente en Jehová, el Altísimo. Cuando Jesús estaba dando instrucción tocante a esto recalcó el punto de que no sólo era asunto de ser benigno para con los que aprecian la benignidad de uno y corresponden a ella. “Vosotros, al contrario,” dijo Jesús, “amad a vuestros enemigos, y haced bien y prestad, no esperando de ello nada; y será grande vuestro galardón, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y los malos. Sed vosotros misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso.” (Luc. 6:35, 36; Mat. 5:43-48) Que esta lección penetre en nosotros, especialmente cuando llevamos el mensaje del Reino a la gente, porque entonces se nos presenta una oportunidad excelente para manifestar este fruto para el beneficio y refrigerio de otros. Cuando nos enfrentamos a indiferencia continua, o a oposición, y las personas son ásperas con nosotros, es una tentación el responder con mordacidad y acerbidad iguales. Pero el fruto maduro no tiene ese sabor.
12 Luego, aprendemos que Cristo Jesús es el que ha sido especialmente escogido para explicar y ejemplificar en medida plena la benignidad llena de gracia de su Padre celestial. Como Juan lo expresa hermosamente: “Y el Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.” Sí, aquel “que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”—Juan 1:14, 18.
13. ¿Cómo se nos enseña a producir este fruto del espíritu?
13 Para completar el cuadro, Cristo Jesús, el único que ‘conoce plenamente al Padre’ (NM), siempre quiere revelarlo a los que aceptan al Hijo y ejercen fe en su nombre. Estos hallan gran alivio al emprender el servicio del Señor como discípulos suyos, porque, como él mismo dijo: “Mi yugo es suave, y ligera mi carga.” Por lo tanto, hay toda razón para que respondamos prontamente y de corazón a la súplica del apóstol: “Sed benignos los unos para con los otros, compasivos, perdonándoos los unos a los otros, así como Dios también en Cristo os ha perdonado a vosotros.”—Mat. 11:27-30; Efe. 4:32; Juan 1:12.
BONDAD
14, 15. ¿Quién es el Autor de la bondad, y qué revelación fué dada a Moisés en conexión con esto?
14 Para aprender lo que la bondad es, y cuál es nuestra parte en producir este fruto, tenemos, como antes, que dirigirnos al Autor de ella. No, Jesús no es el autor, y eso lo aclaró bien con lo que dijo a cierto hombre que le dió el título de “Maestro bueno.” Esto no significa que Jesús no ejemplificó fiel y perfectamente la bondad; de otra manera no hubiera invitado a aquel hombre a hacerse seguidor de él.—Mar. 10:17, 18, 21.
15 Primero conseguimos una apreciación clara de lo que la bondad es, como se ve en Jehová, cuando consideramos esa maravillosa e íntima revelación que él dió de sí mismo a Moisés. Ustedes recordarán que Moisés disfrutó de una relación singular con Jehová, quizás de una más estrecha que la de cualquier otro hombre sobre la tierra, salvo Jesús, porque el Registro dice que “Jehová habló a Moisés cara a cara, tal como un hombre hablaría con su compañero.” En una ocasión Moisés pidió de Jehová: “Hazme ver, por favor, tu gloria.” Jehová respondió: “Yo mismo haré que toda mi belleza [margen, bondad] pase delante de tu rostro y declararé el nombre de Jehová delante de ti.” Toda la bondad de Jehová se resume en esa grandiosa declaración de su nombre que siguió luego, con estas palabras: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benigno, lento para airarse y abundante en bondad amorosa y verdad, que preserva bondad amorosa para miles, perdonando iniquidad y transgresión y pecado.”—Éxo. 33:11, 18, 19; 34:6, 7, NM.
16. ¿Qué enseña Santiago tocante a la bondad, y con qué obligación concerniente a nosotros mismos?
16 Santiago, en su epístola, señala a la misma fuente de toda bondad cuando dice: “Todo don bueno y toda dádiva perfecta es de arriba, porque desciende del Padre de las luces celestiales, . . . Porque fué su voluntad, él nos engendró por la palabra de verdad, para que seamos ciertas primicias de sus criaturas.” Esto manifiesta, también, cómo somos traídos en relación estrecha con Jehová, y seguramente se desprende que aquellas “ciertas primicias,” con todos sus compañeros de buena voluntad, tienen que producir fruto semejante a Aquel que los engendró, y así demostrar que es veraz el principio de que “el que hace el bien origina con Dios.”—Sant. 1:17, 18; 3 Juan 11, NM. Vea también 1 Pedro 3:8-11, NM.
FE
17. ¿De qué manera es la fe una base principal?
17 El hecho de que la fe viene en séptimo lugar en la lista de Gálatas 5:22, 23 parece en sí mismo indicar que el apóstol no escogió ningún orden especial, porque la fe es la base principal del cristiano. (Heb. 11:6; 2 Ped. 1:5) Sí, nos es preciso tener abundante fe en Dios, también en todas aquellas cosas en las que sabemos que Dios mismo tiene confianza absoluta, a saber, en su Hijo, su Palabra, su propósito y su organización del Reino, Sión.
18, 19. ¿Qué clase de obras en particular exige la fe como parte del fruto del espíritu?
18 Sin embargo, en vez de una discusión general de la fe el aspecto que deseamos recalcar en particular es la necesidad que hay, no sólo de tener fe dentro de nosotros mismos, sino de aprender cómo producirla y comunicarla a otros, como parte del fruto del espíritu. Esto significa tener una fe viva, activa, como Santiago dijo: “La fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.” (Sant. 2:17, NM) La clase de obras que se necesitan mediante las cuales otros pueden derivar bien de nuestra propia fe se manifiesta por Pablo cuando, en forma interrogativa, arguye que la predicación del mensaje de la verdad es nuestra obra importantísima para que otros puedan primero oír acerca de Jehová y luego ejercer fe en él e invocarlo, lo que resulta en su salvación consiguiente, y en la nuestra también.—Rom. 10:9-15.
19 Por lo tanto siempre tenemos que estar preparados para hablar y obrar en armonía con nuestra fe. ¿Tenemos fe firme en el reino de Jehová y su mensaje? Entonces, dice Pablo: “Predica la palabra, hazlo urgentemente en tiempo favorable, en tiempo dificultoso.” (2 Tim. 4:2, NM) ¿Tenemos fe firme en la organización de Jehová? Entonces leal y activamente apóyela. Su asistencia regular a las reuniones de congregación es en sí misma un testimonio de su fe, estimulando a otros a hacer lo mismo. ¿No es verdad que a veces conocemos a aquellos que son viejos en la verdad y viejos en años, quizás tan frágiles que sólo pueden hacer poco en cuanto a salir a predicar a otros, y tan sordos que sólo pueden oír poco en las reuniones? Sin embargo ellos vienen, tan regularmente como les es posible. Aman el estar en compañía del pueblo recogido de Dios. Es una expresión de su fe y devoción profundamente arraigadas. Su misma presencia estimula a los que son recién interesados a pensar bien de una organización que inspira tal confianza de toda la vida entre sus miembros. Que Jehová bendiga ricamente y sustente a estas almas constantes con fe firme y devoción verdadera a través de sil carrera terrestre.
APACIBILIDAD
20. ¿Cómo se ve que son inherentes en Jehová la apacibilidad y sus cualidades asociadas?
20 Luego viene la cualidad excelente de la apacibilidad, la cual está estrechamente enlazada con humildad y sumisión. Aquí quizás alguien pregunte si se ve que esta cualidad sea inherente en Jehová, recordando su autoridad suprema, su voluntad soberana y su puesto altamente ensalzado. Pero escuche lo que Jehová mismo dice en conexión con eso: “Porque así dice el Alto y el Excelso, que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en el lugar alto y santo; habito también con aquel que es de espíritu contrito y humilde.” ¡Qué bondad inmerecida tan inesperada, que el Todopoderoso, por decirlo así, se rebaje a nuestro nivel!—Isa. 57:15.
21. ¿Por qué es este aspecto del fruto del espíritu tan refrescante y deseable?
21 Este aspecto del fruto del espíritu es uno con el cual es sumamente refrescante ponerse en contacto y, después de todo, ésa es la gran atracción concerniente al fruto, ¿no es verdad, aun más que su valor alimenticio? Es tan refrescante. ¿Encuentran sus hermanos y hermanas la compañía de usted refrescante, sin temor de hallarlo alguna vez desagradable o falto de conmiseración, como si usted estuviera en un nivel superior al de ellos? La apacibilidad y humildad son especialmente deseables, también, cuando se testifica a otros, muchos de los cuales están llenos de lasitud de espíritu. ¿Recuerda usted lo que Jesús dijo acerca de esto? “Vengan a mí, todos ustedes los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas.”—Mat. 11:28, 29, NM.
22. ¿Por qué necesitan la apacibilidad los que se hallan en puestos responsables?
22 La apacibilidad también es algo que necesitan los que están en puestos de responsabilidad, porque, como Pablo escribió a los gálatas: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse él cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de restaurar a dicho hombre con un espíritu de apacibilidad, vigilándote tú mismo por temor de que tú también seas tentado.”—Gál. 6:1, NM. Vea también 2 Timoteo 2:25, NM.
GOBIERNO DE UNO MISMO
23. ¿Con qué se relaciona estrechamente el gobierno de uno mismo, y en qué respectos nos es preciso estar sumamente alerta?
23 Finalmente, dirigimos nuestra atención al gobierno de uno mismo. Eso es lo contrario al espíritu del mundo en estos días, donde violencia y arrebato de ira y rápida disposición a gratificar los deseos y pasiones carnales son la orden del día. (2 Tim. 3:3) El gobierno de uno mismo quizás no se mencione en las Escrituras con la misma frecuencia que las demás cualidades, pero cuando recordamos que está unido estrechamente con la disciplina sabemos que tiene fuerte apoyo bíblico. Debido a la imperfección estamos propensos a ser exagerados, ya sea haciéndonos testarudos o aflojando gradualmente y llegando a ser negligentes. Recuerde que un árbol al que se le permite crecer sin ser podado pronto cesa de producir buen fruto, en cambio se hace degenerado y una fácil víctima de influencias corrompedoras y enfermedades. Por lo tanto tenemos que estar alerta a todo tiempo, no sólo a los singulares privilegios y perspectivas del Reino que son nuestros, sino también a los peligros de adentro y de afuera. Estamos ocupados en un concurso y, como Pablo dice: “Todo hombre que participa en un concurso ejercita dominio de sí mismo en todas las cosas.” Por consiguiente, como él continúa diciendo: “Trato mi cuerpo severamente y lo guío como a un esclavo, para que, después de haber predicado a otros, yo mismo no sea desaprobado de algún modo.”—1 Cor. 9:25, 27, NM.
24. ¿Qué otro aspecto de la disciplina contribuye al buen fruto?
24 Más tarde, en la misma carta, después de llamar la atención a los resultados tristes de una falta de gobierno de uno mismo y la necesidad consecuente de un escrutinio de uno mismo, él menciona el otro aspecto de la disciplina, a saber, la que Jehová administra. Él dice: “Si discerniéramos lo que somos nosotros mismos, no seríamos juzgados. Sin embargo, cuando somos juzgados, somos disciplinados por Jehová.” Todo hijo legítimo necesita y recibe dicha disciplina, como Pablo hace notar en su carta a los hebreos. “Cierto, ninguna disciplina parece gozosa por el momento, sino dolorosa; sin embargo después a los que han sido entrenados por ella les produce fruto pacífico, a saber, justicia.”—1 Cor. 11:31, 32; Heb. 12:11, NM.
25. ¿Cómo y bajo qué diferente representación nos exhorta Pablo en Colosenses 3:12-14?
25 Para concluir nuestro estudio, le recordamos a usted lo que el apóstol escribió a los colosenses. Cierto, la ilustración de fruto no se usa, sino más bien la de vestido, con el propósito de identificación. Sin embargo, la misma idea priva. No hay necesidad de que nosotros mismos formemos el modelo para las diferentes prendas de vestir y las cortemos, todos los pedacitos y partes. Más bien, Dios suministra el vestido de acuerdo con su propio modelo y nos toca a nosotros ponérnoslo y usarlo. Es una descripción hermosa: “De consiguiente, como escogidos de Dios, santos y amados, vístanse de los tiernos afectos de la compasión, la bondad, la humildad de mente, la apacibilidad y la gran paciencia. Continúen tolerándose y perdonándose mutuamente sin reserva si alguno tiene causa de queja contra otro. Como Jehová sin reserva los perdonó, así háganlo también ustedes. Pero, además de todas estas cosas, vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unidad,” que nos mantiene estrechamente unidos como el pueblo recogido de Jehová.—Col. 3:12-14, NM.