El banquete de bodas del Rey en el propósito de Dios
“El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre, un rey, que hizo un banquete de bodas para su hijo. Y envió sus esclavos a llamar a los invitados al banquete de bodas, pero ellos no quisieron venir.”—Mat. 22:2, 3.
1. ¿Qué ha sido predicado a las naciones ya por sesenta años, y qué ejemplo histórico muestra si será beneficioso la manera en que han respondido a ello?
EL MUNDO entero está en dificultades. No hay razón para dudar que el sistema de cosas bajo el cual vive está en el predicho “tiempo del fin.” Por los pasados sesenta años el “reino de los cielos,” el “reino de Dios” ha sido proclamado por todas partes del globo terráqueo como la “única esperanza” para la humanidad angustiada. Pero la vasta mayoría de la humanidad no cree en este remedio divino. La gente en general no lo quiere. Son como una nación de personas que, hace mil novecientos años, no quiso el “reino de los cielos,” cuando se les ofreció. El que rechazaran esta oferta válida no resultó en bien para la nación de aquellas personas. A la luz de la experiencia nacional de ellas, el apartarse del “reino de los cielos” hoy no será beneficioso a los que prefieren los proyectos y arreglos humanos a esta “única esperanza” para nuestro mundo en dificultades.—Dan. 12:4; Mat. 3:1, 2; 4:17; Mar. 1:14, 15; Luc. 6:20.
2. ¿Cuándo, dónde y a quién comenzó a predicarse el “reino de los cielos,” y a qué nación habría de ser entregado ese reino?
2 Hace mucho tiempo, el Imperio Romano estaba solo en su primer siglo de gobernación sobre el Oriente Medio cuando se comenzó a proclamar allí el “reino de los cielos,” el “reino de Dios.” El año 33 de nuestra era común fue el cuarto año de su proclamación. Este reino fue tema de discusión acalorada en la ciudad judía de Jerusalén. La discusión de él penetró hasta en el templo de fama mundial de aquella ciudad santa. En el transcurso de una discusión, el principal Proclamador de las buenas nuevas del Reino dijo a sus muchos oyentes, entre los cuales estaban los sacerdotes principales y hombres de la secta de los fariseos: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos.” (Mat. 21:43-46) Según esas palabras, el reino de Dios pronto habría de serle quitado a la nación de ellos y ser entregado a una nación recién formada que produciría fruto que la identificaría como nación gobernada por el reino de Dios. Las palabras del que hablaba se realizaron, porque hasta este día la nación que anteriormente había sido favorecida no tiene el reino de Dios.
3. ¿Cómo comenzó el que habló esas palabras proféticas su ilustración relacionada con ellas?
3 ¿Qué razón hubo para que esto sucediera? El que profirió aquellas palabras proféticas pasó a ilustrarlo contando otra de sus parábolas colmadas de significado. Un hombre que la oyó guardó un registro de ella para nosotros, y comienza este relato particular diciendo: “Tomando de nuevo la palabra, Jesús volvió a hablarles con ilustraciones, diciendo: ‘El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre, un rey, que hizo un banquete de bodas para su hijo. Y envió sus esclavos a llamar a los invitados al banquete de bodas, pero ellos no quisieron venir.’”—Mat. 22:1-3.
4. ¿Qué muestra a quién el “hombre, un rey,” de la ilustración de Jesús, representó?
4 La figura principal de esta ilustración era el “hombre, un rey.” ¿De quién, pues, era ilustración éste? Era ilustración de Dios mismo, porque toda la ilustración parabólica empezó diciendo: “El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre, un rey,” cuando tomó cierta acción a la cual hubo cierta reacción. La expresión “el reino de los cielos” significa lo mismo que “el reino de Dios,” pues Dios gobierna supremamente en los cielos espirituales invisibles. Por ejemplo, al antiguo gobernante de Babilonia se le sometió a una experiencia humillante con este propósito declarado: “hasta que sepas que el Altísimo es Gobernante en el reino de la humanidad, y que a quien él quiere dárselo se lo da . . . después que sepas que los cielos están gobernando.” (Dan. 4:25, 26) Jesús se refería a Dios cuando dijo acerca de Jerusalén: “No juren . . . por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.” Jesús enseñó a sus discípulos a orar a este Rey celestial, diciendo: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.”—Mat. 5:34, 35; 6:9, 10.
5. ¿Quién es el “hijo” para quién el Rey celestial hace el “banquete de bodas,” y qué prueba hay de ello?
5 Del rey de la ilustración de Jesús se dice que tiene un hijo. No obstante, Dios el Rey celestial tiene centenares de millones de hijos espíritus, que son llamados en las Escrituras “hijos de Dios.” (Job 38:7; Dan. 7:9, 10) ¿A cuál de estos muchos hijos es que se hace referencia en la parábola de Jesús? Es al Hijo de hijos en la familia celestial de Dios. Es para este hijo prominente que el Rey celestial hace un “banquete de bodas,” y las Sagradas Escrituras muestran que este hijo es el que habló la ilustración parabólica, Jesucristo mismo. Juan el que Bautizaba, que bautizó a Jesús, dijo con referencia a Jesús bautizado: “Yo no soy el Cristo, sino que, he sido enviado delante de aquél. El que tiene la novia es el novio. Sin embargo, el amigo del novio, cuando está en pie y lo oye, tiene mucho gozo a causa de la voz del novio. Por eso este gozo mío se ha hecho pleno.” (Juan 3:28, 29) En otra ilustración, Jesús se refirió a sí mismo, cuando dijo: “Entonces el reino de los cielos llegará a ser semejante a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del novio.”—Mat. 25:1; 9:15.
6, 7. (a) ¿Quién es la “novia” de este Hijo del Rey celestial? (b) Efesios 5:23-32 asemeja la relación entre Jesucristo y su congregación a ¿qué?
6 Como cualquier novio en perspectiva, Jesús debe haber sentido gran placer al pensar y hablar acerca de esta “novia” que el Rey, su Padre celestial, le daría. La “novia,” por supuesto, no es una persona individual, no es un solo discípulo de Jesucristo. Al contrario, es una persona compuesta o colectiva, su entero cuerpo o congregación de discípulos ungidos fieles. Esto no debería parecer raro. En las profecías de la Biblia a la antigua nación de Israel se le asemeja a la esposa de Jehová Dios, porque la nación se casó con Él, por decirlo así, al aceptar el pacto de la Ley que fue mediado por el profeta Moisés en el monte Sinaí en Arabia. (Isa. 54:5; Jer. 3:14; 31:31, 32) De modo que la relación entre el Hijo de Dios y su congregación ungida se asemeja a la de esposo y esposa; como leemos:
7 “El esposo es cabeza de su esposa como el Cristo también es cabeza de la congregación, siendo él salvador de este cuerpo. Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación y se entregó a sí mismo por ella. Este secreto sagrado es grande. Ahora yo estoy hablando tocante a Cristo y la congregación.”—Efe. 5:23, 25, 32.
8. ¿Dónde y cómo será consumado el matrimonio del Hijo del Rey celestial y su “novia”?
8 El matrimonio entre el Hijo del Rey y su “novia” figurativa se consumará por medio de la unión de Jesucristo y su congregación fiel en los cielos de los espíritus con relación al “reino de los cielos.” Como una virgen desposada, los miembros de esta congregación ungida tienen que ser fieles a Jesucristo hasta el momento de la muerte. En recompensa por su fidelidad virginal hasta el fin de su derrotero terrestre, serán resucitados de entre los muertos para ser la “novia” celestial de él, su congregación nupcial, para siempre en la casa del Padre Celestial y Rey.—2 Cor. 11:2, 3.
“LOS INVITADOS AL BANQUETE DE BODAS”
9. En la ilustración de Jesús, ¿qué relación existía entre los invitados al “banquete de bodas” y el rey, y que mostraría el que obraran favorablemente respecto a la invitación?
9 Una invitación al banquete de bodas de su hijo era un gran favor por parte del Rey. Las personas a quienes invitó eran personas sobre las cuales él era rey. Eran sus súbditos. Él los conocía por nombre. Sabía dónde vivían dentro de su dominio, y por eso podía enviar sus esclavos a la dirección de ellos para notificarles en aquel tiempo que el banquete estaba listo, un banquete al cual ya habían sido invitados. El que estos invitados obraran favorablemente al recibir notificación de que el banquete estaba listo desplegaría debido respeto a su rey. ¿A quiénes, pues, representaron “los invitados al banquete de bodas” de la ilustración de Jesús?
10. Al tiempo de la ilustración, Jehová Dios era Rey sobre ¿qué pueblo, y por qué arreglo?
10 Bueno, puesto que el rey representa a Jehová Dios, ¿quiénes eran, pues, el pueblo sobre el cual Él era rey en aquel tiempo? ¿A quiénes fue que Jesús dijo: “El reino de Dios les será quitado a ustedes y será dado a una nación que produzca sus frutos”? Fue a la nación judía. En el año 1513 a. de la E.C. Jehová Dios los había introducido en un pacto con él por mediación de su profeta Moisés, en el monte Sinaí. Ellos entraron voluntariamente en este pacto, para guardar su código de Ley, que tenía como leyes fundamentales los famosos Diez Mandamientos. (Éxodo 19:1 a 24:8 inclusive) Especialmente por este arreglo de pacto, Jehová llegó a ser el Rey celestial sobre este pueblo, y esto significaba que ahora eran una “nación” sujeta a Él. (Deu. 33:5) Los israelitas ya habían cantado las alabanzas de Él como Rey de ellos, después de haber sido librados por Él de la muerte en el mar Rojo, cuando cantaron: “Jehová reinará hasta tiempo indefinido, aun para siempre.”—Éxo. 15:18.
11, 12. (a) ¿Cómo había llegado la nación de Israel a ser el pueblo que llevaba el Nombre de Dios? (b) ¿Por qué podía Dios enviarles una invitación por el nombre nacional de ellos?
11 Este Rey celestial tiene un nombre —Jehová— y, en virtud de que la nación de Israel entró en un pacto de Ley con él como Dios de ellos, llegó a ser el pueblo que llevaba su Nombre. El nombre de él se llamaba sobre ellos. Dijo el mediador Moisés al pueblo de Israel en pacto: “Jehová te establecerá como pueblo santo para sí, tal como te juró, porque continúas guardando los mandamientos de Jehová tu Dios, y has andado en sus caminos. Y todos los pueblos de la tierra tendrán que ver que el nombre de Jehová ha sido llamado sobre ti, y de veras tendrán miedo de ti.” (Deu. 28:9, 10) A esta nación escogida, Jehová dijo por boca de su profeta Amós: “Solo a ustedes he conocido de todas las familias del suelo.” (Amós 3:2) No solo se identificaba a la nación por el nombre de Él, sino que también Él conocía a la nación por nombre.
12 A ella dijo por boca del profeta Isaías: “Y ahora esto es lo que ha dicho Jehová, tu Creador, oh Jacob, y tu Formador, oh Israel: ‘No tengas miedo, porque yo te he recomprado. Te he llamado por tu nombre. Eres mío.’” (Isa. 43:1) Por eso, si Él deseaba enviarles una invitación o darles una invitación que siempre estuviera en vigor, podía hacerlo por el nombre nacional.
13. ¿Cómo sabía el Rey celestial las direcciones de “los invitados al banquete de bodas,” y la realidad de esto se mostró en el caso del nacimiento de quién?
13 El rey de la ilustración de Jesús sabía las direcciones de las personas a quienes había invitado al banquete de bodas. Igualmente Jehová sabía la “dirección” de su pueblo escogido, su pueblo invitado. Sabía dónde vivían. Era la tierra que Él había prometido a sus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob, y la tierra a la cual fielmente los había llevado. Aun después que ellos estuvieron desterrados en la tierra de Babilonia, Jehová los restauró a aquella misma tierra. Sin que hubiera equivocación de dirección, Jehová el Rey envió su Hijo Jesús a aquella tierra. No fue error ni accidente el que Jesús el Descendiente de Abrahán y del rey David naciera en la ciudad de Belén en la Provincia de Judea, en el otoño del año 2 a. de la E.C. Con siglos de anterioridad, por medio de Su profeta Miqueas, Jehová el Rey había predicho la dirección para este nacimiento milagroso.—Miq. 5:2.
14. ¿Fue originalmente cuando los mensajeros que llevaban la notificación llegaron que la invitación inicial les fue dada a “los invitados,” o qué relación hubo entre la notificación y la invitación?
14 En cumplimiento de la ilustración de Jesús, Jehová el Rey sabía cuáles eran las direcciones o ubicaciones de “los invitados al banquete de bodas.” Naturalmente, pues, sabía adónde enviar los mensajeros que llevarían su notificación cuando estuviera listo el banquete de bodas, al cual ya habían sido invitados, y fuera hora de que ellos vinieran con mucho apetito. La invitación al banquete no les fue extendida originalmente cuando los mensajeros que llevaban la notificación visitaron sus hogares para decirles que el banquete ya estaba listo y que deberían ir a él inmediatamente. Esa llamada fue meramente algo suplementario, no la invitación original. Pues, entonces, ¿cuándo y de qué manera habían sido “invitados” ya o habían recibido la llamada inicial?
15. (a) ¿En qué año fue extendida la invitación al “banquete de bodas,” y a quién o a quiénes? (b) En aquella ocasión, la invitación estuvo contenida en ¿qué, y en qué términos?
15 Esto fue, de hecho, en el año 1513 a. de la E.C., y la manera en que se hizo fue por la acción de Dios el Rey, al introducir al pueblo de Israel en el pacto de la Ley por medio de Moisés como mediador. La llamada o “invitación” inicial fue extendida a los israelitas como nación, no como individuos, porque era la nación más bien que los miembros como individuos lo que continuaría existiendo hasta que el “banquete de bodas” del Rey estuviera preparado y listo para ser servido. La llamada o “invitación” inicial a la nación de Israel estuvo incluida en los términos de Dios que indicaron el beneficio que le vendría a la nación de Israel por entrar en el pacto de la Ley con Jehová Dios y observarlo o guardarlo. Al proponer el pacto a Israel en el monte Sinaí, Dios le dijo a Moisés que dijera: “Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.”—Éxo. 19:1-6.
16. (a) ¿Sobre qué base fue celebrado el pacto de la Ley con la nación de Israel, y cómo? (b) ¿A quiénes fue que se extendieron a un mismo tiempo las obligaciones de aquel pacto y la invitación contenida en él, hasta cuándo?
16 Así se colocaron delante de la nación de Israel perspectivas del Reino, la oportunidad, realmente la invitación, de llegar a ser un “reino de sacerdotes.” Ese reino sacerdotal obraría como el siervo de Dios para beneficio de todo el resto de la humanidad. El pueblo de Israel aceptó esta invitación de su Rey celestial al aceptar Sus proposiciones y decir: “Todo cuanto ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” Por consiguiente, Dios el Rey celebró el pacto de la Ley con la nación de Israel sobre sacrificios efectuados por el mediador Moisés. (Éxo. 19:7, 8; 24:1-12) No fue solo las obligaciones de aquel pacto de la Ley Mosaica, sino también la invitación a llegar a ser un “reino de sacerdotes,” lo que se extendió hasta el primer siglo de nuestra era común a los descendientes naturales de aquellos israelitas que habían hecho el pacto. (Rom. 9:4, 5; Hech. 3:25, 26) Debido a que aquellos descendientes naturales del primer siglo E.C. eran una nación ‘invitada,’ Dios el Rey estuvo obrando en armonía con los términos de su pacto al levantar a Juan el Bautista y enviarlo a predicar a la nación de Israel: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.”—Mat. 3:1, 2.
17. (a) ¿Cómo tiene conexión con un reino un “banquete de bodas” que se celebrara para el hijo del rey? (b) ¿En qué otra función servirán los que componen la “novia” del Padre Eterno?
17 Pero, ¿qué tiene que ver un “reino de sacerdotes” con la fiesta de bodas que un rey celebrara para su hijo? El hecho de que hay una conexión entre las dos cosas Jesucristo mismo lo dio a entender al introducir su ilustración con las palabras: “El reino de los cielos ha llegado a ser semejante a un hombre, un rey, que hizo un banquete de bodas para su hijo.” (Mat. 22:1, 2) Naturalmente la “novia” con quien se casara el hijo del rey llegaría a ser princesa y, ordinariamente, una reina electa, una reina designada. Correspondientemente, la “novia” que Dios el Rey casa con su Hijo Jesucristo es la congregación ungida de fieles discípulos de éste. En los cielos estos discípulos ungidos fieles han de ser más que una “novia” para Jesucristo como quien llegará a ser “Padre Eterno” para la raza redimida de la humanidad. También han de ser coherederos con su Novio celestial en el Reino que Dios el Rey asigna a su Hijo Jesucristo sobre toda la humanidad.
18. ¿Cómo mantuvo Jesús la esperanza del Reino ante sus discípulos en su Sermón del Monte y en su última Pascua?
18 Jesucristo puso constantemente esta esperanza del Reino ante sus verdaderos discípulos. En su Sermón del Monte, les dijo: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos. Felices son los que han sido perseguidos por causa de la justicia, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos. . . . Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas.” (Mat. 5:3, 10; 6:32, 33) Y en la noche de la última Pascua con sus fieles apóstoles y después que Jesús había establecido la Cena del Señor, les dijo: “Ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, para que coman y beban a mi mesa en mi reino, y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.”—Luc. 22:23-30.
19. ¿Cómo es que el Hijo real no sigue siendo eso sin un reino, y cómo participa con él la congregación nupcial?
19 De modo que la congregación nupcial de Jesucristo habrá de ser copartícipe de él, pues son sus coherederos en el reino celestial y él es el Novio que es cabeza de ellos. Él ha de ser un Gobernante como el antiguo Melquisedec, que era tanto rey de Salem como sacerdote del Dios Altísimo y por lo tanto un rey-sacerdote. (Gén. 14:18-20; Sal. 110:1-4; Hebreos 5:5, 6; 6:20 hasta 7:28 inclusive) Jesucristo sirve de Sumo Sacerdote de Jehová, y la congregación nupcial de Cristo suministra los subsacerdotes. De esta manera la congregación cristiana verdadera llega a ser un “reino de sacerdotes.” A esta congregación el apóstol Pedro escribió, diciendo: “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.” (1 Ped. 2:9) Así Jesucristo el Hijo de Dios no sigue siendo un Hijo real sin un reino, sino que Dios el Rey asigna al Hijo un reino especial sobre toda la humanidad, y su clase de la Novia participa con él en este reino mesiánico.—Rom. 8:16, 17.
ACTITUD DE “LOS INVITADOS AL BANQUETE DE BODAS”
20. (a) ¿Qué pregunta surgió acerca de la generación cuando se le informó que ella era la generación que podía asistir al banquete de bodas? (b) ¿Qué pregunta surge respecto a cuántos responderían favorablemente?
20 A la nación de Israel se le ofreció un maravilloso privilegio e “invitación” al ser introducida en el pacto de la Ley Mosaica. Respecto al “banquete de bodas” para el cual hizo arreglos su Dios, Jehová el Rey, eran una nación de “invitados.” Pero había condiciones relacionadas con el que llegaran a ser un “reino de sacerdotes.” Por eso surge esta pregunta: ¿Qué actitud mostraría tener la nación cuando se le notificara que ella era la generación a la cual se favorecía con la oportunidad de obrar ahora conforme a la invitación de su Rey y entrar en las festividades del casamiento? ¿Responderían favorablemente tantos individuos de la nación como la cantidad o número de lugares o asientos que hubiera dentro de la sala del banquete de bodas? Había oportunidad para muchos, porque la ilustración indica que el rey invitó a muchos y que se habían provisto muchos lechos en los cuales reclinarse a la mesa del banquete los invitados.
21. ¿Cuándo fue que el Rey celestial empezó a enviar sus “esclavos” a notificar a los “invitados” que el banquete estaba listo?
21 ¿Cuándo fue, en cumplimiento de la parábola, que Dios el Rey envió sus “esclavos” a notificar a los “invitados” que había llegado el tiempo para el “banquete de bodas” y que por eso deberían venir inmediatamente? Esto fue después del bautismo de Jesús en agua y de su ungimiento con el espíritu santo de Dios para llegar a ser el Cristo, el que había sido ungido para ser el Rey Mesiánico. Cuando Jesucristo regresó después de haber pasado cuarenta días en el desierto de Judea, Juan el Bautista señaló a él y dijo a los que escuchaban: “¡Mira, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” Juan no solo identificó a Jesús como el Cordero figurativo que sería sacrificado para rescatar al mundo de la humanidad de la pena del pecado, sino que también dio testimonio de que Jesucristo era el Hijo de Dios. Poco después de esto, el ungido Jesús comenzó su obra de enseñanza con algunos que empezaron a seguirlo como el Mesías. Uno de éstos, llamado Andrés, halló a su hermano Simón y le dijo: “‘Hemos hallado al Mesías’ (que, traducido, significa Cristo).” (Juan 1:26 a 2:2 inclusive) Así Jesús empezó a formar un cuerpo de discípulos.
22. ¿Cuánto tiempo duró el primer período de notificación, y a quiénes fue que se notificó en esa ocasión?
22 No solo Jesucristo enseñó y predicó el reino mesiánico de Dios; él también envió sus discípulos judíos a predicar con él: “El reino de los cielos se ha acercado.” (Mat. 10:1-7; Luc. 9:1-6; 10:1-9) De esta manera el Rey celestial, Jehová Dios, envió sus “esclavos” bajo el pacto de la Ley para dar la primera notificación. Esto sucedió desde el otoño del año 29 E.C. hasta la primavera de 33 E.C., o por aproximadamente tres años y medio. Estos “esclavos” fueron enviados solo a “los invitados.” Es decir, la nación judía bajo el pacto de la Ley Mosaica que ofrecía una oportunidad de llegar a ser un “reino de sacerdotes.” En reconocimiento de “los invitados,” Jesús dijo a los discípulos que envió a anunciar que el tiempo había llegado: “No se vayan por el camino de las naciones, y no entren en ciudad samaritana; sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” Y con referencia a sí mismo, Jesús dijo: “No fui enviado a nadie aparte de las ovejas perdidas de la casa de Israel.”—Mat. 10:5, 6; 15:24.
23. ¿Cómo mostró Jesús que era el tiempo apropiado para la primera llamada, pero cómo indicó su ilustración la actitud que los invitados mostrarían?
23 Era el tiempo apropiado para esta obra inicial de notificación. Jesús le recordó a la “casa de Israel” esta fijación divina del tiempo de las cosas, cuando dijo a los judíos: “El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas.” (Mar. 1:15) Pero, ¿resultó la predicación de alcance nacional por los “esclavos” del Rey celestial en un arrepentimiento y conversión nacional y una aceptación del Hijo del Rey como el Mesías de categoría real? Fue casi al fin de la primera llamada de notificación que Jesús describió cómo había sido recibida esta llamada inicial. En su ilustración pasó a decir: “Pero ellos no quisieron.”
24. ¿Exactamente cuán tercos fueron en su no querer “los invitados,” y con qué suceso terminó la primera llamada?
24 Ah, sí, no había habido ninguna conversión nacional, ninguna aceptación en escala nacional de Jesucristo el Hijo del Rey como el Mesías al cual le esperaba un “banquete de bodas” real. Tan tercos fueron en su no querer, que indujeron al gobernador romano Poncio Pilato a darle muerte en el día de la Pascua de 33 E.C. Así Jesús murió como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Juan 1:29, 36) Su muerte como sacrificio humano perfecto resultaría en beneficio duradero para los “invitados” al “banquete de bodas” real del Rey. No obstante, esta muerte de sacrificio terminó la participación directa, personal, de Jesucristo en la obra de notificación. De este modo, terminó la primera llamada a “los invitados.”
25. (a) ¿Por qué no fracasó entonces el propósito de Dios de celebrar el banquete de bodas? (b) ¿Por qué todavía otorgó Dios reconocimiento a los que originalmente fueron “invitados” según el pacto de la Ley?
25 Entonces, ¿qué? ¿Fue completamente en vano que el Rey preparara el “banquete de bodas para su hijo”? ¿Estaba condenado al fracaso el banquete? No, no según el propósito de Dios el Rey. Dios Todopoderoso resucitó a su fiel Hijo Jesucristo de entre los muertos y lo ensalzó a un asiento real a la diestra de Dios en los cielos. (Hech. 2:32-36; Sal. 110:1, 2; Mat. 22:41-45) En la presencia de Dios el resucitado Jesús presentó el valor de su sacrificio humano como el Cordero de Dios, y esto puso fin al pacto de la Ley Mosaica con sus sacrificios animales subhumanos. A pesar de esta cancelación del pacto de la Ley y el establecimiento de un nuevo pacto con Jesucristo como Mediador, Jehová Dios el Rey todavía misericordiosamente otorgó reconocimiento a “los invitados al banquete de bodas” según el pacto de la Ley. Hizo esto debido a que eran la “casa de Israel” por nacimiento natural y la prole carnal, natural, del fiel patriarca Abrahán, el amigo de Dios.—Dan. 9:24, 27.
SEGUNDA NOTIFICACIÓN A LOS “INVITADOS”
26. ¿Cómo indicó el resucitado Jesús que habría de dárseles una segunda notificación a los invitados para que llenaran exclusivamente todos los lugares?
26 Jehová Dios el Rey tenía causa para sentir gran indignación contra la nación de “invitados,” pero dio a la nación otra oportunidad de ocupar exclusivamente todos los asientos en el “banquete de bodas para su hijo” que él se proponía. Les envió una segunda notificación, pero una final. Jesucristo indicó esa extendida misericordia de Dios a los invitados, cuando dijo a sus discípulos precisamente antes de su ascenso a los cielos: “Recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes, y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y [primero tras de eso] en Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.”—Hech. 1:8.
27. ¿Cómo ilustró Jesús cuál sería la reacción de los invitados a la segunda notificación?
27 Jesús predijo en su ilustración la reacción que habría a esta segunda notificación por parte de la nación en general, diciendo: “De nuevo [el rey] envió otros esclavos, diciendo: ‘Digan a los invitados: “¡Miren! He preparado mi comida, mis toros y animales cebados están degollados, y todas las cosas están listas. Vengan al banquete de bodas.”’ Pero ellos, sin importarles, se fueron, uno a su propio campo, otro a su negocio comercial; pero los demás, echando mano a sus esclavos, los trataron insolentemente y los mataron.”—Mat. 22:4-6.
28. ¿Cuándo empezó la segunda notificación, y qué acusación por parte del Tribunal Supremo judío muestra que la nación de invitados estaba recibiendo la notificación?
28 Esta parte de la ilustración de Jesús empezó en el día del Pentecostés del año 33 E.C., cuando se derramó espíritu santo sobre los discípulos de Jesús que esperaban, y ellos empezaron a predicar las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios en Jerusalén a los judíos y prosélitos circuncisos del judaísmo. El registro inspirado no dice cuántos centenares de miles de celebrantes de todas partes de la Tierra estaban allí en Jerusalén. Miles de celebrantes empezaron a oír las buenas nuevas acerca del resucitado Jesús el Mesías. No pasó mucho tiempo antes que el Tribunal Supremo judío dijera a los doce apóstoles de Jesucristo: “¡Miren! han llenado a Jerusalén con su enseñanza, y están determinados a traer la sangre de este hombre sobre nosotros.” (Hech. 5:27, 28) Indiscutiblemente, la nación de “invitados” estaba recibiendo la notificación, ahora por segunda vez.
29. ¿Cómo respondieron los invitados a la segunda llamada del rey, y qué registro muestra lo verídica que fue la ilustración de Jesús acerca de esto?
29 ¿Cómo respondió la mayoría masiva de la nación al segundo recordatorio que les envió el Rey celestial acerca de la invitación de ellos al “banquete de bodas” que ya estaba listo? ¡Con insulto al Rey y con desdén para su Hijo casadero, mostrando más interés personal en sus intereses materialistas que en dignificar al Rey por medio de presentarse en el banquete de bodas para Su Hijo! Hasta recurrieron al asesinato directo de los “esclavos” obedientes de él, los predicadores cristianos de las buenas nuevas del reino mesiánico de Dios. Basta con que uno lea el libro de Hechos de los Apóstoles, Hech. capítulos tres al nueve inclusive, para tener un registro histórico de lo verídica que fue la ilustración profética de Jesús relativa a esto.
30, 31. (a) ¿Cuándo terminó la segunda notificación? (b) En la ilustración, después que fue rechazada su segunda notificación, ¿qué hizo el rey?
30 No de otra manera, pues, aquella segunda notificación a los invitados tuvo fin, tenía que tener fin según la profecía. Lo tuvo en el año 36 E.C., tres años y medio después del martirio de Jesucristo en Jerusalén. ¿Cómo sucedió esto? La ilustración de Jesús representó cómo. Señalando al castigo que le vendría a la nación de “los invitados” por rechazar con deslealtad la invitación de su Rey celestial, Jesús dijo:
31 “Entonces el rey se airó, y envió sus ejércitos y destruyó a aquellos asesinos y quemó su ciudad. Luego dijo a sus esclavos: ‘El banquete de bodas por cierto está listo, pero los invitados no eran dignos. Por eso vayan a los caminos que salen de la ciudad, e inviten a cualquiera que hallen al banquete de bodas.’ Por consiguiente aquellos esclavos salieron a los caminos y reunieron a cuantos hallaron, tanto a inicuos como a buenos; y la sala para las ceremonias de bodas quedó llena de los que se reclinaban a la mesa.”—Mat. 22:7-10.
32. ¿Significa el orden de las palabras en la ilustración de Jesús que el rey dejó de hacer más arreglos para el banquete de bodas hasta después que hubiera mandado destruir la ciudad de los “invitados”?
32 Por este orden de las palabras de Jesús al dar los detalles de la ilustración, no hemos de entender que, antes que el rey prestara más atención al banquete de bodas, ordenó que sus ejércitos salieran a rendir servicio activo y los envió contra la ciudad donde vivían los “invitados” que no habían mostrado aprecio y “destruyó a aquellos asesinos y quemó su ciudad.” Si así fuera, esto significaría que el Rey celestial, Jehová Dios, no envió sus esclavos a recoger gente sin discriminación al banquete de bodas sino hasta tarde en el año 70 de nuestra era común, puesto que fue en el verano de ese año que Jerusalén fue arrasada por los romanos bajo el general Tito, hijo del emperador Vespasiano. Entonces, en realidad, aquellos “asesinos” fueron muertos. Como informa Flavio Josefo, 1.100.000 judíos perecieron en el asedio y destrucción de Jerusalén y 97.000 fueron llevados cautivos y se dispuso de ellos como esclavos.—Luc. 21:20-24; 19:41-44.
[Ilustración de la página 305]
En una parábola acerca de un rey que preparó un banquete de bodas, Jesús mostró que algunas personas que creen que van a ir al cielo no lo lograrán