Preguntas de los lectores
●¿Cómo se pueden armonizar los relatos de la muerte del rey Ocozías de Judá según aparecen en 2 Reyes 9:27 y 2 Crónicas 22:8, 9?—C. S., EE. UU.
El relato en 2 Reyes 9:27 dice: “Ocozías el rey de Judá mismo lo vio y se dio a la fuga camino de la casa del jardín. (Más tarde Jehú lo persiguió y dijo: ‘¡A él también! ¡Hiéranlo!’ De manera que lo hirieron mientras estaba en su carro en camino arriba a Gur, que está cerca de Jiblean. Y él continuó su huida hasta Megido y llegó a morir allí.)” En cuanto al relato de 2 Crónicas 22:8, 9, éste dice: “Sucedió que tan pronto como Jehú había entrado en controversia con la casa de Acab, llegó a encontrar a los príncipes de Judá y los hijos de los hermanos de Ocozías, ministros de Ocozías y procedió a matarlos. Entonces se puso a buscar a Ocozías, y por fin lo capturaron, mientras se estaba escondiendo en Samaria, y lo trajeron a Jehú. Entonces le dieron muerte y lo enterraron.”
La aparente dificultad se resuelve cuando notamos que los escritores de la Biblia no siempre colocaron los acontecimientos en el orden estrictamente cronológico. También, ellos no tenían como nosotros puntuación para indicar expresiones parentéticas o desviaciones del orden cronológico. Habiendo mencionado a Ocozías y su huida, el escritor del relato de los Reyes continuó simplemente con la información que él tenía tocante al resto de su vida, o su muerte, sin indicar si esto seguía o no en orden cronológico con lo que todavía le quedaba por decir. Por eso la Traducción del Nuevo Mundo no solo pone en paréntesis estos acontecimientos que sucedieron más tarde sino que también traduce la conjunción hebrea waw, que introduce el material parentético, como “más tarde.” Concerniente a esta palabra hebrea waw, el Prólogo de la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Hebreas, tomo 1, página 18, edición de 1953, dice:
“Aunque waw (‘y’) se repite mucho en hebreo, no lo pasamos por alto dejándolo sin traducir como si fuera innecesario o pesado o anticuado en estilo, sino que lo expresamos usando palabras o frases de transición con el sentido que el hebreo nos comunica. Dejamos que el waw muestre su poder expresivo en su relación con el verbo con el cual está combinado. De modo que esta palabra sencilla waw en el hebreo se usa para comunicar muchos matices de significado además de meramente su significado básico ‘y.’”
De manera que fue más tarde que Jehú reanudó su persecución contra el rey Ocozías al enviar sus hombres tras él. Parece que el registro del libro de Crónicas relata los incidentes a medida que ocurrieron, aunque ese registro no menciona el lugar donde Ocozías fue herido mortalmente por orden de Jehú ni tampoco dice en qué lugar murió por fin el rey, como lo hace el registro de Reyes.
Al combinar los dos relatos, tenemos aparentemente lo que aconteció: Jehú, en camino a Jezreel, se encontró con Joram y Ocozías. Jehú hirió a Joram pero Ocozías huyó. En ese momento Jehú no persiguió a Ocozías, sino que continuó hacia Jezreel para terminar su obra de ejecución allí. Mientras tanto, Ocozías, huyendo, trataba de regresar a Jerusalén; pero solo llegó hasta Samaria, donde quiso esconderse. Los hombres de Jehú, persiguiendo a Ocozías, lo descubrieron en Samaria y lo capturaron allí, llevándolo luego a Jehú, quien se encontraba cerca del pueblo de Jiblean, no muy lejos de Jezreel. Cuando Jehú vio a Ocozías, dio a sus hombres la orden de que lo mataran en su carro. Ellos lo hirieron mientras iba en camino arriba a Gur, cerca de Jiblean; pero dejaron que Ocozías escapara, y él huyó a Megido, donde murió a causa de las heridas.
●Puesto que el Verbo, Jesús antes de ser hombre, no estaba entre los ángeles a quienes Jehová usó para transmitir la ley de Dios a Moisés, ¿cómo se debe entender Éxodo 23:20-23, que habla de un ángel que tiene dentro de sí el nombre de Jehová?—A. M., EE. UU.
El hecho de que el Verbo o Logos, el Hijo de Dios, no estaba entre los ángeles que Dios usó al tiempo de transmitir su ley a Moisés, lo aclaran las palabras de Pablo en Hebreos 2:2, 3: “Si la palabra hablada por medio de ángeles resultó firme, y toda transgresión y acto de desobediencia recibió retribución en conformidad con la justicia; ¿cómo escaparemos nosotros si hemos descuidado una salvación de tal grandeza siendo que empezó a ser hablada por medio de nuestro Señor y nos fue verificada por los que le oyeron?” Se desprende, por lo tanto, que se usó a los ángeles en aquel tiempo y que no se usó al Hijo de Dios, a Jesús, antes que fuera un hombre.
No obstante, esto no elimina la posibilidad de que el Verbo haya sido usado en alguna capacidad especial en los tratos de Dios con Israel. Éxodo 23:20-23 dice: “Aquí estoy enviando un ángel delante de ti para mantenerte en el camino y traerte al lugar que he preparado. Cuídate a causa de él y obedece su voz. No te portes rebeldemente contra él, porque él no perdonará la transgresión de ustedes; porque mi nombre está dentro de él. Sin embargo, si obedeces estrictamente su voz y realmente haces todo lo que yo hable, entonces ciertamente seré hostil a tus enemigos y hostigaré a los que te hostiguen. Porque mi ángel irá delante de ti.” Es razonable concluir que este ángel de quien Jehová dice “mi nombre está dentro de él” era Jesucristo en forma espiritual prehumana. (1 Cor. 10:1-4) Jesús, cuyo nombre significa “Jehová es salvación,” es el principal en sostener y vindicar el glorioso nombre de su Padre.
Del ángel que tiene el nombre de Dios dentro de sí no se habla indicando que diera a Israel su código de leyes, sino, más bien, como guiando a los israelitas en camino a la Tierra Prometida. Así, las palabras de Pablo en Hebreos 2:2, 3 no eliminan la fuerte posibilidad de que el ángel de Éxodo 23:20-23 haya sido Jesucristo en su forma prehumana de espíritu.
●¿Por qué en Proverbios 27:6 la Traducción del Nuevo Mundo dice: “Las heridas infligidas por uno que ama son fieles, pero los besos de un aborrecedor son cosas que han de ser suplicadas”? Varias traducciones en varios idiomas dicen que tales besos son profusos, pródigos, falsos, engañosos, frecuentes, copiosos, etcétera.—M. F., EE. UU.
Es cierto que muchas otras traducciones en inglés, así como traducciones en otros idiomas, no dicen como dice la Traducción del Nuevo Mundo en su texto principal en Proverbios 27:6 en cuanto a los besos de un aborrecedor. Sin embargo, la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Hebreas, tomo III (edición de 1957), sí contiene una nota al pie de la página tocante a Proverbios 27:6, que dice: “Por correcciones del texto hebreo esto puede leerse: ‘son excesivos,’ o, ‘son corrompidos.’”
Así, algunos traductores han optado por cambiar la palabra hebrea envuelta en el caso. Estos traductores no aceptaron la palabra hebrea original, sino que la sustituyeron con un participio hebreo que se parecía al original y que ellos pensaron que debería haber sido la lectura original. Por ejemplo, el Lexicon for the Old Testament Books, por L. Koehler y W. Baumgartner, sugiere la palabra sustituidora, ra‛a‛, en la forma niphal (reflexiva). La palabra hebrea ra‛a‛ significa ser malo, inútil y por consiguiente engañoso.
Ahora la cuestión es si usar esta palabra sustituidora en el texto principal de una traducción de las Santas Escrituras o retener la original. La palabra hebrea original en el texto masorético es el participio reflexivo del verbo athar, y, según el léxico susodicho, la palabra significa “ser suplicado.” Así, la Traducción del Nuevo Mundo se adhiere estrechamente a la palabra original y la vierte “ser suplicadas.”
Otra traducción en inglés que básicamente se adhiere estrechamente a la palabra hebrea original es Los libros de la Biblia, por Soncino, que vierte Proverbios 27:6 de esta manera: “Fieles son las heridas de un amigo; pero los besos de un enemigo son importunos.” La palabra ‘importunos,” por supuesto, transmite el pensamiento de pedir repetidamente o de suplicar. Esta misma traducción también tiene una nota al pie de la página sobre Proverbios 27:6, mostrando el problema al cual se enfrentan los traductores: “Importunos. Es incierto lo que [el traductor] se propone mediante esta traducción. V.A. tiene engañosos y N.R. profusos. . . . Los comentaristas modernos enmiendan el texto para obtener una palabra más usual que significa ‘engañosos’ como contraste con fieles; pero Eitan y Ehrlich mantienen que la palabra hebrea tiene ese significado [es decir, importunos] por la analogía del árabe [relacionado], aunque cada uno la conecta a una raíz arábiga diferente.”
Aquí se encuentra un ejemplo, entonces, en que los traductores de la Biblia, no apreciando lo que daba a entender el escritor, cambiaron el texto para que leyera de manera que tuviera sentido para ellos. Pero parece que la idea es que un amador le inflige una herida a uno en fidelidad para hacerle bien a uno. Por otra parte, si uno quiere que un aborrecedor le haga a uno una cosa amable, bondadosa, tendría que suplicarle, porque su odio no lo incita naturalmente a conceder besos al objeto de su odio. En vez de eso, quiere obrar cruelmente. De modo que uno tiene que importunar o suplicar a un aborrecedor para que le haga a uno una bondad. Uno tal vez hasta tenga que suplicarle a la persona indiferente. En la parábola de la viuda y el juez, Jesucristo habló acerca de un juez que no temía a Dios ni tenía ningún respeto al hombre. Solo fue porque la viuda siguió suplicando al juez que él al fin respondió a sus súplicas y se encargó de que ella obtuviera la ayuda a la que tenía derecho. (Luc. 18:1-5) El juez no tenía su corazón en ello. Así mismo aun si un aborrecedor sí rinde una bondad a un individuo, como resultado de habérsele suplicado, tal vez no ponga su corazón en ello o tras ello y tal vez lo haga solo para librarse de las súplicas de ese individuo. Una persona no tiene que suplicar a su aborrecedor que le inflija una herida; pero algo agradable como un beso, sí. Pero el amador que inflige heridas fieles lo hace con amor en su corazón y sin que tenga que suplicársele.