Familiarícese con Dios y conserve la paz
“Familiarízate con él, por favor, y conserva la paz; de tal modo te vendrán cosas buenas.”—Job 22:21.
1. ¿Cómo resultó que Elifaz el temanita le dijo a Job las palabras del texto bíblico que se da arriba?
CUANDO el hombre Elifaz el temanita le dijo a su amigo Job que se familiarizara con Jehová Dios, según todas las apariencias Job no estaba en paz con Dios o no estaba conservando la paz con él. Evidentemente no le venían cosas buenas a Job. Desde la cumbre de la prosperidad había sido arrojado a las profundidades de la pobreza abyecta. Había perdido sus muchas propiedades, había sido privado de sus diez hermosos hijos, y entonces había llegado a ser víctima de una asquerosa enfermedad que lo cubrió con úlceras desde la cabeza hasta los pies. Su esposa, desesperada, tontamente le había dicho que maldijera a Dios y muriera. Al oír acerca de su calamidad sin paralelo, tres conocidos de Job, uno de los cuales fue este Elifaz, del sur, vinieron a consolarlo. Después de siete días de hacer escrutinio silencioso de Job y entonces oírle invocar el mal contra el día de su nacimiento, los tres supuestos consoladores procedieron a atacar la integridad de Job para con Dios. (Job 1:1 a 4:1) Fue durante el desarrollo de la discusión que siguió que Elifaz le dijo a Job: “Familiarízate con él, por favor, y conserva la paz; de tal modo te vendrán cosas buenas.”—Job 22:21.
2. Como se sugiere en las palabras de Elifaz, ¿qué no reconoce el mundo moderno como necesario para que haya paz entre ellos?
2 Las palabras de Elifaz, aunque habladas con mal entendimiento del caso de Job y mal dirigidas a Job, eran buenas en sí mismas. Este mundo del siglo veinte no reconoce que los hombres no pueden tener paz entre sí mismos y disfrutar de prosperidad hasta que, primero, se familiaricen con Dios y lleguen a conocer su voluntad y entren en relación pacífica con él a la manera de él. Pero, ¿cómo pueden familiarizarse los hombres de la Tierra con un Dios que es un Ser espiritual invisible? Como recientemente dijo un estudiante universitario: “¿Cómo puedo experimentar a Dios?” Esto dicho en un tiempo en que la inquietud estudiantil se ha esparcido por toda la Tierra.
3. (a) ¿Cómo podemos familiarizarnos con Dios? (b) ¿Cómo hizo Dios que una nación entrara en conocimiento familiar de él, y cómo fueron favorecidos algunos hombres de esa nación?
3 Familiarizándose con la Santa Biblia una persona puede familiarizarse con Dios su Autor, porque la Biblia nos habla acerca de hombres que hicieron a Dios parte de su experiencia diaria. Nos habla acerca de hombres de la antigüedad, Enoc y Noé, de quienes se dijo que anduvieron con Dios. (Gén. 5:22; 6:9) ¿Sabe usted que este Dios hizo que una nación entera entrara en conocimiento familiar de él, y que individuos de esta nación tuvieron visiones milagrosas en las cuales vieron a Dios? ¿Sabe que hombres de esta nación comieron y bebieron con Dios en la Tierra? El escritor del libro de Job y de los primeros cinco libros de la Santa Biblia nos cuenta acerca de un contrato divino con esta nación, del cual contrato él fue mediador entre Dios y el hombre. Este hombre fue el profeta Moisés. Este contrato o pacto se hizo en una montaña de la península de Sinaí, que es parte de Arabia. Fue en la primavera del año 1513 a. de la E.C., y Dios había traído a aquel lugar al pueblo de Moisés después de haberlos liberado de Egipto, por lo cual les había dado a conocer su nombre Jehová como los antepasados de ellos jamás lo habían comprendido.—Éxo. 6:3.
4. ¿Cómo fue que más de setenta hombres de Israel llegaron a comer y beber junto con Dios en la Tierra?
4 Después de haber hecho el pacto con Jehová Dios sobre víctimas de sacrificio animales, Moisés y su hermano y dos de sus sobrinos y otros setenta hombres de la nación subieron al monte Sinaí. Éxodo 24:9-11 nos dice: “Procedieron a subir Moisés y Aarón, Nadab y Abiú y setenta de los hombres de más edad de Israel, y llegaron a ver al Dios de Israel. Y debajo de sus pies había lo que se parecía a una obra de losas de zafiro y a los mismos cielos por pureza. Y no alargó él su mano contra los hombres distinguidos de los hijos de Israel, antes bien ellos consiguieron una visión del Dios verdadero y comieron y bebieron.”
5. ¿Vieron aquellos hombres favorecidos la forma de Dios? ¿Por qué era apropiado que ellos estuvieran “debajo de sus pies”?
5 En realidad aquellos setenta y cuatro hombres no vieron ninguna forma de Dios. Lo que vieron en visión fue una exhibición inspiradora de temor de la gloria del “Dios de Israel.” Bajo la gloriosa manifestación de Él, o, como diríamos, “debajo de sus pies,” aquellos hombres favorecidos vieron algo “que se parecía a una obra de losas de zafiro y a los mismos cielos por pureza,” o como el cielo azul despejado, sin una nube. Aquellos hombres estaban en la Tierra y debajo de Sus “pies” en excelente armonía con el propio dicho de Dios: “Los cielos son mi trono, y la tierra es el escabel de mis pies.” ¿Cómo, pues, podría cualquier templo o edificio eclesiástico hecho por el hombre contener a un Dios tan deslumbradoramente glorioso como éste? Realmente no podría hacerlo.—Isa. 66:1; Hech. 7:48, 49.
6. ¿Estuvieron aquellos setenta y cuatro hombres en peligro al tener esta visión de Dios? ¿Qué clase de comida comieron con él?
6 Una criatura humana realmente se encuentra en posición peligrosa cuando tiene una visión del único Dios vivo y verdadero. La carne y sangre humanas son muy débiles y perecederas al acercárseles a cualquier exhibición de la gloria de la persona de Dios. El hombre solo puede ir hasta cierto punto y no más allá al contemplar la manifestación gloriosa del Dios invisible. No es sin buena razón que Éxodo 24:11 dice respecto a aquellos setenta y cuatro hombres que estuvieron en la montaña de Sinaí: “Y no alargó [Dios] su mano contra los hombres distinguidos de los hijos de Israel, antes bien ellos consiguieron una visión del Dios verdadero y comieron y bebieron.” Ciertamente ellos no comieron y bebieron de alguna manera irreverente, confianzuda; lo hicieron como en una comida sacrificatoria. Lo que comieron posiblemente fue la parte de los sacrificios animales que a los sacrificadores se les asignó comer de los sacrificios de comunión que se habían ofrecido a Dios a la base del monte Sinaí. Lo que bebieron fue probablemente vino, que se usaba como libaciones a Dios. De esta manera aquellos hombres reverentes tuvieron una comida de comunión con Dios. Puesto que se les consideraba personas dignas, Dios no los mató.—Éxo. 24:1-11.
7. ¿Cómo llegó a considerar Moisés el lugar en que estuvo en estrecha asociación con Dios?
7 Después de eso, cuando el profeta Moisés estuvo solo con Dios en la montaña, no comió ni bebió, hasta por cuarenta días y noches. Él consideró el lugar en que estuvo en estrecha asociación con Dios como una zona santa. Unos meses antes, cuando Moisés fue enviado a Egipto a libertar a su pueblo, el ángel de Dios se le apareció en medio de una zarza ardiente cerca del pie del monte Sinaí y le dijo: “Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde estás en pie es suelo santo.”—Éxo. 3:1-5.
LO QUE MOISÉS VIO DE DIOS
8. ¿Cómo mostraron las palabras que Dios dijo en reprensión a Aarón y Míriam la posición favorecida de que disfrutaba Moisés con Dios, y por qué fue esto apropiado?
8 Como mediador entre Jehová Dios y su pueblo escogido, ¿vio Moisés a Dios más directamente que cualquier otra persona de toda la nación? ¿Era posible que lo viera más directamente? Lo favorecido que fue Moisés en este sentido se lo señaló Dios a Aarón el hermano de Moisés y a su hermana Míriam, cuando éstos se quejaron contra Moisés. Dios dijo: “Escuchen mis palabras, por favor. Si llegase a haber un profeta de ustedes para Jehová, sería en una visión que me daría a conocer a él. En un sueño le hablaría. ¡No así con mi siervo Moisés! Tiene confiada a él toda mi casa. Boca a boca le hablo a él, manifestándole así, y no por enigmas; y la apariencia de Jehová es lo que él contempla. ¿Por qué, pues, no temieron hablar contra mi siervo, contra Moisés?” (Núm. 12:1-8) Todo esto fue muy apropiado con respecto a Moisés, porque él era una figura profética del Hijo de Dios, Jesucristo, el profeta prometido que habría de ser mayor que Moisés.—Deu. 18:15-18; Hech. 3:19-23; 7:37, 38.
9, 10. (a) ¿Qué sugiere en cuanto a los que hablaban el que hablaran “boca a boca,” y qué pregunta hace surgir esto en cuanto a Moisés? (b) ¿Qué promesa consiguió Moisés de Dios después que Israel cometió idolatría en el monte Sinaí?
9 En una ocasión especial Moisés sí vio una “apariencia de Jehová.” En aquel caso, ¿vio él la forma de Dios directamente? El que personas hablen “boca a boca,” sugiere que hablan cara a cara, pero, ¿vio realmente Moisés el rostro de Dios allí en el monte Sinaí? En aquel tiempo todavía corría el año 1513 a. de la E.C. La nación, a pesar de tener los Diez Mandamientos, se había hecho culpable de cometer idolatría. La situación era crítica. De modo que Moisés consideró necesario hacer una súplica especial a Dios en el monte Sinaí. De Jehová Dios adquirió la promesa de que la presencia de Jehová iría con él hasta que Moisés llevara a su pueblo a la Tierra Prometida. Moisés dice:
10 “Y pasó Jehová a decirle a Moisés: ‘Esta cosa, también, de la cual has hablado, haré, porque has hallado favor a mis ojos y te conozco por nombre.’
11, 12. ¿Qué pidió Moisés que se le permitiera ver, pero cuál fue la respuesta de Dios?
11 “A lo cual dijo él [es decir, Moisés]: ‘Hazme ver, por favor, tu gloria.’
12 “Pero él dijo: ‘Yo mismo haré que toda mi bondad pase delante de tu rostro, y ciertamente declararé el nombre de Jehová delante de ti; y ciertamente favoreceré al que favorezca, y ciertamente mostraré misericordia al que le muestre misericordia.’ Y añadió: ‘No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo vivir.’ Y dijo además Jehová: ‘Aquí hay un lugar conmigo, y tienes que estacionarte sobre la roca. Y tiene que suceder que mientras va pasando mi gloria tengo que colocarte en un hoyo en la roca, y tengo que poner la palma de mi mano sobre ti como pantalla hasta que haya pasado. Después de eso tengo que quitar la palma de mi mano, y realmente verás mi espalda. Pero mi rostro no se podrá ver.’”—Éxo. 33:17-23.
13. ¿Había de producirse esta manifestación por una materialización de Dios? ¿Por qué era necesario tomar precauciones especiales para con Moisés?
13 Esta no había de ser una materialización por el Dios invisible en forma humana, de la manera que se decía que los dioses de la mitología griega se habían aparecido a los hombres. (Hech. 14:11-13) Aquella había de ser una manifestación de la gloria divina hasta el grado que no fuera demasiado para que una persona humana la viera y experimentara sin ser cegada, muerta y disuelta hasta quedar hecha nada. Misericordiosamente Jehová prometió que tomaría precauciones especiales para con Moisés. El día siguiente vino la prometida manifestación, una manifestación tal como ningún hombre aparte de Moisés había visto jamás. Según las instrucciones divinas, Moisés se presentó en el monte Sinaí con dos tablas de piedra sobre las cuales Dios había de inscribir los Diez Mandamientos. ¿Qué sucedió ahora?
14, 15. ¿Qué hizo Dios al ir pasando cerca de Moisés, y qué hizo Moisés?
14 “Y procedió Jehová a bajar en la nube y a estacionarse con él allí y a declarar el nombre de Jehová. Y Jehová fue pasando delante de su rostro y declarando: ‘Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad, que conserva bondad amorosa para miles, que perdona error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de castigo, que hace venir el castigo por el error de padres sobre hijos y sobre nietos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta generación.’
15 “En seguida se apresuró Moisés a inclinarse a tierra y a postrarse.”—Éxo. 34:1-8.
16. ¿Cómo afectó al rostro de Moisés lo que él vio, y cómo llegó a familiarizarse Moisés mejor con Dios por medio de esta experiencia?
16 Moisés no nos dice que él haya visto directamente la forma de Dios. Todo lo que vio fue el resplandor que persistió después de pasar la manifestación de Dios. Y sin embargo el propio rostro de Moisés emitía rayos de luz cuando bajó de la montaña y se presentó al pueblo. (Éxo. 34:29, 30) ¡Cuánto mejor, también, llegó a familiarizarse Moisés con Jehová Dios! ¡Qué maravillosa declaración de la personalidad de Dios a Moisés! ¿Qué dios llamado así hay que se pueda comparar con Jehová?
17. ¿Qué clase de Dios es Jehová según su propia descripción, y qué merece ser asociado con una personalidad como ésta?
17 Él nos asegura que él es un Dios de amor, y sin embargo también de justicia, con el poder de dominio de sí mismo cuando está tratando con la humanidad pecaminosa. Y al tratar así con la humanidad imperfecta, él conserva su trato amoroso de ellos en equilibrio perfecto con un trato justo, exhibiendo así una sabiduría sorprendente en medio de todas las cambiantes circunstancias y condiciones. ¡Qué Dios sin igual! Un Dios de amor perfecto, justicia perfecta, poder perfecto y sabiduría perfecta. Una personalidad tan adorable merecía estar asociada con un brillo de gloria que era demasiado brillante para que lo contemplaran ojos humanos débiles o para que se pusiera en contacto con él un cuerpo humano endeble.
18. (a) ¿Contra qué fue aislado Moisés al ir pasando la Presencia Divina junto a él? (b) Como resultado de esto, ¿cómo podemos nosotros familiarizarnos mejor con este Dios Jehová?
18 Poco sorprende el que hubiera que tomarse precaución especial para dar a Moisés suficiente aislamiento contra el que recibiera daño o hasta fuera destruido cuando pasara la gloria de Jehová y Él declarara Su nombre sin igual mientras Moisés escuchaba dentro del hoyo en una roca. ¡Nunca pudiera Moisés, ni ningún otro hombre, haber visto el rostro de Dios y haber vivido! Un mero hombre habría muerto antes de que el “rostro” o la manifestación plena de la gloria de Dios lo alcanzara. Moisés se sintió impelido a inclinarse y postrarse en adoración mientras pasaba la gloriosa Presencia Divina. ¡Qué ridículo, pues, el que diga un astronauta ruso que no hay Dios porque él no se encontró con Éste cuando su nave espacial estaba en órbita en el espacio exterior alrededor de la Tierra! Pero nosotros hoy día, por creer y aceptar la visión de Moisés de la gloria divina, nos familiarizamos mejor con este maravilloso Dios Jehová.
ISAÍAS VE A DIOS EN VISIÓN
19, 20. (a) ¿Dónde tuvo el profeta Isaías su visión de Dios, y después de qué profanación del templo? (b) ¿Cuándo tuvo Isaías esta visión, y qué aspectos de ella describe?
19 Moisés no quedó como el único entre los hombres que ha tenido una visión de Jehová Dios, y así se ha familiarizado mejor con Él. Setecientos treinta y seis años pasaron y la escena cambió del monte Sinaí en Arabia a los cerros de la antigua Jerusalén. Allí había un templo glorioso sobre el monte Moría de la ciudad. Pero una terrible calamidad había sacudido a la nación. El próspero rey Uzías, o Azarías, presuntuosamente se había abierto paso a fuerza al primer compartimiento santo del templo para ofrecer incienso allí como lo haría un sacerdote y había sido herido de lepra, de la cual al fin murió como un paria. Durante su repugnante enfermedad su fiel hijo Jotán tuvo que servir como rey en el trono de Jerusalén. En el año de la muerte miserable de Uzías (777 a. de la E.C.) y probablemente después que él murió, el profeta Isaías tuvo una visión de Dios. Fue diferente de la visión que se le dio a Moisés. Isaías mismo nos dice:
20 “El año en que murió el rey Uzías yo, sin embargo, conseguí ver a Jehová, sentado en un trono excelso y elevado, y sus faldas llenaban el templo. Serafines estaban de pie por encima de él. Cada uno tenía seis alas. Con dos se cubría el rostro, y con dos se cubría los pies, y con dos volaba de acá para allá. Y éste clamó a aquél y dijo: ‘Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos. La plenitud de toda la tierra es su gloria.’ Y los quicios de los umbrales empezaron a retemblar a la voz del que clamó, y la casa misma gradualmente se llenó de humo.”—Isa. 6:1-4; 2 Cró. 26:1-23.
21. ¿Cómo muestra la visión que Jehová es el Rey de su pueblo?
21 No se da ninguna descripción de la Persona Divina, puesto que Dios no puede ser asemejado a la criatura hombre. Las faldas de su majestuosa prenda de vestir llenaban el templo. Su templo es un palacio, y él es el invisible Rey celestial de su pueblo. De modo que su trono no descansa sobre el suelo, sino que, además de ser excelso, es elevado.
22. ¿Cómo mostraban respeto los serafines a la presencia de Dios y a la santidad del sitio?
22 Los serafines, cuya apariencia es como fuego relampagueante, no se sientan en la presencia de Jehová, sino que, mientras rinden servicio, están de pie, siempre listos a actuar. El profeta Isaías entonces estaba mirando con rostro sin velar a la visión de Dios, pero aquellos serafines celestiales no osaban mirar, sino que cubrían sus rostros con sus alas superiores. Como si estuvieran en un sitio santo, los serafines se cubrían los pies con sus alas inferiores, mostrando debido respeto al Rey celestial, “Jehová de los ejércitos.” Con sus alas de en medio los serafines volaban como criaturas celestiales.
23. ¿Cómo dieron énfasis los serafines a la santidad de Jehová y profetizaron acerca de su gloria?
23 En esta visión del templo estos serafines eran quienes declaraban la santidad y gloria de Dios. Para dar énfasis a la santidad suprema de “Jehová de los ejércitos,” decían la palabra “santo” tres veces, haciendo esta declaración triple de uno a otro. La gloria de Dios no solo llenaba la casa o templo, sino que también había de llegar a ser “la plenitud de toda la tierra.” Ya podemos ver la gloria de Jehová Dios en todas sus magistrales obras de creación, tanto cosas animadas como cosas inanimadas. Pero se acerca el tiempo en que todos los habitantes de la Tierra se unirán con nosotros en el discernimiento de la gloria de Jehová en las cosas que él ha creado, y ya no harán de esta Tierra un lugar no santo, profanándola, contaminándola. No es en vano que se ha predicho: “La tierra estará llena del conocer la gloria de Jehová como las aguas mismas cubren el mar.” (Hab. 2:14) El canto que expresaron aquellos serafines en el templo de Jehová era profético.
24. ¿Por qué, según lo que exclamó, tenía razón Isaías para sentir temor al ver la visión?
24 Ante esta visión de Jehová entronizado en su templo el profeta Isaías se asustó. Debido a las voces de los serafines que clamaban uno a otro los quicios de los umbrales del templo empezaron a temblar; entonces, ¿por qué no habría de temblar Isaías, puesto que él era una criatura viviente con sensibles sentimientos religiosos? Aunque él ya era profeta de Jehová Dios, se sintió inmundo al ver una escena tan santa. ¡Hasta temió por su vida! “¡Ay de mí!” gritó. “¡Pues puedo darme como reducido a silencio [en la muerte], porque hombre inmundo de labios soy, y en medio de un pueblo inmundo de labios estoy morando; pues mis ojos han visto al Rey, Jehová de los ejércitos, mismo!”—Isa. 6:5.
25. ¿Cómo, por la ayuda del serafín, pudo salir vivo Isaías para relatar lo que sucedió?
25 ¿Cómo pudo salir vivo Isaías para relatar lo que sucedió? De este modo: Desde el templo ahora lleno de humo milagroso uno de aquellos serafines alados vino en socorro de él. “Ante eso,” nos dice Isaías, “uno de los serafines voló a mí, y había en su mano una brasa relumbrante que con tenazas había tomado del altar. Y procedió a tocar mi boca y decir: ‘¡Mira! Esto ha tocado tus labios, y tu error se ha ido y tu pecado mismo queda expiado.’”
26. (a) ¿Para qué llegó a ofrecerse como voluntario Isaías, que ahora había sido limpiado? (b) ¿De qué manera prefiguró verdaderamente Isaías al Mesías y nos suministró una lección?
26 Isaías ahora se sentía limpio en la Presencia Divina, aun lo suficientemente limpio para ofrecerse voluntariamente para hacer más servicio profético para Jehová. “Y,” dice él, “empecé a oír la voz de Jehová diciendo: ‘¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?’ Y yo procedí a decir: ‘¡Aquí estoy yo! Envíame a mí.’ Y él pasó a decir: ‘Ve, y tienes que decirle a este pueblo.’” Enseguida Isaías fue enviado en un mandado profético que prefiguró la obra del Mesías venidero, más de ochocientos años en el futuro. Nunca olvidó Isaías aquella visión del templo de la gloria de Jehová. Como prefiguración correcta del Mesías, Isaías cumplió su comisión recibida de Jehová. (Isa. 6:6-13; Mat. 13:10-15) Pero, ¿qué hay de nosotros? Cuando nos familiarizamos mejor con Jehová Dios, ¿nos ofrecemos de buena gana para Su servicio, como lo hizo Isaías? Sí, el familiarizarnos más plenamente con Dios nos impele a decirle: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí.”
LAS VISIONES DEL PROFETA EZEQUIEL
27. ¿Cuándo empezó a tener visiones de Dios el profeta Ezequiel?
27 Antes de que viniera el Mesías o Ungido, otro hombre más tuvo visiones milagrosas del Dios vivo y verdadero. Este fue el profeta Ezequiel, en el siglo que siguió al de Isaías. La ruina que Isaías había predicho que le vendría a su propio pueblo estaba solo seis años en el futuro cuando Ezequiel tuvo su primera visión inspiradora de temor. Era entonces un desterrado en la pagana Babilonia. Él dice que fue “mientras yo estaba en medio del pueblo desterrado junto al río Kebar, que los cielos fueron abiertos y empecé a ver visiones de Dios.” Él da como fecha del acontecimiento el 5 de Tamuz del año, calendario judío, es decir, “en el mes cuarto, en el día cinco del mes,” y “en el año quinto del destierro del rey Joaquín,” o en el año 613 antes de nuestra era común.—Eze. 1:1-4.
28. En su primera visión, ¿qué cosa que se movía vio Ezequiel, y qué impulsaba a esto?
28 En aquel tiempo el Creador del cielo y la Tierra se encaminaba a ejecutar su decisión judicial contra su pueblo infiel en el reino de Judá con su capital en Jerusalén. Por consiguiente lo que Ezequiel vio fue como algo que se movía. Era como un carro tan gigantesco que hizo que él se sintiera como una hormiga. No tenía motor de gasolina ni motor eléctrico o atómico que lo impulsara, pero se movía rápidamente, rodando sobre todo lo que estaba en su camino. No tenía mecanismo de dirección visible ni frenos, y sin embargo podía cambiar la dirección de su movimiento de derecho adelante a los lados, instantáneamente, sin disminuir la velocidad para vencer el impulso del carro. ¿Qué movía a este colosal carro? Evidentemente era la fuerza activa, el espíritu, de Aquel que iba en el carro.
29. ¿Qué singularidad tenían las ruedas de este carro celestial?
29 Este no era un carro de dos ruedas. Era uno de cuatro ruedas. En cuanto a las ruedas mismas, su construcción era extraña. Evidentemente podían ver adónde iban, porque las llantas estaban llenas de ojos, todo alrededor. Además, dentro de cada rueda que se movía hacia adelante había otra rueda que cortaba a través en ángulo recto, verticalmente, haciendo posible que el carro se moviera hacia los lados sin que sus ruedas dieran vuelta como cuando se dobla una esquina. Note cómo describe Ezequiel la locomoción de este carro:
30. ¿Cómo describe Ezequiel el movimiento de las ruedas del carro?
30 “En cuanto a la apariencia de las ruedas y su estructura, era como el refulgir del crisólito; y las cuatro tenían una sola semejanza. Y su apariencia y su estructura era tal como cuando una rueda resultaba estar en medio de una rueda. Al ir iban en sus cuatro lados respectivos. No se volvían en otra dirección cuando iban. Y en cuanto a sus llantas, tenían tal altura que asustaban; y sus llantas estaban llenas de ojos alrededor de las cuatro.”—Eze. 1:16-18.
31. ¿Quiénes acompañaban al carro como corredores?
31 En tiempos antiguos los carros reales tenían corredores que corrían delante y a los lados de ellos, para impartir grandeza al que iba en el carro. (1 Rey. 1:5; 18:44-46) Había cuatro querubines que acompañaban el carro celeste que el profeta Ezequiel vio en visión. Esos querubines correspondían a corredores. Al principio Ezequiel los llama “criaturas vivientes.” Ciertamente no eran criaturas humanas, aunque tenían algunos rasgos como los de un hombre. (Eze. 1:5, 15; 10:9-13) El profeta Ezequiel nos ayuda a tener una idea de cómo la escena de las cuatro criaturas vivientes y el carro de repente saltó ante su vista con gloria casi indescriptible:
32. Según la descripción de Ezequiel, ¿qué apariencia presentaban los querubines?
32 “Y empecé a ver, y, ¡mire! había un viento tempestuoso que venía del norte, una gran masa de nubes y fuego trémulo, y tenía un resplandor todo alrededor, y de en medio de ello había algo como el parecer de electro, de en medio del fuego. Y de en medio de él había la semejanza de cuatro criaturas vivientes, y esto era lo que parecían: tenían la semejanza del hombre terrestre. Y cada una tenía cuatro caras, y cada una de ellas cuatro alas. Y sus pies eran pies rectos, y la planta de sus pies era como la planta del pie de un becerro; y resplandecían como con el fulgor de cobre bruñido. Y había las manos de un hombre debajo de sus alas en sus cuatro lados, y las cuatro tenían sus caras y sus alas. Sus alas se unían una a la otra. No se volvían cuando iban; iban cada una derecho adelante.”
33. ¿Qué caras tenían las criaturas vivientes querúbicas?
33 El profeta Moisés no describió a los querubines que aparecieron en la entrada del jardín de Edén más de treinta y cuatro siglos antes cuando los pecadores Adán y Eva fueron echados de allí. (Gén. 3:24) Pero el profeta Ezequiel nos da la descripción ya citada de las criaturas vivientes querúbicas y añade lo siguiente: “Y en cuanto a la semejanza de sus caras, las cuatro tenían una cara de hombre con una cara de león a la derecha, y las cuatro tenían una cara de toro a la izquierda; las cuatro también tenían una cara de águila. Así eran sus caras. Y sus alas se extendían hacia arriba. Cada una tenía dos que se unían, y dos cubrían sus cuerpos.”—Eze. 1:4-11.
34. ¿Cómo armonizaban las ruedas con los querubines en cuanto a movimiento?
34 ¿Cómo armonizaban con el movimiento de los querubines semejantes a corredores las ruedas del carro celestial? El profeta Ezequiel nos dice: “Y cuando las criaturas vivientes iban, las ruedas iban al lado de ellas, y cuando a las criaturas vivientes se les alzaba de la tierra, a las ruedas se les alzaba. Adondequiera que el espíritu se inclinaba a ir, ellas iban, inclinándose el espíritu a ir allí; y las ruedas mismas eran alzadas cerca de ellas, al lado, porque el espíritu de la criatura viviente estaba en las ruedas. Cuando iban, éstas iban; y cuando se quedaban quietas, éstas se quedaban quietas; y cuando se les alzaba de la tierra, a las ruedas se les alzaba cerca de ellas, al lado, porque el espíritu de la criatura viviente estaba en las ruedas.”—Eze. 1:19-21.
35, 36. (a) ¿Qué simbolizan los rasgos de los querubines? (b) ¿Qué vio Ezequiel precisamente sobre los querubines y ruedas, y qué oyó?
35 Criaturas según la descripción de esas criaturas vivientes querúbicas no existen, por supuesto, en los cielos, en la región invisible de los espíritus. Por esta razón los varios rasgos de su apariencia aparentemente grotesca eran símbolos de buenas cualidades como las que son sobresalientes en el hombre, el león, el toro, el águila, y otras criaturas aladas. Interesantes como son estas cualidades, aquí por el momento estamos interesados más en lo que había más arriba de las cuatro criaturas vivientes querúbicas y sobre las ruedas que estaban a los lados de ellas. ¿Qué vio allá arriba el profeta Ezequiel? Nos dice él:
36 “Y sobre las cabezas de las criaturas vivientes había la semejanza de una expansión como el chispear de hielo sobrecogedor, extendida sobre sus cabezas arriba. Y bajo la expansión sus alas estaban rectas, una a la otra. Cada una tenía dos alas que cubrían de este lado y cada una tenía dos que cubrían del otro lado sus cuerpos. Y llegué a oír el sonido de sus alas, un sonido como el de vastas aguas, como el sonido del Todopoderoso, cuando iban, el sonido de un tumulto, como el sonido de un campamento. Cuando se detenían, bajaban sus alas.”—Eze. 1:22-24.
37. ¿Cómo qué parte de un carro sirve esa “expansión,” y qué dominaba sobre todos los demás efectos de sonido?
37 Ah, ¡esa “expansión”! Era la plataforma de aquel carro celestial. Como hielo translúcido parecía, pero sobrecogedor era. Así, al que iba en el carro se le pintaba como moviéndose adelante a la ejecución de su decisión judicial sobre una plataforma firme, como agua congelada. Debajo de esta plataforma sobrecogedora e inspiradora de temor el sonido del movimiento del carro del Todopoderoso era como el de aguas tumultuosas, o como un campamento de soldados que dieran gritos para ponerse en acción a fin de ejecutar a los enemigos del Todopoderoso. Pero había una voz que dominaba sobre todos estos efectos de sonido debajo de la plataforma o “expansión” semejante a hielo. El profeta Ezequiel la oye salir de sobre la sobrecogedora expansión. Procedía del Todopoderoso que venía sobre esta plataforma de carro. ¿Qué apariencia asumió él? Ezequiel nos dice:
EL QUE VENÍA SOBRE EL CARRO CELESTIAL
38. ¿Cómo describe Ezequiel al que venía en el carro y los efectos de luz que lo rodeaban?
38 “Y llegó a haber una voz sobre la expansión que estaba sobre su cabeza. (Cuando se detenían, bajaban sus alas.) Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas había algo que en apariencia era como piedra de zafiro, la semejanza de un trono. Y sobre la semejanza del trono había una semejanza de alguien que en apariencia era como un hombre terrestre sobre él, arriba. Y llegué a ver algo como el fulgor de electro, como la apariencia de fuego todo alrededor en el interior, desde la apariencia de sus caderas y hacia arriba; y desde la apariencia de sus caderas y hacia abajo vi algo como la apariencia de fuego, y él tenía un resplandor todo alrededor. Había algo como la apariencia del arco que ocurre en una masa de nubes en el día de una lluvia fuerte. Así era la apariencia del resplandor que había alrededor. Era la apariencia de la semejanza de la gloria de Jehová. Cuando llegué a verla, entonces caí sobre mi rostro, y empecé a oír la voz de uno que hablaba.”—Eze. 1:25-28.
39. (a) Todos juntos, aquellos efectos de luz se resumen en ¿qué palabra? (b) ¿Cuánto detalle se da acerca del que venía en el carro, y a qué se parecía su trono?
39 El fulgor como el de electro (la mezcla metálica de oro y plata), el fuego que rodeaba completamente y delineaba al que venía en el carro, con un resplandor todo alrededor, y el arco semicircular con toda la variedad de colores del arco iris... todo esto se resume en la una sola palabra de descripción: “gloria.” ¡La “gloria de Jehová”! Había una apariencia de una forma que sugería la de un hombre, con una “apariencia de sus caderas.” Pero nada acerca de los rasgos del rostro y la forma se da con detalle alguno. El trono sobre el cual este Todopoderoso, Jehová, se sienta es como una piedra de zafiro expertamente cortada y preparada en facetas, y su azul profundo sugiere los cielos, donde Jehová verdaderamente está entronizado. De este trono parecido a zafiro Jehová le habló a su profeta Ezequiel.
40. El año después Ezequiel tuvo una visión del carro celestial que lo mostraba ¿dónde?
40 El año después el profeta Ezequiel tuvo otra visión del carro celestial de Jehová con las ruedas a los lados de las cuales estaban las criaturas vivientes querúbicas, esta vez, sin embargo, delante del templo construido por el rey Salomón en Jerusalén. “Y continué viendo,” dice Ezequiel, “y, ¡mire! sobre la expansión que estaba sobre la cabeza de los querubines había algo como piedra de zafiro, como la apariencia de la semejanza de un trono, apareciendo sobre ellos. . . . Y los querubines estaban de pie a la derecha de la casa cuando el hombre entró, y la nube llenaba el patio interior. Y la gloria de Jehová empezó a levantarse de los querubines junto al umbral de la casa, y la casa gradualmente se llenó de la nube, y el patio mismo estaba lleno del resplandor de la gloria de Jehová. Y el sonido mismo de las alas de los querubines se hizo oír hasta el patio exterior, como el sonido de Dios Todopoderoso cuando habla.”—Eze. 10:1-5; 8:1.
41. (a) ¿De dónde se había movido sobre sus ruedas el carro, y qué sugería su nueva ubicación? (b) ¿Cómo era como si Ezequiel mismo estuviera destruyendo a Jerusalén?
41 Así, el carro celestial de Jehová se había movido sobre sus ruedas desde el río babilónico Kebar, donde Ezequiel tuvo primero una visión de él, y había rodado hacia el oeste a Jerusalén y su templo. Esto anunciaba que se acercaba la ejecución ardiente de la decisión judicial de Jehová sobre la Jerusalén infiel y su templo contaminado. La ciudad, junto con su templo, había de ser destruida. (Eze. 10:6-22) De manera figurada, Ezequiel mismo estaba destruyendo a la ciudad infiel de Jerusalén. ¿Cómo? Fue por recibir la comisión de Jehová de ser profeta y por entonces declarar el mensaje de la destrucción inminente. Veinte años después que Ezequiel vio el carro de Jehová en el río Kebar, o catorce años después de la destrucción misma de Jerusalén, se hizo que Ezequiel recordara su comisión destructiva. En el año vigésimo quinto de su destierro en Babilonia se le dio una visión de un nuevo templo de Jehová, totalmente completado. Un ángel, tomando la apariencia de un hombre, condujo a Ezequiel en un recorrido de observador de este templo.
42. Catorce años después de la destrucción de Jerusalén, ¿qué visión de Dios tuvo Ezequiel con relación al nuevo templo?
42 “Entonces me hizo ir a la puerta, la puerta que mira hacia el este,” dice Ezequiel. “Y, ¡mire! la gloria del Dios de Israel venía de la dirección del este, y su voz era como la voz de vastas aguas; y la tierra misma brilló debido a su gloria. Y era como la apariencia de la visión que había visto, como la visión que vi cuando vine a arruinar la ciudad; y había apariencias como la apariencia que vi junto al río Kebar, y procedí a caer sobre mi rostro. Y la gloria misma de Jehová entró en la casa por vía de la puerta cuyo frente estaba hacia el este.”—Eze. 43:1-4; 40:1-4.
43. ¿Qué indica en cuanto a la gloria de Dios el efecto que tuvo la visión en Ezequiel?
43 Tan gloriosa era la visión del Dios Todopoderoso Jehová que era suficiente para hacer que el hombre débil de carne cayera sobre su rostro, postrándose. La gloria de Jehová Dios no es algo a lo cual mirar profanamente, descaradamente, desafiadoramente. Las visiones milagrosas que tuvo Ezequiel de la “gloria de Jehová” eran suficientemente sobrecogedoras para hacer que un hombre temblara y se sintiera obligado a adorar. Pero Ezequiel sobrevivió aquellas extraordinarias experiencias conforme al propósito de Dios para él.
44. En vista de la visión de Ezequiel, ¿por qué les incumbe ahora a los hombres familiarizarse con Dios y llegar a estar en paz con él?
44 Glorioso es Jehová Dios al viajar victoriosamente en su carro celestial, atendido por sus criaturas vivientes querúbicas. De manera similar él viaja hoy a la ejecución de sus juicios. Ahora les incumbe a los hombres familiarizarse con este Dios y hacer la paz y conservar la paz con él.