¿Es para cristianos la observancia del sábado?
¿Mandaron Jesús o los apóstoles que se observara el sábado? ¿Cuál debe ser el punto de vista del cristiano respecto a éste?
EN 1610, en lo que es ahora los Estados Unidos de la América del Norte, uno podía ser azotado por quebrantar una ley del descanso dominical. En 1961 a los hombres todavía se les puede arrestar y castigar en algunas comunidades por esta causa. Gente religiosa de buenas intenciones ha hecho que se promulgaran tales leyes porque ha creído sinceramente que la observancia del día sabático es un requisito fundamental del cristianismo. La legislación dominical, sin embargo, se originó en el Imperio Romano hace más de dieciséis siglos. Según Clark’s Biblical Law, comenzó cuando “Constantino el Grande promulgó un edicto mandando que todos los jueces y habitantes de las ciudades descansaran en el día venerable del Sol.” Puesto que este primer día de la semana era el día que los romanos paganos dedicaban a la adoración del Sol, ¿por qué lo observan personas que afirman ser cristianas como día sabático y santo?
DÍA DEL SEÑOR
Cuando se les arrostra con el hecho de que el domingo fue un día santo para los adoradores de Mithra, personas que creen que el domingo es el día sabático del cristiano suelen negar que el día fuese adoptado de los paganos. Lo que afirman es que este primer día de la semana es el “día del Señor” porque ése fue el día en que Jesús fue resucitado. Creen que los cristianos deberían observar ese día para conmemorar ese maravilloso acontecimiento. Arguyen que puesto que los apóstoles estaban reunidos el día de la resurrección de Jesús, el cual era domingo, y una semana más tarde en el mismo día, eso prueba que estaban observando el primer día de la semana como sábado o día sabático cristiano.—Juan 20:19.
Pero, ¿constituye ésta una conclusión verdaderamente sólida? ¿No era cosa natural el que los discípulos de Jesús se reunieran después de oír acerca de su resurrección? ¿No es razonable que ellos querrían juntarse y considerarla? Si Jesús hubiese tenido la intención de que comenzaran a observar ese día como descanso para conmemorar su resurrección, ¿por qué no dijo algo acerca de ello cuando personalmente se presentó en la reunión de ellos ese día? Ese hubiera sido el tiempo y ocasión oportunos para que él mandara la observancia sabática de parte de los cristianos si Dios lo requiriese de ellos, pero no hay nada en la Biblia que indique que él haya dicho cosa alguna acerca de ello.
Esa reunión se celebró tarde en el día, y se nos dice que “ocho días después sus discípulos de nuevo estaban dentro.” (Juan 20:26) Asumamos que la cuenta comenzase en día domingo para que los ocho días terminaran en el domingo siguiente. ¿Quiere decir esto que los discípulos no celebraron reunión alguna entre estos dos días? En vista de los acontecimientos trascendentales que acababan de llevarse a cabo es sumamente irrazonable concluir que ellos esperaran una semana entera antes de volver a reunirse. De manera que la mera mención de que los discípulos se reunieron el primer día de la semana cuando Jesús fue resucitado y una semana más tarde en el mismo día no prueba la observancia sabática de ese día, ni tampoco la prueba la presencia de Jesús con ellos en esa ocasión. Tome nota de que fue en un día de semana que él estuvo presente con ellos en otra reunión cuarenta días después de su resurrección, ocasión en la cual él ascendió a su Padre.—Hech. 1:3, 6.
Lo escrito en Hechos 20:7 y 1 Corintios 16:2 se usa por los sabatarios para probar que los apóstoles reconocían el primer día de la semana como día sabático. El primer pasaje habla acerca de que Pablo y algunos cristianos de Troas se sirvieron una comida juntos en ese día. Puesto que Jesús no dio a sus seguidores instrucciones de reunirse en el primer día de la semana como observancia regular de ese día, tenemos que concluir que la reunión de cristianos en Troas en el primer día de la semana no fue en observancia del domingo como día sabático sino que fue para compañerismo cristiano en una comida porque Pablo partía el día siguiente para Asón.
El pasaje de 1 Corintios 16:2 declara: “Todo primer día de la semana que cada uno de ustedes en su propia casa ponga algo aparte en reserva a medida que vaya prosperando, para que cuando yo llegue no se hagan colectas entonces.” ¿Cómo prueba que los corintios lo observaban como día sabático el hecho de que se les dijera que apartaran contribuciones en el primer día de la semana? Las contribuciones se apartaban en casa, no en un lugar de reuniones. El primer día de la semana, antes de que gastos de la semana redujeran sus fondos, sería el tiempo lógico para apartar una contribución. Eso también sería mejor que el esperar hasta el último minuto antes de la llegada de Pablo para reunir algo apresuradamente. Así es que la evidencia señala una presuposición económica personal de parte de los corintios y no una observancia sabática.
El guardar el domingo como día sabático de descanso para conmemorar la resurrección de Jesús carece por completo de apoyo bíblico. Lo mismo puede decirse acerca de cualquier comparación que se hiciera entre ello y la observancia del día séptimo sabático que se menciona en los Diez Mandamientos. Note lo que dice The Popular and Critical Bible Encyclopedia en cuanto a esto: “No hallamos ni el más mínimo indicio de una ley o edicto apostólico instituyendo la observancia del ‘día del Señor;’ ni hay en las Escrituras ninguna insinuación de que éste sustituyera al sábado judío.” Puesto que se carece por completo de evidencia bíblica a favor de la observancia del domingo sabático por los cristianos, tenemos que concluir que fue inspirado por la influencia de adoradores paganos del Sol.
OBSERVANCIA DEL SÉPTIMO DÍA
Ya que la observancia del domingo como descanso sabático no se manda y ni siquiera se sugiere por las Escrituras, ¿qué hay del sábado? ¿Se requiere de los cristianos que lo guarden como día de descanso sabático en vista del hecho de que es el séptimo día mencionado en el cuarto de los Diez Mandamientos?
Aunque el cuarto mandamiento manda que se observe el séptimo día como descanso sabático, hay que tener presente que los Diez Mandamientos eran parte de la ley que se dio a la nación de Israel en el monte Sinaí. Este pacto de ley no fue dado a ningún otro pueblo, y respecto a la observancia del sábado contenida en él Moisés dijo: “Debes recordar que llegaste a ser esclavo en la tierra de Egipto y Jehová tu Dios procedió a sacarte de allí con mano fuerte y brazo extendido. Por eso Jehová tu Dios te mandó que lleves a cabo el día sabático.” (Deu. 5:15) El sábado se dio a los israelitas para conmemorar su liberación y para servir como señal de su relación de estar en pacto con Dios. (Éxo. 31:16, 17) Eso no puede decirse de los cristianos.
Los cristianos no están bajo el pacto de la ley, porque Cristo cumplió esa ley cuando murió en el madero de tormento. “Porque Cristo es el fin de la Ley.” (Rom. 10:4) No hay justificación alguna en las Escrituras para separar los Diez Mandamientos del resto del pacto de la ley y alegar que Jesús no le puso fin sino que es obligatorio sobre los cristianos. El apóstol Pablo escribió extensísimamente acerca del pacto de la ley y de cómo se le puso fin, pero no se dijo ni una palabra en el sentido de que los Diez Mandamientos fueran una ley moral separada que sea eternamente obligatoria y que el resto de la Ley sea una ley ceremonial que terminó.
En Romanos 7:6 él declara que los cristianos están “desligados de la Ley,” y en el siguiente versículo se refiere al décimo mandamiento sin dar indicio alguno de que él lo considerase como una ley separada. Luego en el capítulo trece de Romanos él menciona varios mandamientos del Decálogo y señala que todos ellos se cumplen por medio del nuevo mandamiento que Jesús dio de que “se amen los unos a los otros.”—Rom. 13:9, 10; Juan 13:34; Mat. 22:39, 40.
Podría notarse también que en el sermón del monte Jesús cita de los Diez Mandamientos así como del resto de la Ley sin hacer distinción alguna entre ellos.—Mat. 5:21-44.
El hecho de que Jesús haya guardado el sábado no significa que puso el ejemplo para que lo guardaran los cristianos. Era menester que él lo guardase porque nació bajo el pacto de la ley, y hasta que la cumpliera mediante su muerte de sacrificio estaba obligado a guardar toda la Ley. Si los cristianos hubiesen de guardar el sábado porque él lo hizo, entonces también habrían de guardar toda la Ley como él lo hizo, y sabemos por medio de las Escrituras que esto no se requiere de los cristianos.
CRISTIANOS PRIMITIVOS
No hay expresión explícita alguna en las Escrituras que diga que los cristianos, después del Pentecostés, siguieran guardando el séptimo día de la semana como sábado. Algunas personas tal vez señalen las ocasiones registradas en el libro de los Hechos en que el apóstol Pablo entraba en las sinagogas en el día sabático, pero ¿cómo prueba esto que él estaba observando el sábado? Si él iba a la sinagoga en obediencia a la ley sabática que requería que los judíos celebraran en ese día una asamblea santa, ¿no estaría indicando él que estaba todavía bajo la Ley? Por otra parte, si estaba guardando el sábado, no como judío, sino como cristiano, ¿no parece extraño que él escogiera reunirse con los que no creían en Cristo más bien que con compañeros cristianos?
El motivo de Pablo al ir a la sinagoga en los días sabáticos no era que estuviese guardando el sábado, sino que él sabía que allí era donde podía predicar las buenas nuevas acerca del reino de Dios y del Hijo de Dios a un número grande de judíos. Por eso en Hechos 17:1, 2, hallamos a Pablo cumpliendo su comisión en el ministerio cristiano más bien que observando el sábado en compañía de personas que aún se consideraban obligadas a la ley mosaica. “De manera que según la costumbre de Pablo pasó adentro a ellos, y por tres sábados razonó con ellos apoyado en las Escrituras.”
Quizás algunos señalen como prueba de que los cristianos deberían observar el sábado lo que Jesús dijo en Mateo 24:20. “Sigan orando que su huida no ocurra en tiempo de invierno ni en el día sábado.” Debe tenerse presente que Jesús estaba hablando a seguidores judíos que estaban bien familiarizados con la gran dificultad de tratar de viajar en el día sábado debido a las restricciones que mantenían a los judíos dentro de la distancia de 2,000 codos de sus ciudades ese día.
Era costumbre de Jesús ilustrar sus enseñanzas mediante cosas con las cuales la gente de su día estaba cabalmente familiarizada. En este caso escogió la gran dificultad que tendría cualquiera de ese tiempo al tratar de viajar mucha distancia en Palestina durante el invierno o en el sábado. La huida a la seguridad debería hacerse por lo tanto antes que llegara el tiempo cuando fuera poco menos que imposible. Su consejo fue seguido por los cristianos poco antes de la destrucción de Jerusalén en 70 d. de J.C. No permanecieron en la ciudad hasta que los ejércitos romanos bajo Tito la hubieran rodeado, impidiendo a todos huir, sino que huyeron antes de que fuese demasiado tarde. El que Jesús usara el sábado y el invierno como ilustraciones transmitió enérgicamente a sus oyentes judíos lo que quería decir, pero no prueba que se esperaba de los cristianos que guardasen el sábado en épocas futuras. Ni siquiera se considera aquí la observancia del sábado. En las palabras de Jesús no hay evidencia alguna que pruebe que los cristianos estén obligados a observar el sábado.
POSICIÓN CRISTIANA
Puesto que no hay ninguna evidencia en las Escrituras de que se les haya mandado a los cristianos que observaran un sábado ni de que éste fuera guardado durante la vida de los apóstoles después del Pentecostés, ¿qué punto de vista debería adoptar el cristiano? Bíblicamente puede adoptar el punto de vista de que la observancia del sábado no es un requisito cristiano. Esto se hace patente por la declaración de Pablo en Colosenses 2:16, 17: “Que ningún hombre los juzgue en comida o en bebida o con respecto a un día de fiesta o una observancia de la nueva luna o de un sábado, porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo.”
El pacto de la ley con su observancia de novilunios o nuevas lunas y sábados, incluyendo el sábado del séptimo día, era como una sombra que conducía hasta Cristo y terminaba en él. Así como no se extendió dentro de la era cristiana para obligar a los cristianos a guardarlo, de igual modo la observancia del sábado no se extendió dentro de la era cristiana. Es por eso que la junta administrativa en Jerusalén no menciona la observancia del sábado como requisito para cristianos no judíos, aunque menciona varias otras cosas. El registro de esto se halla en Hechos 15:19, 20. Ni aquí ni en instrucciones posteriores se hizo mención alguna de la observancia del sábado, mención que ciertamente se hubiese hecho si fuera vital para la aprobación de Dios.
El apóstol Pablo dijo: “No me he retraído de decirles todo el consejo de Dios.” (Hech. 20:27) A pesar de todo el consejo e instrucciones que él dio a la congregación cristiana, no dijo nada acerca de la observancia del sábado como requisito para los cristianos. En sus cartas a Timoteo y a Tito él detalla cosas que se requieren de personas nombradas a puestos de superintendencia en la congregación cristiana, pero no hace referencia alguna a la observancia del sábado. Puesto que él dijo “todo el consejo de Dios” para los cristianos pero no mencionó la observancia del sábado, tenemos que concluir que Dios no la requiere de los cristianos.—1 Tim. 3:2-7; Tito 1:7-9.
Los seguidores judaicos de Jesús cesaron de la observancia de día y sazones después del Pentecostés. También lo hicieron los gentiles que dejaron atrás religiones paganas cuando se hicieron cristianos. Adoraron y sirvieron a Dios todos los días, no solo un día de la semana. El que ellos observaran un día de la semana como sábado sería volverse atrás a las cosas elementales y hacerse esclavos a ellas, como señala Pablo en Gálatas 4:9, 10 y 5:1.
La observancia sabática semanal pertenecía a la nación de Israel y es cosa del pasado. Los cristianos no viven en lo pasado sino para el futuro cuando el reinado de Cristo de mil años, que fue prefigurado por el sábado, traerá descanso y paz al género humano obediente. En vez de observar un sábado semanal, ellos esperan con ansias este gran descanso sabático bajo el “Señor del sábado.”—Mat. 12:8.