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¿Demasiado grande para Dios?La Atalaya 1953 | 1 de octubre
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esa exhibición del poder incomparable de Jehová, exhibición que inspira reverencia, se introducirá el nuevo mundo para mejoramiento completo de la humanidad. (Apo. 21:1-4) Entonces nadie jamás volverá a decir que una tarea es demasiado grande para Dios. Más bien, todos los vivientes entenderán el rico significado de las palabras del Altísimo a Abrahán: “¿Hay cosa alguna demasiado difícil para Jehová?”—Gén. 18:14.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1953 | 1 de octubre
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Preguntas de los lectores
● ¿Cómo debe entenderse correctamente Éxodo 4:24-26? También, Éxodo 4:20 lee como si Moisés hubiera regresado a Egipto, pero el siguiente versículo habla de ese regreso como si todavía fuera futuro. ¿Por qué?—J. K., Japón.
En Éxodo 4:20 se declara: “Tomó pues Moisés a su mujer y a sus hijos, y los hizo cabalgar sobre asno, y volvióse a la tierra de Egipto.” El versículo 21 continúa: “Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hubieres vuelto a Egipto”; lo que contradice la idea de que ya había vuelto allí. La dificultad está en la traducción del versículo 20. Lee como si se hubiera completado la vuelta, mientras que realmente la forma verbal hebrea indica que la vuelta estaba en progreso pero no se había completado. Otras traducciones permiten este punto de vista. “Moisés toma a su esposa, y sus hijos, y hace que cabalguen sobre el asno, y se vuelven a la tierra de Egipto.” (Young) “Así que Moisés tomó a su esposa e hijos, y los montó sobre un asno, para regresar a la tierra de Egipto.” (UTA) Por consiguiente es perfectamente lógico que el versículo 21 hable del regreso como futuro, dado que todavía no se había efectuado.
Éxodo 4:24-26 relata un incidente que aconteció durante este viaje de regreso: “Y aconteció en el camino, en una posada, que Jehová le salió al encuentro, y procuró matarle. Tomando entonces Zípora un pedernal afilado, cortó el prepucio a su hijo, y lo arrojó a sus pies, diciendo: Ciertamente me eres un esposo sangriento. Y Jehová le soltó: entonces fué cuando ella dijo: Esposo sangriento; con motivo de la circuncisión.” Parece que Moisés había delinquido en algún respecto. Entre otras cosas, no había circuncidado a su hijo, y así no había cumplido en cuanto a vivir en conformidad con el pacto de circuncisión de Dios hecho con su antepasado Abrahán. (Gén. 17:9-14) Jehová, por medio de su ángel representativo, encontró a Moisés a lo largo del camino e iba a ejecutar al niño incircunciso. La esposa de Moisés, Zípora, comprendió lo que era necesario para corregir las cosas. Tomó una piedra afilada, un instrumento que se solía usar en aquellos días, y cortó el prepucio a su hijo y lo arrojó, no a los pies de Moisés, sino a los pies del ángel que representaba a Jehová. El cumplir con este requisito apaciguó la ira de Jehová y el niño fué perdonado.
Luego Zípora dijo a Jehová, por medio del ángel representativo: “Ciertamente me eres un esposo sangriento.” Por acceder a los requisitos del pacto de circuncisión, Zípora reconoció y entró a una relación de pacto con Jehová, y Jehová llegó a ser como esposo de ella y ella como esposa de él. Que tal relación de pacto con Jehová puede hacerlo como esposo casado con la otra parte envuelta en el pacto se demuestra por el pacto de la Ley hecho con Israel. Debido a este pacto Jehová dice concerniente a los israelitas: “Fuí yo un marido para ellos.” (Jer. 31:32, Va) De modo que mediante este rito de circuncisión Zípora dijo al ángel representativo de Jehová: “Eres un esposo sangriento.” De modo que por medio de la rápida acción de Zípora “Jehová le soltó”; es decir, el ángel de Jehová dejó al niño, no matándolo como lo hubiera hecho de otra manera. (Gén. 17:14) Pero la tradición judía convierte a Moisés en aquel cuya vida fué amenazada por su negligencia. Moisés era responsable del tratamiento de su hijo.—Vea La Atalaya del 1 de abril de 1945, página 106, §38.
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