Conducta “digna de las buenas nuevas”
1. ¿De qué valor sobresaliente es la Biblia para nosotros?
LA Biblia revela cuál es la voluntad de Dios para sus criaturas. Por medio de estudiarla el que previamente no ha tenido experiencia o entendimiento puede hacerse sabio; ésta provee una guía hacia una manera limpia de vivir, lo cual produce una buena conciencia y regocijo al corazón. Por eso la información que se encuentra en la Biblia en cuanto a las leyes, mandamientos y principios de Jehová es algo que ha de desearse más que todas las riquezas materiales del mundo. “La ley de Jehová es perfecta; trae de vuelta el alma. El recordatorio de Jehová es fidedigno; hace sabio al inexperto. Las órdenes de Jehová son rectas, hacen regocijar el corazón; el mandamiento de Jehová es limpio, hace brillar los ojos. El temor de Jehová es puro, y subsiste para siempre. Las decisiones judiciales de Jehová son verídicas; han resultado del todo justas. Han de desearse más que el oro, sí, que mucho oro refinado; y más dulces que la miel y lo que fluye de los panales. También, tu propio siervo ha sido advertido por ellas; en cumplir con ellas hay grande galardón.”—Sal. 19:7-11.
2. ¿Cómo nos guía un conocimiento acertado de la Biblia en la conducta que es “digna de las buenas nuevas”?
2 Por lo tanto, puede verse que a fin de que nuestra conducta sea “digna de las buenas nuevas” necesitamos como fundamento un conocimiento acertado de la Palabra de Dios, la Biblia, y un aprecio sincero a la información que contiene, junto con un saludable temor de Jehová. Con este fundamento apropiado tendremos el punto de vista apropiado de lo correcto y lo incorrecto. Este nos ayudará a evitar el error de cultivar fariseísmo para ser vistos por los hombres. Acerca de personas de esa clase el apóstol Pablo escribió, en Romanos 10:3: “A causa de no conocer la justicia de Dios sino de tratar de establecer la suya propia, ellos no se sujetaron a la justicia de Dios.” El adorador sincero de Dios no quiere ser como los fariseos del día de Jesús, a quienes Jesús dijo: “Ustedes. . . , por fuera realmente, parecen ser justos a los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y desafuero.” (Mat. 23:28) Más bien, por medio de un estudio sincero y diligente de la Palabra de Dios el siervo de Dios aprende a ‘aborrecer lo que es inicuo y a adherirse a lo que es bueno.’—Rom. 12:9.
3, 4. (a) ¿En qué dos grandes mandamientos se basa la conducta correcta? (b) ¿A qué relaciones afectan las reglas y mandatos de Dios, y cuál relación es la más importante?
3 La conducta “digna de las buenas nuevas” se basa en los mismos dos grandes mandamientos que fueron la base para los tratos de Dios con los israelitas, a saber, ‘amar a Dios con todo el corazón, alma, fuerzas y mente de uno y amar al prójimo como a uno mismo.’ Por eso, con estos dos mandamientos presentes, examinemos algunos de los requisitos básicos para la justicia según se manifiestan en la Biblia por nuestro Creador y Padre celestial. A medida que lo hagamos, veremos que las reglas o mandamientos de Dios afectan a diferentes partes de nuestra vida y nuestra relación con otros: nuestra relación con Dios, con nuestra familia y con nuestros semejantes. Y a medida que consideremos estos mandamientos de Dios, no es solo obediencia ciega lo que se requiere sino, más bien, buscar con ‘toda nuestra mente y con todo nuestro corazón’ entender y apreciar por qué Dios nos dice que hagamos esto o aquello, o que no hagamos cierta cosa, para poder servirle con entendimiento.—Fili. 1:9; Mat. 22:37.
4 Como hemos visto, nuestra relación con Dios es de vital importancia. La adoración que le damos debe ser limpia y pura e indivisa. Exige fe firme en su Palabra, temerlo solo a él como Dios, darle devoción exclusiva.
5. (a) ¿Qué cosas debe uno despedir de su vida si quiere ser un adorador verdadero de Dios? (b) Si uno que afirmara ser cristiano fuera a seguir prácticas supersticiosas, ¿qué mostraría esto?
5 Para que nosotros demos esta clase de adoración a Jehová y así entremos en una relación apropiada con él debemos despedir de nuestra vida cualquier práctica falsa de adoración que se base en enseñanza incorrecta, en el paganismo o en superstición. A causa de la superstición algunos encuentran difícil el desprenderse de temores perjudiciales. Un temor común que se manifiesta en muchos países es el temor a los “espíritus” de los muertos, o temor a aquellas personas (a veces llamados “brujos”) que afirman tener facultades sobrenaturales. Para protegerse en contra de ellos, la gente supersticiosa lleva amuletos alrededor del cuello o del brazo o de otras partes del cuerpo, estos amuletos estando hechos de diferentes sustancias, como, por ejemplo, los huesos de una criatura muerta, con la idea de que el espíritu de la criatura suministrará protección. Así mismo se observan prácticas funerarias laboriosas a fin de aplacar al “espíritu del difunto.” Se celebran “velorios” de toda la noche después de una muerte, en los cuales unos dolientes pagados hacen mucho ruido para que el “espíritu” del muerto no se sienta olvidado o deshonrado y regrese y traiga algún mal sobre la familia. Todas esas ideas se basan en la doctrina falsa de que el alma del hombre es inmortal y continúa viviendo después de la muerte. La Biblia aclara que no es así. (Vea Eclesiastés 9:5, 10; Salmo 146:3, 4.) El observar tales prácticas muestra falta de fe y entendimiento si lo hace alguien que afirma ser cristiano, y demostraría que no ha apreciado su relación apropiada con Jehová. La adoración verdadera no solo requiere un conocimiento de lo que la Biblia dice sino también fe en ella y el respaldar esa fe mediante hechos que estén en armonía con la Palabra de Dios. Aunque es natural sentir aflicción genuina al perder en la muerte a una persona amada, el cristiano evita cualquier indicación exterior hipócrita de aflicción que se haga con el único propósito de satisfacer costumbres o tradiciones paganas.—Sant. 1:22-25.
6. ¿Quiénes son los espíritus malos, y cómo se protegen los cristianos contra ellos?
6 Es cierto que hay espíritus malos, pero éstos no son los espíritus de humanos que murieron hace algún tiempo en el pasado. En realidad, en un tiempo fueron hijos angelicales de Dios que se rebelaron con Satanás y ahora son conocidos como demonios o espíritus inicuos. (Sant. 2:19; Apo. 16:14; Efe. 6:12) Pero el cristiano verdadero está provisto de la armadura apropiada para defenderse de las maquinaciones de estos diablos. Los que permanecen firmes en la verdad de la Palabra de Dios, que están activos en la proclamación de “las buenas nuevas de la paz,” que tienen su fe fuerte como un escudo grande y cifran su esperanza y confianza en Jehová para la salvación, están asegurados de protección contra cualesquier ataques de estos inicuos. (Efe. 6:14-18) El cristiano, por lo tanto, jamás recurriría al demonismo o brujería para obtener protección o con propósitos de curación. Jehová Dios le manda al cristiano dedicado que cifre la fe en Él.
RESPETO A LA LEY DE DIOS SOBRE LA SANGRE
7. (a) ¿Qué puede hacer un cristiano cuando se enferma, pero qué no hace? (b) ¿Por qué todavía nos aplica hoy la ley de Dios tocante a la prohibición sobre el uso de la sangre?
7 Esto no significa que, cuando un cristiano se enferma físicamente, él rechaza tontamente la apropiada ayuda médica. Él no espera egoístamente que Dios ejecute un milagro de curación a favor de él. Más bien, el cristiano usa buen sentido en cuidar razonable y apropiadamente su cuerpo, y, si se enferma, acepta con gratitud cualquier ayuda médica que pueda auxiliarlo. Pero no recurre a la “curación por fe,” dado que la curación milagrosa y otros dones semejantes que estuvieron presentes en la congregación primitiva en el tiempo de los apóstoles han pasado desde hace mucho tiempo. (1 Cor. 13:8) Ni recurre a la brujería. Al mismo tiempo también está alerta para ver que la clase de tratamiento médico que reciba no viole la ley de Dios en cuanto a la sangre. La ley divina en cuanto a la sangre aplica a los cristianos hoy día así como aplicó a la nación de Israel. Aunque el pacto de la ley con Israel ya no está en vigor, la ley de Dios que prohíbe el introducir sangre en el cuerpo humano todavía aplica. Esto se debe a que originalmente fue dada al antepasado común de la humanidad, Noé, después que éste salió del arca después del diluvio global. En esa ocasión Dios claramente expresó a Noé: “Solo carne con su alma—su sangre—no deben comer.”—Gén. 9:3-6.
8. ¿Cómo se aclaró esta prohibición sobre el uso de la sangre en una reunión especial de los apóstoles y hermanos de mayor edad en Jerusalén?
8 La prohibición sobre el uso de la sangre se le hizo muy clara a la congregación cristiana en una reunión especial de los apóstoles y hermanos de mayor edad en Jerusalén algunos años después de la muerte y resurrección de Jesucristo. La decisión inspirada fue: “Al espíritu santo y a nosotros nos pareció bien no agregarles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que se mantengan libres de cosas sacrificadas a los ídolos y de la sangre y de cosas estranguladas y de la fornicación. Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán. ¡Que tengan buena salud!” (Hech. 15:28, 29) Usted notará que el abstenerse de sangre se consideró exactamente tan necesario como el abstenerse de fornicación.
9. ¿Cómo muestran los cristianos respeto a la santidad de la sangre en conexión con el comer carne?
9 Es claro, entonces, que se requiere que los cristianos verdaderos muestren respeto a la santidad de la sangre, porque ésta representa la vida. (Lev. 17:11) Los testigos de Jehová muestran este respeto al cuidadosamente evitar toda violación a esta ley. La ley sobre la sangre aplica a cualquier clase de sangre: animal o humana. El cristiano está bajo obligación de no comer nada ‘estrangulado,’ porque no ha sido desangrado. El principio sobre este asunto se declara en Levítico 17:13: “En cuanto a cualquier hombre . . . que al cazar coja una fiera o un ave que pueda comerse, en ese caso debe derramar su sangre y cubrirla con polvo.” Por la misma razón un animal que se hallara muerto como resultado de ser cogido en una trampa o despedazado por otro animal no sería adecuado para alimento de un cristiano, puesto que no había sido desangrado al tiempo de morir. Así mismo, cuando uno compra carne, ya sea en una carnicería o a un cazador, el cristiano debe cerciorarse a satisfacción de que el animal haya sido desangrado apropiadamente para que no se arriesgue a violar esta ley de Dios. Aunque en casi todos los países los rastros y las carnicerías con licencia sí desangran la carne y por lo general no hay peligro en comerla, no siempre es así y especialmente cuando estamos comprando de un cazador individual. También, el cristiano no comería salsas en las cuales se hubiese mezclado sangre. Por supuesto, un poco de sangre se queda en la carne misma aunque un animal haya sido desangrado; esto no puede evitarse. Es la sangre que fluye a través de las venas la que debe ser escurrida a fin de llenar los requisitos de la ley de Dios.
10. ¿Por qué rehúsan los testigos de Jehová las transfusiones de sangre médicas?
10 Una práctica muy común en los hospitales a través del mundo hoy en día es la de administrar transfusiones de sangre en casos en que el paciente ha perdido mucha sangre debido a un accidente u operación, o se dice que se requiere sangre para fortalecerse. En armonía con los textos citados antes, los testigos de Jehová reconocen que el introducir sangre en el cuerpo de esta manera igualmente sería una violación de la ley de Dios. Los apóstoles lo expresan muy claramente: “Que se mantengan libres de . . . sangre.” El que los testigos de Jehová rehúsen introducir sangre en su cuerpo mediante transfusión médica no se debe a obstinación tonta, sino que se debe a que ellos respetan la ley de Dios; respetan Su decisión sobre cómo puede usarse la sangre, puesto que la sangre representa la vida, la cual es un don de Dios. Al mismo tiempo los testigos de Jehová aceptarán cualquier otro tratamiento médico que no viole la ley de Dios, como transfusiones de solución salina u otros preparados en vez de sangre.
11. ¿Qué principio declarado por Jesús en Mateo 10:39 aplica en tales circunstancias?
11 Todo el mundo quiere vivir, y es natural que se busque cualquier remedio para prolongar la propia vida o la vida de las personas a quienes uno ama. Sin embargo, un cristiano dedicado no tratará de salvar su vida de una manera que viole la ley de Dios. Él aprecia que su vida eterna está envuelta en el asunto. Tiene presentes las palabras de Jesús cuando dijo: “El que halla su alma la perderá, y el que pierde su alma por causa mía la hallará.” (Mat. 10:39) Se requiere fe para adherirse tenazmente a la ley de Dios en tales ocasiones, pero al proceder así el cristiano muestra que realmente está obedeciendo el primer grande mandamiento, de amar a Jehová con todo su corazón, alma, fuerzas y mente. Aprecia que es su relación dedicada a Jehová la que debe guardar a toda costa.
CONDUCTA HONORABLE EN EL MATRIMONIO
12. (a) ¿Por qué tiene Jehová el derecho de decidir qué es la conducta correcta entre los sexos? (b) ¿Cómo, entonces, debe tratarse el matrimonio?
12 El hombre no habría de vivir solo. El propósito de Jehová era que la Tierra estuviera llena de criaturas humanas, y arregló que esto se efectuara por hombres y mujeres que se unieran en matrimonio y formaran familias. Por esa razón creó los dos sexos, “varón y hembra,” y Dios dio a la primera pareja el mandato: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra.” Puesto que Jehová Dios es el que creó los diferentes sexos junto con sus órganos de reproducción, tiene el derecho de decidir sobre lo que es conducta apropiada entre el hombre y la mujer. Correctamente, el matrimonio debe tratarse con honra y respeto.—Gén. 1:27, 28.
13. (a) ¿Quiénes únicamente pueden gozar apropiadamente de relaciones sexuales? (b) ¿Se permite a los cristianos la poligamia, o cuál es la norma para ellos?
13 Desde el principio Dios aclaró ciertos principios en cuanto a esta relación. El privilegio de la relación sexual entre el hombre y la mujer solo había de permitirse en el estado matrimonial. Por eso fue que después de que Dios creó a la primera mujer se la trajo al hombre y se la dio como su esposa. (Gén. 2:21-24) Aunque Jehová después permitió la poligamia en la nación de Israel, ésa no fue la manera en que Dios estableció el modelo en el Edén, y ahora él no permite esto para los cristianos. Por medio de Cristo Jesús él restauró el principio básico del matrimonio, de que el hombre solo debe tener una esposa. Este principio lo entendió claramente la congregación primitiva, y por eso hallamos el requisito para un superintendente en la congregación, como se registra en 1 Timoteo, capítulo 3, versículo 2, de que debe ser “marido de una sola esposa.”
14. ¿Qué decisión debe hacer un polígamo antes de poder ser aceptado como un asociado dedicado en la sociedad del nuevo mundo?
14 En los países donde la costumbre es que los hombres tengan más de una esposa este principio bíblico puede presentar una dificultad para algunos. Un hombre tal vez tenga más de una esposa, pero escucha las “buenas nuevas,” las aprecia, y desea asociarse con la sociedad del nuevo mundo de testigos de Jehová. Pero su estado matrimonial no está de acuerdo con los principios expuestos en la Biblia para los cristianos; por eso ¿qué habrá de hacer? Sí, las “buenas nuevas” en este respecto le son un desafío. Significará un cambio grande en su vida, el despedir a todas sus esposas secundarias, quedándose solo con la esposa que bíblicamente se le permite tener, Esta es una decisión que debe hacer por sí mismo, pero debe hacerla si habrá de ser aceptado como siervo dedicado de Jehová en asociación con el pueblo de Dios.
15. (a) ¿Cómo debe considerarse el vínculo matrimonial? (b) ¿Qué puede decirse en cuanto a fornicación y “matrimonio a prueba”? (c) ¿Qué debe hacerse primero a fin de que una pareja entre en un matrimonio honorable?
15 El propósito con el matrimonio de un hombre y una mujer, que les da el derecho de disfrutar juntos de relación sexual, era que fuera un vínculo obligatorio, uno que no habría de romperse por ninguna razón. Después de hablar del primer matrimonio en el jardín de Edén, Jesús prosiguió y dijo: “Por lo tanto, lo que Dios ha unido que ningún hombre lo separe.” (Mat. 19:6) Mediante estas palabras Jesús mostró la seriedad del matrimonio para el cristiano, que no era algo que hubiera de tratarse a la ligera. Cualquier cosa, entonces, que violara el arreglo divino del matrimonio sería injusto, por consiguiente desobediente y desagradable al Creador del hombre, Jehová. Puesto que la relación sexual ha de disfrutarse solo en el estado matrimonial, el hombre con su esposa legítima y la mujer con su esposo legítimo, la fornicación está prohibida. Por eso sería incorrecto y estaría en violación de los mandamientos de Dios el que algún hombre soltero tuviera relaciones sexuales con cualquier mujer, casada o soltera. Así mismo, sería incorrecto el que una mujer soltera tuviera relaciones sexuales con algún hombre. Esto excluiría cualquier “matrimonio de prueba” como los que se practican en algunos países, cuando una pareja de jóvenes vive junta solo para ver si son adecuados el uno al otro, pero sin entrar en un matrimonio permanente y obligatorio. Al contrario, es necesario que haya un matrimonio apropiado reconocido tanto por el hombre como por la mujer como obligatorio y permanente, estando registrado apropiadamente el matrimonio como testimonio de sus intenciones honorables, antes de entrar en el privilegio matrimonial de la relación sexual. Aunque esto a veces tome unos cuantos meses para arreglarlo, no obstante el hombre y la mujer jóvenes que estén preparándose para el matrimonio deben mantenerse limpios moralmente por medio de abstenerse del coito sexual hasta que el matrimonio esté registrado. Al proceder así muestran respeto apropiado a la provisión divina del matrimonio, tratándolo como algo honorable.
16, 17. ¿Cómo debe mostrar respeto un matrimonio al arreglo matrimonial, y qué cualidad les ayudara a hacerlo?
16 Después que se entra en el matrimonio, la pareja debe continuar mostrando respeto al arreglo del matrimonio. La Biblia declara concerniente al matrimonio cristiano: “Que el matrimonio sea honorable entre todos, y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y adúlteros.” (Heb. 13:4) El tener presente que Jehová es el juez y que todos nuestros hechos están descubiertos ante él ayudará al hombre y a la mujer casados a evitar cualquier infidelidad a su cónyuge. También, su amor mutuo fortalece su lealtad mutua y ayuda a evitar la infidelidad. “De este modo los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, porque nadie jamás ha odiado a su propia carne; sino que la alimenta y la cuida, como el Cristo también hace con la congregación, porque nosotros somos miembros de su cuerpo. ‘Por esta razón el hombre dejará a su padre y su madre y se adherirá a su esposa, y los dos serán una carne.’” Ciertamente el esposo no estaría amando a su esposa si cometiese adulterio con otra mujer. Ni estaría amando a la otra mujer, puesto que estaría haciendo que ella pecara también y quedara bajo juicio de Dios.—Efe. 5:28-31.
17 El hombre y la mujer habrían de ‘adherirse’ uno al otro. Eso significa continuar unidos firmemente, ambos teniendo el deseo de hacer duradero el matrimonio. ¿Cómo puede ser esto? Solo si está presente la cualidad de amor. En muchos matrimonios falta a menudo esta cualidad. En algunos países hay poco compañerismo, o ninguno, entre el hombre y la mujer en el matrimonio; no comparten sus pensamientos ni pasan tiempo en la compañía uno del otro, ni siquiera comiendo juntos. A menudo a la mujer se le considera más como una sirvienta en la casa que como compañera y socia en el contrato matrimonial.
18. (a) ¿Qué ejemplo puso Jesús para los esposos cristianos? (b) ¿De qué maneras prácticas muestra amor un esposo a su esposa?
18 ¿Cuál, entonces, debe ser la actitud del cristiano para con su esposa? Esto se ilustra bien en Efesios 5:25 y 28, que dice: “Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación y se entregó por causa de ella. De este modo los esposos deben amar a sus esposas como a sus propios cuerpos.” Jesús fue sufrido, paciente y bondadoso para con sus hermanos cristianos en la congregación. Tuvo gusto en estar con ellos y hablarles en cuanto a las cosas maravillosas del reino de Dios. Además de declarar las “buenas nuevas” al público en general en Palestina pasó muchas horas con sus discípulos fieles explicándoles la verdad. Mostró la profunda cualidad de su amor al entregar finalmente su vida terrestre como un sacrificio para que la congregación pudiera ser salvada a la vida eterna. Esta es la clase de amor que un esposo debe tener a su esposa. Él aprende a gozar del compañerismo de ella. Debido a que él quiere que ella consiga la vida eterna, gozosamente busca oportunidades para considerar con ella la maravillosa esperanza de vida en un nuevo mundo que él ha aprendido por medio de las “buenas nuevas.” Aun si tanto el esposo como la esposa han aceptado las “buenas nuevas,” ellos continuarían hablando juntos de esas cosas para edificarse mutuamente en la fe.
19. ¿De qué dos maneras está un cristiano bajo obligación de proveer para su familia?
19 Es cierto que un esposo tiene un deber y obligación de cuidar a su esposa e hijos de manera material. La Biblia claramente expresa: “Ciertamente si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe.” (1 Tim. 5:8) Pero además del cuidado físico debe cuidar aun más las necesidades espirituales de su familia, así como Cristo cuidó de la congregación.
20. ¿Qué clase de preparativos harán los padres cristianos para sus hijos, y en qué resultará esto?
20 ¿Tiene usted hijos? Si los tiene, ¿qué clase de preparativos está haciendo usted para el futuro de ellos? ¿Una buena educación en el mundo para que mejoren su posición económica y social? Estas no son las cosas de importancia máxima. Apreciando que el matrimonio es de Jehová, y que el fruto del matrimonio, los hijos, también son un don de Jehová, los padres que aman a Jehová querrán que sus hijos crezcan para servirle a Él. (Sal. 127:3) Por esta razón, los padres cristianos entrenarán a sus hijos desde una edad temprana en la conducta saludable, en el estudio de la Biblia y en declarar las “buenas nuevas” a otros, todo para gloria de Dios. “Y ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová.” Si se obedece este mandato, los hijos crecerán fuertes espiritualmente y podrán resistir las tentaciones del mundo, y su fe y obras correctas serán una gloria a sus padres así como a Jehová.—Efe. 6:4.
21. ¿De qué mejor manera muestra la esposa cristiana su amor a su esposo?
21 En todas estas cosas la esposa apoyará amorosamente a su esposo y cabeza. La esposa muestra de la mejor manera su amor a su esposo en el modo que coopera con él aceptando humildemente el arreglo de Jehová de que “la cabeza de la mujer es el hombre.” (1 Cor. 11:3) Por medio de participar juntos como compañeros en un estudio de la Biblia, en asistir a las reuniones con el pueblo de Dios, en proclamar las “buenas nuevas” a otros y en todas las otras actividades en el hogar, la familia: esposo, esposa e hijos, crecerán juntos en amor y en gozo. El aprecio a las “buenas nuevas del reino [de Dios]” impulsará a cada persona sincera a trabajar hacia el tener su propia vida de familia en armonía con estos excelentes principios bíblicos.
22. (a) ¿Sobre qué única base permite la Biblia el divorcio que realmente termina el matrimonio? (b) En vista de la seriedad del matrimonio, ¿qué consejo sabio ha de observarse al escoger cónyuge?
22 Pero, ¿qué puede hacerse cuando el matrimonio no es feliz, cuando hay desacuerdos a causa de la religión o a causa de otros asuntos? ¿Hay alguna base sobre la cual tal matrimonio pudiera ser terminado mediante divorcio, concediendo al hombre o a la mujer casarse con otro cónyuge con quien sintieran que pudieran llevarse mejor? La Biblia no permite el divorcio solo por cualquier razón. Aunque la ley del país permita un divorcio solo porque un esposo y una esposa no se llevan bien juntos y quieren estar libres para casarse con alguna otra persona, la Biblia declara solo una razón que permite el divorcio que realmente pone fin al matrimonio, a saber, adulterio. Jesús aclaró esto cuando dijo: “Yo les digo que cualquiera que se divorcie de su esposa a no ser por motivo de fornicación [es decir, adulterio], y se case con otra comete adulterio.” (Mat. 19:9) Mediante el acto de adulterio el cónyuge infiel realmente llega a ser una sola carne con alguien que no es su cónyuge legítimo. Por supuesto, el cónyuge fiel puede optar por perdonar este acto y continuar viviendo con su cónyuge, pero si opta por divorciarse a causa del adulterio de su cónyuge, entonces estará libre para casarse con alguna otra persona, puesto que el contrato matrimonial se rompe así tanto bíblica como jurídicamente. En vista de la necesidad de comprensión y amor para hacer que dure un matrimonio, el cristiano dedicado presta atención al sabio consejo de las Escrituras de casarse ‘solo en el Señor,’ es decir, casarse con alguien que es, como él, una persona cristiana dedicada.—1 Cor. 7:39.
23. Donde hay división en el hogar, ¿qué se esforzará por hacer el cónyuge cristiano?
23 Donde el hogar está dividido por asuntos como religión, el cónyuge cristiano que reconoce la seriedad del matrimonio hará todo lo que pueda para tratar de reconciliar las diferencias que existen en el hogar. No tratará de dejar a su cónyuge si éste es incrédulo, sino, más bien, por medio de paciencia y bondad, trabajará para la salvación de su cónyuge si es posible de alguna manera.—1 Cor. 7:10-16.
24. ¿Cómo pueden presentar las “buenas nuevas” un desafío al círculo de la familia, y en qué resultará el responder a este desafío de la manera correcta?
24 La conducta “digna de las buenas nuevas” entonces significa más que solo hablar acerca de ella a otros y afirmar que se sirve a Dios. Debe ser conducta que provenga de revestirse de la ‘nueva personalidad,’ que se expresa a todo tiempo y ciertamente dentro del círculo de la familia—el esposo hacia su esposa, la esposa hacia su esposo, los padres hacia los hijos y los hijos hacia sus padres. Si su vida de familia, a causa de costumbre o por alguna otra razón, está lejos de llenar estos requisitos bíblicos, entonces ciertamente al oír este excelente consejo de la Biblia usted está ante un desafío. ¿Hará usted el cambio necesario? Si lo hace, puede estar seguro de una rica bendición de parte de Jehová, el Originador del matrimonio, y Aquel que concederá la vida eterna en un nuevo mundo a todas las familias obedientes de la humanidad.