Preguntas de los lectores
● Isaías 54:1 dice: “Más son los hijos de la desolada que los hijos de la casada.” ¿Quién es la casada mencionada aquí?—M. F., Estados Unidos.
“¡Canta, oh estéril, tú que no dabas a luz hijos! ¡rompe en alabanzas y alza el grito, tú que nunca estuviste de parto! porque más son los hijos de la desolada que los hijos de la casada, dice Jehová.” El relato continúa con una llamada a la mujer desolada a que ensanche su tienda de campaña y se prepare para el aumento porque la vergüenza de su juventud y de su viudez ha de olvidarse: “Porque marido tuyo es tu Hacedor, Jehová de los Ejércitos es su nombre.” En ira Jehová había ocultado su rostro de ella por un momento y por un momentito se había olvidado de ella, pero ahora con gran misericordia y bondad toma a sí mismo a esta desolada que era como una viuda y la bendice con una prole numerosa, haciéndola más bendita que la mujer casada en este respecto.—Isa. 54:1-8.
Pablo habló de estas dos mujeres simbólicas y las comparó a Sara y Agar: “Está escrito que Abrahán adquirió dos hijos, uno de la sierva y uno de la mujer libre; pero el de la sierva nació realmente según la manera de la carne, el otro, de la mujer libre por medio de una promesa. Estas cosas quedan como un drama simbólico; porque estas mujeres significan dos pactos, el uno del monte Sinaí, que produce hijos para esclavitud, y el cual es Agar. Bueno, esta Agar significa Sinaí, un monte en Arabia, y ella corresponde a la Jerusalén de hoy día, porque está en esclavitud con sus hijos. Pero la Jerusalén que está arriba es libre, y ella es nuestra madre. Porque está escrito: ‘Regocíjate, tú mujer estéril que no produces hijos; prorrumpe y clama en voz alta, tú mujer que no tienes dolores de parto; porque los hijos de la mujer desolada son más numerosos que los de aquella que tiene el esposo.’ Ahora nosotros, hermanos, somos hijos pertenecientes a la promesa igual como lo fué Isaac. Pero así como en ese entonces el que nació según la manera de la carne empezó a perseguir al que nació según la manera del espíritu, así ahora también. Sin embargo, ¿qué dice la Escritura? ‘Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque de ninguna manera recibirá herencia el hijo de la sierva con el hijo de la mujer libre.’ Por lo tanto, hermanos, somos hijos, no de una sierva, sino de la mujer libre.”—Gál. 4:22-31, NM.
Agar representó el sistema del pacto de la ley que fué instituído en el monte Sinaí y que produjo al Israel natural como una nación de personas para el nombre de Jehová y que resultó en el establecimiento de Jerusalén con su templo para el ofrecimiento de sacrificios en armonía con los términos del pacto. Constantemente se le hizo recordar a esta Jerusalén natural, terrestre, que estaba en esclavitud al pecado y a la muerte. Los hijos que este sistema produjo estaban en esclavitud, así como lo estuvo el hijo de la sierva Agar. No obstante, por mucho tiempo ellos eran los únicos hijos que se habían producido. Sara no tenía prole, a pesar de ser la mujer libre y de habérsele prometido un hijo. Finalmente, ella produjo este hijo, Isaac. Ella representó el arreglo del nuevo pacto y la Jerusalén que está arriba, la que esperó mucho tiempo antes de producir hijos. Hasta que lo hizo estuvo desolada, semejante a una esposa de la juventud repudiada, semejante a una viuda, tal como si no estuviera casada o no tuviera marido en cuanto a tener prole. La Jerusalén representada por Agar era la que verdaderamente parecía estar casada y ser productora de hijos.
En el idioma hebreo la palabra ciudad es de género femenino; se habla de la ciudad como de una mujer, y se hace referencia a sus moradores como sus hijos. Igual que Sara, la Jerusalén celestial, la Jerusalén que está arriba, la organización invisible de Jehová, finalmente produjo una simiente de promesa, la Simiente prometida en Génesis 3:15. Ella hizo esto después de un período de espera de 4,000 años al tiempo en que Jesús fué producido como el Hijo de Jehová cuando se bautizó y fué engendrado por el espíritu. Más hijos libres, hijos de promesa, no bajo el sistema del pacto de la ley de esclavitud representado por Agar, fueron producidos por la mujer libre al tiempo del Pentecostés y después, a medida que otros fueron engendrados por el espíritu y hechos partícipes del cuerpo de Cristo o su congregación celestial. Estos fueron perseguidos por el sistema religioso judío y sus líderes, los que fueron representados por el hijo de Agar, Ismael, que persiguió a Isaac. Sin embargo, la prole de la Jerusalén que está arriba se multiplicó mientras los de la Jerusalén natural, terrestre, que resultaron ser infieles, fueron repudiados como hijos del gran Padre y Esposo, Jehová. Sara era una mujer que vivía en tiendas, y un aumento en el número de la familia hubiera hecho necesario ensanchar la tienda; de modo que se le dijo a la organización mujer representada por Sara que llegaría el tiempo en que ella tendría que ensanchar su tienda. Con el tiempo ella tendría más prole que el sistema de ley semejante a Agar que produjo a la nación de Israel, de la cual todos, sin embargo, con la excepción de un resto pequeño, fueron infieles y se quedaron en esclavitud al pecado y a la muerte. De modo que la mujer casada de Isaías 54:1 fué la Jerusalén infiel cuyos moradores o hijos fueron repudiados, mientras que la mujer que por mucho tiempo fué desolada, como una esposa repudiada o viuda sin hijos, es la organización universal de Jehová, la Jerusalén que está arriba, quien a debido tiempo produce muchos hijos.
● Jehová le dijo a Balaam que fuera a Balac, pero cuando Balaam se puso en camino Jehová se enojó con él porque iba. ¿Por qué?—G. S. Inglaterra.
Balac, el rey de Moab, envió mensajeros al profeta Balaam en la tierra que ahora es Iraq. Los mensajeros le llevaron pago al profeta para que maldijera a Israel. Balaam quería recibir las recompensas, pero tenía ciertas relaciones con Jehová el Dios de Israel y quiso que Jehová le diera permiso para ir a maldecir a Israel. Sin embargo, Jehová dijo al profeta: “Tú no debes ir con ellos. No debes maldecir al pueblo, porque es bendito.” De modo que Balaam se negó a volver con los ancianos de Moab y Madián. Balac envió más hombres a Balaam rogándole que viniera a maldecir a Israel y ganar gran honor y riquezas. Esta vez Jehová dijo a Balaam: “Levántate, ve con ellos. Pero sólo la palabra que yo te hable es lo que puedes hablar.” Pero inmediatamente después de esto el registro declara: “Y la ira de Jehová empezó a arder porque él iba.” El ángel de Jehová obstruyó el camino y el asna en que Balaam iba montado se detuvo y finalmente habló milagrosamente, y entonces Balaam vió al ángel también. Asustado y listo a volver, Balaam dijo: “Déjame volver por mi camino.” Pero el ángel de Jehová dijo: “Ve con los hombres, y nada salvo la palabra que yo te hable es lo que puedes hablar tú.” De modo que Balaam siguió por el camino, y cuando se unió con Balac bendijo a Israel en vez de maldecirlo.—Núm. 22:12, 20, 22, 34, 35, NM.
Se le pidió a Balaam que viniera a maldecir a Israel, de modo que Jehová le dijo al principio que no fuera porque Israel era bendito. Pero Balaam quería ir a maldecir al pueblo para conseguir la recompensa, e hizo surgir la cuestión otra vez. Esta vez Jehová le dijo que podía ir, pero con la restricción de que hablara sólo lo que Jehová le dijera. Pero si Balaam no maldecía al pueblo no recibiría ninguna recompensa, y cuando emprendió el viaje era con el fin de conseguir la recompensa, con la idea de que de alguna manera podría evadir la restricción divina y maldecir a Israel y ganar honor y riquezas. Jehová pudo discernir esto y su ira se encendió cuando Balaam salió con este espíritu de voracidad e inestabilidad. Jehová le dió una sacudida a Balaam haciéndole volver a la cordura por medio de hacer que hablara el asna y por medio de hacer aparecer su ángel a Balaam, un ángel con una espada desenvainada que estaba listo para ejecutar al profeta si éste se metía con el mensaje, si trataba de alterarlo para agradar a Balac y conseguir la recompensa. Esta demostración quitó de la mente de Balaam su designio de maldecir a Israel y el miedo le hizo cobrar su cordura y pronunciar una bendición. La maldición que él había ideado se transformó en bendición; de esta manera Jehová “cambió la maldición en bendición.”—Deu. 23:5, NM.
Como prueba de que Balaam fué teniendo presente la recompensa, y por eso teniendo presente una maldición, puesto que no podía colectar la recompensa de otra manera, se citan las palabras de Pedro concernientes a los codiciosos: “Se han apartado y han seguido el camino de Balaam, hijo de Beor, que amó el galardón de la maldad, pero que recibió una reprensión a causa de su propia violación de lo que era recto. Una bestia de carga muda, haciendo declaraciones con voz de hombre, estorbó el loco proceder del profeta.” Esto prueba que en su mente estaba el conseguir el galardón por medio de inicuamente maldecir a Israel y que la idea fué despedida de su mente sólo cuando el asna habló milagrosamente y por la amenaza del ángel. Dando más evidencia de que Balaam todavía tenía presente obtener la recompensa por maldecir a Israel injustamente, Judas en su epístola dijo que otros avaros “se han precipitado en el derrotero equivocado de Balaam por recompensa.”—2 Ped. 2:15, 16; Judas 11, NM.
Pero aun después de toda esta exhortación y demostración de parte de Jehová, Balaam siguió porfiado en su perversidad y en su determinación de hacer daño a Israel en armonía con el deseo de Balac. Después que su propuesta maldición fué convertida en bendición, él instruyó a Balac en cuanto a cómo éste podía hacer que Israel tropezara y fuera derribado y se acarreara esa nación una maldición de Jehová. Antes de partir él aparentemente dijo a Balac que sedujera a Israel con las hijas de Moab y Madián y lo implicara en la adoración de Baal. Lo siguiente que se registra tras la partida de Balaam es la inmoralidad de Israel con estas mujeres y el hecho de que practicó la adoración de Baal, lo que acarreó a Israel la indignación de Jehová y resultó en la muerte de miles de culpables. (Núm. 25:1-9) Demostrando que Balaam estuvo detrás de esto, Moisés dijo cuando unas mujeres madianitas fueron preservadas vivas: “¡Miren! ellas son las que, por la palabra de Balaam, sirvieron para inducir a los hijos de Israel a cometer infidelidad a Jehová sobre la cuestión de Peor, de modo que el azote cayó sobre la asamblea de Jehová.” Cuando los israelitas llevaron cautivas a estas mujeres “mataron a espada a Balaam, hijo de Beor.” En estas palabras dirigidas al “ángel de la congregación de Pérgamo” se halla prueba adicional de que Balaam fué quien le dió a Balac la idea de hacer tropezar a Israel: “Tienes allí aquellos que retienen firmemente la enseñanza de Balaam, el cual se puso a enseñarle a Balac a poner un tropiezo delante de los hijos de Israel, a comer cosas sacrificadas a ídolos y a cometer fornicación.”—Núm. 31:16, 8; Apo. 2:12, 14, NM.
De lo susodicho queda patente que cuando Jehová dijo a Balaam que podía ir a bendecir a Israel el profeta partió con la intención de maldecir a Israel, y por este motivo la ira de Jehová se encendió contra él.