Vengando la sangre de los inocentes
“Porque, ¡mira! Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta del error del habitante de la tierra contra él, y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.”—Isa. 26:21.
1. ¿Cuál es la actitud de Jehová para con la vida, como lo muestra el profeta Isaías?
DESDE el principio del trato de Jehová con la humanidad él ha demostrado su alta estimación de la vida. Al mismo tiempo le aclaró al hombre que él también tiene que respetar la vida o de otro modo responder a Jehová por su falta de respeto. El no tener en cuenta la ley de Jehová les ha acarreado a las naciones el justo juicio de Jehová, y la sangre inocente que se ha derramado a través de los siglos ya no puede encubrirse o quedar sin ser vengada. Las palabras del profeta Isaías aseguran enfáticamente esto: “Porque, ¡mira! Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta del error del habitante de la tierra contra él, y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.”—Isa. 26:21.
2. (a) ¿En qué cuestión concerniente a la vida llegaron a estar envueltos Caín y Abel, y qué motivó la actitud de Caín? (b) ¿Cuál fue el juicio de Jehová en el asunto?
2 Los primeros dos hombres que se sabe que nacieron en la raza humana se envolvieron en esta cuestión de derramar sangre inocente cuando fue aceptada la ofrenda que Abel le hizo a Jehová, mientras que a la de Caín no se miró con favor, “y Caín se encendió en gran ira, y empezó a decaérsele el semblante.” Reconociendo la amenaza a la vida de Abel que impuso la ira de Caín, Jehová advirtió a Caín que el ensalzamiento podría ser de él al simplemente dirigirse a hacer lo bueno. Sin embargo, la razón por la cual Caín no obtuvo favor al hacer una ofrenda a Jehová, el ‘Lector de corazones,’ se manifestó más a medida que la actitud incorrecta de Caín se expresó más. (1 Sam. 16:7) En vez de humillarse en reconocimiento de la ley de Jehová, siguiendo el ejemplo de su hermano, optó por pasar por alto el consejo de Dios de lograr el dominio sobre el pecado que estaba “agazapado a la entrada” y siguió la senda que llevó al asesinato violento de su hermano. (1 Juan 3:12; Judas 11) Sirvió como evidencia adicional de su actitud la respuesta encallecida y mentirosa que dio a la pregunta de Jehová en cuanto al paradero de Abel: “No sé. ¿Soy yo el guardián de mi hermano?” ¡Ninguna expresión de arrepentimiento o remordimiento fue ésta! Tampoco pudo la supuesta inocencia de Caín absolverlo de responsabilidad. El juicio de Jehová se rindió inmediatamente “¡Escucha! La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo. Y ahora se te maldice con destierro del suelo, que ha abierto su boca para recibir por mano tuya la sangre de tu hermano.”—Gén. 4:4-11.
3. (a) ¿Por qué no fue absuelto de culpabilidad Caín, y cómo consideró el juicio que le pronunció Jehová? (b) En el día de Noé, ¿qué hizo Jehová para limpiar la Tierra, la cual se había llenado de violencia?
3 Note que Jehová particularmente llamó la atención a que la sangre de Abel fue derramada sobre el suelo. ¿Por qué? Porque la vida está en la sangre y la sangre de Abel fue derramada sin causa justificable. Caín le quitó la vida a Abel, vida que pertenecía a Dios, y la sangre que manchó el suelo en la escena de su asesinato dio testimonio mudo pero elocuente de la vida que había sido derramada, clamando a Jehová por venganza. Caín debe haber comprendido que el quitarle la vida a Abel ponía en peligro su propia vida, porque se quejó con Jehová: “Tendré que llegar a ser errante y fugitivo en la tierra, y es cosa segura que cualquiera que me halle me matará.” (Gén. 4:14) Sin embargo, Jehová le dijo: “‘Por esa razón cualquiera que mate a Caín tiene que sufrir venganza siete veces.’ De modo que estableció Jehová una señal para Caín a fin de que no le diera golpe de muerte nadie que lo hallase.” (Gén. 4:15) La señal que Jehová puso sobre Caín fue de significado inequívoco, como testificó más tarde Lamec, descendiente de Caín, cuando compuso estas palabras: “A un hombre he matado por haberme herido, sí, a un joven por haberme dado un golpe. Si siete veces ha de ser vengado Caín, entonces Lamec setenta veces y siete.” (Gén. 4:23, 24) La violencia aumentó en la Tierra hasta que, en el día de Noé, Jehová borró todo en lo cual estaba activo el “aliento de la fuerza de vida,” desde el hombre hasta la bestia. Solo Noé y los que estaban en el arca con él fueron salvados cuando las aguas del diluvio cubrieron la Tierra.—Gén. 7:22, 23.
SANTIDAD DE LA SANGRE OBLIGATORIA
4. (a) ¿Cuándo y cómo introdujo Jehová la fuerza de vida en su creación material? (b) ¿Cómo demostró Jehová el orden superior de la vida de un “alma” en comparación con la vida que anima a la vegetación?
4 Este “aliento de la fuerza de vida” era creación de Dios y fue implantado primero en los animales marinos, en las criaturas volátiles aladas y en los animales terrestres. Esto fue miles de años antes que el hombre recibiera este don de Dios. Sin embargo, ni siquiera esto fue el principio de la operación de la fuerza de vida en la Tierra. Fue en el tercer día de creación cuando Dios sobreimpuso la fuerza de vida en inanimados átomos de materia, diciendo: “Haga brotar la tierra hierba, vegetación que dé semilla, árboles frutales que lleven fruto según sus géneros, cuya semilla esté en él, sobre la tierra.” (Gén. 1:11) En la vegetación, especialmente en las plantas leñosas, habría de correr un jugo o fluido circulante vital llamado savia, entregando alimento esencial a la más menuda rama, hoja y flor. Por lo tanto pudiera decirse que la vida del árbol está en la savia, la cual lleva las propiedades sustentadoras de la vida de la planta por todo su sistema. Sin embargo, unos catorce mil años más tarde, en el quinto día de creación, cuando las criaturas marinas y las criaturas volátiles empezaron a ser creadas, y otros siete mil años después, en el sexto día de creación, cuando los animales terrestres empezaron a ser creados, Jehová preparó en ellos una clase diferente de sistema circulatorio. Y llenó los intrincados sistemas circulatorios de estas criaturas con un nuevo vehículo, sangre en vez de savia, la cual lleva oxígeno y elementos alimentarios a todo tejido de cada órgano y cada parte del cuerpo. Pero la vida en la sangre es de un orden superior al que anima a las plantas y la vegetación. Es la vida de un “alma.” Además, al hombre no se le impusieron restricciones en cuanto a cortar plantas, quitándoles así la vida. Al contrario, “toda vegetación que da semilla . . . y todo árbol” fueron dados tanto al hombre como a la bestia para alimento. (Gén. 1:29, 30) Pero en Edén, y después que el hombre pecó y fue expulsado de Edén, no recibió autoridad para quitarle la vida a los animales con la misma libertad ilimitada que tenía con las plantas. Dios consideraba sagrada la vida de un alma.
5. (a) ¿Qué nueva ley recibió Noé después del diluvio, y en conexión con qué autorización se dio ésta? (b) ¿Cómo enfatizó más este mandamiento la santidad de la sangre y de la vida que ésta lleva?
5 Cuando Noé salió del arca, Jehová le dio una nueva ley. Al hacerlo, Jehová se refirió al “alma” como la “sangre.” Eso se debe a que el “alma” o “vida” está en la sangre. No que el alma es algo inmaterial, invisible e intangible que reside dentro del hombre. A los animales, peces y aves se les llama “almas” (Gén. 1:20-24) y, al crear al hombre, Jehová sopló aliento de vida en el cuerpo hecho de polvo y “el hombre vino a ser alma viviente,” es decir, el hombre fue un alma; no tuvo un alma. (Gén. 2:7) Pero después del Diluvio, Jehová efectuó un cambio en su trato con la humanidad tocante a derramar sangre. Jehová le dio al hombre la responsabilidad sagrada de obrar inmediatamente como ejecutor de Jehová contra los asesinos voluntariosos. Se declaró este mandamiento en conexión con una autorización para comer la carne de los animales, pero Jehová le advirtió a Noé específicamente tocante a la santidad de la sangre y la vida llevada en la sangre. “Todo animal moviente que está vivo puede servirles a ustedes de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras se lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer. Y, además de eso, la sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré; y de la mano del hombre, de la mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre.” (Gén. 9:3-6) Ahora se le impuso la pena capital a la humanidad como requisito divino, y a medida que transcurría el tiempo llegó a ser enfáticamente evidente que el no cumplir con este requisito volvería a acarrear seria culpabilidad de derramamiento homicida de sangre.
NO HABÍA RESCATE PARA EL CULPABLE DE DERRAMAMIENTO HOMICIDA DE SANGRE
6. Según la ley de Moisés, ¿de qué única manera podía mantenerse la tierra incontaminada de derramamiento de sangre, y cuán trascendental fue esta provisión?
6 Siglos más tarde, Jehová Dios enfatizó de nuevo la alta estimación en que él tiene la vida de un “alma” al prescribir castigo por la violación de la ley de Israel mediada por Moisés. Jehová dijo: “Y tu ojo no debe sentirse apenado: alma será por alma, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.” (Deu. 19:21) Jehová advirtió nuevamente a su pueblo mientras se preparaban para entrar en la Tierra Prometida: “Y no deben corromper la tierra en que están; porque es la sangre lo que corrompe la tierra, y por la tierra no puede haber expiación respecto de la sangre que se ha vertido en ella salvo por la sangre del que la haya vertido.” (Núm. 35:33) Tan trascendental fue la provisión de Jehová para mantener la tierra libre de contaminación debido a la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre de sus habitantes que hasta dio disposiciones para casos en los que no se conocía al asesino. No debía permitirse que la pérdida de una vida inocente hiciera que el suelo continuara contaminado.—Deu. 21:1-9.
7. (a) ¿Quién estaba autorizado en Israel para vengar al que fuera muerto violentamente, y cómo cumplía con su responsabilidad? (b) ¿Cómo difería la ley de Israel de prácticas posteriores, especialmente en tiempos medioevales?
7 A la persona autorizada bajo la ley de Israel para vengar la sangre de una persona que había sido muerta se le llamaba el “vengador de la sangre” o goel y era el pariente varón más cercano de la persona muerta violentamente. (Núm. 35:19) Puesto que el pariente más cercano estaría envuelto personalmente con el que fue muerto violentamente, se comprende que tendría un vivo interés en cumplir con esta responsabilidad, hasta levantándose en el calor de la ira para vengar la vida de su pariente. Si se conocía al asesino, entonces la expiación por la sangre del muerto tenía que ser veloz y segura. “En caso de que haya un hombre que odie a su semejante, y lo haya asechado y se haya levantado contra él y haya herido su alma mortalmente y él haya muerto, y el hombre haya huido a una de [las ciudades de refugio], los hombres de más edad de su ciudad entonces tienen que enviar y tomarlo de allá, y tienen que entregarlo en manos del vengador de la sangre, y tiene que morir. Tu ojo no debe sentirse apenado por él, y tienes que eliminar de Israel la culpa de sangre inocente, para que te venga el bien.” (Deu. 19:11-13) No habría de hacerse ningún santuario para el asesino voluntarioso; tampoco podía pagarse un rescate por su alma. (Núm. 35:31) En muchos países en tiempos antiguos y medioevales, se suministraba refugio a toda persona, aunque fuera culpable de asesinato. Así las iglesias de la cristiandad llegaron a ser santuarios para los que deliberadamente habían violado la ley de Dios. Esto no se toleraba bajo la ley en el Israel de la antigüedad. Un ejemplo de que ni siquiera el altar sagrado de las ofrendas quemadas pudo suministrar santuario es el caso de Joab. Cuando rehusó soltarse de los cuernos del altar y salir, Salomón ordenó que fuera ejecutado allí en el patio de la tienda de Jehová por su participación en la rebelión de Adonías y por haber matado a Abner y Amasa.—1 Rey. 2:28-34.
MISERICORDIA PARA EL HOMICIDA INVOLUNTARIO
8. (a) ¿Por qué no habría culpabilidad de derramamiento homicida de sangre sobre el vengador de la sangre por quitarle la vida a un homicida? (b) ¿Habría culpabilidad de derramamiento homicida de sangre sobre el vengador de la sangre si le quitaba la vida a un homicida involuntario? ¿Cómo podría haberse contaminado la tierra en tal circunstancia?
8 Si el vengador de la sangre alcanzara a tal homicida, entonces no resultaría culpabilidad de derramamiento homicida de sangre por ejecutar al asesino porque, de hecho, estaría haciendo expiación por la sangre inocente que de otra manera haría que la tierra fuera contaminada. (Núm. 35:33) Pero, ¿qué hay si la muerte había sido accidental y no había habido malicia ni intención? En tal caso el quitar la vida habría sido involuntario, sin haberse buscado el daño del individuo que había muerto violentamente. Si el vengador de la sangre alcanzara a este homicida involuntario y lo matara en el calor de la ira, entonces, puesto que el homicida era inocente de asesinato premeditado, su propio pariente más cercano posiblemente se levantara con indignación contra el ejecutor de su pariente y se quitaría otra vida inocente, porque el primer vengador de la sangre tenía el derecho legal de caer sobre el homicida involuntario. Esto fácilmente podría hacer surgir una venganza de sangre en la cual se perdería una vida inocente tras otra, y la tierra habría quedado bañada en sangre.
9. ¿Qué medio de asilo se hizo para el homicida involuntario?
9 Para impedir esta contaminación de la tierra, y como acto de misericordia, Jehová requirió que se colocaran ciudades como asilo en Israel donde el homicida involuntario pudiera hallar refugio del vengador de la sangre. “Y las ciudades tienen que servirles a ustedes como refugio del vengador de la sangre, para que no muera el homicida que esté en pie delante de la asamblea para juicio. Y las ciudades que darán, las seis ciudades de refugio, estarán a disposición de ustedes. Tres ciudades darán de este lado del Jordán y tres ciudades darán en la tierra de Canaán. Como ciudades de refugio servirán. Para los hijos de Israel y para el residente forastero y para el poblador en medio de ellos estas seis ciudades servirán de refugio, para que huya allá cualquiera que hiera a un alma mortalmente sin intención.” (Núm. 35:10-15; Deu. 19:1-3, 8-10) Estas ciudades tenían que estar cerca y ser fácilmente accesibles, como se declara en Deuteronomio 19:6: “De otro modo, puede que el vengador de la sangre, por tener enardecido el corazón, corra tras el homicida y en verdad lo alcance, dado que, es grande el camino; y puede que realmente hiera su alma mortalmente, cuando el caso es que no hay sentencia de muerte para él, porque no le tenía odio con anterioridad.” Además, aunque no se declara específicamente en la Biblia, la tradición judía nos informa que se hacían muy anchos y llanos los caminos a las ciudades de refugio, para que no hubiese impedimentos en el camino, y se mantenían constantemente bien reparados.
SEGURIDAD SOLO EN LA CIUDAD DE REFUGIO
10. ¿Cómo se determinaba si un hombre tenía derecho a asilo en la ciudad de refugio?
10 Aunque cualquiera que mataba podía huir a la ciudad, solo se suministraba asilo hasta que el homicida pudiera comparecer para juicio ante los ancianos de su ciudad en la jurisdicción donde aconteció el asesinato. (Jos. 20:4-6) Y “la asamblea entonces tiene que juzgar entre el golpeador y el vengador de la sangre de acuerdo con estos juicios.” (Núm. 35:24) Si se le hallaba culpable de asesinato, el homicida tenía que ser entregado sin demora al vengador de la sangre para ser ejecutado. (Núm. 35:30) Si, por otra parte, se le hallaba inocente de malicia al homicida, puesto que no había odiado con anterioridad al hombre muerto violentamente, entonces “la asamblea tiene que librar al homicida de mano del vengador de la sangre, y la asamblea tiene que devolverlo a su ciudad de refugio a la cual había huido, y él tiene que morar en ella hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con el aceite santo.”—Núm. 35:25.
11. ¿De qué única manera continuaría siendo la ciudad un lugar de refugio para el homicida, y qué grabaría esto en la mente de él?
11 A fin de estar asegurado de refugio continuo, el homicida tenía que permanecer dentro de los límites de la ciudad, sus suburbios y sus dehesas, que se extendían por mil codos fuera de la ciudad. “Pero si el homicida sin falta sale del límite de su ciudad de refugio a la cual puede huir, y el vengador de la sangre de veras lo halla fuera del límite de su ciudad de refugio, y el vengador de la sangre realmente da muerte violenta al homicida, no lleva culpa de derramamiento homicida de sangre. Porque él debería morar en su ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote, y después de la muerte del sumo sacerdote el homicida puede volver a la tierra de su posesión.” (Núm. 35:26-28) Esto significaría que, una vez que el homicida había entrado en la ciudad como habitante aceptado de la ciudad, habiendo demostrado su inocencia de muerte intencional sometiéndose a un juicio apropiado, entonces no podía salir de la ciudad ni siquiera temporalmente por ninguna razón sin arriesgar su vida. Esto grabaría en la mente del homicida la seriedad de lo que había hecho, aunque inocentemente, y continuamente grababa en él la misericordia de Jehová al permitirle este asilo. Se declaró además: “Y no deben tomar rescate por uno que haya huido a su ciudad de refugio, para volver a morar en la tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.” (Núm. 35:32) De otra manera, convertiría en mofa la provisión que Jehová había hecho y sugeriría que la vida se podía comprar de parte de Jehová.
12. ¿Era mantenido como preso el homicida en la ciudad? ¿Qué lo mantenía allí, y qué tenía que hacer durante el período de su residencia?
12 El que era admitido a la ciudad de refugio no había de convertirse en una carga sobre los habitantes de la ciudad. Es razonable que mientras estuviera allí tuviera que contribuir al bienestar de la ciudad y trabajar por sus provisiones. Podía hacer esto trabajando en su propio oficio, si era adecuado a la vida de la ciudad. Si no, entonces hasta se podía requerir que aprendiera un nuevo oficio. Nada en la ley de Jehová permitía el mendigar o vivir de la caridad de otros sin contribuir algo en cambio, si físicamente podía hacerlo. Aun de la viuda y el huérfano que estuvieran sin tierra o medios de subsistencia, aunque se les proveía lo necesario liberalmente, todavía se esperaba que trabajaran por lo que recibían. (Deu. 24:17-22) Es interesante notar que, aunque a los homicidas no se les mantenía presos en la ciudad y estaban libres para irse si lo creían conveniente, no obstante la persuasión de Jehová para cumplir con su provisión de seguridad era de tal índole que solo los más temerarios tratarían de violarla.
13. ¿Qué rasgos adicionales de la ley de Israel aclararon que el quitar la vida aun involuntariamente no habría de considerarse a la ligera?
13 Además, la misericordia de Jehová al suministrar refugio para el homicida involuntario no era algo de lo cual abusar, ni daba lugar la ley a pedir misericordia en casos de negligencia inexcusable. Por ejemplo, cuando un hombre edificaba una casa nueva se requería que levantara un pretil para su techo; de otra manera, cualquiera que se cayera del techo le acarrearía culpabilidad de derramamiento homicida de sangre a la casa. (Deu. 22:8) Si un hombre poseía un toro que tenía el hábito de acornear, y el dueño había recibido advertencia, entonces si no mantenía su toro bajo guardia y éste mataba a alguien, el dueño del toro era culpable de derramamiento homicida de sangre y podía ser ejecutado. (Éxo. 21:28-32) Si un ladrón era atrapado forzando su entrada en la noche y era muerto en el forcejeo por aprehenderlo, no había culpabilidad de derramamiento homicida de sangre. Pero si esto sucedía durante el día cuando se le podía ver claramente, el que lo hería fatalmente era culpable de derramamiento homicida de sangre. (Éxo. 22:2, 3) Verdaderamente, la ley de Jehová estaba en equilibrio perfecto, exigiendo justa retribución de los inicuos pero extendiendo misericordia a los que caían en el pecado o en una violación involuntaria de la ley.
RETRIBUCIÓN SEGURA Y PRONTA
14. ¿Cómo aceptó Israel como nación los requisitos de la Ley en cuanto a la santidad de la vida, y qué acusaciones fueron autorizados a entregar los profetas de Dios?
14 ¡Qué acusación para el Israel de la antigüedad resultó ser esta equitativa provisión de Jehová! Aunque la entera ley de Israel enfatizaba lo sagrado de la vida y la santidad de la sangre, desde el principio de Sus tratos con Israel solo un resto pequeño respondió a las súplicas repetidas que a Jehová le pareció necesario dirigir a su pueblo, ‘madrugando y enviando a sus profetas’ para advertirles de la certeza de la justa retribución. No solo rehusaron escuchar el consejo de advertencia de Jehová, sino que violentamente se volvieron contra sus profetas y cruelmente los mataron, añadiendo así la sangre de estos inocentes a su culpabilidad ante Jehová. (Jer. 26:2-8) Por lo tanto Jehová les envió esta acusación por medio de Jeremías: “También, en tus faldas se han hallado las marcas de sangre de las almas de los inocentes pobres. No en el acto de forzar la entrada las he hallado, sino que están sobre todas éstas.” (Jer. 2:34) Y por medio de Isaías: “La mismísima tierra ha sido contaminada bajo sus habitantes, porque han pasado por alto las leyes, han cambiado la disposición reglamentaria, han quebrantado el pacto indefinidamente duradero. Es por eso que la maldición misma se ha comido la tierra, y a los que la habitan se les considera culpables. Es por eso que los habitantes de la tierra han decrecido en número, y muy pocos hombres mortales han quedado.”—Isa. 24:5, 6.
15. En el día de Jeremías, ¿qué retribución trajo Jehová contra su pueblo Israel, y qué responsabilidad adicional tuvieron en este sentido sus descendientes en el día de Jesús?
15 Jerusalén fue destruida en 607 a. de la E.C. debido a sus muchos crímenes contra Jehová, incluso su culpabilidad de derramamiento homicida de sangre, y solo un resto permaneció sin ser condenado. Pero, a pesar de este aterrador acto retributivo de Jehová, los líderes religiosos falsos del día de Jesús no pudieron negar su propia culpabilidad de derramamiento homicida de sangre tal como no pudieron hacerlo los líderes religiosos del tiempo de Jeremías, pues, en ambos casos, sus faldas estaban rojas como el carmesí con la sangre de los fieles de Jehová, incluso hasta la de su propio Hijo amado.—Mat. 23:33-36; 27:24, 25; Luc. 11:49-51.
16. ¿Qué posición han adoptado hoy las naciones sobre la cuestión de la santidad de la vida, y de qué modo debemos verla nosotros?
16 Hoy, la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre de todas las naciones de la Tierra ha alcanzado su plenitud. Tan grande es la culpabilidad de derramamiento homicida de sangre de la “ramera” Babilonia la Grande, el imperio mundial de religión falsa, que se dice que está borracha con la sangre del pueblo de Jehová. (Rev. 17:5, 6; 18:24) El Vengador de la sangre de Jehová está por atacar, y ¡ay de cualquiera que sea atrapado en asociación con ella! (Rev. 18:4) Los que así se hacen culpables de derramamiento homicida de sangre “no llegarán a vivir la mitad de sus días,” como dijo David. (Sal. 55:23) Encarecidamente nuestra oración debe unirse a la del salmista que dijo: “Líbrame de la culpa de derramamiento de sangre, oh Dios el Dios de mi salvación,” y “de hombres culpables de derramamiento homicida de sangre sálvame.” (Sal. 51:14; 59:2) Entonces, en el futuro muy cercano, cuando el poderoso coro de alabanza en el cielo ascienda a Jehová debido a que los últimos elementos de Babilonia la Grande habrán sido destruidos y la sangre de todos los inocentes habrá sido vengada, nuestras voces se unirán en la Tierra a la de todos los que habrán escapado de la espada retributiva del Vengador de Jehová.—Rev. 19:1, 2, 15, 21.
[Ilustración de la página 592]
El homicida involuntario tenía que huir a la ciudad de refugio más cercana para que el vengador de la sangre no lo alcanzara y lo matara en el calor de la ira
[Mapa de la página 591]
(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)
Ciudades de refugio
Quedes
Golán
Ramot
Río Jordán
Siquem
Bezer
Hebrón