Quejosos infelices
“¿Por qué ha de quejarse un hijo viviente de la tierra, quejarse el hombre debido a sus pecados? Escudriñemos nuestros caminos y examinémoslos bien, y volvamos a Yahveh.”—Lam. 3:39, 40, Ro.
1. ¿Qué sabe Jehová acerca de la mente del hombre, y cómo puede el hombre ahora ser feliz a pesar de las dificultades mundiales?
JEHOVÁ conoce la mente del hombre. Él sabe que si el hombre no educa la mente a pensar correctamente, será infeliz. Los pensamientos y caminos o maneras de obrar de este viejo mundo no son correctos porque no están fundados en la manera de pensar de Dios como se expresa en su Palabra. Pero algunos de la familia humana saben por qué nosotros nacemos en pecado y somos formados en iniquidad, y ellos han confiado en que Jehová los alivie de las condiciones en que se encuentran. Ellos entienden que “un hijo viviente de la tierra” no debe quejarse, porque las penas y la angustia que él aguanta se deben a Adán el primer padre humano. Los testigos de Jehová han escudriñado las Escrituras y ellos saben la verdad acerca de nacer en pecado y ser formados en iniquidad, pero al mismo tiempo eso no es licencia para que ahora el cristiano cometa iniquidad. Como cristianos ellos tienen que mirarse a sí mismos y hacer un examen cuidadoso de la manera en que han vivido y adonde los ha conducido ésta hasta ahora, y decidir qué harán en lo futuro. Ellos han llegado a la conclusión: “Volvamos a Yahveh.” Por eso ellos han dedicado su vida al servicio de Jehová. Sabiendo que el dolor, la enfermedad y la muerte los trajeron sobre ellos sus primeros padres, Adán y Eva, ellos no se quejan de su situación. Más bien, ellos tienen mucha razón para ser felices; ellos saben cómo salir de esta dificultad, porque Dios ha provisto para la salvación. Usted, también, puede aprender cómo salir si escucha a Jehová, “el Dios feliz,” y él quiere que su creación sea feliz.
2. En medio de este mundo, ¿quién es la persona feliz, según el Salmo 1?
2 Usted como individuo puede ser feliz. No tiene que estar en una congregación grande para tener felicidad, aunque al reunirse muchas personas felices se constituye una congregación feliz. En cualquier parte del mundo que esté un siervo de Dios, aunque esté muy lejos en una casa misionera o en un territorio aislado, él puede tener felicidad. Cuando un individuo tiene el punto de vista correcto, se sentirá como el hombre de quien escribió el salmista. Usando la traducción de Rótherham, que da la forma de nombre Yahveh en vez de Jehová, leemos: “Cuán feliz el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos, y en el camino de los pecadores no ha puesto pie, y en el asiento de los mofadores no se ha sentado; sino que en la ley de Yahveh está su delicia, y en su ley habla él consigo mismo día y noche.” (Sal. 1:1, 2, Ro) ¡Cuán veraz es esto! Pues cuando uno se sienta con pecadores, se hace infeliz. Sólo mire al mundo y considere su condición. La gente realmente no está contenta. No puede estarlo, porque el mundo está lleno de maldad. Los del mundo pasan por alto a Dios y sus provisiones para vida. Como resultado no son felices ni individual ni colectivamente. El que se aparta del mundo es feliz.
3. ¿De qué manera habla tal hombre consigo mismo, y acerca de qué?
3 El salmista dice que este hombre ‘habla consigo mismo día y noche’. Esta es una expresión rara, ¿verdad? Pero significa que él medita. ¿Acerca de qué medita él? Él medita en las provisiones que Dios ha manifestado para él en la Biblia, así como Josué meditó en la Palabra de Dios. Dios le dijo: “No se aparte de tu boca este Libro de la Ley; antes medita en ella de día y de noche, para que cuides de obrar de acuerdo con todo aquello que está en él escrito: porque entonces harás próspero tu camino, y entonces tendrás buen éxito.” (Jos. 1:8) Josué había de hablar consigo mismo día y noche. Él había de meditar en estas verdades que Dios le había hablado a Moisés y que ahora estaban en forma escrita. Entonces, viviendo conforme a ellas, él sería feliz. Sí, la felicidad le viene al hombre que hace lo que es correcto; y el servicio individual al Altísimo es correcto porque es la adoración de Dios.
4. ¿Cuál fué la nación cuyo Dios era Jehová, y por qué no hubo muchas ocasiones para felicidad por este hecho?
4 El Altísimo Dios no limita la felicidad a individuos. Él trata con una nación entera y la hace una nación feliz. “¡Cuán feliz la nación cuyo Dios es Yahveh, el pueblo que él ha escogido como su propia herencia!” (Sal. 33:12, Ro) Esa nación escogida fué Israel. Dios había hecho un pacto con sus antepasados Abrahán, Isaac y Jacob. Esa nación no tenía por qué no ser feliz, porque su Dios era Jehová, el Gobernante Soberano de todo el universo. Pero a menudo se desvió de seguir el consejo sabio de su Dios. Escogió un curso pecaminoso y pasó por alto a Dios, y como resultado la nación entera perdió su felicidad. Del relato bíblico de esta nación nosotros vemos que no hubo muchas ocasiones para felicidad, porque fué una raza obstinada y un pueblo criticón. No dió adoración verdadera a Jehová; por lo tanto la bendición de Dios no le venía. Jesús dijo la pura verdad del asunto cuando declaró: “Si alguien me ama, observará mi palabra, y mi Padre le amará, y nosotros vendremos a él y haremos nuestra morada con él.” (Juan 14:23, NM) Muy a menudo los israelitas no quisieron hacer su morada con Jehová, sino que su deseo fué volver a Egipto y la adoración de dioses paganos.
5, 6. ¿Quiénes son la nación feliz ahora, y qué contribuye a su felicidad?
5 Hoy vemos a los testigos de Jehová como una nación que Jehová ha creado, un pueblo escogido sacado de todas las naciones, tribus y lenguas; y ellos son una nación feliz. ¿Por qué es esto? Porque ellos han observado las palabras de Jesús; y por lo tanto el Padre los ama y ha hecho su morada con ellos. Ellos adoran a su Padre celestial en espíritu y en verdad. Ellos no piensan en hacer las cosas a su propio modo sino que están ansiosos de hacer la voluntad del Padre y seguir los mandamientos de Cristo Jesús, el Hijo de Dios. Ellos encuentran felicidad en predicar el evangelio del reino de Jehová en todo el mundo para dar un testimonio. La dádiva que han recibido de Dios es el conocimiento de la verdad, y los testigos de Jehová son felices al estar dando esta verdad a otros en todo el mundo. Ellos no son egoístas, reteniéndolo para ellos mismos. Ellos publican Biblias, libros, folletos y revistas, distribuyendo éstos extensamente en muchos idiomas por todo el mundo.
6 Los adherentes a las falsas religiones del mundo no pueden entender por qué todos los testigos de Jehová están tan activos; pero su actividad es su adoración al Altísimo. Los testigos de Jehová están buscando vida con felicidad, y ellos están consiguiendo felicidad mientras viven ahora. Han encontrado el secreto de ser felices aun en este presente mundo malo. Ellos han experimentado que hay más felicidad en dar las verdades de la Palabra de Dios que ellos han recibido tan abundantemente a todas las naciones del mundo; de modo que ellos dan constantemente de lo que han recibido. La organización de los testigos de Jehová la llena un pueblo feliz. Ellos son amigables, y están ansiosos de que otros se unan a ellos en su felicidad y en su adoración verdadera al Altísimo. Por eso uno los encuentra yendo de casa en casa, de ciudad en ciudad, de país en país, cumpliendo el mandato de Jesús: ‘Este evangelio del reino tiene que ser predicado en todo el mundo para dar un testimonio.’ Los testigos de Jehová como nación son felices porque su Dios es Jehová.
7. ¿Cuál es la razón para que algunos de la organización regresen al mundo y pierdan la felicidad?
7 A veces vemos a alguien aquí o allí en la organización regresar al mundo. ¿Por qué es esto? La razón es sencilla. Es que ha dejado de predicar; ha dejado de dar. No hay lugar para una persona en la organización de Dios a menos que esté adorando a Dios. Si deja de adorar, él se saca a sí mismo de la organización. Cuando uno deja de estudiar la verdad y abandona a Jehová ya no tiene nada que dar a otros. Entonces la verdad no está en él. El estudio es esencial para mantenerse dentro de la organización de Jehová. Si uno no adquiere continuamente las verdades y la luz que brilla más y más hasta el día perfecto, se hará indiferente para con sus privilegios de predicar las buenas nuevas del Reino. Pronto empezará a sentir que no tiene nada que decir a la gente. La razón de eso es que ha dejado que su mente se haga ociosa. De hecho dice: Yo no quiero más alimento de la mesa de Jehová. Luego deja de usar el conocimiento que tiene; no lo reparte a otros, y su felicidad se desvanece. La felicidad viene en gran manera por dar.
EJEMPLOS TÍPICOS
8. A pesar de haber sido librado de Egipto ¿por qué no se mantuvo feliz Israel?
8 Déle una mirada a los hijos de Israel cuando estuvieron en el desierto. Considere lo que Jehová había hecho para ellos al librarlos de Egipto. Allí habían estado bajo una opresiva organización esclavizadora, pero ahora el Dios de los cielos, Jehová, los había librado y conducido al desierto. Los había protegido usando su gran poder al guiarlos a través del mar Rojo desde Egipto hasta el desierto. Él los alimentó por cuarenta años mientras vagaron por este territorio extraño. Considere la grandeza del amor de Dios para este pueblo al conducirlo a la Tierra Prometida. Pero con todo esto y a pesar de su liberación los israelitas todavía no estuvieron contentos. Les faltó amor. No le dieron a Dios la adoración verdadera como nación, y no fueron felices.
9. ¿Por qué sienten a veces algunas personas que la carga es demasiado pesada para ellas, y cómo se ilustró esto con Moisés?
9 Sin embargo, hubo muchas personas dentro de la nación quienes tuvieron el gozo de servir a Dios y quienes fueron fieles a las instrucciones que se les dieron. A veces aun estas personas sienten que la carga es demasiada para que ellas la lleven cuando se coloca responsabilidad sobre ellas. En tal caso les falta fe en las provisiones de Dios. Moisés, por ejemplo, sirvió como mediador entre Dios y los israelitas. Pero en una ocasión le pareció que se exigía demasiado de él. Los hijos de Israel se quejaban, criticaban y clamaban por carne. Ellos dijeron en substancia: ‘Este maná que Dios nos está dando y diciendo que juntemos cada mañana no nos satisface. Lo que queremos es carne. Queremos carne.’ Ellos clamaban a Moisés que se la proporcionara. Ellos se habían quejado a menudo antes y ahora estaban en un estado mental infeliz, y sus murmuraciones finalmente pusieron a Moisés en esa misma actitud mental. Para apreciar el relato en su plenitud lea Números 11:11-15 (BC). Aquí encontramos a Moisés diciendo: “¿Por qué tratas mal a tu servidor? ¿Y por qué no he hallado gracia a tus ojos, para que hayas echado sobre mí la carga de todo este pueblo? ¿Soy yo quien lo ha concebido? ¿Soy yo quien lo ha parido, para que me digas: Llévalo en tu regazo como lleva la nodriza al niño de pecho, hasta la tierra que prometiste con juramento dar a sus padres? ¿De dónde saco yo carne para dar a todo este pueblo, pues se me quejan diciendo: Danos carne que comamos? Yo solo no puedo llevar la carga de todo este pueblo, pues es demasiado pesada para mí. De tratarme así, mátame más bien, por favor, si he hallado gracia a tus ojos, para que de ese modo no vea yo más mi desventura.”
10. ¿Por qué no fué feliz Moisés en esa ocasión en que sintió que tenía tanta responsabilidad?
10 Ese no fué un feliz estado de ánimo en que estar. La fe de Moisés se estaba debilitando; su confianza en Jehová estaba flaqueando. Ciertamente debe haber sido muy desanimador para Moisés el estar asociado con ese pueblo, tan desanimador que lo puso en condiciones de desear que Dios lo matara para poder escaparse de él. Moisés no mostró el debido ánimo bajo esta prueba difícil. Él no quería llevar la responsabilidad que Dios había colocado sobre él. Además no estaba confiando plenamente en Jehová Dios en ese instante. Moisés se sintió muy mal; y al mirar a la gran cantidad de gente, realmente dudó en cuanto al poder de Dios. Él debería haber reflexionado sobre las cosas maravillosas que Dios había hecho en tiempos pasados. Hubiera sido mucho mejor que Moisés confiara en Jehová y le orara, preguntando: “¿Qué debo hacer? ¿Qué harás para este pueblo?” Moisés no quería dar nada a este pueblo y pensó que nadie más debiera darle algo tampoco. Él no se sentía feliz, de eso podemos estar seguros.
11. ¿Cómo mostró allí Moisés alguna falta de fe, y qué actitud semejante correspondería con ella hoy?
11 Dios le dijo a Moisés que Él daría carne a los israelitas, no por un día, o dos días, o cinco días, o diez o veinte días, sino durante un mes entero, ‘hasta que les salga por las ventanas de la nariz y se les haga repugnante—porque ustedes han despreciado a Jehová que está en medio de ustedes.’ (Núm. 11:18-20, UTA) Moisés dijo a Dios en efecto: ‘Tú no puedes alimentar a 600,000 hombres de a pie. Tú no puedes proporcionar carne para alimentar a toda esa gente, dos millones o más, incluyendo a mujeres y niños. ¡Si no hay suficientes aves en el cielo para alimentar a este pueblo! ¡No hay suficiente ganado en los rebaños para satisfacerlos a todos ellos! Tú no los conoces, Dios. Yo sé qué clase de gente son. Esta es la gente más egoísta, más obstinada, más infeliz y más quejumbrosa que hay. Mejor sería que yo estuviera muerto.’ Sin embargo, Jehová habló a Moisés en estas palabras: ‘¿Es el poder de Jehová tan limitado? Ya verás si se cumple mi palabra contigo o no.’ (Núm. 11:23, UTA; Mod.) ¿Puede usted imaginarse el que alguien dude del poder de Dios diciendo que él no puede hacer lo que ha dicho que hará? Moisés puso en tela de juicio el poder de Dios en esa ocasión. Es exactamente igual a que alguien diga hoy que Dios no puede proteger a su pueblo en la guerra del Armagedón y pasarlo con vida al nuevo mundo; que ésa es una tarea demasiado grande. Bien, ¿se ha detenido usted alguna vez a pensar que Jehová protegió a Noé y su familia durante el diluvio y los trajo del “mundo de entonces” a este presente mundo malo? Eso es historia, y manifiesta que el poder de Dios ya se ha demostrado. ¿No cree usted que él puede hacerlo de nuevo? ¿Dónde está su fe? Moisés pensó que el poder de Dios era limitado; pero Jehová tiene todo el poder en el cielo y en la tierra. Él hasta ha dado tal poder a su Hijo.—Mat. 28:18.
12. ¿Por qué no resultó en felicidad para muchos israelitas el milagro de Dios, y con qué propósito se nos dió este ejemplo histórico?
12 Bien, lo que sucedió en el desierto ciertamente debería impresionarnos de tal modo que jamás dudemos de la Palabra de Dios. Cuando leemos la Palabra de Dios como él la manifiesta en las Escrituras hebreas y griegas, debemos aceptarla como absolutamente verdadera y correcta. Él nos habla acerca de vida verdadera como existió hace muchos siglos y usa esas cosas como ejemplos de lo que va a suceder al tiempo presente. Aun cuando este gran mediador Moisés cometió un error, eso no es razón para que hoy nosotros dudemos de Jehová y cometamos un error semejante. Por eso estas cosas fueron escritas en tiempos anteriores, para nuestra amonestación y nuestra enseñanza. De cualquier manera, más tarde, las codornices que se atraparon fueron amontonadas en grandes cantidades a las afueras del campo israelita. Jehová las trajo de algún lugar y dió al pueblo cuántas pudiera comer. Pero el pueblo no apreció lo que Jehová había hecho, y le desagradó a Dios la manera codiciosa en que los israelitas usaron estas provisiones. En esa ocasión Jehová fué el dador, un dador en abundancia; pero los israelitas mostraron falta de aprecio. Jehová le probó a Moisés que su palabra era correcta y confiable, y le mostró a Moisés su poder. Su mano no se había acortado. Demostró su soberanía. Si los israelitas sólo hubieran dado alabanza a Jehová debido a su bondad, entonces ellos hubieran tenido felicidad en su vida.—Núm. 11:31-35.
13. ¿Por qué no debemos ser quejosos, como se ilustró en el caso de Aarón y María?
13 Luego hay un relato en la Biblia acerca de María y Aarón quejumbrosos quienes hablaron contra Moisés. ‘¿Es únicamente por medio de Moisés que Jehová ha hablado?’ dijeron ellos. “¿No ha hablado también por nosotros?” (Núm. 12:2) Una vez antes Moisés había salvado la vida a su hermano Aarón cuando Aarón dejó de seguir en adoración verdadera. En Deuteronomio 9:20, Moisés dijo: “Asimismo contra Aarón airóse Jehová mucho, hasta querer destruirle; e intercedí en aquel tiempo por Aarón también.” Ahora estas dos personas prominentes de entre los israelitas, el hermano y la hermana de Moisés, manifestaron que no estaban satisfechas con la provisión de Dios de tener a Moisés como el portavoz. No les gustó la manera que Dios tenía de manejar las cosas, y como resultado de su queja María fué atacada con lepra. Moisés intercedió con oración por su hermana, y después que ella fué enviada fuera del campo para limpiarse conforme a la ley, fué salvada de tal existencia repugnante. (Núm. 12:9-15) Por eso vemos que nadie debe quejarse en contra de Dios porque él no hace las cosas como nosotros queremos que se hagan. Recuerde que Jehová es el Gobernante Soberano del universo. Él sabe cómo dirigir su organización y su obra mucho mejor que los que le sirven. Todos deben ser felices en el lugar en que Jehová los coloca en su organización y en su servicio. Lo que Dios requiere de nosotros es integridad y fidelidad a él; y si le damos estas cosas a él entonces con toda seguridad seremos felices.
FALTA DE FE
14. Al regresar los doce que espiaron la Tierra Prometida, ¿cómo se demostró falta de fe, y con qué consecuencia?
14 Otro ejemplo notable ocurrió cuando Moisés envió a los doce espías a la tierra de Canaán para reconocer la herencia que Dios había prometido a los israelitas. Moisés escogió a uno de cada una de las doce tribus y los envió a espiar la tierra. Recuerde que Dios les había dicho: ‘Se la voy a dar a ustedes. Es el mejor terreno en esa parte de la tierra el que ustedes están heredando.’ Pero cuando los doce regresaron, diez de ellos dijeron: ‘No, nosotros no queremos subir a ese lugar. Es un país terrible, habitado por gigantes. Sería mejor regresar a Egipto y ser esclavos. Todo lo que puede suceder es que seamos destruídos, porque la gente de esa tierra es más poderosa que nosotros.’ Fué un informe malo el que se dió sobre la tierra que Dios había dado a los israelitas. De los doce espías sólo dos, Josué y Caleb, regresaron con un informe bueno. Estuvieron agradecidos por lo que Dios había provisto, y ellos trajeron prueba de que era una tierra próspera. Ellos aconsejaron: ‘¡Subamos ahora mismo!’ Pero la mayoría dijo: ‘Oh, no, nosotros nos quedamos aquí mismo. Estamos satisfechos con las cosas de la manera en que están.’ Los israelitas y diez de los espías que reconocieron la tierra fueron demasiado indiferentes para trabajar por la herencia que Dios les había prometido. Los diez espías de poca fe influyeron en toda la nación, y como resultado la generación adulta jamás entró a la Tierra Prometida. En vez de ella fueron sus hijos quienes recibieron la promesa, y Caleb y Josué entraron con ellos en la Tierra Prometida porque ellos fueron fieles y dieron un informe verdadero.
15. Por eso ¿a qué preguntas pertinentes nos enfrentamos hoy, y cómo las contestaremos?
15 ¿Tiene usted fe en las provisiones de Dios hoy? ¿Está usted anuente a proseguir bajo la dirección de Dios? ¿Prefiere usted permanecer en este viejo mundo moribundo y corrupto o más bien quiere usted asociarse con gente como Caleb y Josué, hombres que miran hacia adelante, que son luchadores por el nuevo mundo? Si usted prefiere seguir la dirección de Jehová, entonces usted predicará este evangelio del Reino en todo el mundo para dar un testimonio, y practicará la adoración verdadera del Altísimo.—Núm. 13:1-33; 14:1-3.
16. ¿Cómo se quejaron los israelitas en Cades, y por qué?
16 Escuche una vez más a los quejosos israelitas en Cades en el año cuadragésimo de su viaje: “¿Por qué nos sacaste de la tierra de Egipto, para traernos a un lugar tan horrible como éste, que ni puede sembrarse, ni tiene viñas, ni higueras, ni granados, y donde ni agua siquiera hay para beber?” (Núm. 20:5, NC) Los israelitas no se habían muerto de hambre hasta ese entonces en su viaje. Sus zapatos ni siquiera se habían gastado, y no se habían muerto de sed. Pero allí estaban, quejándose de nuevo. No, ellos no podían esperar a que Jehová actuara. El gran punto en cuestión era agua. Ellos querían gran cantidad de agua, y la querían en seguida para ellos mismos y para su ganado. Así que se quejaron.
17. ¿Cómo muestran falta de fe hoy algunos que tienen poco tiempo en la verdad, y por qué no son felices ellos?
17 Nosotros encontramos a gente como ésa hoy, aun asociada con la organización de Dios. Algunos han estado con la organización por seis meses, otros por un año, cuando pronto los oímos quejarse y empezar a decir: ‘No está pasando nada. Yo creí que ustedes me dijeron que no faltaba mucho para el Armagedón. Ya he sabido acerca de esto por un año entero y el Armagedón no ha llegado todavía. ¿Piensan ustedes que yo voy a quedarme en esta organización toda mi vida?’ Unos cuantos tienen la idea de que a menos que Dios dirija las cosas al modo de ellos, ellos no permanecerán en ella. Pero Dios no nos ha pedido que le aconsejemos. Nosotros debemos estar agradecidos a Jehová por lo que nos ha dado. Entendemos sus verdades y apreciamos sus promesas, y las creemos. Somos felices en nuestra adoración y servicio y tenemos el privilegio de traer mucho consuelo a las personas de buena voluntad. Los que pueden ver esto están regocijándose en su obra al tiempo presente, mientras que la persona novicia o dada a la crítica quizás no lo haya aprendido todavía; quizás ni siquiera haya dedicado tiempo a estudiar. Ella sólo quiere quejarse. Esas personas son muy parecidas a los israelitas que nunca pudieron esperar a Jehová. Como resultado no tienen felicidad, ni aprecian las provisiones que Dios hizo en tiempos pasados y todavía está haciendo. Ellas quieren las cosas a su manera, no a la manera de Dios.
18. ¿Por qué no entró Moisés a la Tierra Prometida, y cómo nos sirve esto de amonestación hoy?
18 Regresando al relato de los israelitas cuando se quejaron acerca de la falta de agua: Moisés entonces les dijo que sí obtendrían el agua, pero él no dió la alabanza al que le dió el poder de producir el agua. Lea el relato en Números 20:10-13 (UTA): ‘Entonces Moisés y Aarón reunieron a la asamblea en frente de la roca, y él les dijo: “Escuchen, rebeldes; ¿es de esta roca que tenemos que producir agua para ustedes?” Y levantando la mano, Moisés golpeó la roca con su báculo dos veces, después de lo cual brotó agua en abundancia, y la comunidad y su ganado bebieron. Pero Jehová dijo a Moisés y Aarón: “Porque ustedes no confiaron en mí dándome el honor debido en presencia de los israelitas, por eso ustedes no traerán a esta comunidad a la tierra que le he dado.” Estas son las aguas de Meriba [criticar], donde los israelitas criticaron a Jehová, pero donde él se vindicó entre ellos.’ Por no santificar a Jehová delante de los israelitas que se quejaron en esa ocasión Moisés no recibió la herencia que el Señor Jehová les había prometido. Tampoco heredarán las bendiciones del nuevo mundo los que hoy se quejan acerca de la manera en que Dios dirige las cosas y quienes no dan a Dios la gloria. Ellos lo perderán todo antes de eso, aun cuando estén tan cerca.
19, 20. ¿Cuál debe ser, y es, la actitud de los testigos de Jehová respecto al dar Dios más “agua de verdad” a la gente?
19 Moisés como siervo de Dios para la congregación ciertamente tuvo allí una oportunidad maravillosa para honrar a Jehová y dirigir la mente de los israelitas al único Dios verdadero. Pero Moisés estaba muy enfadado con el pueblo; él los consideró como rebeldes y olvidó que Dios estaba tratando con ellos. Él no debería haberlos regañado de la manera que lo hizo. Aun cuando eran quejumbrosos, ellos todavía eran la organización de Dios y le tocaba a Jehová tratar con ellos de la manera que él quisiera. Si Él quería dar a los israelitas agua, ésa era su responsabilidad, y no le tocaba a Moisés dejar a Dios fuera de la transacción. Si Jehová hoy quiere dar a más personas la oportunidad de oír la verdad para que aprendan el camino a la vida antes de que el Armagedón estalle, entonces no es bueno que persona alguna entre nosotros se queje. Más bien, nosotros debemos regocijarnos de que haya más tiempo en el cual predicar el evangelio. Por supuesto, algunos dirán que Dios es lento; pero ¿no se debe a la paciencia de Dios en estos últimos días el que miles de personas hayan sabido de la salvación? Lea el relato en 2 Pedro 3:15 para usted mismo.
20 Siempre hay algunos que se quejarán y criticarán. Pero ¿por qué asociarse con quejumbrosos y llegar a su mismo estado de ánimo? Si Dios quiere dar la verdad a más gente y juntar todavía a más de las otras ovejas, entonces nosotros debemos tener gusto. Los testigos de Jehová en estos días ciertamente son felices porque todavía tienen la oportunidad de predicar las buenas nuevas. No hay razón para que los testigos de Jehová se quejen porque tienen más tiempo para predicar, sino más bien ellos deben estar felices porque se les permite continuar en adoración verdadera. Con gozo deben decir: ‘Nosotros recibimos gratis, demos gratis.’