Usando la vida en armonía con la voluntad de Dios
1. (a) ¿La voluntad de quién debe gobernar nuestro uso de la sangre, y qué prácticas prohíbe él? (b) ¿Qué sucedió en los días de Caín y Abel que indicó el uso apropiado que pudiera darse a la sangre derramada?
LA ÚNICA manera en que puede usarse apropiadamente la sangre vital de cualquier criatura es en armonía con la voluntad de Dios. Se prohíbe como alimento. No está autorizada por Dios para ser administrada a otra persona bajo el disfraz de tratamiento médico para sostener la vida. Además de su papel sostenedor de la vida en el cuerpo de la criatura a la cual pertenezca, solo un uso de la sangre está autorizado por Dios. Esto se dio a conocer en los días de Caín y Abel, los hijos de Adán. “Abel llegó a ser reunidor de ovejas, pero Caín se hizo cultivador de la tierra. Y sucedió al vencimiento de algún tiempo que Caín procedió a traer algunos frutos de la tierra como ofrenda a Jehová. Pero en cuanto a Abel, él también trajo algunos primogénitos de su rebaño, aun sus trozos grasosos. Ahora bien, aunque Jehová miraba con favor a Abel y su ofrenda, no miró con favor alguno a Caín ni a su ofrenda.” (Gén. 4:2-5) La ofrenda de Caín fue de la vegetación sin alma. El sacrificio de Abel representó una vida y requirió el derramamiento de sangre. Al aceptar el sacrificio de Abel Jehová dio la primera indicación de que el derramamiento de sangre se requería en sacrificio. Pero Caín no aceptó la dirección de Dios en el asunto; en vez de eso, asesinó violentamente a su hermano Abel, el único hombre en la Tierra que estaba usando la vida, tanto la suya como la de su rebaño, en armonía con la voluntad de Dios.
2. ¿Qué único uso apropiado de la sangre derramada permitió Dios, a quiénes les fue dado a saber esto, y cómo?
2 Fieles siervos de Dios reconocieron que el derramar la sangre vital de animales en sacrificio a Jehová era la voluntad de Dios, y Noé, Abrahán y otros se mencionan en la Biblia como habiendo procedido así. (Gén. 8:20; 22:13) Cuando su prole, los israelitas, fueron congregados al pie del monte Sinaí, donde fueron organizados como nación, Jehová Dios les dijo en lenguaje inequívoco que solo hay un uso correcto al cual se puede aplicar la sangre derramada de alguna criatura. Él dijo: “Yo mismo la he puesto sobre el altar para que ustedes hagan expiación por sus almas, porque la sangre es lo que hace expiación debido al alma en ella.” (Lev. 17:11) Dado que la sangre está tan íntimamente envuelta en los procesos de la vida, y dado que el pecado resulta en la pérdida de la vida, Dios requiere como un sacrificio en expiación del pecado lo que representa la vida, a saber, la sangre. “A menos que se derrame sangre, ningún perdón se efectúa.”—Heb. 9:22.
3. ¿Qué mayor sacrificio prefiguraron aquellos sacrificios animales, y cómo beneficia su sangre a la humanidad?
3 Todos estos sacrificios de animales prefiguraron uno mucho más grandioso, un sacrificio que pudiera quitar para siempre el pecado y que hiciera accesibles las oportunidades de vida eterna a los siervos de Dios. Este sacrificio no se escogió de entre los rebaños o los hatos de Israel; fue Jesucristo el Hijo de Dios, aquel a quien Juan el Bautista identificó cuando exclamó: “¡Vean, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!” (Juan 1:29) Esta fue la propia provisión de Jehová a favor del género humano; fue su Cordero, su Hijo, cuya vida fue dada en sacrificio. Por medio de este arreglo amoroso ha sido posible que a hombres y mujeres sobre la Tierra se les haya abierto el privilegio de servicio en las cortes celestiales con Cristo el Rey, porque éstos han “sido declarados justos ahora por su sangre.” (Rom. 5:9) Además de esta “manada pequeña” de ciento cuarenta y cuatro mil miembros, una “grande muchedumbre” de otros individuos que sirven a Dios delante del trono sobre su banco para sus pies, la Tierra, se han aprovechado de este sacrificio rescatador, lavando sus mantos y emblanqueciéndolos en la sangre del Cordero, y como resultado gozan del perdón de sus pecados y son personas justas a la vista de Dios.—Apo. Rev. 7:14, 15.
4. ¿De aceptar qué depende nuestra vida, y por qué?
4 El sacrificio perfecto de Jesucristo ha satisfecho completamente la necesidad de un sacrificio a Dios a favor del género humano pecaminoso. No tiene que repetirse. Ya no se requieren sacrificios de animales; en realidad, ahora son detestables para Dios porque muestran desprecio al sacrificio que él mismo ha provisto. Por lo tanto, el sacrificio rescatador de Jesucristo es absolutamente el único arreglo que Dios ha autorizado entre sus testigos cristianos por medio del cual la sangre de una sola criatura puede usarse a favor de otra para salvar la vida. “Por medio de él tenemos la liberación mediante rescate por la sangre de ése, si, el perdón de nuestras transgresiones, conforme a las riquezas de su bondad inmerecida.” (Efe. 1:7) Nuestra vida depende de aceptar nosotros esta provisión, por consiguiente depende de aceptar el arreglo divino en cuanto al uso apropiado de la sangre. Sabiamente, los que quieren recibir la vida a manos de Dios se abstienen de usar la sangre de cualquier manera que no haya sido autorizada por él como el Dador de vida.
AMANDO A DIOS CON TODA EL ALMA DE UNO
5. (a) En respuesta a un inquiridor, ¿qué dijo Jesús que uno tiene que hacer para heredar la vida eterna? (b) ¿Qué está envuelto en amar a Dios con toda el alma de uno, y por qué?
5 En una ocasión cierto hombre versado en la Ley le preguntó a Jesús: “Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?” En su respuesta Jesús manifestó un principio director que nos ayuda a determinar qué hacer con nuestra vida presente para conseguir la recompensa de vida eterna. Él dijo: “ ‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente,’ y, ‘a tu prójimo como a ti mismo.’ ” (Luc. 10:25-27) Ahora, ¿qué se incluye exactamente en este asunto de amar a Dios con toda nuestra alma? Significa dar nuestra vida a Dios en dedicación, sí, dedicar nuestra vida al desempeño de cualquier trabajo que Dios nos dé para hacerlo. Puesto que hemos dado nuestra vida a Dios en dedicación, debemos comprender lo que la Biblia usa para representar la vida. Es sangre, la cual es el asiento de la vida o alma. Por eso cuando se ha tomado una vida, se dice que se ha derramado sangre. Tan fundamentalmente está envuelta la sangre en los procesos de la vida que la Biblia dice que el alma o la vida de una persona está en su sangre. Cuando Dios habló a Noé, puso en paralelo las expresiones alma, o vida, y sangre, diciendo: “Solo carne con su alma—su sangre—no deben comer.” (Gén. 9:4) Y a los israelitas él dijo simplemente: “La sangre es el alma,” o, “La sangre es la vida.” (Deu. 12:23, margen, edición de 1953) En consecuencia, cuando dedicamos nuestra vida a Dios ciertamente debemos cuidar de usar lo que representa la vida, nuestra sangre, en armonía con su ley.
6, 7. ¿Está libre el cristiano para donar su sangre vital para otra persona, y no hay peligro desde un punto de vista médico?
6 Por lo tanto, éste, el mayor de los mandamientos, indica que un cristiano dedicado no tiene la libertad de donar su sangre vital para que alguna otra persona la use. La vida pertenece a Dios, y estamos libres para darla solo a él en su servicio. Tampoco sería correcto presentar el argumento de que el amor al prójimo exige que uno dé sangre. No es amor al prójimo el colaborar con él en violación de la ley de Dios. Y puesto que la Palabra de Dios indica que es incorrecto aceptar una transfusión de sangre, también es incorrecto dar uno su sangre para transfusión.
7 La obediencia a Dios se requiere de sus siervos; también es una bendición para ellos, porque los protege de daño. Es interesante notar que, aunque la impresión general dada por organizaciones que están ansiosas de que se done sangre es que el procedimiento es perfectamente innocuo, la opinión no es unánime. Pues en el libro Physiology and Clinic of Blood Transfusion,a entre otras, se hace la declaración: “Como muestra la investigación más reciente, considerables desórdenes de la salud pueden surgir en el donante de sangre.” A los fieles cristianos se les evitan tales riesgos que pudieran perjudicar su servicio a Dios.
PELIGROS EVITADOS MEDIANTE OBEDIENCIA
8. ¿En qué basan los testigos de Jehová su actitud hacia la transfusión de sangre, por eso por qué considerar la evidencia médica sobre el asunto?
8 La posición de los testigos de Jehová tocante a la transfusión de sangre no se basa en la aprobación o desaprobación que encuentre la práctica en los círculos médicos. No es la seguridad ni el peligro del proceder lo que rige su decisión, sino la Palabra de Dios. Sin embargo, el conocimiento de algunos de los efectos de los cuales uno es protegido por obedecer la ley de Dios sobre la sangre sí realza el aprecio de uno por lo justo de los caminos de Jehová.
9. ¿Cuál es el punto de vista general en el mundo en cuanto a la transfusión de sangre, pero es esto médicamente razonable?
9 La práctica general entre los médicos en los años recientes ha sido el dar sangre con la creencia de que puede efectuar algún bien. A veces se da debido a la insistencia de los pacientes o Para satisfacer a los parientes que quieren estar seguros de que “se ha hecho todo lo posible.” Tocante a esto dijo el director del Banco de Sangre del Centro Médico Bellevue de la Universidad de Nueva York: “Las transfusiones de sangre se han administrado según la teoría de que nunca pueden causar daño y que quizás sean provechosas al paciente. Esta idea es incorrecta porque hay peligros inherentes en la transfusión de la sangre.” Dice la revista de la Academia Americana de Práctica General: “Es lamentable que muchos hayan perdido el temor a las transfusiones y ahora pidan una transfusión tan alegremente como si estuviesen pidiendo una botella de solución salina.” Hace más de cuatro mil años Jehová Dios le dijo al hombre que no debería introducir en su cuerpo sangre de otras criaturas; y la práctica médica moderna confirma el hecho de que el violar esa ley está lleno de graves peligros.
10, 11. (a) ¿Cuáles son algunos de los peligros a los que se enfrenta la persona que recibe una transfusión de sangre, y pueden los doctores eliminar estos peligros? (b) En vista de estos hechos, ¿diría usted que las transfusiones de sangre son verdaderamente salvavidas?
10 Uno de los peligros inmediatos a que se enfrenta cualquiera que recibe una transfusión de sangre es la posibilidad de una reacción hemolítica, es decir, la destrucción rápida de los glóbulos rojos de la sangre que llevan el oxígeno. Esto puede resultar en terribles dolores de cabeza, dolores en el pecho y en la espalda, y en que los venenos sean devueltos al sistema debido a mal funcionamiento de los riñones. La muerte puede sobrevenir en cosa de horas o de unos días. El conocimiento médico no ha removido este peligro. “No importa cómo tratemos, solo podemos reducir el número de casos de reacciones. No podemos eliminarlos, y los pacientes seguirán siendo perjudicados como resultado de transfusiones de sangre.” Así dice W. H. Crosby, jefe del Departamento de Hematología del Instituto de Investigación Walter Reed del Ejército. Aun cuando tal reacción hemolítica no acontece como resultado de los anticuerpos que aparecen naturalmente en la corriente sanguínea del paciente, los antígenos de la sangre transfundida en el cuerpo pueden estimular la producción de anticuerpos de modo que acontecerá una reacción grave si se administra otra vez sangre que contenga esos factores. Con las combinaciones que se dice que son posibles de los factores sanguíneos conocidos que ahora ascienden a 15,000,000, la probabilidad de recibir sangre que case con la de una persona y que no tenga algún efecto adverso es remota casi al grado de ser imposible.
11 Hay otros peligros. Dado que es difícil que un doctor sepa exactamente cuánta sangre se ha perdido, tal vez trate de transfundir más sangre de la que quepa, lo cual, como se informó por la revista Medical Science (julio 25 de 1959), sucede frecuente y desastrosamente. También, durante la transfusión puede introducirse aire en la corriente sanguínea, otra vez con efectos mortíferos. Luego, también, la sangre removida del cuerpo rápidamente se contamina, y ciertas bacterias que se hallan en el aire son de tal naturaleza que se reproducen en la sangre almacenada aun a temperaturas de refrigerador, las cuales hacen aun a pequeñas cantidades de tal sangre mortíferas para el que las recibe. ¿Cómo puede considerarse tal tratamiento como verdaderamente salvavidas?
12. Nombre los peligros de enfermedades que pudieran surgir de una transfusión de sangre, y muestre en qué pudieran resultar éstos para el paciente.
12 Siniestro como es el cuadro, no es el grado completo de los riesgos a que está sujeto el paciente cuando se le administra sangre. El doctor que administra la transfusión tal vez nunca sepa cuánto daño se produce, porque las enfermedades transmitidas por la transfusión quizás no ataquen inmediatamente. Pero todas las autoridades médicas reconocen que sífilis, paludismo y hepatitis pueden ser transmitidas por la transfusión de sangre. No solo pueden ser transmitidas; con regularidad se informa de casos en los cuales se transmiten. Con el incremento mundial de la inmoralidad y la resultante enfermedad venérea, aumenta el peligro de la sífilis—una enfermedad que puede resultar en parto prematuro, ceguera, sordera, parálisis, enfermedad del corazón, locura y muerte. La prueba que se usa para descubrir sangre sifilítica no revela el peligro en sus primeras etapas, y el paciente paga el precio. En febrero de este año el Times del Japón informó el caso de una señora que había ganado un pleito contra el Hospital de la Universidad de Tokio dirigido por el Gobierno, sobre la base de habérsele transfundido sangre sifilítica que resultó en la pérdida de la vista y en que su esposo se divorciara de ella. La indemnización financiera que el tribunal ordenó fue consuelo pequeño para el daño hecho. ¿Y qué hay del riesgo de contraer el paludismo? Los portadores de paludismo no siempre saben que lo tienen en su organismo; las pruebas sanguíneas rara vez lo revelan; pero cualquiera que recibe sangre puede ser la víctima. El peligro no está disminuyendo; al contrario, cualquiera que haya vivido en o visitado una región palúdica es un posible portador del paludismo, y los viajes internacionales aseguran que el número aumenta cada día. No siendo de ninguna manera el último entre los peligros de contraer enfermedad, sino exigiendo atención debido a su frecuencia, está la hepatitis de suero. Tan real es el peligro de quedar lisiado y de morir a causa de la hepatitis que el Dr. Álvarez, consultante emérito de medicina de la Clínica Mayo, ha dicho que él jamás permitiría que alguien le administrara una transfusión a menos que creyera que fuese absolutamente necesaria.
13. ¿Qué precio adicional pudiera pagar una mujer a quien se le administre sangre en lo que toca a dar a luz hijos?
13 Como si el daño al paciente mismo no bastara, no se detiene el asunto allí. En el caso de una mujer, el daño puede envolver aun a sus hijos no nacidos aún. Debido a factores, algunos de los cuales se saben y otros todavía no se entienden, la mujer que recibe una transfusión de sangre incompatible puede averiguar que su oportunidad de dar a luz hijos normales, saludables, le ha sido quitada.
14. ¿Cómo protege Dios a su pueblo de tales calamidades?
14 ¡Cuánto mejor es escuchar la Palabra de Dios cuando nos dice que nos abstengamos de la sangre! ¡Cuánto más felices somos si, como los hijos escuchan a su padre, nosotros prestamos atención al consejo de Dios y vivimos en armonía con él! “Hijo mío, pon atención a mis palabras, sí. A mis dichos inclina tu oído. No se aparten de tus ojos. Guárdalos en medio de tu corazón. Porque son vida a los que los hallan y salud a toda su carne.”—Pro. 4:20-22.
PERSONALIDAD INFLUIDA
15. ¿Cómo razonan algunos hombres sabios según el mundo sobre estos peligros de la transfusión, pero cuáles hechos en cuanto a las fuentes de las cuales se obtiene la sangre hacen surgir preguntas serias?
15 Los que tienden más a cifrar su confianza en la erudición de los hombres que en la sabiduría de Dios tal vez crean que el cuidado que se ejerce en la selección de los donantes de sangre hace posible evitar todos estos peligros. Pero considere los hechos. Probablemente usted se horrorizará al saber que la sangre de cadáveres se está transfundiendo en los cuerpos de pacientes de hospitales, pero informes procedentes de Rusia y de España muestran que eso es exactamente lo que se hace allí; y aun en los Estados Unidos de América ¡se han conducido experimentos con transfusión de sangre de cadáveres!b Por supuesto, es probable que ésa no sea lo que se practica en su comunidad. Pero la revista Time del 26 de mayo de 1961 informa el caso de una mujer de 49 años en el Hospital General de Pontiac a quien le administraron cerca de un litro de sangre del cadáver de un muchacho de 12 años que se había ahogado en un lago cercano y el cual había estado muerto de dos horas y media a tres horas. También, que hace tanto tiempo como en 1935 un doctor de un suburbio de Chicago había usado una técnica semejante a la de los rusos, y que este doctor norteamericano daba razón de unas treinta y cinco transfusiones con sangre de cadáveres en dos años. Quizás el donante sea un pariente vivo de uno, un individuo respetable, de modo de vivir limpio. ¿Asegura eso la ausencia de todo daño? No; no elimina el peligro de una reacción debido a incompatibilidad; ni garantiza que el individuo no sea portador de alguna enfermedad, quizás hasta sin que él lo sepa. Sin embargo, en casi todos los casos el que recibe la sangre no tiene idea de quién sea el donante. Alguna de ella puede provenir de personas saludables; alguna de alcohólicos y degenerados. A los criminales que están en prisión se les da la oportunidad de donar su sangre. Por ejemplo, el Times de Nueva York del 6 de abril de 1961 informó: “Reclusos de la prisión de Sing Sing en Ossining darán sangre hoy a la Cruz Roja.” ¿Un acto digno de encomio? Quizás no tan provechoso para su prójimo como se le hace creer a la comunidad.
16. (a) ¿Qué observación interesante sobre la sangre se hace en una nota al pie de una página de la Biblia sobre Deuteronomio 12:25? (b) ¿Qué dicen los doctores del día moderno sobre este mismo asunto, y por qué es esto interesante para los cristianos?
16 Cuando los israelitas se preparaban para entrar en la Tierra Prometida, Jehová impulsó a Moisés a repetirles su ley que prohibía el consumo de sangre. Según se registra en Deuteronomio 12:25, él dijo: “No debes comerla, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, porque tú harás lo que es correcto a la vista de Jehová.” Una edición del Pentateuco editada por J. H. Hertz tiene una nota al pie de la página sobre esa expresión “que te vaya bien,” la cual dice: “Ibn Ezra sugiere que el uso de la sangre tendría un efecto desmoralizador en la naturaleza moral y física, y que pasaría una mancha hereditaria a las generaciones futuras.” Es interesante este punto, y que puede aplicar al asunto de las transfusiones de sangre lo testifican algunos doctores. Por ejemplo, en su libro Who Is Your Doctor and Why?, el doctor Alonzo Jay Shadman dice: “La sangre de cualquier persona es en realidad la persona misma. Contiene todas las peculiaridades del individuo del cual proviene. Esto incluye manchas hereditarias, susceptibilidades a enfermedades, venenos debido al modo de vivir personal, hábitos de comer y de beber. . . .Los venenos que producen el impulso para suicidarse, asesinar, o robar se encuentran en la sangre.” Y el Dr. Américo Valério, doctor y cirujano brasileño por más de cuarenta años, está de acuerdo. “Locura moral, perversiones sexuales, represión, complejos de inferioridad, crímenes de menor cuantía—a menudo éstos siguen tras la transfusión de sangre,”c dice él. No obstante, en la prensa pública se reconoce que las organizaciones cuyo abastecimiento de sangre se considera confiable obtienen sangre para transfusiones de parte de criminales que se sabe tienen tales características. Ciertamente nadie que está tratando de apartarse de las obras de la carne y de usar su vida de la manera que Dios dirige por medio de su Palabra va a exponerse a tal futuro desastroso.—Rom. 12:2; Efe. 4:22-24.
DEMOSTRANDO FE EN EL DADOR DE VIDA
17. (a) ¿Ponen objeción los testigos de Jehová sobre base religiosa a todo tratamiento médico? (b) ¿Hay algo que pueda hacerse a favor del cristiano si sufre grave pérdida de sangre?
17 ¿Qué significan estos hechos en el caso de un cristiano que haya sufrido grave pérdida de sangre y necesita tratamiento? ¿No hay nada que se pueda hacer? ¿Simplemente debe esperar morir? ¡De ninguna manera! Los testigos de Jehová no tienen objeciones religiosas a cualquier tratamiento que no esté en pugna con la ley de Dios, y la realidad es que hay disponibles otros tratamientos. Los doctores que reconocen al hombre como una creación de Dios, en vez de un producto de la evolución, generalmente están más dispuestos a comprender que el cuerpo humano ha sido dotado por Dios de maravillosas facultades recuperativas, y co-operan con éstas en vez de creer que la prohibición sobre el uso de la sangre es un obstáculo para el restablecimiento. Nuestro propio cuerpo está maravillosamente equipado para enfrentarse a las emergencias, aun las ocasionadas por pérdida de sangre. (Sal. 139:14) Según The Encyclopædia Britannica: “Además de la sangre que circula en realidad en las arterias, venas y vasos capilares, el cuerpo posee reservas que pueden ser movilizadas. Se sabe que una de ellas está situada en el bazo. Al comienzo de hemorragia el bazo se encoge, exprimiendo sangre como de una esponja y poniéndola en la circulación.”d En vista de esto, muchos doctores reconocen que es mucho más seguro cooperar con el propio sistema fabricador de sangre del cuerpo que tratar de sustituirlo por medio de transfundir sangre ajena. Aun la publicación médica de gran reputación The Surgical Clinics of North America (febrero de 1959) ha dicho: No se debe olvidar que, no la transfusión de sangre, sino “la terapia con hierro es el tratamiento selecto para anemia por pérdida de sangre.” En los casos de emergencia, donde ha sido excesiva la pérdida de fluido del cuerpo, hay “ensanchadoras del volumen del plasma” que pueden usarse sin violar la prohibición de Dios sobre la sangre, y, según el testimonio de muchos doctores, éstas han resultado ser mucho más innocuas que las transfusiones de sangre. Aunque es verdad que no pueden hacer para el cuerpo lo que la propia sangre de uno hace, no obstante ayudan a mantener en circulación los restantes glóbulos rojos de modo que el oxígeno llegue a los varios órganos durante el tiempo que el cuerpo necesite para reemplazar la pérdida de sangre. Por eso los pacientes cristianos, en vez de ser apremiados a aceptar sangre por la súplica de que es la única esperanza, buscan un doctor que tenga suficiente habilidad, paciencia y respeto a la conciencia religiosa de ellos que esté dispuesto a tratarlos sin sangre.
18. ¿Por qué es insensatez procurar salvar la vida violando la ley de Dios?
18 Los esfuerzos salvavidas por medios no bíblicos jamás pueden producir resultados de bien duradero. ¡Cuán insensato es pensar que uno puede salvar la vida violando las leyes del Dador de la vida! Aunque puede producir resultados aparentemente provechosos al instante, al fin puede costar caro en enfermedad y niños que nazcan muertos como resultado directo de tal derrotero desacertado. Aun si no resulta perjuicio físico al paciente ni a la prole de una persona, la violación de la ley de Dios pone en peligro seriamente la oportunidad de uno de conseguir vida eterna en el nuevo mundo de Dios.
19. (a) ¿Quién fue el que presentó el argumento de que el hombre haría cualquier cosa, aun abandonar a Dios, para salvar su vida presente? (b) ¿Cómo podemos beneficiarnos de la reprensión que Jesús dio a Pedro sobre este asunto? (c) ¿Qué recompensa dará Dios a los que lo obedecen aun en tiempos de dificultad?
19 En el caso de Job, Satanás afirmó que el hombre haría cualquier cosa, aun volverse contra su Dios, para salvar su vida presente. “Todo lo que el hombre tenga lo dará a favor de su vida,” fue su argumento. (Job 2:4, margen, edición de 1957) Pero se equivocó. Job probó que Satanás es mentiroso, y Jesucristo también lo probó de manera sobresaliente. En una ocasión Jesús había estado hablando en cuanto a seguir un derrotero que significaría su muerte en el servicio de Dios. “Al oír esto Pedro le llevó aparte y comenzó a levantarle fuertes objeciones.” Más Jesús lo reprendió. “ ‘¡Ponte detrás de mí, Satanás! Me eres un tropiezo, porque tú piensas, no los pensamientos de Dios, sino los de los hombres.’ Luego Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si alguien quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo y levante su madero de tormento y me siga continuamente. Porque cualquiera que desee salvar su alma la perderá; pero cualquiera que pierda su alma por mi causa la hallará.’ ” (Mat. 16:21-25; Mar. 8:31-35) ¡Ninguno de nosotros llegue a ser jamás como Satanás para con nuestros hermanos cristianos, instándolos a que traicionen su confianza en Dios a favor de la sabiduría del mundo! Hay una sola manera de conseguir la vida y ésa es por medio de vivir en armonía con la voluntad de Dios. La confianza en Dios jamás es confianza mal colocada. Siendo el Médico Divino él puede hacer lo que ningún doctor humano jamás pudiera hacer: él puede extender la vida de sus siervos, no solo por unos cuantos años llenos de dificultades, sino por toda la eternidad—si es necesario, mediante una resurrección de entre los muertos-en su glorioso nuevo mundo que ahora se ha acercado tanto.—Sal. 23:4; Hech. 24:15.
20. ¿Qué deberíamos hacer ahora para estar usando nuestra vida en armonía con la voluntad de Dios?
20 Con tales perspectivas maravillosas delante de nosotros, ejerzamos cuidado para vivir en armonía con la voluntad de Dios. No nos hagamos descuidados, como el mundo, en nuestra actitud hacia la sangre de nuestro prójimo. Ahora es el tiempo de mostrar el mayor interés en su sangre vital instándolo a ejercer fe en la sangre de Jesucristo, la única sangre que tiene algún valor verdadero a los ojos de Dios para la salvación de la vida. Señálele a Su reino; ayúdelo a aprender sus leyes; anímelo pacientemente a medida que avance en el camino que conduce a la vida. Haga usted determinación suya el poder decir, como dijo Pablo: “Yo estoy limpio de la sangre de todo hombre, porque no me he retraído de decirles a ustedes todo el consejo de Dios.”—Hech. 20:26, 27.
[Notas]
a Publicado en Jena, Alemania, 1960.
b Bulletin de la Asociación Americana de Bancos de Sangre, junio de 1960.
c Ciência Médica, vol. xx, “Deficiencias morales y transfusión de sangre.”
d Edición de 1946, vol. 3, página 743.