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Injusticia racial... ¿seremos librados alguna vez de ella?La Atalaya 1975 | 15 de febrero
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han demostrado que no son capaces de suministrar justicia para todos. De hecho, algunos gobiernos comunistas han cometido atrocidades terribles. Además, la gente bajo esos gobiernos todavía se enferma, envejece y muere. Los gobernantes humanos no pueden hacer nada para impedir esto. ¡Pero Dios puede y lo hará! Su Palabra dice: “Dios mismo estará con [la humanidad]. Y él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”—Rev. 21:3, 4.
Así la liberación para la humanidad de toda forma de opresión, incluyendo hasta de aquel enemigo, la muerte, está disponible. Pero solo a la manera de Dios, no a la manera del hombre. Por eso, en vez de apoyar los esfuerzos humanos por desarraigar la opresión y la injusticia, ahora cifro mi confianza en Dios convencida de que él hará esto. Y uso todo mi tiempo para mostrarle a la gente que la única esperanza verdadera para ser librados de la injusticia es por medio del reino de Dios, que ya pronto traerá esta liberación deseada con ansia.—Contribuido.
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¿Hay peligro en los “amuletos” del ocultismo?La Atalaya 1975 | 15 de febrero
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¿Hay peligro en los “amuletos” del ocultismo?
A MENUDO vemos a personas que llevan consigo o tienen en sus hogares ciertos “amuletos” obtenidos de otros que creen en alguna forma de espiritismo, adivinación, etcétera, o que practican estas cosas. Estos artículos pueden estar en forma de una imagen, talismán o fetiche. O puede que hayan recibido un regalo —un cuadro, un pañuelo, una bufanda— algo que no se considera comúnmente como amuleto, de alguien que practica espiritismo. ¿Son estas cosas inofensivas?
La pregunta es de interés para usted sea que quiera adorar a Dios o no. ¿Por qué? Porque su actitud y acciones para con estas cosas pueden afectar vitalmente su salud mental y hasta su salud física. Tenemos evidencia de esto, no solo de la Biblia, la Palabra de Dios, sino también de las experiencias personales de muchos.
Cuando Dios estaba por introducir a la nación de Israel en la tierra de Canaán, dio advertencias específicas y repetidas en cuanto a este peligro del ocultismo. No fue sin razón, ni debido a favoritismo, que estaba desahuciando a la gente que vivía en Canaán. Le dijo a Israel por qué, con estas palabras: “Estas naciones que estás desposeyendo solían escuchar a los que practican magia y a los que adivinan.” Llamó a estas prácticas “las cosas detestables de aquellas naciones,” y luego mandó: “No debería hallarse en ti . . . nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos.”—Deu. 18:9-12, 14.
Además, a Israel se le dijo: “No deben mencionar el nombre de otros dioses. No debería oírse en tu boca.” (Éxo. 23:13) Esto no quiso decir que no podían mencionar esos nombres como dioses falsos, por ejemplo, al enseñar o advertir a sus hijos. Pero no habrían de reconocer esos dioses como dioses que tuvieran algún poder, ni recurrir a ellos por algo. ¿Por qué?
Porque, aunque no se les adorara directamente,
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