Provisión misericordiosa de Jehová
LAS leyes que Jehová dió a la nación de Israel verdaderamente reflejaron sus atributos de sabiduría, justicia y amor. Un estatuto que dió gran énfasis a su justicia fué el que exigía que el malvado dador de testimonio falso fuera castigado con el mismo daño que trataba él de causarle a otro: “Los jueces indagarán bien; si ven que el testigo es un testigo falso, que ha depuesto falsedad contra su hermano, haréis con él lo que él pretendía hacer con su hermano. De esta suerte apartarás el mal de en medio de ti. Los demás oirán y temerán y no volverán más a cometer una maldad como ésta en medio de ti. No tendrás conmiseración: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.”—Deu. 19:18-21, BC.
Por otra parte note la provisión sumamente misericordiosa que Jehová hizo para el hombre que accidentalmente matara a otro; de modo que su vida no fuera presa de la venganza de los parientes del hombre muerto: “Cuando hayáis pasado el Jordán, en la tierra de Canán, elegiréis ciudades que sean para vosotros ciudades de refugio, donde pueda refugiarse el homicida que hubiere muerto a alguno sin querer. Destinaréis tres del lado de allá del Jordán, y tres en la tierra de Canán, para ciudades de refugio.” En vista del hecho de que no había ni puentes ni balsaderas cruzando el Jordán, esta provisión de ciudades en cada lado era vital.—Núm. 35:10, 11, 14, NC.
“Y este es el caso del homicida que podrá huirse allí, y vivir: Aquel que hiriere a su prójimo impensadamente, y sin tenerle enemistad anteriormente; como cuando uno sale con su compañero al bosque, a cortar leña, y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar el árbol, se le salta el hacha del mango y da en su compañero, de modo que muera: este tal huirá a cualquiera de aquellas ciudades y vivirá; no sea que el vengador de la sangre persiga al homicida, mientras esté enardecido su corazón, y le alcance, por ser largo el camino, y le quite la vida no siendo él digno de muerte, por cuanto no le odiaba anteriormente.”—Deu. 19:4-6.
Las seis ciudades de refugio se encontraban entre las cuarenta y ocho que fueron dadas a los levitas. Al llegar el homicida a la ciudad de refugio se efectuaba un juicio por los ancianos de la ciudad para determinar si la muerte era verdaderamente accidental o no. Si no había sido accidental entonces el homicida era entregado al vengador del asesinado, un pariente cercano de éste para ser ejecutado; si había sido accidental entonces el homicida, aunque se le perdonaba la vida, estaba obligado a permanecer en esta ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote que servía en ese tiempo. El no permanecer en la ciudad le podía costar la vida.—Núm. 35:26-28.
Note que esta provisión misericordiosa sólo era accesible si el tal “no le odiaba anteriormente”. Por esto aun aquí la ley de Dios incluía la inferencia de que el odiar al prójimo era como homicidio. (1 Juan 3:15) ¡Cuán sabias las leyes de Dios! ¡Cómo apoyan la majestad de su justicia y exaltan su bondad inmerecida!
Esta provisión misericordiosa de la ley de Dios para Israel, contándose entre ‘todas las cosas que fueron escritas de antemano para nuestra instrucción’, es de gran interés para nosotros hoy. (Rom. 15:4, NM) ¿Cómo? Veamos.
EL PACTO CON NOÉ
Poco después que Noé y su familia salieron del arca Jehová Dios hizo un acuerdo solemne con ellos. Entre sus términos estaban: “Pediré cuenta de la vida del hombre. El que derramare la sangre del hombre, por el hombre será derramada su sangre; porque a la imagen de Dios hizo Jehová al hombre. Mi arco he puesto en la nube, y será por señal de pacto entre mí y la tierra. . . . las aguas no volverán más a ser diluvio para destruir toda carne. Estará pues el arco en la nube, y yo lo miraré, para recordar el pacto perpetuo entre Dios y toda alma viviente.”—Gén. 9:5, 6, 13, 15, 16.
Las naciones mismas han violado notoriamente este pacto peleando muchas guerras y persiguiendo voluntariosa y maliciosamente a los siervos de Jehová. Concerniente a tal violación de su pacto Jehová dice: “La tierra también es profanada bajo sus habitantes; porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno.” “Porque la indignación del SEÑOR está contra todas las naciones, y su furia contra todos sus ejércitos: las ha destruído por completo, las ha entregado a la matanza.” Concerniente a la organización babilónica de Satanás se declara: “En un día vendrán sus plagas, muerte y aflicción y hambre, y ella será completamente quemada a fuego, porque Jehová Dios quien la juzgó es fuerte. ‘¡Regocíjate sobre ella, cielo, y también ustedes los santos y ustedes los apóstoles y ustedes los profetas, porque judicialmente ha impuesto Dios castigo a ella en venganza de ustedes!’”—Isa. 24:5; 34:2, VA; Apo. 18:8, 20, NM.
Aunque esta destrucción a manos de Jehová viene sobre los gobernantes de las naciones, ellos no son los únicos que son culpables a la vista de Dios. Todos los que han derramado sangre por orden de los líderes comerciales, políticos y religiosos también son culpables. Y no sólo eso, sino que al grado a que la gente ha dado su apoyo a tales gobernantes, a ese grado ella también es culpable por la violación del pacto concerniente a la santidad de la vida. Sin embargo, así como hizo provisión para los israelitas en ese tiempo, Jehová hoy la ha hecho para que los que sin iniciativa propia han estado implicados en tal derramamiento de sangre y persecución, es decir, sin anuencia y malicia, escapen la pena de muerte huyendo a las “ciudades de refugio” modernas.
ENCONTRANDO REFUGIO HOY
La palabra hebrea traducida “refugio” se usa y se aplica únicamente a estas ciudades, y expresa la idea de un asilo o lugar de protección y custodia. ¿Qué es este asilo? ¿Qué son estas ciudades de refugio modernas? Puesto que estas ciudades de refugio fueron ciudades levíticas y por lo tanto se componían de habitantes que estaban especialmente dedicados al servicio de Jehová y ocupados en él, representarían bien la organización de los cristianos ungidos dedicados hoy, la sociedad del nuevo mundo que están formando, el nuevo sistema de cosas bajo el cual operan. Y ¿desde cuándo se ha hecho accesible este lugar de refugio para tales homicidas involuntarios, hombres de buena voluntad? Especialmente desde 1918, cuando la esperanza de sobrevivir a la venganza de Jehová en el Armagedón fué anunciada notablemente en el discurso “El mundo ha terminado—Millones que ahora viven no morirán jamás”.
¿Quién es el vengador de la sangre? Conforme a la ley de Dios el ejecutor oficial había de ser un pariente inmediato, un allegado cercano. De hecho, la palabra hebrea para el vengador indica que él era el pariente inmediato. El allegado cercano o pariente inmediato de la raza humana quien ha sido asignado como ejecutor y vengador oficial de Dios de toda la sangre derramada injustamente y de la persecución de sus siervos es Cristo Jesús. Por nacer como hombre llegó a ser el pariente inmediato de la humanidad.—Gál. 4:4, 5.
Que Jehová Dios le ha asignado como juez y ejecutor se ve claramente de las Escrituras. “Porque el Padre absolutamente no juzga a nadie, sino que él ha encomendado todo el juicio al Hijo. Y le ha dado autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del hombre.” (Juan 5:22, 27, NM) “Juzga y lleva a cabo guerra en justicia. Y él está ataviado con una vestidura exterior salpicada de sangre, y el nombre por el cual se le llama es La Palabra de Dios.” El lugar donde ejecutará sus juicios contra todos los violadores del pacto hecho con Noé “se llama en hebreo Har-Magedón”.—Apo. 19:11, 13; 16:16, NM.
Las Escrituras dicen que la sangre del vengador arde. El corazón de Cristo Jesús en verdad está enardecido de indignación justa contra los que voluntariosamente han violado el pacto de Dios. Igual que Jehú, él procederá furiosamente en contra de sus enemigos. (2 Rey. 9:20) Esto indica que hay urgencia en cuanto a huir a la ciudad de refugio, la organización de Dios, ahora. Como Jehová por medio de Jeremías amonestó: “Huyan de en medio de Babilonia, salve cada uno su vida; no perezcan por culpa de ella, porque éste es el tiempo de venganza del SEÑOR—debida recompensa le está reintegrando a ella.”—Jer. 51:6, UTA.
Al llegar el homicida a la ciudad de refugio, los jueces o ancianos de la ciudad decidían si tenía el derecho a permanecer en ella. Estos ancianos o jueces representarían bien a los cristianos ungidos dedicados hoy día. Ellos deciden si los homicidas merecen permanecer en la ciudad, puesto que les señalan los requisitos bíblicos que tienen que cumplir para ser salvados en el Armagedón, y amonestan a los inicuos voluntariosos de su ejecución inminente por el vengador de la sangre, Cristo Jesús.
Así como se les prohibió a los israelitas aceptar un rescate por un asesino o por uno que había huído a la ciudad de refugio para que pudiera regresar a su casa, asimismo hoy nadie puede comprar su seguridad. “De nada sirven las riquezas el día de la ira, pero la justicia libra de la muerte.” (Núm. 35:31, 32; Pro. 11:4, NC) Tienen que llegar a ser residentes de la ciudad de refugio ejerciendo fe en Jehová Dios y en su Hijo, Cristo Jesús, como su Salvador y Redentor y tienen que dedicarse a Jehová Dios. A los tales se les da el mandato: “Buscad a Yahveh, humildes todos de la tierra, que habéis puesto en práctica su dictamen. Buscad la justicia, buscad la humildad; quizá podáis quedar ocultos el día de la cólera de Yahveh.”—Sof. 2:3, BC.
¿Cuánto tiempo tienen que permanecer éstos en la ciudad de refugio? Hasta la muerte del sumo sacerdote, o hasta después del Armagedón, cuando el último de los miembros sacerdotales del cuerpo de Cristo muera para unirse a su Señor en la región celestial. Hasta ese tiempo que todos los siervos dedicados de Jehová den a conocer Su provisión misericordiosa para perdonar a homicidas involuntarios, y que todos los hombres de buena voluntad, amadores de la justicia, se aprovechen de la provisión misericordiosa de Jehová huyendo a estas ciudades de refugio, la organización de Dios.