Ejecución de juicio divino sobre los impíos
“¡Miren! Jehová vino con sus santas miríadas, para ejecutar juicio contra todos, y para probar la culpabilidad de todos los impíos respecto de todos sus hechos impíos que hicieron impíamente, y respecto de todas las cosas ofensivas que pecadores impíos hablaron contra él.”—Jud. 14, 15.
A MUCHOS hombres no les gusta que se les recuerde que hay un Tribunal Supremo del universo, un Tribunal de juicio superior al más elevado tribunal humano. No les gusta enfrentarse al hecho de que, prescindiendo de quiénes sean, tienen que respetar al Juez Supremo sobre todo, Jehová, el Dios Todopoderoso, “el Juez de toda la tierra.” (Gén. 18:25) A muchas personas quizás no les guste reflexionar en cuanto a que, si hacen cosas impías, este Juez del mismísimo universo está vigilando, así como declara la Biblia: “Si ves alguna opresión del que tiene pocos recursos y el arrebatamiento violento del juicio y de la justicia en un distrito jurisdiccional, no te sorprendas por el asunto, pues uno que es más alto que el alto está vigilando, y hay quienes están muy por encima de ellos.”—Ecl. 5:8.
2 Sí, los hombres en general no están deseosos de que se les recuerde que un Juez superior a los humanos encumbrados está sobre todos nosotros, prescindiendo de cuán elevada posición judicial o política tenga una persona en este sistema de cosas. En este respecto es interesante notar la declaración de un congresista norteamericano como se informó en el Times de Nueva York del 13 de noviembre de 1963. En los Estados Unidos hay una separación de Iglesia y Estado, y el presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos rechazó una proposición de inscribir “En Dios confiamos” más arriba de la banca de ese tribunal seglar, delante del cual los testigos de Jehová han ganado decenas de casos. En una reacción a la decisión del tribunal, el congresista R. T. Ashmore, patrocinador del proyecto de ley para suministrar la inscripción religiosa, comentó sobre el rechazamiento, diciendo: “El tono de la carta del presidente indica fuertemente que al Tribunal Supremo se le haría dolorosamente consciente del hecho de que hay una Autoridad superior a la del Tribunal Supremo de estos Estados Unidos.” Pero los hombres no necesitan una inscripción más arriba de su cabeza para que se les recuerde que Dios es el Juez Supremo.
3 Si algunos hombres no están deseosos de que se les recuerde el respeto que le deben al “Juez de toda la tierra,” entonces se entiende que especialmente a los impíos no les guste oír acerca del respeto que los hombres tienen que rendirle al Juez Supremo. Por razones egoístas tales personas pasan por alto, desprecian y desafían las decisiones judiciales justas del Juez. Pero, ¡ay para éstas! Porque la ejecución del juicio divino sobre todos los impíos se ha acercado.
4 Este hecho se recalca en la carta inspirada que Judas, un discípulo de Jesucristo, escribió para advertir a los cristianos que lucharan tenazmente por la fe verdadera, especialmente resistiendo la corrupción de los hombres impíos. Judas advirtió que algunos de los impíos hasta se meterían disimuladamente en la organización de Dios, en un esfuerzo por contaminar la carne. Pero en los primeros siete versículos de su carta Judas enunció una advertencia inspirada de que la destrucción de tales personas impías había sido predicha por largo tiempo por la sentencia adversa de Jehová Dios sobre los israelitas infieles, rebeldes, sobre los ángeles que abandonaron su lugar original en el cielo y sobre los habitantes indeciblemente corrompidos de Sodoma y Gomorra que perecieron en destrucción llameante. El castigo que sufrieron tales personas por contumacia al tribunal más elevado del universo sirve como advertencia a todos los que ahora no están mostrando respeto al Juez Supremo.
SEÑORÍO DESATENDIDO, GLORIOSOS INJURIADOS
5 Ante esta advertencia divina, declara Judas, algunos la pasarían por alto viviendo en la región de los sueños de sensualidad, pensando que podrían contaminar la carne en la organización de Dios con impunidad. Judas escribe: “Estos hombres también entregados a sueños, están contaminando la carne y desatendiendo el señorío y hablando injuriosamente de los gloriosos.” (Jud. 8) Tales soñadores impíos se imaginan que pueden pasar por alto las enseñanzas de la Biblia en cuanto a cómo Dios trata a los inicuos. Desatienden el mandato del Juez Supremo que se expresa en 1 Corintios 6:18: “Huyan de la fornicación.” Más bien, buscan maneras de conseguir más oportunidades de fornicar y creen que pueden salirse con la suya. Pero, ¡tal modo de pensar solo es un sueño! Fatalmente no se apega a la realidad. Sus sueños de disfrute sensual serán hechos añicos por un despertamiento abrupto, al enfrentarse a una sentencia adversa del Juez Supremo. El Juez al que no han respetado les mostrará que no están en ninguna región de los sueños en la que pueden dejar que se desenfrenen las pasiones; saldrán de su estupor para hallar al Juez ejecutando el juicio predicho sobre ellos.
6 Que estos soñadores inmorales merecen tal juicio se indica además por el hecho de que desatienden el señorío y hablan injuriosamente de los gloriosos. Desatienden al Soberano Universal, Jehová Dios, y a su Hijo amado, el “Rey de reyes y Señor de señores.” (Rev. 19:16) Debido a desatender al más elevado señorío del universo, ha de esperarse que también hablaran injuriosamente de los gloriosos.
7 ¿Quiénes son estos “gloriosos”? Tienen que ser los que reciben gloria de Jehová Dios y de su Señor de señores, Jesucristo. De acuerdo con Isaías 60:1, 2, la “propia gloria” de Jehová sería conferida al resto del Israel espiritual, los cristianos ungidos. Porque “la mismísima gloria de Jehová” ha brillado sobre ellos, se han levantado para resplandecer con la luz de las buenas nuevas del Reino en toda la Tierra habitada. (Mat. 24:14) Debido a la gloria refulgente que Dios les ha dado por medio de su Hijo, han de ser respetados. Jesucristo indicó esto cuando dijo concerniente a sus seguidores ungidos: “Les he dado la gloria que tú me diste.” (Juan 17:22) Ciertamente los del resto ungido que sirven como superintendentes tienen una gloria u honor adicional conferido sobre ellos, y ésos merecen “doble honra.” (1 Tim. 5:17) Ahora que muchos de la “grande muchedumbre” de “otras ovejas” sirven como superintendentes, representando al resto o a la clase del “esclavo fiel y discreto,” tales individuos que presiden reciben gloria de Dios en virtud del puesto que ocupan como representantes del resto ungido; han de ser tratados con debido respeto. (Mat. 24:45-47) Apropiadamente el pueblo de Dios coopera con y respeta al resto ungido y a todos los superintendentes nombrados por “el esclavo fiel y discreto” sobre las congregaciones de testigos de Jehová. Pero los soñadores que contaminan la carne, despreciando el señorío de Jehová, no respetan las glorias de Jehová. Hablan abusivamente de los que están investidos de tales glorias, especialmente de aquellos a quienes el gran Juez Jehová ha honrado con puestos especiales de responsabilidad. Como Diótrefes, de quien escribió el apóstol Juan, charlan en cuanto a los “gloriosos” con palabras inicuas.—3 Juan 9, 10.
8 Luego Judas contrasta la actitud de estos soñadores irrespetuosos con la actitud mental de Jesucristo, en su existencia prehumana como Miguel. “Pero cuando Miguel el arcángel tuvo una diferencia con el Diablo y disputaba acerca del cuerpo de Moisés, no se atrevió a traer un juicio contra él en términos injuriosos, sino que dijo: ‘Que Jehová te reprenda.’ Sin embargo, estos hombres están hablando injuriosamente de todas las cosas que realmente no conocen; pero todas las cosas que sí entienden naturalmente como los animales irracionales, en estas cosas siguen corrompiéndose.”—Jud. 9, 10.
9 Al hablar abusivamente de los siervos de Dios, tales soñadores se toman libertades que ni siquiera el propio Hijo de Dios se tomó cuando disputó con el Diablo a causa del cuerpo de Moisés. Moisés murió en Pisga del monte Nebo y el Diablo quería el cuerpo de Moisés. El Diablo conocía la inclinación humana de adorar reliquias y sin duda quería comenzar un nuevo culto religioso en torno del cuerpo de Moisés, para corromper al pueblo de Dios. Cuando resistió al Diablo, Miguel no recurrió a habla injuriosa, aunque el Diablo ciertamente no tenía gloria de Dios. No se adelantó al tiempo señalado de Dios. Más bien, mostró respeto al Gran Juez y le confirió el derecho de reprender a Satanás. Humildemente dijo: “Que Jehová te reprenda.” Aunque la declaración de Miguel fue moderada, mostró poder al vencer al Diablo, manteniendo control sobre el cuerpo de Moisés, enterrándolo, como indica la Biblia.—Deu. 34:5, 6.
10 No obstante, los hombres impíos que quisieran contaminar la carne en la organización de Dios, y que son tan inferiores a Miguel, se atreven a hablar injuriosamente de los “gloriosos.” Miguel y los santos ángeles no hablan injuriosamente, y por eso el apóstol Pedro hace un contraste: “Osados, tercos, no tiemblan ante los gloriosos, sino que hablan injuriosamente, mientras que los ángeles, aunque son mayores en fuerza y poder, no traen contra ellos una acusación en términos injuriosos, no haciéndolo por respeto a Jehová.” (2 Ped. 2:10, 11) Al obrar tan irrespetuosamente tales personas muestran que han perdido su facultad de raciocinio y que han sucumbido a las pasiones animales. Llegan a ser como animales irracionales, hechos para ser atrapados y destruidos sin ninguna resurrección de entre los muertos. Esa clase de destrucción alcanzará a todos esos hombres impíos.—2 Ped. 2:12, 13.
COMO CAÍN, BALAAM Y CORÉ
11 Entonces Judas asemeja a tales soñadores que contaminan la carne a hombres prominentes de la familia humana que no respetaron al Juez Supremo: “¡Ay de ellos, porque han ido en la senda de Caín, y por la paga se han precipitado en el derrotero erróneo de Balaam, y han perecido en el habla rebelde de Coré!”—Jud. 11.
12 Caín, un hermano mayor de la familia humana, vio que Dios puso su aprobación en la adoración correcta de Abel. En vez de imitar a Abel en la adoración correcta y con motivo puro, Caín odió a su hermano y lo asesinó. Caín desatendió una advertencia divina de que iba por mal camino. (Gén. 4:6, 7) Esta acción desafiante mostró que Caín desatendió al Juez Supremo. Así como el motivo de Caín fue del todo incorrecto, así sucede con los que tratan de tornar la bondad inmerecida de Dios en una excusa para conducta relajada. Al dirigir a otros en un camino que solo puede resultar en destrucción eterna, son como Caín al ser culpables de asesinato. (1 Juan 3:12) Jehová maldijo a Caín, y al tiempo del Diluvio su prole fue exterminada. ¡Ay de los que van en la senda de Caín! No ceda a ellos. ¡Resístalos!
13 Otro hombre malo prominente de tiempos antiguos fue Balaam, a quien el Diablo usó para corromper a los israelitas cuando estaban en el desierto. La casa de Balaam estaba en Petor, una población que ha sido identificada por inscripciones como ubicada en la región del Alto Éufrates.a Balaam era un profeta en aquella tierra y uno que reconocía a Jehová, el Dios de Israel. Pero, ¡qué diferente era, como profeta, de Moisés! Moisés amaba al pueblo de Dios; Balaam no lo respetaba ni respetaba la gloria que Dios le había conferido. Cuando Balac, rey de Moab, envió a Mesopotamia a obtener los servicios de Balaam para que descendiera y maldijera al pueblo de Jehová por medio de magia babilónica, Balaam no dio un decisivo No. Finalmente cedió a ofertas renovadas de recompensa. De modo que fue a maldecir a Israel. Al efectuar esto se precipitó en un derrotero que lo arrojó al error. Tres veces trató de maldecir a Israel, pero Jehová siempre tornó la maldición en una bendición, aclarando que “no hay ningún hechizo de mal agüero contra Jacob, ni ninguna adivinación contra Israel.” El corazón de Balaam no estuvo en esa bendición. No habiendo podido maldecir a Israel, se puso a corromper al pueblo de Dios sugiriendo a Balac que, si Israel podía ser seducido a la religión falsa y a entregarse a pasiones animales, fornicando con moabitas, entonces Dios maldeciría hasta a su propio pueblo. El consejo maligno fue obedecido. Debido a la conducta relajada de los israelitas, 24.000 de ellos fueron muertos por una plaga en Sitim en las llanuras de Moab. (Núm. 25:1-9; Rev. 2:14) Balaam, que estuvo anuente a maldecir o corromper a Israel por ganancia personal, finalmente encontró una muerte violenta a manos de aquellos a quienes se propuso maldecir. (Núm. 31:8) ¡Ay de los que son como Balaam! ¡Ay de los que quisieran corromper a cualquiera del pueblo de Dios por fornicación y entregarse a pasiones animales!—Núm. 22:1–24:25; Deu. 23:3-5.
14 Coré es otro típico hombre malo cuyo fin catastrófico subsiste como ejemplo amonestador. Era levita y tenía un excelente privilegio de servicio; pero no estaba satisfecho. Quería más gloria. Coré desafió los nombramientos de Jehová, rebelándose contra Moisés y el sumo sacerdote Aarón y también atrayendo a la rebelión a miembros prominentes de la tribu de Rubén. Aunque Coré y estos rubenitas habían sido salvados de Egipto, nunca entraron en la Tierra Prometida. Perecieron violentamente. La tierra se abrió y algunos fueron enterrados vivos, mientras que otros fueron destruidos por fuego. Esto fue un acto del juicio de Jehová Dios. (Núm. 16:1-35; 26:10) ¡Ay de los que se rebelan a los arreglos teocráticos de Dios!
15 Por eso, Judas da a los cristianos una advertencia de que entre ellos habrá hombres como Caín, Balaam y Coré. Los hombres a quienes ellos prefiguraron no se escaparán de la destrucción predicha. “Ay de ellos.” Aquí, entonces, se halla para nosotros hoy en día una advertencia de que hombres de inclinación semejante tratarán de infiltrarse en la organización de Dios. Se les debe resistir luchando tenazmente por la fe.
CONTAMINADORES DE LA CARNE DE APARIENCIA ENGAÑOSA
16 Para poner sobre aviso aun más a los cristianos, Judas dice concerniente a estos hombres animales: “Estos son las rocas escondidas bajo agua en sus fiestas de amor mientras banquetean con ustedes, pastores que se apacientan a sí mismos sin temor; nubes sin agua llevadas de acá para allá por los vientos; árboles en tiempo de otoño, pero sin fruto, habiendo muerto dos veces, habiendo sido arrancados de raíz; olas bravas del mar que lanzan como espuma sus propias causas de vergüenza; estrellas sin rumbo fijo, para las cuales la negrura de la oscuridad permanece reservada para siempre.”—Jud. 12, 13.
17 Estos agentes del Diablo que se introducirían a hurtadillas en la organización pura de Dios hacen una pretensión ostentosa de amor a los hermanos; por consiguiente, son como rocas dentelladas escondidas debajo del agua y que causan naufragio. A menos que ‘luchemos tenazmente por la fe’ para mantener una buena conciencia, tales personas podrían conducir a individuos inestables a “naufragio respecto a su fe.” (1 Tim. 1:19) Estos que querían contaminar la carne asistían a las fiestas de amor del día de Judas con motivos impuros. Esas fiestas, no descritas en los relatos apostólicos, han sido descontinuadas en su forma antigua. Hoy en día el pueblo de Dios se reúne para fiestas espirituales, como en asambleas de circuito, de distrito, nacionales o internacionales. No obstante, aun en las asambleas el Diablo trata de infiltrar a algunos de sus agentes contaminadores de la carne, para coger desprevenidas a las almas inestables, y conducirlas, por medio de inmoralidad, a naufragio. Por consiguiente, es necesario ser vigilante.
18 ¡Qué aptas expresiones usa Judas para describir a estos hombres impíos de apariencia engañosa! Son como pastores que solo se interesan en satisfacer su propio apetito sensual y no en atender al rebaño. Son como nubes de apariencia engañosa. El agricultor cree que dejarán caer lluvia muy necesaria. Pero estas nubes resultan nubes sin agua y son llevadas por los vientos antes de que puedan dejar caer la humedad necesaria. No tienen valor para la productividad creciente de las siembras. Tales hombres son como árboles sin fruto, porque están desprovistos del fruto del espíritu santo de Dios. No llevan fruto para gloria de Dios y se les debe tratar como a los árboles improductivos de Palestina, que eran desarraigados, destruidos para siempre, como casos perdidos. Hallándose sin el espíritu santo de Dios, tales hombres son tan desenfrenados como las olas del mar que revuelven lodo y suciedad. Tales hombres no establecen un derrotero fijo usando la Biblia como brújula, y por eso son como estrellas sin rumbo fijo. Ningún lugar resplandeciente está reservado para ellos en el reino de Dios, porque Judas dice que su fin es “la negrura de la oscuridad” para siempre.
19 Es concerniente a tales hombres infieles, todos los que no muestran respeto al Juez Supremo, que Enoc profetizó hace mucho: “Sí, también profetizó respecto de ellos Enoc, el séptimo hombre en línea desde Adán, cuando dijo: ‘¡Miren! Jehová vino con sus santas miríadas, para ejecutar juicio contra todos, y para probar la culpabilidad de todos los impíos respecto de todos sus hechos impíos que hicieron impíamente, y respecto de todas las cosas ofensivas que pecadores impíos hablaron contra él.’”—Jud. 14, 15.
20 Esa profecía concerniente al juicio divino contra los que hablan irrespetuosamente del Juez Supremo primero fue mencionada por Enoc, el séptimo en línea de progresión humana, contando desde Adán. Enoc tuvo el privilegio de profetizar concerniente a la ejecución divina de juicio sobre todos los impíos. La Biblia no dice exactamente cómo fue transmitida la profecía de Enoc por siglos fuera de las Escrituras Hebreas. Sin embargo, no apareció en la Biblia hasta que Jehová Dios inspiró a Judas a incluirla. La profecía de Enoc muestra que solo hay un juicio posible para tales personas impías en la destrucción de Babilonia la Grande y la guerra del Armagedón: destrucción eterna, siendo cortadas por las santas miríadas de Dios, siendo el Principal Santo encargado de la obra ejecutora el Señor Jesucristo. (Rev. 18:1-24; 19:11-16) Se acerca el día de la ejecución de juicio, y Jehová permite que se manifiesten las personas impías. Así él las declara culpables de prácticas impías contra su nombre y su reino.
MURMURADORES Y QUEJUMBROSOS
21 Estos hombres impíos hablan “cosas ofensivas.” Y con razón, como Judas pasa a escribir: “Estos hombres son murmuradores, quejumbrosos respecto de su suerte en la vida, que proceden según sus propios deseos, y su boca habla cosas hinchadas, a la vez que están admirando personalidades en el interés de su propio provecho.” (Jud. 16) No teniendo verdadera devoción piadosa, murmuran contra la entera organización de Dios. No están contentos con su porción en la vida; y si no pueden salirse con la suya, se quejan, usando habla injuriosa e irrespetuosa. Como Coré, van en pos de la prominencia. Les gusta expresar sus propios puntos de vista con habla arrogante, arrogándose mucha importancia. Escogen a personas y les muestran admiración, tratando de cultivar a la gente con la esperanza de obtener ganancia de ella. Su objetivo es autoengrandecimiento. Realmente no respetan al Juez y por eso llegan a quedar bajo la sentencia de destrucción.
22 Por lo tanto, no debe venir como sorpresa alguna para nosotros el que los pecadores impíos traten de corromper a los individuos de la organización de Jehová o traten de enfriar su amor a Dios y a su organización. Judas dice: “En cuanto a ustedes, amados, recuerden los dichos que han sido hablados previamente por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, cómo les decían a ustedes: ‘En el último tiempo habrá burlones, que procederán según sus propios deseos de cosas impías.’ Estos son los que hacen separaciones, hombres animales, que no tienen espiritualidad.” (Jud. 17-19) Judas indica que los apóstoles predijeron que se presentarían hombres motivados por deseos egoístas, que tratarían de sacarnos del amor de Dios. Pedro fue uno de esos apóstoles que dio una advertencia de esa clase para los “últimos días.” (2 Ped. 3:1-4) Mientras Dios está llevando a cabo una obra unificadora sobre toda la Tierra, estos mofadores llevarían a cabo una obra de separación entre el pueblo de Dios. Careciendo de espiritualidad, no tienen ningún celo para el ministerio del Reino de Dios. Gastan su energía en habla que produce contienda.
MANTENIÉNDOSE EN EL AMOR DE DIOS
23 Por eso, ¿cuál es el derrotero para los testigos fieles de Dios? Judas contesta: “Pero ustedes, amados, edificándose sobre su santísima fe, y orando con espíritu santo, manténganse en el amor de Dios, mientras esperan la misericordia de nuestro Señor Jesucristo con vida eterna en mira.” (Jud. 20, 21) Judas había orado antes pidiendo que la misericordia y paz de Dios fuesen aumentadas; ahora, para que esa, oración se cumpliera sobre el pueblo de Jehová, este pueblo tenía que mantenerse en el amor del Dios Todopoderoso. ¿Cómo? Mediante estudio diligente de la Santa Palabra de Dios, leyendo la Biblia con regularidad en conexión con la Escuela del Ministerio Teocrático de la congregación. Asista a todas las reuniones. Profundice en usted la impresión que hace la Palabra de Dios en nuestra vida ayudando a otros a aprender lo concerniente al limpio y justo nuevo orden de cosas de Dios. Nunca cese de cultivar cada vez más el fruto del espíritu santo de Dios. Esté “orando con espíritu santo” por lo que esté en armonía con la voluntad de Dios, incluyendo que más de ese espíritu esté sobre nosotros. Si así nos mantenemos en el amor de Dios, el resultado de veras será misericordia, paz y amor multiplicados por medio de Jesucristo. Lo necesitamos para que se efectúe la obra de predicar las buenas nuevas del Reino y para librar a todavía más personas de Babilonia la Grande. También necesitamos misericordia divina y por eso tenemos que ser misericordiosos para con otros cuya vida está implicada.
24 Por consiguiente, Judas escribe: “También, continúen mostrando misericordia a algunos que tienen dudas; sálvenlos, arrebatándolos del fuego. Pero continúen mostrando misericordia a otros, haciéndolo con temor, mientras odian hasta la prenda interior de vestir que ha sido manchada por la carne.” (Jud. 22, 23) Para hacer esto, tenemos que distinguir entre los que son dignos de la misericordia de Dios y los que son soñadores animales condenados cuya destrucción fue representada por el fin ardiente de Sodoma. Tales hombres, en virtud de su murmurar, hacen que individuos inestables se llenen de dudas en cuanto a si ésta es la organización de Jehová o no. Estos que dudan quizás sean sacudidos en tal forma por las palabras hinchadas de aquellos quejumbrosos que quizás dejen de asistir a las reuniones del pueblo de Jehová. Por consiguiente, Judas nos aconseja que les tengamos misericordia a los que vacilan y dudan. No debemos pasarlos por alto. Pacientemente tratemos de edificarlos en la fe. Pero tenemos que obrar rápidamente, como los bomberos arrebatan a personas en peligro de un edificio que arde; así nosotros tenemos que ‘arrebatarlos del fuego.’
25 Quizás algunos hayan cedido a las seducciones de aquellos soñadores inmorales y así hayan manchado su identidad como cristianos verdaderos. (2 Ped. 2:18) Pero aunque odiamos las prendas interiores de vestir manchadas, tenemos misericordia para quien use las prendas de vestir y tratamos de ayudar a tal persona a recobrar la salud espiritual.
26 Mientras ayudamos a otros a edificar su fe, continuamente tenemos que ‘luchar tenazmente por la fe,’ resistiendo a todos los quejumbrosos impíos, a los que quisieran ser separatistas y a cualesquiera que quisieran tornar la bondad inmerecida de Dios en una excusa para sí mismos para llevar a cabo conducta desenfrenada en la congregación. Por medio de luchar incesantemente así, estaremos confiando en Jehová para que nos salvaguarde de tropezar. A él sea la gloria: “Ahora al que puede guardarlos de tropezar y ponerlos sin tacha a la vista de su gloria con gran gozo, al único Dios nuestro Salvador por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, potencia y autoridad por toda la eternidad pasada y ahora y en toda la eternidad. Amén.” (Jud. 24, 25) Las palabras de Judas casi son una oración a Jehová a favor de su pueblo para que Él nos sostenga e impida que tropecemos si ‘luchamos tenazmente por la fe’ para permanecer en su amor. Mientras todos los pecadores impíos encontrarán su destrucción, como predijo hace mucho el Juez Supremo, nosotros tendremos el privilegio, con vidas interminables, de atribuir a Jehová lo que le corresponde.
[Nota]
a Biblical Archaeology, por G. Ernesto Wright, pág. 73.
[Preguntas del estudio]
1, 2. ¿En cuanto a qué pensamiento no les gusta reflexionar a muchas personas, y en este respecto qué dijo un congresista de un tribunal humano?
3. ¿Cuál es la actitud de los hombres impíos, y con qué consecuencias?
4. ¿Qué consejo amonestador se recalca en La Carta de Judas?
5. (a) ¿Qué dijo Judas en el versículo ocho? (b) ¿En qué sentido están ‘entregadas a sueños’ las personas de quienes habla, y con qué resultado?
6. ¿Qué explica su conducta impía y muestra además que tales personas merecen el juicio predicho?
7. (a) ¿Quiénes son los “gloriosos”? (b) ¿Cómo muestran las personas de las que advirtió Judas que no respetan las glorias de Jehová?
8, 9. (a) ¿Por qué contrasta Judas a los hombres de quienes advierte con la actitud mental de Miguel? (b) ¿Cuál fue el propósito del Diablo al disputar acerca del cuerpo de Moisés, y cómo mostró Miguel poder así como mansedumbre?
10. ¿Cómo son los hombres en contra de los que se advierte tan desemejantes a Miguel y a los santos ángeles, y por eso qué revela su proceder?
11. ¿Cómo asemeja en seguida Judas a los soñadores impíos a hombres prominentes de tiempos antiguos?
12. (a) ¿Qué senda emprendió Caín, y con qué resultado? (b) ¿Por qué son los predichos hombres impíos como Caín, y cómo tenemos que tratar a todos éstos?
13. (a) ¿A quién usó el Diablo para corromper a los israelitas en el día de Moisés, y cómo? (b) ¿Qué le sucedió a Balaam, de modo que, qué hay de los que quisieran actuar como él?
14. ¿Quién fue Coré, y por qué subsiste como ejemplo amonestador?
15. ¿Qué advertencia da Judas así a los cristianos obligándonos a hacer qué?
16. ¿Cómo describe Judas el engaño de los que quisiera contaminar la carne?
17. ¿Qué pretensión y motivo hace a estos agentes del Diablo semejantes a rocas dentelladas, y por eso qué podría resultar a menos que uno se protegiera de ellos?
18. ¿Por qué se describe a estos hombres con referencia a (a) pastores? (b) ¿nubes? (C) ¿árboles? (d) ¿olas? (e) ¿estrellas?
19, 20. (a) ¿Cómo predijo Enoc el fin de los hombres impíos? (b) ¿Qué tenemos que concluir ineludiblemente por la profecía de Enoc, y cómo declara Dios culpables de prácticas impías a los impíos?
21. ¿Cómo hablan estos hombres de quienes nos advierte Judas, y por lo tanto cuál es su motivo?
22. (a) ¿De qué advertencia apostólica recuerda Judas a los cristianos? (b) Por lo tanto, ¿qué clase de actividad tratan de llevar a cabo entre el pueblo de Dios esas personas predichas?
23. (a) ¿Qué consejo da Judas para los cristianos? (b) ¿Cómo podemos permanecer en el amor de Dios?
24, 25. (a) ¿A quiénes tenemos que mostrar misericordia, y por lo tanto, entre quiénes tenemos que distinguir? (b) ¿Cómo les mostramos misericordia, y cómo indica Judas que no hay tiempo que perder?
26. (a) Al ayudar a otros, ¿qué tenemos que hacer? (b) ¿Cómo muestran las palabras de Judas, que casi son una oración, la manera de evitar el tropezar? (c) Contraste el destino predicho de los impíos con el privilegio de los que permanecen en el amor de Dios.