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Encuadrando en el propósito de DiosLa Atalaya 1965 | 1 de agosto
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VISITA A LOS ESTADOS UNIDOS
Un acontecimiento que aprecio como un tesoro en mi vida fue la invitación para asistir a la asamblea internacional de los testigos de Jehová en Cleveland, Ohío, en 1946. Pero primero permítame que le refiera un incidente que sucedió en camino a Cleveland.
Después de desembarcar en Mobile, Alabama, me quedé cuatro días con un amigo. Durante mi permanencia participé en la obra en las calles con la revista La Atalaya, pero cuando algunos alborotadores se quejaron de mí con la policía, fui detenido y llevado a la jefatura de policía. Llamaron al oficial de inmigración para que me interrogara acerca de la obra en las calles. Él dijo que mi pasaporte indicaba que me hallaba en viaje de placer a los Estados Unidos y que no podía trabajar. Contesté: “Este es el mayor placer que conozco: predicar la palabra de Dios mediante la página escrita.” Me dejó en libertad.
Me emocioné con lo que oí y vi en la asamblea de Cleveland. Después tuve el privilegio adicional de trabajar en el Betel de Brooklyn de la Sociedad Watchtower. Allí observé la excelente organización y la unicidad de propósito con que todos trabajan. Luego regresé a la Argentina.
EN CASA EN LA ARGENTINA
Aunque comprendí que yacían en el futuro formidables años de expansión, también comprendí que la obra que crecía requería un hombre más joven, más vigoroso, que pudiera mantenerse al paso con ella. De modo que en 1949, año en que el hermano Knorr hizo su segunda visita a la Argentina, le presenté el asunto y se hizo un cambio en la organización de sucursal. Por un tiempo retuve el privilegio de manejar los asuntos financieros para la Sociedad, pero ahora trabajo en la sala de recepción en nuestro nuevo hogar de Betel, que fue terminado hace unos tres años.
Estoy muy agradecido a Jehová por haberme usado y por continuar usándome a la edad de ochenta años. Con la bendición de Jehová Dios, he vivido para ver la construcción de nuestro hermoso hogar de Betel de tres pisos. ¡Nunca me imaginé que tendríamos cosa semejante en la Argentina, ni que tendríamos aquí más de 10,000 predicadores del Reino! Ahora también veo florecer las sucursales en Chile, el Uruguay y el Paraguay. ¡Qué mayor bendición pudiera pedir que el presenciar la mano de Jehová en su obra, en la que tenemos que hallar nuestro lugar!
Cuando repaso mi vida y los pasos dados bajo la dirección de Jehová y su organización, no puedo menos que estar de acuerdo con Jeremías, de que tenemos que acudir a Jehová para que dirija nuestros pasos. (Jer. 10:23) ¡Qué privilegio he tenido al seguir Su dirección y al encuadrar mi vida en Sus propósitos!
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1965 | 1 de agosto
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Preguntas de los lectores
● Cuando uno se dirige a Jehová en oración, ¿cómo ha de imaginarse uno que es Jehová, o en qué debe uno pensar?
En las visiones dadas a Daniel, Ezequiel y al apóstol Juan, tenemos en símbolos alguna idea de la magnífica gloria de Jehová. (Dan. 7:9, 10; Eze. 1:26-28; Rev. 4:1-3) No obstante, ha de recordarse que los israelitas no vieron forma alguna en el día cuando Jehová les habló en el monte Horeb. La razón fue que no le agradó a Jehová el permitirles hacer alguna representación de él, “una imagen tallada, la forma de símbolo alguno, la representación de macho o hembra, la representación de bestia alguna que haya en la tierra.”—Deu. 4:15-19.
En el caso de los cristianos, no hay nada para que nos imaginemos la forma de Jehová, aunque las visiones bíblicas pudieran pasar a través de nuestra mente cuando oramos. Recuerde que “Dios es un Espíritu.” (Juan 4:24) Cuando oramos debemos pensar en términos de la magnificencia de Jehová y de
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