Portadores del Nombre que inspira temor
“Todos los pueblos de la Tierra tendrán que ver que el nombre de Jehová ha sido llamado sobre ti, y de veras te temerán.”—Deu. 28.10.
1, 2. (a) ¿Qué preguntas surgen en cuanto a si el temor a un nombre está justificado o no? (b) ¿Cuándo está justificado el temor a un nombre del que se llama cierto pueblo, y a qué conduce este temor?
¡TEMOR a un nombre debido a que un pueblo es llamado por él o debido a que está asociado con un pueblo! ¿Es temor justificado? Esto depende de aquello por lo que sea famoso o notable el nombre. Además, los portadores del nombre, ¿lo hacen famoso o hacen una impresión favorable de él, haciendo que el nombre atraiga atención respetuosa? ¿Añaden valor al nombre o le restan valor al nombre los portadores de él? ¿Qué importancia tiene en si mismo el nombre?
2 Puede haber gran prejuicio en contra del nombre, pero ¿lo honra y le imparte honor el pueblo que es llamado por él? ¿Trata el dueño del nombre a este pueblo de una manera que eleve el respeto y cree un sentimiento de temor reverente hacia el nombre? Si el pueblo sobre quien se llama el nombre apoya la dignidad del nombre, y si el dueño de él usa a este pueblo para magnificar su nombre y para mantenerlo irreprochable, entonces, realmente, el temor al nombre por las naciones que observan a este pueblo que lleva el nombre está justificado. Tal temor de las naciones conduce a ciertos resultados.
3, 4. (a) Hasta hace diecinueve siglos, ¿quién era el pueblo que llevaba el nombre inspirador de temor? (b) ¿En qué pacto introdujo Moisés a este pueblo allí, y qué dijo que resultaría si andaba en el camino de Dios?
3 ¿Quién es este pueblo llamado de un nombre al que las naciones del mundo se ven persuadidas a temer? Es un pueblo que es llamado por el nombre del Creador del cielo y de la Tierra, es decir, el nombre de Dios. ¿Hay tal pueblo hoy día? Sabemos que desde tiempos muy antiguos hasta hace diecinueve siglos hubo tal pueblo sobre la Tierra. Cuarenta años después de llegar a ser una nación se encontraba acampado en los llanos de Moab, en lo que ahora se llama el país de Jordania. En aquel tiempo un legislador que todavía es altamente respetado por todo el mundo era su caudillo visible. Este era el profeta Moisés, por medio de quien los famosos Diez Mandamientos fueron dados por Dios al pueblo de Moisés. Este pueblo pronto abría de moverse hacia el occidente a través del río Jordán y entrar en su Tierra Prometida y ocuparla con la ayuda de Su Dios. Para su prosperidad ellos tenían que seguir obedeciendo los Diez Mandamientos y todas las otras leyes de Dios basadas en los Diez Mandamientos. Moisés, que estaba a punto de morir, presentó varios discursos de despedida en los cuales les recordó su obligación de hacer esto. De modo que Moisés los introdujo en un pacto en el cual este pueblo que llevaba el nombre de Dios prometió serle fiel a él en su nuevo país.
4 En el transcurso del discurso que introducía este pacto o contrato solemne con Dios, el profeta Moisés dijo:
“Mantente en silencio y escucha, oh Israel. En este día has llegado a ser el pueblo de Jehová tu Dios. Y debe suceder que si escuchas sin falta la voz de Jehová tu Dios cuidando de hacer todos sus mandamientos que te estoy mandando hoy, Jehová tu Dios también ciertamente te pondrá muy arriba de todas las otras naciones de la Tierra. . . . Jehová te establecerá como un pueblo santo para él mismo, justamente como te lo juró, porque tú continúas guardando los mandamientos de Jehová tu Dios y has andado en sus caminos. Y todos los pueblos de la Tierra tendrán que ver que el nombre de Jehová ha sido llamado sobre ti, y de veras te temerán.”—Deu. 27:9; 28:1-10.
5. (a) ¿De qué advirtió Moisés a Israel, y qué aclaran los pasados diecinueve siglos de historia concerniente a Israel? (b) ¿Cuándo tuvieron su mayor oportunidad como nación, y por qué?
5 Esa fue una gran oportunidad y privilegio puesto ante el pueblo de Israel hace treinta y cuatro siglos; pero no se puede desmentir que Israel no vivió en conformidad con ello. En el mismo discurso de despedida Moisés le dijo de las maldiciones divinas que vendrían sobre él si no escuchaba la voz de Jehová y obedecía sus mandamientos. (Deu. 28:16-68) La historia del pueblo de Israel de los pasados diecinueve siglos de nuestra Era Común muestra claramente que ha experimentado las maldiciones de Jehová Dios por su desobediencia. Israel no ha sido una honra para él. No ha exaltado su nombre, y ya no es el pueblo que lleva su nombre. Al principio de nuestra Era Común los de Israel tuvieron su mayor oportunidad como nación, pero solo un resto pequeño de los israelitas se aprovechó de esta oportunidad. Esto fue cuando un gran Maestro, Profeta y Obrador de milagros mayor que Moisés vino a ellos en el nombre de Jehová. Él vino con la unción del santo espíritu de Dios sobre él. Por eso se llamó Cristo, pero su nombre personal era Jesús, que significa “Jehová Es Salvación.”
6. Al tiempo de la pascua, ¿qué acción adoptaron los caudillos religiosos y la gente para con Jesús, y qué le sobrevino a la nación desde 66 d. de J.C.?
6 Varios días antes de la pascua judía de 33 d. de J.C., al entrar en Jerusalén montado en un asno, una multitud de judíos lo aclamó como rey, como el heredero real del famoso rey David de Jerusalén. Pero en el día de la pascua misma los caudillos religiosos judíos entregaron a Jesús al gobernador romano de Judea, rehusaron reconocerlo como el Rey prometido por Dios y gritaron al gobernador romano: “Recaiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos.” (Mat. 27:24, 25) “No tenemos más rey que César.” (Juan 19:15) Ese mismo día de la pascua Jesucristo fue empalado fuera de Jerusalén por los soldados romanos. Allí murió en ignominia y fue enterrado en una tumba cercana. Treinta y tres años después los judíos se rebelaron contra su rey escogido, César. Por lo tanto en el año 70 su ciudad capital Jerusalén y su templo de adoración fueron destruidos, y los judíos fueron esparcidos hasta los cuatro cabos de la Tierra. Es evidente que desde entonces han estado sufriendo las maldiciones predichas por el profeta Moisés.
7. ¿Qué experiencias tuvieron los discípulos de Jesús al tiempo de su arresto y durante los siguientes cuarenta y dos días?
7 Los discípulos de Jesucristo habían sido esparcidos cuando él fue traicionado y arrestado. Sin embargo, en el tercer día de su muerte y entierro ellos fueron congregados y unidos otra vez alrededor de su Maestro Jesucristo. Pues en ese día el Todopoderoso Dios, Jehová, resucitó a su Hijo celestial de entre los muertos. Jesucristo, ahora vivo de entre los muertos, se apareció varias veces a sus discípulos desde la región invisible, ya que había sido levantado a la vida como espíritu. De modo que de vez en cuando durante los siguientes cuarenta días el resucitado Jesucristo tuvo reuniones privadas con estos testigos de su resurrección. Finalmente ellos lo vieron partir hacia el cielo y desaparecer de ellos, para aparecer en la presencia de su Padre celestial.
8, 9. (a) Durante los siguientes diez días, ¿qué hicieron los discípulos, y luego qué sucedió? (b) ¿Qué dijo Pedro que se había cumplido?
8 Por diez días se mantuvieron juntos en Jerusalén, esperando que se cumpliera la promesa del espíritu santo de Dios para con ellos de acuerdo con las palabras de Jesús antes de ascender al cielo. Entonces llegó lo que los judíos llaman Shabúoth o la Fiesta de las Semanas, o Pentecostés. El espíritu santo descendió, sí, sobre la pequeña congregación de 120 discípulos de Jesús. Milagrosamente empezaron a hablar en lenguas extranjeras desconocidas y a profetizar o a hablar abiertamente acerca de las cosas magníficas de Dios. Nadie de los demás judíos en el templo en Jerusalén o a través del país recibió este derramamiento del espíritu santo de Jehová Dios por mano del Señor Jesucristo. Miles de aquellos judíos se congregaron para presenciar este espectáculo milagroso y para escuchar lo que estos discípulos de Jesucristo tenían que decir en todas estas lenguas extranjeras. ¿Qué había pasado? Simón Pedro uno de los discípulos, se puso de pie primero para decirles. La profecía de Joel 2:28-32 había principiado a cumplirse. Por consiguiente Pedro dijo:
9 “Esto es lo que fue dicho mediante el profeta Joel: ‘“Y en los últimos días,” dice Dios, “derramaré algo de mi espíritu sobre toda suerte de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán y sus jóvenes verán visiones y sus ancianos soñarán sueños; y hasta sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días, y ellos profetizarán. . . .Y cualquiera que invoque el nombre de Jehová será salvo.”’”
10. (a) ¿Qué explicación dio Pedro concerniente al derramamiento del espíritu sobre los discípulos de Jesús? (b) ¿Qué les exhortó a hacer?
10 Entonces Pedro les explicó que Jesucristo, que había sido empalado y sepultado en el día de la pascua, solo cincuenta y dos días antes, también había sido resucitado de entre los muertos y exaltado a la diestra de Dios en el cielo en cumplimiento de las profecías del rey David. Este Señor Jesucristo, como conducto de Dios, había derramado este espíritu santo sobre sus fieles seguidores en la Tierra. Miles de oyentes cuya consciencia les remordía preguntaron lo que debían hacer. Por eso Pedro dijo: “Arrepiéntanse, y que cada uno de ustedes sea bautizado en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don gratuito del espíritu santo. Porque la promesa es a ustedes y a sus hijos y a todos los que están lejos, a cuantos Jehová nuestro Dios llame a sí mismo.” Al exhortarlos más en cuanto a qué hacer Pedro dijo: “Sálvense de esta generación torcida.”—Hech. 2:16-40.
11, 12. (a) ¿Qué indicó la expresión de Pedro “esta generación torcida” en cuanto a salvación y en cuanto a ser nación? (b) En prueba de la nueva nación, ¿qué escribió más tarde Pedro a los creyentes?
11 Bajo inspiración del espíritu de Dios por medio de Cristo el apóstol Pedro llamó a aquella generación de judíos que había rechazado a Jesucristo una “generación torcida.” Para escapar la destrucción los judíos culpables tenían que ser ‘salvos de’ aquella generación torcida, tenían que salir de ella. Ya no eran el pueblo escogido de Dios, el pueblo para su nombre, el pueblo sobre quien se llamaba su nombre. Las personas que ahora eran su pueblo aprobado, sus esclavos y esclavas, eran aquellos que él había señalado por medio del derramamiento de su espíritu, los dedicados y bautizados seguidores del Hijo de Dios, Jesucristo el Señor. Estos habían llegado a ser la nueva nación de Dios, una nación espiritual. ¿Cómo? Por medio de participar todos ellos del un solo espíritu santo de Dios. Estos judíos creyentes habían sido miembros del anterior pueblo de Dios para su nombre. Por fe en Jesús como el Cristo siguieron siendo un pueblo para Su nombre, pero ahora como miembros de su nueva nación espiritual, “el Israel de Dios.” (Gál. 6:16) En prueba de eso Pedro les escribió algún tiempo después y dijo:
12 “Ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias’ de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa. Porque ustedes en un tiempo no eran pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios.”—1 Ped. 2:9, 10; 1:1, 2.
13. ¿Qué evidencia en las Escrituras tenemos de que el derramamiento del espíritu prosiguió y vino sobre los no judíos?
13 El cumplimiento de la profecía de Jehová por medio de Joel acerca del derramamiento de su espíritu santo no cesó allí en ese día del Pentecostés. Continuó. Aproximadamente tres años y medio después, bajo la dirección del ángel de Dios, Pedro entró en su primer hogar gentil (no judío), en Cesárea, a unos 80 kilómetros hacia el noroeste de Jerusalén, y predicó al incircunciso centurión italiano, Cornelio, y a su familia y amigos. Estos aceptaron el mensaje acerca del Hijo de Dios, Jesucristo. Entonces el espíritu santo fue derramado sobre ellos y ellos también profetizaron en lenguas extranjeras. De modo que fueron bautizados en el nombre de Jesucristo. (Hech. 10:1-48) Desde entonces muchos incircuncisos no judíos, o gentiles, recibieron el mensaje de salvación.
14, 15. (a) ¿Qué llegaron a ser estos no judíos creyentes y bautizados, y como qué fueron reconocidos por los apóstoles y los hombres de mayor edad en Jerusalén? (b) En prueba profética de lo correcto de esto, ¿qué dijo Santiago?
14 Al creer y ser bautizados en símbolo de su creencia, éstos también recibieron el espíritu santo, aunque ellos no se circuncidaron como los judíos naturales. Ellos llegaron a ser judíos espirituales y no tuvieron que hacer eso, por cuanto su circuncisión era de su corazón por medio del poder purificador de la fe. Estos, también, llegaron a ser parte de la raza escogida de Dios, su nación santa, su pueblo para una posesión especial, su “pueblo para su nombre.” Este punto no se puede disputar; es la verdad. Alrededor de 49 d. de J.C. una conferencia especial de Pedro y otros apóstoles y otros hombres cristianos de mayor edad en Jerusalén reconoció a estos incircuncisos creyentes bautizados no judíos como miembros del pueblo de Dios para su nombre. Escuche lo que Santiago dijo allí:
15 “Hermanos, óiganme. Simeón [Pedro] ha relatado cabalmente cómo Dios por primera vez dirigió su atención a las naciones [incircuncisas] para tomar de ellas [¿qué?] un pueblo para su nombre. Y con esto con vienen las palabras de los Profetas, tal como está escrito: ‘Después de estas cosas regresaré y reedificaré la casilla de David que está caída; y reedificaré sus ruinas y la levantaré de nuevo, [¿por qué?] a fin de que los que queden de los hombres [el resto judío creyente] busquen encarecidamente a Jehová, junto con [¿quiénes?] gente de todas las naciones, personas que son llamadas de mi nombre, dice Jehová, quien está haciendo estas cosas.’”—Hech. 15:13-17.
16. (a) ¿Del nombre de quién llegaron a ser llamados aquellos no judíos creyentes? (b) Por consiguiente, ¿qué constituyen ellos y los judíos creyentes?
16 Aquella creyente “gente de todas las naciones” así como los creyentes judíos llegaron a ser un pueblo para el nombre de ¿quién? No para el nombre de Jesús, sino para el nombre de Dios, el nombre de Jehová. La profecía de Amós 9:11, 12, como la cita el discípulo Santiago, dice: “‘Todas las naciones sobre quienes mi nombre ha sido llamado,’ es la declaración de Jehová, quien hace esto.” Por lo tanto esta nación, espiritual de creyentes judíos y no judíos, bautizados en el nombre de Jesucristo, es el pueblo sobre quien el nombre de Jehová se llama. Los incrédulos judíos o israelitas naturales no son el pueblo para el nombre de Jehová y no lo han sido por los diecinueve siglos pasados. Jehová no tiene dos pueblos, dos naciones. Él solo tiene un pueblo, una nación espiritual, a saber, creyentes y bautizados seguidores del Señor Jesucristo ungidos con el espíritu. (Efe. 2:11-22) Ellos son el pueblo de Jehová, sus testigos ungidos, lo mismo que Jesucristo fue sobre la Tierra.
EL NOMBRE ESCRITO EN LA FRENTE
17. (a) ¿Por cuánto tiempo se ha cumplido Joel 2: 28, 29? (b) Si Jehová tiene en la Tierra hoy día un “pueblo para su nombre,” ¿quién es?
17 No obstante, el cumplimiento de la profecía de Joel concerniente al derramamiento del espíritu santo y la profecía de Amós concerniente a que gente de todas las naciones busca a Jehová ha continuado hasta este siglo veinte, hasta nuestra generación. Toda la verdadera congregación cristiana de seguidores dedicados y bautizados de Jesucristo, desde el primero de ellos en los días de los apóstoles hasta el último de ellos en nuestros días, todos ellos han recibido el derramamiento o unción del espíritu. Mientras estén siendo introducidos miembros en el espiritual “Israel de Dios,” la profecía de Joel acerca del derramamiento del espíritu seguirá cumpliéndose. Los efectos de esto también se verán y se oirán. Por lo tanto Jehová Dios tiene sobre la Tierra hoy día un pueblo sobre el cual se llama su nombre, un “pueblo para su nombre,” ungido con su espíritu. Ellos son meramente un resto de su ungida “nación santa,” la cual ha estado en formación por los pasados diecinueve siglos.
18. ¿Cómo indicó Jesús, en Apocalipsis Rev. 14:1, si la congregación cristiana iba a llamarse del nombre de Dios o no?
18 Hasta Jesucristo mismo indicó el hecho de que la congregación cristiana iba a ser llamada por el nombre de Dios. En el último libro de la Biblia Jesús repetidamente llamó la atención a ese hecho. En Apocalipsis Rev. 14:1 se representó a sí mismo y a su congregación de 144,000 seguidores ungidos de pie sobre el monte Sión celestial. El apóstol Juan describe la visión para nosotros, diciendo: “Y yo vi, y ¡he aquí! el Cordero de pie sobre el monte de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil teniendo su nombre y el nombre de su Padre escrito en sus frentes.” El nombre del Padre de Jesús es Jehová. Este nombre aparece escrito, por decirlo así, sobre las frentes de sus seguidores redimidos para mostrar a quién pertenecen, pueblo de quién son, siervos de quién son, el pueblo de quién son posesión especial, a saber, de Jehová. Jesucristo dijo que su Padre le había dado estos 144,000, y así tienen, además, el nombre de Cristo escrito en sus frentes, el lugar simbólico para marcas de identificación.—Juan 17:9-12.
19. Según Apocalipsis Rev. 3:12, ¿el nombre de quién habían de tener escrito sobre sí?
19 En Apocalipsis Rev. 3:12 el glorificado Jesucristo dice: “Al que venza—lo haré una columna en el templo de mi Dios, y de ninguna manera volverá a salir de él, y escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén que desciende del cielo desde mi Dios, y aquel nuevo nombre mío.” De consiguiente, los fieles seguidores vencedores llegan a formar parte del templo espiritual de Dios del cual Jesucristo es la piedra angular de fundamento. Tienen el nombre del Dios de Jesús escrito sobre sí, el cual es Jehová. Por el nombre también se muestra que pertenecen a la Nueva Jerusalén, la cual está en el cielo, y también a Jesucristo en su nueva relación con su Dios y Padre.—Efe. 2:20-22.
20. ¿Qué se dice concerniente a ellos en Apocalipsis Rev. 22:3-5, y por lo tanto cómo se les identifica como de Dios para siempre?
20 En el último capítulo de la Biblia, en Apocalipsis Rev. 22:1-5, el apóstol Juan primero describe el río de agua de la vida y los árboles frutales que cubren las orillas del río, y luego dice: “Y ya no habrá ninguna maldición. Pero el trono de Dios y del Cordero estarán en la ciudad, y sus esclavos le rendirán servicio sagrado; y ellos verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. Además, la noche no será más, y no necesitan luz de lámpara ni tienen luz de sol, porque Jehová Dios verterá luz sobre ellos, y gobernarán como reyes para siempre jamás.” Sobre estos fieles herederos del reino de Dios no se posa ninguna maldición de Dios como la que se posa sobre los infieles o los cristianos falsos. Como esclavos dedicados de Dios rinden servicio sagrado a él sin desviarse y permanecen un “pueblo para su nombre.” Por esta razón ellos ven su rostro de aprobación, y su santo nombre aparece sobre sus frentes para identificarlos como suyos para siempre.
21. ¿Qué hecho, entonces, tenemos que admitir en cuanto a los cristianos verdaderos, concerniente a cómo se les llama?
21 Si somos honrados admitiremos este hecho: Es cosa correcta y propia para los cristianos verdaderos, los verdaderos seguidores de Jesucristo, el ser llamados del nombre de Jehová. Son un pueblo tomado, no para el nombre de Cristo, sino para el nombre de su Dios y Padre, Jehová. Cualesquier llamados cristianos por todos los dominios de la cristiandad que rehúsan ser llamados del nombre de Jehová y que rehúsan ser un “pueblo para su nombre” verdaderamente no son cristianos.
22. (a) ¿Cómo fue Jesús mismo parte del “pueblo para su nombre” de Dios? (b) En este respecto, ¿cómo demuestran los llamados cristianos que son impostores?
22 Aun Jesucristo el Caudillo del cristianismo verdadero fue uno de los del “pueblo para su nombre” por haber nacido como judío natural y ser circuncidado. Él tuvo el nombre de Dios combinado en su propio nombre personal, ya que “Jesús” es un nombre abreviado que quiere decir “Jehová Es Salvación.” Por esto los centenares de millones de los llamados cristianos de la cristiandad que rehúsan tener el nombre de Jehová escrito sobre sus frentes, por decirlo así, prueban de esta manera que son impostores, cristianos falsos. Ellos nunca han sido tomados de entre las naciones de este mundo y nunca se separaron de este mundo para ser lo que el discípulo Santiago dijo, “un pueblo para su nombre.”
CONFESANDO EL NOMBRE
23. (a) Antes de abrazar el nombre “testigos de Jehová,” ¿qué tuvo que hacer el resto? (b) ¿Qué vieron que era tiempo para que Dios hiciera, y por eso qué confesión hicieron?
23 Fue allá en 1931 que un fiel resto de cristianos dedicados y bautizados que no pertenecía a las sectas de la cristiandad abrazó el nombre “testigos de Jehová” para identificarse. Al hacer esto no estaban fuera de armonía con las Escrituras ni con la verdad cristiana. Pero antes de ser merecedores de tomar para sí tan honorable designación tuvieron que probar que verdaderamente eran testigos públicos de Jehová que imitaban a Jesucristo. ¿Hicieron esto? Sí, en cooperación con la Sociedad Watch Tower Bible & Tract, particularmente desde 1926. En ese año la revista oficial de esta Sociedad, a saber, The Watch Tower and Herald of Christ’s Presence [en español ahora La Atalaya], publicó en su número del 1 de enero de 1926 el desafiante artículo principal intitulado “¿Quién honrará a Jehová?” Entonces ellos apreciaron que era el tiempo para que Jehová hiciera un nombre para sí mismo así como lo había hecho en los días de los profetas de la antigüedad. Por consiguiente ellos se determinaron a honrar el nombre de Jehová como nunca antes y darlo a conocer. Abiertamente confesaron, como si tuvieran su nombre escrito en sus frentes, que ellos pertenecían a Jehová en dedicación completa por medio de Cristo y que por lo tanto eran sus testigos.
24. ¿Qué texto en particular llamó Dios a la atención de ellos?
24 Bajo estas circunstancias y por medio de su espíritu santo sobre ellos Dios les llamó la atención a su propia profecía en Isaías 43:10-12, la cual dice: “‘Ustedes son mis testigos,’ es la declaración de Jehová, ‘aun mi siervo a quien he escogido, para que conozcan y tengan fe en mí, y para que entiendan que yo soy el Mismo. Antes de mí no hubo Dios alguno formado, y después de mí continuó sin que hubiese alguno. Yo—yo soy Jehová, y además de mí no hay salvador.’ ‘Yo mismo lo he enunciado y he salvado y he hecho que sea oído, cuando no había extraño entre ustedes. De modo que ustedes son mis testigos,’ es la declaración de Jehová, ‘y yo soy Dios.’”
25. ¿Cuándo abrazaron el nombre, y así qué reconocieron ante Dios?
25 De consiguiente, en 1931, después de años de servicio en esa capacidad, los de este resto de cristianos dedicados, bautizados y ungidos declararon su responsabilidad delante de todo el mundo por medio de abrazar el nombre provisto en las Escrituras, a saber, testigos de Jehová. Reconocieron ante Dios que él les decía a ellos en la profecía supracitada: “Ustedes son mis testigos,” “mi siervo.”
26, 27. (a) ¿Fueron siempre llamados cristianos los creyentes, y cuán a menudo aparece esta designación en la Biblia? (b) ¿Cómo los distinguió la designación una vez, pero qué le ha sucedido al nombre desde entonces?
26 De esta manera se distinguieron de todos los sectarios religiosos de la cristiandad que se llaman a sí mismos cristianos. Tomemos nota de que el nombre “cristiano” no es un nombre de distinción hoy día como lo fue hace diecinueve siglos. En aquel tiempo, de acuerdo con Hechos 11:26, “fue primero en Antioquía [en Siria] que por providencia divina se les llamó cristianos a los discípulos.” Eso aconteció alrededor del año 50. Así que desde el 33 al 50 d. de J.C., o por diecisiete años, los discípulos de Jesucristo no habían sido llamados cristianos o mesianistas. Además de este hecho, la palabra “cristiano” aparece solo tres veces en la entera Biblia.—Hech. 11:26; 26:28; 1 Ped. 4:16.
27 ¿Por qué se les llamaba cristianos (griego) o mesianistas (hebreo)? Para poder distinguirlos de los judíos o israelitas naturales que habían rechazado al Señor Jesús como el Mesías o Cristo. Y no obstante Roma confundió a los cristianos con los judíos, debido a que los cristianos también usaban la Biblia judía y su Caudillo Jesucristo fue judío, israelita o hebreo por nacimiento. Así es que en aquel tiempo el nombre cristiano sirvió un poco para distinguir a los verdaderos seguidores de Cristo. Pero hoy, diecinueve siglos después, hay centenares de millones de gente religiosa que ha tomado el nombre cristiano. Pero éstos han hecho que el nombre cristiano les repugne a los paganos, incluyendo a los ateos que se encuentran dentro del dominio de la cristiandad.
28. ¿Cómo dijo Pedro que no habían de sufrir los cristianos, pero qué hay de la gente de la cristiandad hoy día?
28 Hace diecinueve siglos, cuando el cristianismo estaba en su estado de inocencia, el apóstol Pedro pudo escribir a los seguidores de Cristo: “Que ninguno de ustedes sufra como homicida o ladrón o malhechor ni como entremetido en los asuntos de otras personas. Pero si sufre como cristiano, que no sienta vergüenza, sino que siga glorificando a Dios en este nombre.” (1 Ped. 4:15, 16) Pero hoy las cárceles y prisiones de la cristiandad están repletas de personas que afirman ser cristianas que son culpables de las mismas cosas que Pedro dijo que no fuéramos culpables de hacer, como asesinos, ladrones, malhechores y entremetidos en asuntos de otras personas.
29. ¿Qué clase de registro ha hecho la cristiandad en la historia, y con qué efecto sobre el nombre cristiano?
29 El registro que la cristiandad ha hecho en la historia desde los días del emperador romano Constantino el Grande es vergonzoso tanto para los protestantes como para los católicos. Por lo tanto el mero nombre cristiano tiene malas asociaciones hoy entre los paganos informados. A los cristianos se les conoce como los que dejaron caer dos bombas atómicas sobre las ciudades no cristianas de Hiroshima y Nagasaki, Japón, por razones diplomáticas y políticas, matando de esta manera a 156,000 civiles japoneses en unos cuantos segundos.
30. ¿Qué pregunta surge en cuanto a las naciones que se llaman cristianas, y qué dijo un periodista recientemente bajo “¿Qué hay tras un nombre”?
30 La cristiandad está compuesta de naciones que se supone son cristianas. Pero de acuerdo con la Santa Biblia, ¿tiene cualquier nación política de este mundo el derecho bíblico de llamarse cristiana? En el Times de Victoria del Canadá del 11 de enero de 1960, el periodista B. A. Tobin dijo bajo “¿Qué hay tras un nombre?” esto:
. . . nuestras religiones, nuestra única razón por estar en la Tierra—las etiquetas que siempre hemos pegado tan convenientemente sobre estas cosas están siendo examinadas muy rigurosamente para ver si describen su contenido exactamente. Algunos pensamientos desagradables se están produciendo como resultado.
La gente pregunta, por ejemplo, si deberíamos llamar a un país “país cristiano” si solo una fracción pequeña de sus habitantes verdaderamente cree en las doctrinas de esa religión.
H. L. Mencken [un autor, crítico y editor norteamericano de la revista American Mercury] escribió una vez que la “cristiandad es la parte del mundo en la que, si un hombre se pone de pie y dice que es cristiano, todo sus oyentes se ríen.”
Eso fue hace treinta años. Hoy, ni siquiera están lo suficientemente interesados para reírse.
31. ¿Qué factores se unieron para inducir al resto a abrazar el nombre, y aun dónde se halla ahora impreso el nombre?
31 Estando de pie ante el asiento de juicio de Jehová Dios, la cristiandad puede ser condenada por haber traído el oprobio más grande sobre el nombre de su Hijo Jesucristo. Este hecho en sí mismo basta para hacer que los verdaderos cristianos dedicados quieran diferenciarse de los cristianos nominales. ¿Cómo? Por medio del nombre del Padre de Cristo. Por eso ellos confiesan delante de la cristiandad y de todo el mundo que se llaman del nombre de Jehová y que ellos, así como Jesucristo mismo lo fue, son testigos de Jehová. Antes de abrazar ese nombre bíblico en 1931 a los testigos modernos de Jehová los llamaban de toda clase de nombres injuriosos y ofensivos sus enemigos religiosos de la cristiandad, protestantes y católicos. Este fue un factor fuerte en inducirlos a tomar una designación bíblica de la cual ellos no tendrían que avergonzarse y por la cual se podrían distinguir de los supuestos cristianos. ¡Por eso ahora el nombre se encuentra en diccionarios y enciclopedias!