Jehová nuestro Dios... justo y recto
“Dios de fidelidad, . . . justo y recto es él.”—Deu. 32:4.
1, 2. (a) ¿Qué descripción suministra la Biblia de Jehová como Juez? (b) ¿Cómo podríamos responder a esto, y por qué?
TOCANTE a Jehová Dios, un salmista hebreo cantó hace mucho tiempo: “Él es amador de justicia y derecho.” Y en otro salmo leemos: “Bien sé, oh Jehová, que tus decisiones judiciales son justicia.” Aunque esas expresiones se hicieron hace muchos siglos, ¿no le parecen agradables? ¿No es satisfaciente y tranquilizador pensar que el Creador, la autoridad final del universo, es “amador de justicia y derecho”?—Sal. 33:5; 119:75.
2 Sin duda una razón por la cual se suscita en nosotros esta respuesta es que contra todos nosotros se han cometido algunas formas de injusticia y negación de lo recto. Es posible que, debido a sus antecedentes nacionales, raciales o sociales, a usted se le haya tratado injustamente. O quizás en la escuela, en su empleo o en el vecindario se le haya tratado con falta de equidad. ¡Y con cuánta frecuencia se oye de trato injusto por parte de alguien que está en autoridad!
3, 4. ¿Qué contraste vemos entre esto y lo que acostumbran muchos jueces humanos, y a qué preguntas lleva esto?
3 Jesús se daba cuenta de cómo se siente la gente cuando se le trata de esa manera, como se hace patente por la descripción que dio en una de sus ilustraciones. Él habló acerca de un juez que evidentemente había sido nombrado por los romanos. ¿Cómo era aquel juez? En vez de ser una persona a la cual uno pudiera acudir con la confianza de recibir trato imparcial, era “injusto.” De hecho, la descripción que se dio del juez fue la de uno que finalmente le concedió justicia a una viuda judía solo porque ella siguió importunándolo.—Luc. 18:1-6.
4 ¿Qué pensaría usted de un juez como ése? Es un hombre que debería rendir fallos justos, pero vacila en hacerlo. ¡Qué refrescante contraste hay en el Juez al que se describe con verdad como “amador de justicia y derecho”! Pero considere: Aunque eso es lo que el salmista dijo acerca de Jehová, ¿está usted convencido de que Él sea así? Usted quizás sepa que algunas personas afirman que Dios no es justo ni recto. ¿Ha afirmado eso alguien ante usted? ¿Afecta eso el punto de vista suyo acerca de Dios? ¿Podría usted dar razones convincentes por las cuales concordar con el salmista?
5. ¿Qué aspectos de la justicia y rectitud de Dios han sido considerados con preocupación por algunas personas?
5 Además, hay personas que se interesan en la Palabra y los propósitos de Dios, pero a quienes perturban preguntas que ensombrecen con duda su confianza en la justicia y rectitud de Jehová. Por ejemplo, quizás se pregunten cómo tendrá toda la gente la oportunidad de oír y aceptar o rechazar el mensaje del Reino en el corto tiempo que queda antes de que la “grande tribulación” le ponga fin a este inicuo sistema de cosas. (Mat. 24:21) Otra cosa que preocupa a algunos es si ciertos parientes, hombres viles de tiempos modernos y otros individuos serán levantados de entre los muertos en el Nuevo Orden o no. O puede haber dudas en cuanto a qué privilegios otorgará Dios en el Nuevo Orden, en particular respecto al matrimonio y asuntos de familia. Con relación a esos asuntos, ¿se encuentra usted perturbado, o confía en que Jehová hará lo que sea justo y recto?
6. ¿Qué significa ser “justo” y “recto”?
6 ¿Qué significa ser justo y recto? Sin envolvernos en definiciones demasiado largas, legalistas, se puede decir esto: Una persona que es “justa” es la que está haciendo lo que es correcto y moral. Es virtuosa, libre de culpa. Relacionado con esto, una persona “recta” es la que, de manera imparcial, administra lo que es correcto y equitativo. Ciertamente, entonces, hay mucho significado detrás de esta descripción de Jehová: “Dios de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él.”—Deu. 32:4.
CONSIDERE EL TESTIMONIO
7. ¿Un examen de qué testimonio es apropiado?
7 Un famoso abogado dijo en una ocasión: “No hay tal cosa como justicia... ni dentro ni fuera del tribunal.” Su experiencia en la profesión jurídica, combinada con el testimonio de otros, lo llevó a ese punto de vista. Aunque eso puede ser cierto, generalmente, en este mundo, ¿qué ha demostrado la “experiencia” con relación a Jehová? Consideremos alguna evidencia, el testimonio de personas que han tenido tratos personales con Él.
8, 9. (a) ¿Cómo se vio envuelto Abrahán en un asunto judicial divino? (b) ¿Cómo respondió a la situación?
8 Aun antes de que se empezara a escribir la Biblia, hombres de fe se expresaron respecto a la justicia y rectitud de Dios. Abrahán es un caso a propósito. Por mandato de Dios había salido de la ciudad mesopotámica de Ur y llegó a ser residente migratorio en la tierra de Canaán. (Gén. 12:1-5; Heb. 11:8) Su sobrino Lot se puso a residir cerca de la ciudad de Sodoma. Más tarde un ángel que representaba a Jehová visitó a Abrahán. El ángel dijo que iba a efectuar una inspección judicial de Sodoma y Gomorra debido al clamor que había por los pecados de los habitantes. (Gén. 18:20, 21) Note que el ángel no dijo que ya se hubiera determinado alguna acción judicial definitiva. Más bien, iba a “ver si obran del todo conforme al clamor” y la queja. ¿Cómo respondió Abrahán a esta información?
9 Interesándose en la posibilidad de que se perdonara la vida a los habitantes de Sodoma, incluso a Lot, con oración Abrahán inquirió qué pudiera acontecer. El registro que se encuentra en Génesis 18:23-25 cita estas palabras de Abrahán: “¿Verdaderamente barrerás al justo con el inicuo? Supongamos que haya cincuenta hombres justos en medio de la ciudad. ¿Los barrerás, pues, y no perdonarás al lugar por causa de los cincuenta justos que están en él? ¡Es inconcebible de ti que estés obrando de esta manera para hacer morir al justo con el inicuo de modo que tenga que ocurrirle al justo lo mismo que le ocurre al inicuo! Es inconcebible de ti. ¿El Juez de toda la tierra no va a hacer lo que es recto?” Entonces, tratando de determinar qué número mínimo de justos en la ciudad permitiría que fuera perdonada, Abrahán preguntó: ¿Qué pasaría si hay cuarenta y cinco, o cuarenta, o treinta, o veinte, o siquiera diez justos?—Gén. 18:26-33.
10, 11. ¿Creía Abrahán que Jehová fuera a hacer lo incorrecto?
10 Abrahán no sabía, como sabemos ahora, que ni siquiera había ese número de habitantes “justos” en el sentido de que estuvieran tratando de hacer lo que era moral, virtuoso y recto. Pero cuando Abrahán dijo: “¿El Juez de toda la tierra no va a hacer lo que es recto?” ¿quiso decir que ponía seriamente en tela de juicio la justicia de Dios y temía que Él fuera a obrar injustamente?
11 De ninguna manera. Al contrario, la evidencia señala que, en vista de lo que Abrahán sabía acerca de la personalidad de Jehová, él simplemente no podía imaginarse que el Creador fuera a destruir a los inicuos y a los justos. Para Abrahán, aquello era “inconcebible”; era incomprensible. Lo que Abrahán conocía de Dios no le permitía pensar tal cosa. Como el apóstol Pablo indica en el capítulo 11 de Hebreos, Abrahán sabía que Jehová es “remunerador de los que le buscan encarecidamente.” Él confiaba en que Dios no trataría a los que quieren hacer lo que es correcto de la misma manera que a los inicuos. Pero ¿cómo podía saber eso?
12. ¿Por qué podía desplegar confianza Abrahán en cuanto a los tratos de Jehová?
12 Entre otras cosas, Abrahán sabía lo que Jehová había hecho en el caso de Abrahán mismo. Obrando con fe, Abrahán había obedecido el mandato de salir de Ur. ¿Había pasado por alto Dios aquello? No, había bendecido y prosperado a Abrahán. (Gén. 12:16; 13:2) En Egipto Jehová había protegido a la esposa de Abrahán de ser violada por Faraón. (Gén. 12:17-20) Más tarde, con ayuda de Dios, Abrahán había podido vencer a cuatro reyes que habían ‘secuestrado’ a su sobrino Lot. (Gén. 14:14-20) Sí, el conocía a Dios por experiencia.
13. ¿Cómo entrarían en el cuadro los tratos anteriores de Dios?
13 Sin embargo, Abrahán tenía más razones que aquéllas para creer que Jehová era justo y recto. Hubo los tratos de Dios con personas que vivieron antes del tiempo de Abrahán. Por ejemplo, antes del diluvio, Noé el antepasado de Abrahán vivió con su familia en medio de un mundo de personas ‘cuya inclinación de los pensamientos de su corazón era solamente mala todo el tiempo.’ (Gén. 6:5-7, 11, 12) Cuando Dios le puso fin a aquel mundo violento, ¿qué le sucedió a Noé, un hombre que “resultó exento de tacha entre sus contemporáneos”? (Gén. 6:9, 13) ¿Barrió Dios al justo Noé y su familia y los exterminó con los inicuos? ¡Ciertamente que no, y Abrahán lo sabía!—2 Ped. 2:5.
14. ¿A qué conclusión llevaría esta evidencia?
14 Por eso cuando Abrahán se vio ante esta situación sobre la cual aparentemente no se había hecho una determinación, en cuanto a si Dios trataría de la misma manera tanto a los justos como a los inicuos que estaban en Sodoma, tenía mucho por lo cual guiar su pensamiento. ¿Tuvo razón al concluir que era “inconcebible” que el justo Juez tratara por igual a ambas clases de personas? ¡Ciertamente que sí! Sodoma y las ciudades circunvecinas fueron destruidas. Pero Jehová se encargó de que el “justo Lot” tuviera oportunidad de escapar junto con su familia.—2 Ped. 2:7, 8; Gén. 19:21-29.
15. ¿Por qué nos interesa esto?
15 Ahora bien, ¿qué hay si usted se viera ante una pregunta acerca de cómo Dios se encargaría de una situación futura que tuviera que ver con vida o muerte para justos e inicuos? Usted conoce los tratos de Dios con Noé así como todos sus tratos con Abrahán. Usted puede ver que Dios hizo lo que era justo y recto. ¿Afectaría eso su comprensión de qué esperar de Dios en esta situación todavía futura? ¿Pasaría usted por alto el testimonio en la Biblia, o le permitiría usted que moldeara correctamente su modo de pensar?
SE NECESITA MODESTIA
16, 17. ¿Por qué necesitamos modestia en este asunto?
16 Al saber por el relato bíblico lo completamente depravados que eran los habitantes pervertidos de Sodoma y Gomorra, podemos entender por qué subió un clamor debido a los pecados de aquella gente. Y podemos concordar en que Dios estaba actuando con justicia y derecho al ponerles fin. (Gén. 19:4-11; Rom. 1:26-28, 32) Pero ¿qué hay si hubiera alguien que no estuviera al tanto de todos los hechos, y quizás pensara que aquellos habitantes eran personas normales y aparentemente inocentes? Entonces, si se le dijera que Dios había destruido aquellas ciudades con fuego y azufre, podría llegar a una conclusión apresurada e incorrecta acerca del Creador.
17 Esto debe poner de relieve el hecho de que necesitamos modestia con relación a sacar conclusiones acerca de cómo Dios trata con personas o situaciones. Proverbios 11:2 dice que “la sabiduría está con los modestos,” y eso ciertamente es verdad en este asunto. ¿Sería cosa sabia el que un simple individuo humano que probablemente no estuviera al tanto de hechos esenciales acerca de algunos de los tratos de Dios en el pasado se estableciera como juez y jurado y luego procediera a condenar al “Juez de toda la tierra”? Otro proverbio declara: “Cuando alguien está respondiendo a un asunto antes de oírlo, eso es tontedad de su parte y una humillación.” (Pro. 18:13) ¿No sería ése el caso si una persona que solo supiera unos detalles, y especialmente no supiera los hechos y principios más importantes que estuvieran envueltos en una cuestión, llegara a la conclusión de que “el Juez de toda la tierra” había obrado injustamente?
18. ¿Qué desenvolvimientos llevaron a que Job sufriera desgracias severas?
18 Se podría usar el relato bíblico que tiene que ver con Job como ilustración adicional de esto. Sin que lo supieran Job y sus tres compañeros que más tarde le dieron consejo, Satanás desafió a Jehová tocante a la integridad de Job. Jehová confiaba en la lealtad amorosa de Job, y por eso permitió que Satanás le causara una sucesión de desgracias a Job. Job se vio privado de sus posesiones. Los que atendían sus rebaños y hatos fueron muertos por invasores. Sus hijos e hijas murieron en una tempestad insólita. Luego Job se vio herido por severas enfermedades físicas, y hasta su esposa lo vituperó. (Job 1:6-19; 2:1-9) ¿Cómo responderían Job y otros a esta situación? ¿Cómo habría respondido usted? ¿Qué habría concluido usted acerca de Dios?
19. ¿Cómo respondió Job en aquella situación? Pero ¿qué hay de sus tres compañeros?
19 Job, aunque resuelto a ser leal a Dios, no entendía por qué sufría. En defensa de su propia justicia dio a entender que Dios tenía el derecho de afligir tanto a los justos como a los inicuos. (Job 32:2; 10:7; 16:17; 23:11; 33:8-12) Por supuesto, ahora sabemos que en esto Job ‘hablaba sin conocimiento,’ porque era Satanás, no Jehová, quien lo estaba afligiendo. (Job 34:35) ¿Qué posición adoptaron los compañeros de Job? Inmodesta y neciamente también contestaron sin conocimiento de los hechos. Imputaron a Dios el no interesarse en la integridad del hombre. (Job 4:17-19; 15:15, 16) También, de hecho, condenaron a los hijos de Job pronunciándolos pecaminosos y afirmaron que Jehová los había matado. (Job 8:3, 4, 20) Sí, la Biblia dice correctamente que el efecto de los argumentos de los compañeros de Job fue “pronunciar inicuo a Dios.”—Job 32:3.
20. (a) ¿Cómo debería afectar este ejemplo la manera en que respondemos a ciertos relatos bíblicos? (b) ¿Cómo deberíamos responder?
20 Hoy, podemos estudiar el relato completo, y no tenemos dificultad alguna en ver lo equivocados que estuvieron aquellos compañeros en sus puntos de vista en cuanto a la manera en que Dios trató con la situación. Pero ¿qué hay de otros relatos bíblicos acerca de los cuales quizás no tengamos tanta información? Por ejemplo, cuando leemos en la Biblia que Jehová o personas bajo su dirección ejecutaron a individuos, ciudades o naciones inicuos, ¿vamos a copiar a los compañeros de Job y proceder a “pronunciar inicuo a Dios”? (Deu. 9:1-5) ¡Cuánto más prudente y más modesto sería concluir que, aunque no estemos enterados de todos los hechos o cuestiones envueltos, lo que haya acontecido debe haber estado en consistencia con el hecho de que Jehová es “amador de justicia y derecho”! (Deu. 7:2, 23-26; Lev. 18:21-27) De eso estaba convencido Eliú, un joven que corrigió a Job y sus compañeros. Eliú proclamó: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar inicuamente, y del Todopoderoso el obrar injustamente! Sí, de hecho, Dios mismo no obra inicuamente, y el Todopoderoso mismo no pervierte el juicio.”—Job 34:10, 12.
JUSTO Y RECTO PARA TODOS
21, 22. ¿De qué manera significativa difieren la justicia y rectitud de Jehová de la manera en que actúan muchos miembros de la humanidad?
21 ¿Hasta qué grado sumo son abarcadoras la justicia y la rectitud de Jehová? ¿Se puede esperar que apliquen por igual a todas las personas y a todo tiempo? Bien podemos interesarnos en esto, porque cuando las criaturas humanas tienen autoridad o un puesto encumbrado, la manera en que se trata a uno depende muchas veces de “quién sea uno.” Si un individuo rico, importante, hace lo malo, otros quizás finjan con disimulo que no lo han visto, y quizás se le perdone o reciba un castigo leve, mientras que una persona pobre o insignificante tiene más probabilidad de ser castigada con severidad. ¿No ha observado usted eso? Pero ¿qué hay de Jehová?
22 Los comentarios de Eliú nos dan la respuesta. Note que Eliú, al describir a Jehová, no limitó sus observaciones a los tratos de Dios con Job. Hizo esta declaración sumamente abarcadora: “Dios mismo no obra inicuamente, y el Todopoderoso mismo no pervierte el juicio.” Entonces Eliú agregó que Jehová “no ha mostrado parcialidad a príncipes y no ha dado más consideración al noble que al de condición humilde, porque todos ellos son la obra de sus manos.”—Job 34:19.
23. ¿Cómo saca a relucir este hecho la ley mosaica?
23 Se puede ver apoyo para esto en un aspecto de la ley que Jehová dio a los israelitas. Al hacer la provisión de que jueces humanos trataran con los problemas y la posible mala conducta de individuos, Jehová mandó a los jueces: “No deben ser parciales en el juicio. Deben oír al pequeño lo mismo que al grande.” (Deu. 1:17; 16:18-20) ¿Se requería eso simplemente para evitar que hubiera causa de desasosiego? No, se esperaba porque de esa manera estos jueces reflejarían apropiadamente las características de su Dios. Leemos: “No es para el hombre que ustedes juzgan, sino que es para Jehová; y él está con ustedes en el asunto de juicio. . . . Porque con Jehová nuestro Dios no hay injusticia ni parcialidad ni aceptación de soborno.”—2 Cró. 19:6, 7; Éxo. 23:6, 7.
24. ¿En qué, entonces, podemos confiar?
24 ¿No es tranquilizador este testimonio respecto a la justicia y rectitud imparciales de Jehová, algo que nos da evidencia de cómo Él tratará con nosotros? También debemos ver esto como una indicación de que hasta con relación a asuntos que todavía son futuros podemos estar seguros de que Él obrará en armonía con las normas que ha establecido y seguido en el pasado.
NUESTRO SENTIDO DE JUSTICIA Y RECTITUD
25. Nuestro propio “sentido” interno ¿qué testimonio da acerca de Jehová?
25 Otro aspecto que se puede considerar tocante a la justicia y rectitud de Dios envuelve un sentido interno que tenemos. La Biblia dice que el hombre fue hecho a la imagen de Dios. (Gén. 1:27) Eso no significa Su forma corporal, porque Él es espíritu y nosotros somos carne. Más bien, como muestra Colosenses 3:10, esta “imagen” envuelve personalidad o cualidades. Dios creó a Adán con cualidades que Él mismo tiene, entre ellas amor, rectitud, justicia y sabiduría. Aunque somos imperfectos y estamos muy alejados del Adán perfecto, la mayoría de la humanidad refleja a cierto grado estas cualidades que son reflejo de Dios, así como la humanidad en toda la Tierra manifiesta un grado de conciencia o sentido moral. (Rom. 2:14, 15) Siendo así las cosas, nuestro propio sentido de rectitud y justicia debe ser razón para que confiemos en que Dios tiene y manifiesta estas cualidades, pero de un modo muy superior a nosotras las criaturas humanas.
26, 27. ¿Cómo se puede ilustrar esto con la enseñanza acerca de un infierno de fuego?
26 Como ilustración de cómo responde este “sentido,” considere cómo responden muchas personas —quizás cómo respondemos nosotros mismos, también— a la enseñanza de un infierno de fuego. Especialmente en el pasado, muchas iglesias han enseñado que las almas de los inicuos son atormentadas eternamente en el infierno. La Biblia no apoya tal idea, pues declara que los muertos están inconscientes y que la mayoría de los muertos todavía volverán a vivir por medio de una resurrección. (Ecl. 9:5, 10; Eze. 18:4; Juan 5:28, 29; 11:11-14) Pero hasta sin saber lo que dice la Biblia, a muchas personas les repugna la doctrina de un infierno de fuego. No pueden aceptarla ni aunque su propia iglesia la enseñe. De ninguna manera les entra. No pueden creer que un Dios de amor, derecho y justicia hubiera de tomar a una persona que hubiera sido mala durante, digamos, sesenta años, y la atormentara con sufrimiento atroz eternamente. Y a muchas personas les ha traído alivio el aprender que su sentido de rectitud y justicia está respaldado por la Palabra de Dios.
27 El mismísimo hecho de que nosotros, individuos humanos, que solo reflejamos imperfectamente la “imagen” de Dios, tengamos el deseo apremiante de ver que se haga lo que es justo y recto, debe aumentar en nosotros la seguridad de que Jehová mismo se guía por esas cualidades.
28. ¿Por qué es necesario que todavía ejerzamos precaución en cuanto a lo que nos parezca que es el proceder correcto?
28 Por otra parte, el hecho de que reconocemos que somos imperfectos debe recomendar que vigilemos que este “sentido” no vaya a ser torcido de modo que nos lleve a conclusiones incorrectas. Si la imperfección hiciera que el sentido de lo que es justo y recto de alguien resultara exagerado, el caso pudiera asemejarse al del hombre que mira a través de un cristal de ventana ondulado. Sin importar lo claro que quiera ver lo que está al otro lado, la imagen que llega a sus ojos está afectada por el cristal imperfecto.
29, 30. (a) ¿A qué conclusión han llegado algunos acerca de la salvación? (b) Sin embargo, ¿qué enseña la Biblia?
29 El hecho de que una cosa similar pudiera suceder con relación a la manera en que vemos la justicia y rectitud de los tratos de Dios se puede reconocer al notar lo que algunas personas han llegado a creer. Impelidas por su propio sentido de compasión, justicia y derecho, y convencidas de que, si ellas piensan así, más aún tiene que pensar de seguro Dios del mismo modo, han enseñado la doctrina de salvación universal. Raciocinan que sería injusto el que Dios dejara que criaturas humanas imperfectas perecieran eternamente. De modo que llegan a la conclusión de que, con el sacrificio de Cristo como base, Dios perdonará a toda persona humana que ha vivido. ¡Sí, llegan hasta a decir que Dios perdonará aun a Satanás el Diablo!
30 Aunque esa doctrina pudiera atraerse las emociones o sentimientos de algunos individuos, simplemente no armoniza con lo que Jehová mismo dice en su Palabra. La Biblia nos permite ver claramente el punto de vista de Él, que no está deformado por la imperfección humana. Así, de una persona que peca y blasfema contra el espíritu santo la Biblia dice: “No le será perdonado, no, ni en este sistema de cosas ni en el venidero.” (Mat. 12:32) También, el apóstol Pablo escribió lo siguiente a los cristianos hebreos: “Si practicamos el pecado voluntariosamente después de haber recibido el conocimiento exacto de la verdad, no queda ya sacrificio alguno por los pecados, sino que hay cierta horrenda expectativa de juicio.” (Heb. 10:26, 27) Sí, las Escrituras muestran claramente que algunos individuos de entre la humanidad no recibirán salvación eterna. Como lo expresó Jesús: “El que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna; el que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.”—Juan 3:36; Rom. 2:7, 8.
31. Además de nuestro propio “sentido,” ¿qué más es necesario y por qué?
31 Por consiguiente, podemos comprender que hay que equilibrar y guiar el simple pensar humano basado en nuestro propio “sentido” de lo que es justicia y derecho con lo que Jehová mismo dice. ¡Cuán agradecidos podemos estar de que haya abundante testimonio y evidencia en apoyo de que Dios “es amador de justicia y derecho”! (Sal. 33:5) Y nuestro conocimiento de que el ejercicio de estas cualidades por él no puede ser deformado por la imperfección debe aumentar ese agradecimiento. De todas maneras, a todo tiempo y para con todas las personas, Él hace lo que es perfecto y lo que está en armonía con su abundante conocimiento, sabiduría y amor. Siempre podremos decir: “Bien sé, oh Jehová, que tus decisiones judiciales son justicia.”—Sal. 119:75; Rom. 11:33-36.
32. ¿Qué asuntos, entonces, podemos considerar?
32 El confiar en esto ciertamente debe influir en la manera en que pensamos sobre preguntas acerca de los tratos futuros de Dios, como en los asuntos ya mencionados sobre hasta qué grado se predicará el Reino, y lo que sucederá en cuanto a la resurrección y el matrimonio en el Nuevo Orden. En el siguiente artículo, pues, consideremos estos asuntos a la luz de la Biblia y con la plena seguridad de que nuestro Dios es justo y recto.
[Ilustración de la página 627]
JEHOVÁ, EL JUEZ DE TODA LA TIERRA, HACE LO QUE ES CORRECTO
Dios remuneró a Abrahán con hatos por obediencia
Cuando destruyó a Sodoma, Dios libró a Lot
Cuando destruyó a los inicuos, Dios preservó a Noé y su familia
[Ilustración de la página 629]
Eliú corrigió a Job y sus compañeros, diciendo: “¡Lejos sea del Dios verdadero el obrar inicuamente, y del Todopoderoso el obrar injustamente!”