Entender el tiempo es una ayuda para los adoradores verdaderos
1. ¿Por qué es provechoso en nuestra vida diaria un entendimiento del tiempo?
EN NUESTRA vida diaria con frecuencia nos enfrentamos a la necesidad de saber qué hora es. ¿Es hora de levantarnos por la mañana? ¿hora de ir a trabajar? ¿hora de comer? ¿hora de prepararnos para asistir a una reunión? ¿hora de acostarnos? Vez tras vez cada día a la mayoría de nosotros se nos hace necesario medir el tiempo a fin de pasar de un rasgo de nuestra actividad diaria a otro. Es como dice la Biblia en Eclesiastés capítulo 3, versículo 1: “Para todo hay un tiempo determinado, aun un tiempo para todo asunto bajo los cielos.” Si no tuviéramos la costumbre de fijarnos en el tiempo que pasa, nuestra vida podría desorganizarse muy rápidamente. Fácilmente podríamos desperdiciar demasiado tiempo y no emplear suficiente tiempo ocupados en actividad productiva, actividad que sostiene nuestra vida física y espiritual.
2. Con relación a los propósitos de Jehová, ¿cómo nos sirve de estímulo el entender el tiempo?
2 Aparte de la necesidad de regular apropiadamente nuestra vida, el entender los asuntos que tienen que ver con el tiempo puede ser una fuente de gran estímulo a los cristianos, puesto que en muchos de los propósitos de Dios para con la Tierra y el hombre está envuelto el factor tiempo. En cuanto a algunos de los acontecimientos predichos en la Biblia, Jehová ha revelado el factor tiempo envuelto, como ayuda para los adoradores verdaderos. El que tal clase de revelación inspira a los adoradores verdaderos lo hizo notar Jesús cuando exclamó: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos.”—Mat. 11:25.
ESTIMULADOS AL ENTENDER
3. ¿Qué rasgos notables estuvieron envueltos en el período de tiempo concerniente a la desolación de Judá y de Jerusalén?
3 Un ejemplo del estímulo que se obtiene al entender el rasgo de tiempo relativo a profecías tuvo que ver con el tiempo en que Judá y Jerusalén yacieron desoladas por setenta años. Debido a su apostasía los judíos se hallaban en cautiverio en Babilonia, la potencia mundial de aquel tiempo. Bajo la inspiración del espíritu santo de Dios el profeta Jeremías había predicho este período de setenta años. Acerca de Judá y Jerusalén, así como de otras naciones cercanas, Jeremías profetizó: “Toda esta tierra tiene que llegar a ser un lugar devastado, un objeto de pasmo, y estas naciones tendrán que servir al rey de Babilonia setenta años.” (Jer. 25:11) Pero además de esta desolación la palabra de Jehová por medio de Jeremías predijo algo más, se efectuaría una restauración después de terminarse el período de tiempo: “Porque esto es lo que ha dicho Jehová: ‘Conforme se cumplan setenta años en Babilonia yo dirigiré mi atención a ustedes, y ciertamente estableceré para con ustedes mi buena palabra haciéndolos volver a este lugar.’”—Jer. 29:10.
4, 5. ¿Cómo les sirvió de estímulo a los judíos el tener un conocimiento de este rasgo de tiempo?
4 Fiel a la Palabra de Jehová, vino el cautiverio babilónico. La tierra de Judá yació desolada. Pasaron los años. Finalmente, sesenta y ocho años después, los ejércitos combinados de los medos y los persas tomaron a la demasiado confiada Babilonia, entrando en aquella ciudad, cuyas puertas habían sido dejadas abiertas por negligencia. Casi sin pelear fue derrocada Babilonia. Así, a los judíos que estaban dentro de la ciudad se les ahorró la devastación de un largo sitio. Uno de los judíos que habían soportado este largo cautiverio babilónico fue Daniel, un adorador fiel de Dios. Ahora llegó a estar bajo el gobierno de Darío el Medo, el rey del Imperio Medopersa sobre Babilonia.—Dan. 5:31.
5 Daniel tenía conocimiento de la profecía de Jeremías. También entendía el tiempo y podía medirlo y calcularlo correctamente. ¿Con qué resultado? En el capítulo 9, versículos 1 y 2, del libro de Daniel leemos: “En el primer año de Darío el hijo de Asuero de la descendencia de los medos, quien había sido hecho rey sobre el reino de los caldeos; en el primer año de reinar él, yo mismo, Daniel, discerní por los libros el número de los años acerca de los cuales la palabra de Jehová le había ocurrido a Jeremías el profeta, para cumplir las devastaciones de Jerusalén, a saber, setenta años.” ¡Qué estímulo debe haber sido eso para Daniel y para los otros cautivos judíos, el poder discernir que su tiempo de cautiverio casi se había terminado y que se acercaba el tiempo predicho de liberación y restauración!
6, 7. ¿Cómo les ayudó a los adoradores verdaderos el entender “los tiempos señalados de las naciones”?
6 Otro ejemplo semejante de discernir un tiempo de cumplimiento conectado con los propósitos de Jehová y el estímulo que por ello se obtiene tiene que ver con el período de tiempo que Jesús mencionó con relación a “la conclusión del sistema de cosas.” Como se registra en Lucas, capítulo 21, versículo 24, dijo Jesús: “Y Jerusalén será pisoteada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.” Al entender lo que eran estos “tiempos señalados de las naciones,” y al poder medir y calcular la duración del tiempo envuelto, los siervos de Dios en la Tierra podrían discernir cuándo habría de establecerse en el cielo el reino de Dios. Ese maravilloso acontecimiento coincidiría con la terminación de los “tiempos señalados de las naciones,” y el comienzo del “tiempo del fin.”—Dan. 11:27, 40; Mat. 24:3; 2 Tim. 3:1.
7 Ese período de tiempo resultó ser de 2.520 años. Comenzó con la caída de Jerusalén en el año 607 a. de la E.C. Concluyó en el año 1914, y el pueblo de Dios en la Tierra pudo calcular la fecha aun antes de que llegara, aunque los detalles de exactamente qué iba a suceder no estaban claros. Pero por comprender el uso que hace Jehová de los rasgos de tiempo, sus adoradores en la Tierra se dieron cuenta de que de veras habían comenzado los “últimos días” predichos en la Palabra de Dios. Y el hecho de que había principiado el “tiempo del fin” quiso decir que el reino de Dios había sido establecido en los cielos bajo Cristo. Todo esto sirvió de mucho estímulo durante aquellos años críticos, particularmente cuando los adoradores verdaderos sufrían persecución. ¡Y de cuánto estímulo les es esto hoy a los adoradores verdaderos, porque sabemos que, para el otoño de 1968 E.C., habrán pasado cincuenta y cuatro años desde que comenzaron los “últimos días,” desde que terminaron los “tiempos señalados de las naciones”! Eso significa que el fin de este inicuo sistema de cosas vendrá muy en breve. Como dijo Jesús, el fin acontecería en la misma generación que vio el principio de los “últimos días” en 1914.—Mat. 24:34.
EL TIEMPO CORRECTO
8. ¿De qué otra manera resulta valioso un entendimiento del tiempo?
8 Un entendimiento del tiempo resulta valioso también de otra manera. A los cristianos les es necesario saber, no solo qué hacer, sino cuándo hacerlo. Ciertamente los siervos de Dios quieren hacer lo correcto al tiempo correcto. Uno puede emprender un proceder al tiempo correcto, pero de nada le sirve si es un proceder incorrecto. También, hasta puede resultar infructuoso el emprender cierto proceder que normalmente pudiera considerarse correcto, si se emprende en el tiempo incorrecto. Nadie pudiera objetar a lo correcto que es el que una persona duerma un promedio de unas ocho horas al día. Pero, ¿qué hay si durmiera esas ocho horas cuando debiera estar trabajando? Entonces, por supuesto, no sería correcto. El apartar tiempo para esparcimiento, diversión, con la familia puede ser edificante. Pero si esto siempre cayera en la noche en que deberían estar en una reunión cristiana, entonces no sería correcto.
9. Aunque el tiempo era correcto, ¿qué derrotero incorrecto emprendió Israel?
9 Cuando la nación de Israel fue sacada de Egipto, Jehová le dijo a su pueblo que poseería la tierra de Canaán, una tierra que manaba leche y miel. (Éxo. 3:15-17) Pero después de explorar la tierra, el pueblo, con solo unas cuantas excepciones, rehusó entrar por temer a los habitantes. Murmuraron y quisieron regresar a Egipto. Era el tiempo correcto para entrar en la Tierra de Promisión, particularmente puesto que tenían la evidencia de que Dios estaba con ellos. Pero los israelitas hicieron lo incorrecto. No quisieron entrar. Debido a esto, Jehová decretó que la generación rebelde vagaría por un período de tiempo de cuarenta años en el desierto, hasta que, con la excepción de unos cuantos, murieran. Sería la nueva generación la que entraría en la Tierra de Promisión.—Núm. 13:31-33; 14:1-4, 28-34.
10. ¿Por qué no fueron contestadas las oraciones del rey Saúl?
10 Sirve como ejemplo de emprender lo que normalmente se consideraría una acción correcta, pero al tiempo incorrecto, lo que sucedió en el caso del rey Saúl cuando se atemorizó ante los filisteos. El primer libro de Samuel, capítulo 28, versículo 6, muestra que Saúl hizo lo que en otras ocasiones se hubiera considerado una cosa correcta, pues dice: “Saúl inquiría de Jehová.” Pero, ¡su inquirir de Jehová fue en el tiempo incorrecto! Lo hizo después de haber quebrantado los mandatos de Dios y después que Jehová hubo apartado su espíritu de Saúl. (1 Sam. 16:14) Debería haber hecho tal inquirir en oración mucho antes de que su corazón se hubiera endurecido a tal grado que violara los mandatos claramente explícitos de Dios. Debido a que el dirigirse a Dios en oración fue en el tiempo incorrecto, cuando era demasiado tarde, de nada le sirvió. Como agrega el versículo 6 de 1 Samuel, capítulo 28: “Jehová nunca le contestaba, ya fuera por sueños o por el Urim o por los profetas.”
11. ¿Cómo agradan a Jehová los adoradores verdaderos?
11 Por eso, a medida que los siervos de Dios, los adoradores verdaderos, hoy estudian su Palabra de verdad y entienden lo que su Padre celestial quiere que hagan y cuándo quiere que lo hagan, el que cumplan con esa voluntad explícita hace posible que agraden a Jehová y reciban su bendición. Significa el mantenerse al paso con la voluntad de Jehová revelada progresivamente y con su organización visible progresiva, cooperando con ella en su actividad en los años que quedan antes de que venga el fin de este sistema de cosas.
CARACTERÍSTICAS DEL TIEMPO
12. (a) ¿Cuáles son algunas cosas que podemos saber acerca del tiempo? (b) ¿Qué es lo que no podemos saber?
12 Puesto que un entendimiento del tiempo ayuda a los cristianos de varias maneras, averigüemos algunas de las cosas que podemos saber acerca de él. Los siguientes son algunos puntos importantes que considerar: (1) Cómo se mueve; (2) cómo medirlo; (3) cómo calcularlo. Pero, ¿hay algo acerca del tiempo que no sepamos y no podamos saber? Sí, no sabemos dónde comenzó el tiempo y dónde va por toda la eternidad. Solo Jehová posee tal conocimiento en la actualidad, por eso no debemos preocuparnos por ello. Sería semejante a que la hormiga tratara de entender el principio del hombre y el propósito de Dios al colocar a humanos en la Tierra. Tal conocimiento es algo que absolutamente no puede entender ese insecto pequeño.
13. ¿En qué dirección se mueve el tiempo?
13 De las cosas que podemos saber acerca del tiempo, una es cómo se mueve. Se mueve solo en una dirección, hacia adelante. Es como el tránsito en una calle en que se viaja en una sola dirección. Se mueve implacablemente en esa sola dirección y ninguna criatura puede invertir el proceso. Es por eso que no podemos recobrar el pasado, porque nunca podemos ir hacia atrás en el tiempo a fin de eliminar el presente como si nunca hubiera acontecido. No, el tiempo procede hacia adelante, y siempre vivimos en el presente, no en el pasado. Sabemos que hay un futuro un minuto a partir de ahora o un año a partir de ahora y que siempre progresaremos del presente al futuro, pero nunca podemos ir hacia atrás.
14, 15. ¿Qué medidas de tiempo proveyó Jehová?
14 Otra característica del tiempo es su aparente velocidad al fluir, es decir, lo aprisa que se mueve del presente al futuro. Se puede medir la velocidad con que pasa. De hecho, Jehová sabía que el hombre necesitaría conocimiento en cuanto a cómo medir el tiempo, especialmente puesto que sus propósitos incluyen un factor de tiempo. De modo que le suministró al hombre la habilidad de hacer esto, de medir el tiempo, una habilidad que no tiene la creación animal inferior. Jehová también suministró los medios por los cuales el hombre podría medir con exactitud el tiempo. Génesis 1:14 declara: “Y pasó Dios a decir: ‘Lleguen a haber lumbreras en la expansión de los cielos para hacer una división entre el día y la noche; y tienen que servir de señales y para estaciones y para días y años.’” De modo que Jehová hizo posible que el hombre estuviera al tanto del tiempo, porque cada vez que la Tierra termina un ciclo alrededor del Sol pasa un año solar. Durante ese tiempo pasamos por el ciclo de las estaciones. Y cada vez que la Tierra termina una revolución sobre su propio eje, pasa un día.
15 La Biblia, en Deuteronomio 5:13, 14, habla de otra medida de tiempo: “Has de prestar servicio, y tienes que hacer todo tu trabajo seis días. Pero el séptimo día es un sábado a Jehová tu Dios.” Esto estableció el ciclo semanal que se compone de siete días, ciclo que todavía utilizamos hoy. Sin embargo, aun antes de ese tiempo, se menciona que Noé utilizó un ciclo de siete días, así como un mes de treinta días.—Gén. 7:4, 11, 24; 8:4.
16. ¿Cuáles son tres usos de la palabra día en la Biblia?
16 Para entender la división del tiempo que se llama día como se utiliza en la Biblia, hay que determinar el contexto de la materia. Esto se debe al hecho de que hay diferentes significados que aplican a la palabra día (yom en hebreo, hemera en griego), según se usa en las Santas Escrituras. Un uso de la palabra se halla en Génesis 1:5, donde dice: “Y empezó Dios a llamar la luz Día.” El día que se menciona aquí es el período mismo de luz de aproximadamente doce horas. Juan 20:19 se refiere a un segundo uso de la palabra día, esta vez dando a entender un período de veinticuatro horas: “Entonces cuando se hizo tarde aquel día, el primero de la semana.” Un tercer uso de la palabra día tiene que ver con un período de tiempo contemporáneo con alguna persona sobresaliente. Tenemos un ejemplo en Isaías 1:1, que dice: “La visión de Isaías el hijo de Amoz que él contempló concerniente a Judá y Jerusalén en los días de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá.”
17. ¿De qué otra manera se usa la palabra día en la Biblia?
17 La palabra día se puede referir a un período de tiempo más largo. En 2 Pedro 3:8 se nos dice: “Un día es para con Jehová como mil años y mil años como un día.” La palabra puede abarcar un período de tiempo aun más largo que ése, pues Éxodo 20:11 declara: “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y procedió a descansar en el séptimo día.” Esto se refiere a los períodos de tiempo creativos, cada uno de los cuales, a juzgar por el séptimo, parece ser de 7.000 años. Sin embargo, un período de tiempo aun más largo puede conectarse con el significado de la palabra bíblica día, uno que incluye a todos los días creativos juntos. Génesis 2:4 dice: “Esta es una historia de los cielos y la tierra en el tiempo de ser creados, en el día que hizo Jehová Dios tierra y cielo.” De modo que la palabra según se usa en este sentido aparentemente abarca un período de tiempo mucho más largo que cada día creativo.
CALCULANDO LOS PERÍODOS DE TIEMPO
18, 19. ¿Qué ayudas tenemos para calcular el tiempo?
18 Una vez que el hombre supo cómo dividir el tiempo en períodos, se vio la necesidad de calcularlo por lapsos largos, y por eso se introdujeron los calendarios. Uno de esos calendarios fue el judío, otro el juliano, introducido por Julio César en el año 46 a. de la E.C. Aún otro fue el gregoriano, introducido en 1582 E.C. por el papa Gregorio XIII. Este calendario fue más exacto que el juliano y es el que ahora se utiliza en la mayoría de los países.
19 Para calcular largos períodos de tiempo, son muy valiosas ciertas fechas que se llaman “fechas absolutas.” Estas son fechas que la historia seglar ha demostrado que son confiables, fechas verdaderas de acontecimientos que también se registran en la Biblia. Comenzando desde una de estas fechas específicas podemos, utilizando la confiable cronología interna de la Biblia misma, determinar cuándo tuvieron lugar muchos otros acontecimientos bíblicos.
20. ¿Cómo se calculan las fechas de las Escrituras Hebreas?
20 Para calcular las fechas de las Escrituras Hebreas, es esencial la fecha absoluta del 5 al 6 de octubre del año 539 a. de la E.C. Este fue el año en que los medos y los persas derrocaron a Babilonia y quedó definitivamente establecido en la historia seglar cuando se halló un registro del rey Nabonido, el padre y corregente del rey Belsasar. Este notable documento en arcilla estableció que Babilonia cayó del 5 al 6 de octubre del año 539 a. de la E.C. según el calendario gregoriano. De esta fecha se pueden calcular todas las otras fechas en las Escrituras Hebreas.
21. (a) ¿Cómo sabemos que Jerusalén cayó en 607 a. de la E.C.? (b) ¿Qué problema surge con los “tiempos señalados de las naciones”?
21 Uno de los cálculos más importantes de un período de tiempo largo envuelve a los “tiempos señalados de las naciones” mencionados previamente. Según la profecía de Ezequiel (Eze. 21:25-27), éste comenzó cuando el reino típico de Dios que gobernaba en Jerusalén fue derribado por Babilonia. ¿Cuándo sucedió eso? Bueno, los historiadores seglares concuerdan en que Babilonia misma cayó en 539 a. de la E.C. al principio de nuestro mes de octubre. Dos años más tarde, en 537 a. de la E.C., los judíos fueron repatriados a Jerusalén, terminando así el período de setenta años de la desolación de Jerusalén. Contando hacia atrás setenta años en el tiempo desde 537 a. de la E.C. llegamos a la fecha de 607 a. de la E.C. Por lo tanto, Jerusalén quedó desolada al principio de octubre de 607 a. de la E.C. Comenzaron los “tiempos señalados de las naciones.” Terminaron al establecerse el reino celestial de Dios y al principiar los “últimos días.” Este período de tiempo, como ya lo saben muchos estudiantes de la Biblia, fue de 2.520 años, como se indica en Daniel 4:16, 17, 31, 32 y Revelación 11:2, 3; y Ezequiel 4:6. Pero, ¿cómo se calcula esto? Si simplemente sumamos 1.914 años a 607 años, salimos con 2.521 años, no con 2.520 años.
22. ¿Cuánto tiempo hubo entre octubre de 607 a. de la E.C. y el fin de 1 a. de la E.C.?
22 Una manera de calcularlo correctamente es como sigue: Comenzando con el año 607 a. de la E.C., el 1 de octubre, contamos tres meses más hasta el fin del año. Eso nos trae al 1 de enero de 606 a. de la E.C. (los números de los años antes de la era común se hacen más pequeños al acercarse más al tiempo de Cristo). El sumar los 606 años completos nos trae hasta el fin del año 1 a. de la E.C., y hasta ahora tenemos un total de 606 años y tres meses.
23. ¿Cuánto tiempo hubo desde el comienzo de la era común hasta octubre de 1914? ¿Qué total se obtiene de esto para nuestro cálculo?
23 ¿Qué viene enseguida? ¿Qué viene después del año 1 a. de la E.C.? ¿Es el año cero? No, porque los pueblos antiguos, incluso los griegos y los romanos, no tenían concepto alguno de un cero. Si usted estudió números romanos en la escuela, ¿aprendió un símbolo para el cero? No, porque no usaban el cero. Los hindúes fueron los inventores del cero aproximadamente 150 años después de haber comenzado la era común, y los árabes lo introdujeron en Europa algunos siglos después. De modo que el año después de 1 a. de la E.C. no fue cero sino 1 E.C., el primer año de la era común. Desde el principio de ese año hasta el fin de 1913 E.C. tenemos 1.913 años completos. Del 1 de enero al 1 de octubre de 1914 nos da nueve meses más. El sumar los 1.913 años y los nueve meses a los 606 años y los tres meses de antes de la era común nos da el período de 2.520 años desde el 1 de octubre de 607 a. de la E.C. hasta el 1 de octubre de 1914 E.C. Este es el período de los ‘tiempos de las naciones’ de los cuales habló Jesús. El que este cálculo es correcto lo corroboran claramente los muchos acontecimientos visibles que Jesús predijo y que han sucedido desde 1914. Por consiguiente, aunque tal cálculo quizás sea algo difícil, es vital que los cristianos lo conozcan, ya que ayuda a determinar el tiempo en que el reino de Dios se estableció en los cielos y en que este presente e inicuo sistema de cosas entró en su “tiempo del fin.”
24. ¿Cómo se calculan las fechas del ministerio de Jesús?
24 Para calcular las fechas de los diferentes acontecimientos del ministerio terrestre de Jesús, es vital la fecha absoluta del 19 de agosto del año 14 de la era común. En esa fecha murió Augusto César y fue sucedido por Tiberio César como emperador de Roma. Ahora bien, note lo que dice el capítulo 3 de Lucas: “En el año decimoquinto del reinado de Tiberio César . . . la declaración de Dios vino a Juan el hijo de Zacarías en el desierto. De modo que vino por toda la comarca del Jordán, predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados.” El decimoquinto año de Tiberio César terminó a fines de agosto del año 29 E.C. Juan, seis meses mayor que Jesús, comenzó su predicación en aquella primavera. Seis meses más tarde, o en el otoño del año 29 E.C., Jesús fue bautizado y comenzó su ministerio.
25. ¿Por qué podemos confiar en los rasgos de tiempo que contiene la Palabra de Dios?
25 Un hecho de gran importancia para los cristianos es que la Biblia es el único registro que alista con exactitud todos los períodos de tiempo remontándose hasta la creación del hombre, y aun más allá. Ningún otro documento hace esto. Es por eso que los cristianos pueden tener tanta confianza en todo asunto de profecía bíblica que contiene rasgos de tiempo. Jehová es el Gran Marcador de tiempo. Él tiene un tiempo determinado para cada propósito. Cuando promete un nuevo sistema de cosas podemos regocijarnos con el hecho de que con certeza, exactamente a tiempo, se cumplirán tales profecías. Por eso los adoradores verdaderos hoy no tienen la inquietud de los mundanos, porque saben que su Dios, Jehová, los está guiando en sendas de justicia, y que él les dice con anticipación qué esperar y cuándo esperarlo. Como dice Amós 3:7: “El Señor Jehová no hará ni una cosa a no ser que haya revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas.”