Jóvenes, padres y la congregación cristiana
COMO ustedes, los jóvenes, bien saben, a menudo se enfrentan a situaciones que requieren que ustedes hagan decisiones. Algunos de ustedes también han observado que, si las decisiones son sabias, el resultado por lo general será bueno. Por otra parte, si el modo de pensar que es la razón fundamental de las decisiones no es sólido, una persona puede desfigurar toda su vida. Ahora bien, ¿dónde puede uno obtener la ayuda que se necesita tanto para enfrentarse de manera que tenga éxito a las situaciones desafiadoras de su vida? Padres, ¿qué pueden hacer para ayudar? Amorosamente, Jehová ha esbozado en la Biblia provisiones que protegerán y beneficiarán duraderamente a cada uno de nosotros.
Aunque ustedes la hayan leído antes, consideren la admonición sabia que se halla en Proverbios 6:20-22, recordando que bien puede ser la solución a los problemas a que se enfrentan: “Observa, oh hijo mío, el mandamiento de tu padre, y no abandones la ley de tu madre. Átalos sobre tu corazón constantemente; enlázalos a tu garganta. Cuando andes, te guiará; cuando te acuestes, vigilará sobre ti, y cuando hayas despertado, hará de ti el objeto de su intenso interés.”
De modo que, Dios no los ha dejado solos a ustedes, jóvenes, para averiguar por experiencia de qué se trata la vida. Sabiamente arregló para que entraran en el mundo en el abrigo protector de un arreglo de familia. Sus padres, que ya se han enfrentado a muchos de los problemas a los que ustedes se enfrentarán, están para guiarlos. Si ustedes proceden como dice la Biblia, guardando cerca de su corazón el consejo de sus padres y obedeciendo sus instrucciones, esto los guiará a hacer frente a los problemas de la vida. Particularmente sucede eso si los padres de ustedes están dedicados a Jehová Dios.
Al mostrar así profundo respeto a sus padres terrestres colocan el cimiento para una relación apropiada con nuestro Padre celestial Jehová Dios y su organización maternal. Si ustedes son obedientes a sus padres humanos, “esto es muy agradable en el Señor” porque está en armonía con su voluntad.—Col. 3:20.
Ustedes, padres, también deseando agradar al Señor, hacen bien en proponerse, no solo a transmitir a sus hijos sus propias observaciones sobre la vida, sino también inculcar en ellos un conocimiento exacto de la Palabra de Dios y un profundo aprecio de ella. Particularmente ustedes, padres, llevan la responsabilidad principal en esto, porque son los que la Palabra de Dios designa como cabeza de la casa. Efesios 6:4 dice categóricamente: “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová.”
Esto requiere tiempo y esfuerzo de su parte, en cooperación con su esposa. Es preciso considerar regularmente la Palabra de Dios en el hogar y repetir con paciencia los puntos para asegurarse de que se recuerdan. (Deu. 6:4-7) Es menester que usted como padre ayude a sus hijos a entender exactamente lo que la Biblia quiere decir cuando declara: “Huye de los deseos incidentales a la juventud,” y por qué dice que, “si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.” (2 Tim. 2:22; 1 Juan 2:15) Sí, usted necesita ayudar a cada miembro de la familia a discernir cómo aplican los principios bíblicos a las situaciones específicas en la vida a las cuales se enfrenta cada uno. Cuando se hace esto, el resultado es una fuerte unidad de familia, una unidad que le agrada a Jehová. Por otra parte, cuando el padre no asume su responsabilidad, se multiplican los problemas.
¿No está usted de acuerdo en que también le agrada al Señor el que su familia asista y participe en las reuniones de la congregación local de los testigos de Jehová y participe en su programa del servicio del campo, no solo de vez en cuando, sino con regularidad? Posiblemente esto ya haya fortalecido a su familia espiritualmente y la haya unido. Como usted ha visto, esto ayuda a mantener a cada uno consciente de sus responsabilidades para con Dios, para con miembros del grupo de familia y para con otros de sus semejantes. Al aprovecharse ustedes de estas provisiones para la edificación espiritual facilitan la corriente del espíritu de Dios en su casa y en conjunto, son habilitados así a manifestar el fruto agradable de ese espíritu. De esta manera, también, su familia es fortalecida contra el sucumbir a las obras de la carne, con la resultante pérdida de la aprobación de Jehová.—Gál. 5:19-24; Rom. 8:8.
¿QUIÉN HACE LAS DECISIONES?
Ustedes, jóvenes, que han sido criados en armonía con tan excelente modelo cristiano de vida son protegidos así contra el ser seducidos sin saberlo por otros a conducta inmoral y delincuente. Habiéndoseles enseñado el principio bíblico de la jefatura, saben que, mientras sean menores de edad, su padre es el que dice la palabra decisiva sobre lo que pueden hacer y lo que no pueden hacer. (Pro. 4:1) Cuando surgen problemas, ustedes saben que deben dirigirse a él para consejo y luego actuar con arreglo al consejo dado. Puede ser que a los hijos de otras familias sus padres les permitan hacer otras cosas que a ustedes no se le permite, y ustedes probablemente conocen a jovencitos que usan esto para tratar de hacer que sus padres cambien de parecer. Pero ustedes muestran un edificante punto de vista cristiano si, en cambio, se someten voluntariamente a las decisiones de sus padres, apreciando que esto es el arreglo de Dios para su bien.
Por supuesto, en los hogares donde la esposa es cristiana dedicada y el esposo no, la situación llega a ser más compleja. Pero todavía aplica el principio bíblico: que el esposo y padre es cabeza de la casa y la responsabilidad principal de los hijos yace en él. (Col. 3:18; 1 Ped. 3:1) Los hijos de tal hogar no deben pasar por alto los deseos de su padre; mientras sean menores de edad, están bajo su jurisdicción. Al mismo tiempo, hacen bien en copiar el ejemplo de su madre de devoción piadosa, yendo con ella a las reuniones de la congregación cristiana y edificando fe firme en Jehová Dios y en sus caminos justos. Aun en los casos en que el padre no les permita ir a estas reuniones, los jóvenes que desean agradar a Jehová pueden escuchar atentamente cuando la madre les hable en casa y pueden preguntarle en cuanto a los principios bíblicos que deben gobernar sus deseos y su conducta.—Hech. 16:1, 2.
CUANDO SURGEN PROBLEMAS
Para criar a los hijos en este mundo del día moderno, lleno como está de influencias hacia la injusticia, los padres necesitan estar al corriente con las actividades de sus hijos para guiarlos en el camino correcto. Pero, ¿qué hay si uno de sus hijos, a pesar de sus esfuerzos para guiarlo correctamente, se haya metido en mala compañía y haya participado en hacer cosas que simplemente no son dignas de un cristiano? ¿Qué debe hacerse en cuanto a ello?
Puesto que es menor de edad, lo mejor que él puede hacer es hablarles a ustedes como sus padres y decirles exactamente lo que sucedió. ¿Sienten sus hijos esa intimidad con ustedes, de modo que vienen prestamente a ustedes y consideran los problemas cuando surgen? Probablemente, si él hubiera escuchado el consejo de ustedes en primer lugar, no se habría metido en esa dificultad. Pero algunos jóvenes tienen que recibir una sacudida severa para poder apreciar que sus padres verdaderamente tratan de ayudarlos y protegerlos, y que no solo tratan de impedir que se diviertan.
Si, al oír lo que sucedió, ustedes como padres creen que deben darse pasos para enmendar lo que su hijo o hija ha hecho, entonces queda de ustedes superentender el asunto para encargarse de que se haga. Si ustedes creen que bastaría con pedir disculpas o que debe hacerse restitución por el daño, entonces es responsabilidad de ustedes encargarse de que se haga. Es su trabajo como padres de encargarse de la situación, y si creen que ciertas restricciones firmes se necesitan ponerse al niño o niña para impedir que vuelva a suceder la situación, eso es algo que ustedes deben resolver.—Heb. 12:9.
No es responsabilidad de los hermanos maduros que componen el comité en la congregación local de los testigos de Jehová hacerse cargo de criar a los hijos y reprenderlos y corregirlos si se meten en dificultades, y eso aplica aun si esos hijos son miembros dedicados y bautizados de la congregación. La responsabilidad descansa en los padres, particularmente en el padre. Si la conducta del niño o niña trajo vituperio sobre la congregación del pueblo de Jehová, entonces los padres deben decirle al comité de congregación lo que han hecho para encargarse de la situación. Pero mientras estén asumiendo esa responsabilidad, el comité no debe intervenir ni tratar de hacer el trabajo. Sin embargo, si los padres dejan que sus hijos dedicados se desenfrenen y participen de conducta desenfrenada y hacen poco o nada para gobernarlos, el comité de congregación puede inquirir en cuanto a la situación. Principalmente, sin embargo, se esforzarán por hacer eso por medio de los padres, puesto que ellos son los responsables de los hijos. No obstante, si los padres continúan en su proceder de no resolver con firmeza la situación, aun después de habérseles ofrecido consejo amoroso, entonces el comité de congregación puede dar los pasos que se necesiten en relación con los hijos para mantener limpia la congregación. De modo semejante, si un menor de edad dedicado y bautizado persiste en maldad seria, rehusando someterse a la prueba que le han impuesto sus padres, la congregación procederá contra el joven que peca persistentemente expulsándolo.
Pero no hay necesidad de que jamás surja esa situación espiritualmente desastrosa. Los principios de la Biblia y los esfuerzos de la congregación se dirigen, no hacia intervención de la congregación en los asuntos de familia, sino hacia fortalecer los vínculos de la familia. Si usted es padre, ¿por qué no organizar los asuntos de su casa ahora para dar la atención que se necesita al bienestar espiritual de cada miembro de la familia, para que estén fuertes en la fe y se comporten de manera que glorifique a Dios? Si tú eres una persona joven, ¿por qué no haces un hábito de mantener informados a tus padres de las cosas que haces, buscas su consejo y luego lo obedeces, no solo cuando éste te agrada, sino todo el tiempo, porque esto es “muy agradable en el Señor”? Así los jóvenes, sus padres y la congregación cristiana estarán manteniendo una norma elevada de conducta que impulsará a otros, también, a glorificar a Dios.—1 Ped. 2:12.