¿Logrará usted vivir en la tierra para siempre?
“Los hombres rectos habitarán la tierra y los íntegros permanecerán en ella. En cambio, los malos, de la tierra serán suprimidos, y los pérfidos serán arrancados de ella.”—Pro. 2:21, 22, BC.
1. ¿De qué maneras contaminan hoy día los hombres la tierra?
HOY día los hombres están corrompiendo la tierra. En su voracidad por enriquecerse rápidamente a costa de sus recursos ellos les arrancan los bosques a los cerros y los pastos a los llanos, y el agua, o el viento, se lleva la valiosa capa superior del suelo. Animales y pájaros silvestres son muertos desenfrenadamente por dinero o sólo por diversión. El aire que respiramos es innecesariamente contaminado con humo de fábricas que muchos industriales, por ser voraces, no quieren eliminar. Por miles de años las guerras nacionales e internacionales han derramado lagos de sangre que han contaminado la tierra. Ahora en sus esfuerzos por hallar maneras más rápidas de matar a mayores cantidades de personas las naciones más poderosas están envenenando la atmósfera, la vegetación, la tierra, el mar, los peces —todo— con elementos radioactivos. Los científicos confiesan que el seguir así podría resultar en hacer inhabitable la tierra. Algunas partes ya han sido hechas inhabitables. El Chronicle de San Francisco, del 20 de junio de 1956, dijo en un artículo de fondo: “HECHAS INHABITABLES PARA SIEMPRE. Constan una invitación general a escudriñarse el corazón ciertos informes que indican que el ensayo de armas nucleares norteamericanas probablemente ha hecho inhabitables para siempre dos de las islas Marshall y ciertamente ha traído grave enfermedad de radiación a la gente de otra de las islas. No por diseño, por supuesto, sino por medio de las consecuencias inevitables de la fisión y la fusión, Bikini y Eniwetok han sido sembradas con radiación que las hace tabú para siempre como lugares en donde vivir; los habitantes de Rongelap fueron tan irradiados desde el aire, el suelo y el mismísimo alimento que comían que se nausearon, se les cayó el pelo, desarrollaron erupciones de la piel y mostraron otros síntomas de grave enfermedad de radiación.”
2. ¿Cómo están empeorándose las condiciones, y qué significa esto?
2 Agregue a esto las evidencias tan generales de la deterioración y derrumbe en lo moral, y se hace patente que la tierra y sus habitantes con mucho no reflejan la sabiduría y majestad de su Creador y tampoco reflejan su alabanza como él se propuso. Y a medida que el tiempo corre la condición empeora: “Conoce esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos y difíciles de manejar. Porque los hombres serán amantes de sí mismos, amantes del dinero, presuntuosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a sus padres, sin gratitud, sin bondad amorosa, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin dominio de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, porfiados, hinchados de estimación propia, amantes de placeres más bien que amantes de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa pero mostrándose falsos a su poder; y de éstos aléjate.”—2 Tim. 3:1-3.
3. ¿Qué tienen que hacer los cristianos para ser preservados cuando Jehová arruine a los que están arruinando la tierra?
3 “Y de éstos aléjate.” ¿Por qué? Por la misma razón que Israel había de mantenerse separado de los cananeos. Porque “las malas asociaciones corrompen las costumbres provechosas,” porque las cosas podridas corrompen las buenas, porque las cosas sucias manchan las limpias. Cuando los grupos practican o apoyan o toleran los males hay una responsabilidad de comunidad por dichos males, y para escapar el quedar bajo esta responsabilidad de comunidad los individuos tienen que separarse de la comunidad, si no física, entonces mental y moral y emocionalmente. Así como a Israel se le dió una ley que lo hubiese protegido si la hubiera guardado, así los cristianos tienen mandamientos que los preservarán si obran de acuerdo con ellos. Sabiendo que Satanás es “el gobernante de este mundo,” que él es “el dios de este sistema de cosas,” que “el mundo entero está yaciendo en el poder del inicuo,” los cristianos aprecian la sabiduría del mandamiento de que “no estén amando al mundo ni las cosas que están en el mundo” y saben que cualquiera que “desea ser un amigo del mundo se está constituyendo un enemigo de Dios.” No queriendo estar en el poder de Satanás, se separan del mundo que está completamente bajo el poder de él. De esta manera no vienen a estar bajo la responsabilidad del mundo por toda su iniquidad, y por tal proceder escaparán de ser destruídos con el mundo en la guerra de Jehová, el Armagedón. Así como la tierra vomitó a los cananeos y a los israelitas apóstatas porque la contaminaron, en el Armagedón los malhechores serán vomitados de la tierra de los vivos, porque ése es el tiempo de Jehová “para traer a la ruina a los que están arruinando la tierra.”—Juan 12:31; 2 Cor. 4:4; 1 Juan 5:19; 2:15; Sant. 4:4; Apo. 11:18.
ESTUDIO Y MEDITACIÓN
4. ¿De qué manera nos cambiará el estudio de la Palabra de Dios?
4 ¿Cómo puede usted evitar el que se le vomite de la tierra entonces? Separándose de “los que están arruinando la tierra.” Concuerde con el propósito que Dios tiene para la tierra limpia reflejando la alabanza de Dios junto con la tierra. Empiece a hacer eso ahora. Hágalo, no de la manera que a usted le parezca correcto, sino de la manera que Dios dice que es la correcta. Aprenda la manera que él aprueba, por medio de estudiar su Palabra. Es mediante dicho estudio de la Biblia que usted obedecerá la exhortación “dejen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos la buena y la aceptable y la completa voluntad de Dios.” Mediante este estudio uno ‘debe despojarse de la vieja personalidad que se conforma a su manera de proceder anterior’ y ‘debe ser renovado en la fuerza que impulsa su mente, y debe revestirse de la nueva personalidad que fué creada de acuerdo con la voluntad de Dios en verdadera justicia y bondad amorosa.’ Entonces ya uno no vivirá “para los deseos de los hombres, sino para la voluntad de Dios. Porque el tiempo que ha pasado basta para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en obras de conducta inmoral, concupiscencias, excesos con vino, orgías, partidas de borrachera, e idolatrías que no tienen restricciones legales. Porque ustedes no siguen corriendo con ellos en este curso al mismo bajo sumidero de libertinaje, ellos están perplejos y siguen hablando abusivamente de ustedes. Pero estas personas rendirán una cuenta al que está listo para juzgar a los vivos y a los muertos.” Sin embargo, su estudio y manera cambiada de pensar y obrar lo librarán a usted de los destructivos juicios de Jehová en el Armagedón.—Rom. 12:2; Efe. 4:22-24; 1 Ped. 4:2-5.
5. ¿Qué aspecto del estudio se descuida ahora, pero qué dice la Biblia acerca de éste?
5 Un aspecto del estudio que se descuida lamentablemente hoy en día es la meditación. La Biblia frecuentemente nos aconseja que meditemos. A Josué se le dijo que tomara el libro de la ley y que ‘meditara en él de día y de noche,’ o, expresado más acertadamente, “debes leerlo en tono de voz bajo día y noche.” Esta lectura en un tono de voz bajo es semejante a hablarse usted mismo, como una meditación audible, y dado que es más lento que el leer para usted mismo mantiene la idea en la mente por más tiempo para que se embeba más y sea más completamente absorbida. Además, la información entra en la mente de dos maneras, por medio del ojo y del oído, lo cual la graba en la mente con mayor fuerza. Se dice del hombre feliz: “En la ley de Jehová está su deleite, y en su ley habla consigo mismo [soliloquía, margen] día y noche. De modo que llega a ser semejante a un árbol plantado al lado de canales de aguas, el cual da su fruto en su tiempo.” El adquirir las aguas de verdad de Jehová nos capacitará para producir fruto cristiano. Debemos copiar el ejemplo de este salmista: “Platico con mi corazón en la noche; medito y escudriño mi espíritu.”—Jos. 1:8; Sal. 1:2,3, SalsRo; 77:6, NR.
6. ¿Qué muestra que Jesús apreció la meditación, y que a veces se le dificultó dedicarse a ella?
6 Antes de hablar a otros es mejor hablar a nosotros mismos, soliloquiar. Esto grabará las verdades en nuestra propia mente para guía de nuestra lengua. Cristo Jesús, el David Mayor, meditó así e hizo esta clase de preparación: “Yo meditaré [o, soliloquiaré, SalsRo] en la hermosura de la gloria de tu majestad, y en tus obras maravillosas.” Durante el ayuno y aislamiento de cuarenta días de Jesús en el desierto después de su bautismo él meditó, tratando de adquirir el pleno significado de las cosas que los cielos abiertos habían descubierto a su vista. Esta meditación lo fortaleció para lo que le esperaba. La Biblia muestra que de vez en cuando Jesús buscaba la soledad para meditar y orar: “Subió solo a la montaña,” y, “Él continuaba en retiro en los desiertos y orando.” Pero Jesús tuvo dificultad en obtener la soledad que necesitaba para meditar y orar: “Salió y prosiguió hacia un lugar solitario. Pero las muchedumbres se pusieron a buscarlo y hasta donde estaba él llegaron,” y, “Temprano por la mañana, mientras todavía estaba oscuro, se levantó y salió y se dirigió a un lugar solitario,” pero “los que estaban con él lo buscaron y lo hallaron.” Para evitar las muchedumbres de las ciudades “continuaba afuera en lugares solitarios. No obstante, continuaban viniendo a él de todas partes.”—Sal. 145:5, Mod; Mat. 14:23; Luc. 5:16; 4:42; Mar. 1:35-37, 45.
7. ¿Quién nos dificulta el meditar hoy en día, y por qué medios?
7 Aunque a los seguidores de Jesús no los buscan hoy día las muchedumbres como buscaban a Jesús, no obstante el modo de vivir moderno les dificulta el encontrar soledad para meditar. En muchos lugares del mundo la simplicidad de la vida ha sido reemplazada por una vida de complejidad en que las horas en que no se duerme están atestadas de asuntos importantes y triviales. Además, hoy en día la gente está desarrollando una aversión al pensar. Teme estar sola con sus propios pensamientos. Si no la acompañan otras personas, llena el vacío con la televisión, el cine, material de lectura fácil, o si va a la playa o al parque el radio portátil también va para que no tenga que estar con sus propios pensamientos. Su pensar tiene que ser encauzado para ella, tiene que llegarle ya hecho por los propagandistas. Esto le sirve bien a Satanás en sus propósitos. Él inunda la mente de las masas con todo menos la verdad de Dios. Para impedir que la mente humana piense de manera piadosa Satanás la mantiene ocupada con pensamientos que son triviales o impíos. Es pensamiento hecho a la medida, y el que toma las medidas y corta es el Diablo. Las mentes trabajan, pero de la manera que es guiado un caballo. El pensar independiente es difícil, impopular y aun sospechoso. Conformidad de pensamiento es la orden de nuestro día. El buscar soledad para meditar se ve con desdén como antisocial y neurótico.—Apo. 16:13, 14.
8. ¿Qué condiciones son necesarias para la mejor meditación?
8 Como siervos de Jehová tenemos que obedecer su mandato de meditar. El ímpetu de los acontecimientos a veces nos arrastra como una astilla es arrastrada por las aguas del río, sin que tengamos oportunidad de guiar o dominar nuestro propio curso a menos que luchemos contra la corriente y nos abramos paso hasta llegar a un remolino lento o estanque tranquilo para pausar y reflexionar. Somos semejantes a gorriones en un huracán, lanzados en círculos, dando vuelta tras vuelta en los ciclos diarios sin ninguna oportunidad de reposar, a menos que podamos luchar para abrirnos paso y llegar al ojo tranquilo del ventarrón para tener períodos regulares en que meditar sobre asuntos espirituales. Para meditar precisamos paz y quietud, tenemos que excluir los sonidos que asaltan el oído y cegarnos a las vistas que distraen el ojo. Los órganos sensorios tienen que ser calmados para que no estén ocupando la mente con sus mensajes, para que de esa manera la mente quede libre para pensar en otras cosas, cosas nuevas, cosas diferentes, para que quede libre para escudriñar dentro de sí misma en vez de estar recibiendo una andanada desde afuera. Si un cuarto está lleno no pueden entrar más personas. Si la mente está ocupada no pueden entrar nuevos pensamientos. Tenemos que hacer lugar para recibir cuando meditamos. Tenemos que abrir los brazos de la mente a nuevos pensamientos, y tenemos que hacer esto quitando de nuestra mente los pensamientos y preocupaciones cotidianos, excluyendo la mezcla cotidiana del complicado modo de vivir moderno. Toma tiempo y soledad el limpiar y librar la mente así del torbellino activo de día tras día, pero si hacemos esto la mente se alimentará de las verdes praderas de la Palabra de Dios y será calmada por las tranquilas aguas de la verdad. La meditación le traerá a usted muchos bocados espirituales frescos y deliciosos; el meditar regularmente lo revivirá, renovará y llenará de nuevo espiritualmente. Entonces usted puede decir acerca de Jehová: “En verdes praderas me hace acostar. Junto a aguas tranquilas me conduce; restaura mi alma.” O, “Me da nueva vida.”—Sal. 23:2, 3, NR; UTA.
9. ¿De qué maneras se compara la meditación a un pozo de agua?
9 Si un pozo está lleno, hay que sacarle alguna agua antes de que pueda filtrarse más agua en él. Si el agua se saca rápidamente, sin dar tiempo para que el pozo se vuelva a llenar, el pozo se seca. Si usted nunca saca agua de él llegará a estancarse. Si se arroja basura en el pozo hay menos lugar para agua. Sólo hay determinado espacio y el nivel del agua es constante. Lo mismo sucede con la mente. Puede ser un manantial o pozo de sabiduría, lleno de las aguas de verdad de Jehová que traen vida: “Manantial de vida es la boca del justo.” Palabras procedentes de la boca, como agua procedente de la apertura del pozo, pueden refrescar y vivificar a la gente. “Aguas profundas son palabras de la boca del hombre sabio; el manantial de sabiduría es como un arroyo abundoso.” Si nuestras palabras han de ser un arroyo abundoso de sabiduría en vez de ser un arroyo balbuciente de trivialidades, tenemos que meditar. Tenemos que vaciar nuestra mente de los pensamientos viejos a fin de hacer lugar para pensamientos nuevos, y entonces tenemos que proporcionar tiempo para que los pensamientos nuevos se filtren adentro por medio de la meditación. Si no mantenemos nuestros pensamientos en movimiento, cambiándolos, se estancan y se enrancian. Si dejamos que toda la basura mundana y propaganda satánica llenen nuestra mente no habrá lugar para el pensar piadoso. De modo que con la mente sucede igual que con el pozo: si siempre estamos sacando, el pozo se seca; si nunca sacamos, se enrancia. Hay un tiempo para sacar, hay un tiempo para dar entrada. Hay un tiempo para hablar y un tiempo para abstenernos de hablar, un tiempo para meditar y un tiempo para comunicar, un tiempo para pensar y un tiempo para decir lo que usted haya pensado. Para dar, primero tenemos que obtener. Tenemos que adquirir antes de repartir. Tenemos que llenar antes de poder vaciar, y tenemos que vaciar antes de poder llenar otra vez. Es un procedimiento de obtener y dar, no sólo una u otra de las dos cosas. Haga que las aguas de la verdad entren en su mente, que pasen a través de su mente y salgan de su boca continuamente. Entonces su mente será “un pozo de agua viva.”—Pro. 10:11; 18:4, Mod; Gén. 26:19, margen.
10. ¿Qué mejora al poder de meditación de tal manera que produzca fruto?
10 El poder de meditación de la mente puede compararse con un músculo: mejora con el uso. Hebreos 5:14 dice: “El alimento sólido es para las personas maduras, para los que por medio del uso tienen las facultades perceptivas ejercitadas para discernir así lo bueno como lo malo.” Así como no podemos comer todo el tiempo, sino que tenemos que dejar tiempo para la digestión, así los períodos de estudio tienen que ser entremezclados con meditación para asimilar lo que hemos leído. Así como el animal que pace más tarde tiene que rumiar, nosotros tenemos que rumiar mentalmente, por decirlo así, después de ingerir alimento espiritual. De vez en cuando tenemos que hacer subir a nuestra mente consciente hechos o verdades que hayamos aprendido anteriormente para rumiar meditativamente hasta que sea extraído todo el valor. De otra manera muchísimo se queda en los huecos recónditos de la mente inconsciente, sin usarse. Los que no meditan realmente no conocen su propia mente, no conocen lo que realmente está enterrado en ella. Los pensamientos profundos están adentro, y tenemos que profundizarnos en meditación para sacarlos. El tiempo y la soledad son el pico y la pala que usamos para extraerlos por medio de la meditación. No se puede mantener la mente en la superficie y esperar ver el fondo de los temas profundos. Después de alistar buenas cosas en que pensar, Pablo aconseja: “Sigan considerando estas cosas.” Mientras más las considere usted más eficiente se hará su mente.—Fili. 4:8.
HAGA UN NOMBRE QUE SEA RECORDADO
11. ¿Cuál es la razón básica para meditar en la Palabra de Dios, y qué textos bíblicos muestran que hay que meditar en conexión con este propósito?
11 Esta meditación se hace con un propósito definitivo, el mismo que se le dió a Josué cuando se le dijo que leyera meditativamente la ley de Dios en tono de voz bajo día y noche: “A fin de que cuides de hacer de acuerdo con todo lo que está escrito en él.” Debemos de ofrecer “siempre a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de labios que hacen declaración pública de su nombre.” Tenemos que poner nuestra mente en ello antes de poner nuestra lengua: “La mente del justo reflexiona cómo responder.” Pablo le dijo a Timoteo: “Reflexiona acerca de estas cosas, absórbete en ellas, para que tu progreso sea manifiesto a toda persona. Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza,” y, “Piensa constantemente en lo que estoy diciendo.” De modo que tenemos que estudiar privadamente, leer la Biblia y las ayudas bíblicas teocráticas, meditar en las cosas leídas, practicarlas, asistir a las reuniones para edificarnos más y para incitar a otros al amor y a las obras rectas, y para salir todos en unidad a alabar el nombre de Jehová a fin de vivir en el nuevo mundo de Dios para siempre.—Jos.1:8; Heb.13:15; Pro.15:28, NR; 1 Tim. 4:15, 16; 2 Tim. 2:7.
12. ¿Cómo puede ser cierto que el día de la muerte sea mejor que el día del nacimiento?
12 El nombre de los inicuos se pudre y pasa de la memoria de Dios, pero Dios recuerda el buen nombre de los obedientes, ya sea para preservarlos a través del Armagedón si están viviendo entonces o para resucitarlos a la vida si han muerto antes de ese tiempo. Por consiguiente, esta declaración que al principio puede parecernos extraña es, no obstante, verdadera: “El buen nombre es mejor que el ungüento precioso; y el día de la muerte del justo que el día de su nacimiento.” Pudiéramos pensar naturalmente que el comienzo de la vida de uno es mejor que su fin, pero aquí se quiere decir que si una persona tiene un buen nombre con Dios cuando muere eso es mejor que su nacimiento, en el cual tiempo él no tiene buen nombre con Dios. Todos son dados a luz en iniquidad y concebidos en pecado, sin el derecho a la vida y bajo condenación divina: “Aquel que ejerce fe en el Hijo tiene vida eterna; aquel que desobedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.” El pecado y la condenación heredados con que principiamos en la vida permanecen a menos que mostremos fe y obediencia hacia Dios y Cristo. Cuando principiamos la vida no se sabe cómo la usaremos, ya que no está predestinada. Pero cuando terminamos la vida con un buen nombre que ha sido edificado mediante obras piadosas nuestro futuro en el nuevo mundo es seguro. Si morimos con un buen nombre Dios nos resucitará; si llegamos al Armagedón con un buen nombre él nos preservará.—Ecl. 7:1, Mod; Juan 3:36.
13. ¿Por qué es más provechoso ir a la casa del duelo que a la casa del banquete?
13 “Mejor es ir a la casa del duelo, que ir a la casa del banquete; porque aquello es el paradero de todo el género humano, y el que vive debe poner esto en su corazón,” continúa diciendo Salomón. Esta no es una recomendación de la tristeza como algo mejor que el regocijo. ¿Cómo podría serlo, cuando tenemos un Dios feliz, un Cristo gozoso, y una comisión de hacer que se regocijen los que lloran? Se refiere a un tiempo específico, al tiempo en que una persona ha muerto y la casa está de duelo. Vaya usted allí para consolar a los sobrevivientes tristes en vez de olvidarlos insensiblemente y banquetear y divertirse. Los judíos acostumbraban estar de duelo por siete días después de la muerte de un pariente cercano, y el visitar a los dolientes de la casa se consideraba meritorio. No sólo consolaba eso al acongojado, sino también inducía al visitante a recordar la brevedad de la vida, a saber que la muerte que había llegado a esta casa vendría muy pronto a él también y que las personas que viven deben tener eso presente. Es mientras usted todavía vive que puede hacer un buen nombre, no cuando usted se está muriendo. Y un buen nombre es la única cosa que le vale la pena al que muere.—Ecl. 7:2, Mod; Gén. 50:10; Juan 11:31.
14. ¿Por qué es mejor el pesar que la risa, y la reprensión del sabio mejor que el canto de los insensatos?
14 Salomón sigue diciendo: “El pesar es mejor que la risa; porque con la tristeza de la cara se mejora el corazón.” La risa es buena medicina, pero algunas veces tenemos que considerar sobriamente nuestra vida y la manera en que la estamos viviendo. Si discernimos que estamos desperdiciando demasiado tiempo en banquetear frívolamente y no estamos haciendo un buen nombre mediante el hacer buenas obras, será mejor que nos pese y cambiemos; eso mejorará nuestro corazón. Nos ayudará a hacer un buen nombre para que el día de nuestra muerte, o el día del Armagedón, sea mejor para nosotros que el día de nuestro nacimiento. “El corazón de los sabios está en la casa del duelo, y el corazón de los insensatos, en la casa del festín. Mejor es escuchar la reprensión de un sabio, que escuchar un hombre el cantar de los insensatos.” El corazón sabio en una casa donde ha muerto una persona está acorde con la seriedad que es natural en una casa de duelo y esto influye en el corazón sabio y le hace vigilar cómo vive la vida, pero el humor descuidado que rige en el lugar de jolgorio atrae al corazón insensato y hace que éste haga frente a la vida con un espíritu somero, temerario. Si usted se está extraviando de las sendas correctas la reprensión de un sabio lo hará volver al camino de la vida al corregirlo y hacer posible que se haga un buen nombre. Pero el oír el canto o salmo o alabanza insincera del insensato, ¿cómo puede ser útil dicha adulación vacía que encubre faltas y nos confirma en ellas? Nos mantendría haciendo un mal nombre, no estaría corrigiéndonos ni encaminándonos por sendas que nos llevaran a tener un buen nombre con Jehová.—Ecl. 7:3-5, Mod.
15. ¿Por qué es el traquido de espinos encendidos bajo una olla semejante a la risa de los insensatos?
15 “Pues como el traquido de los espinos debajo de la olla,” dice Salomón en seguida, “así es la risa de los insensatos: ¡y esto también es vanidad!” Los espinos no son combustible satisfactorio. Arden rápidamente, pero así de rápidamente se convierten en ceniza. No duran suficiente tiempo para terminar de cocer lo que está en la olla, de modo que no efectúan la tarea para la cual se enciende el fuego. Su traquido rimbombante, ruidoso y flameante es vano. E igualmente lo son las risas y tonterías frívolas del insensato. No ayudan a nadie a adelantar en la seria tarea de hacer un buen nombre que Dios recuerde, y mediante ello asegurarse de que el día de la muerte sea mejor que el día del nacimiento.—Ecl. 7:6, Mod.
16. Si esta vida fuera todo lo que hubiera para el hombre, ¿por qué sería de tan poca importancia?
16 No debemos desperdiciar esta vida en vanidades, sino que debemos usarla para asegurarnos la entrada a la vida futura, verdadera, en el nuevo mundo. Si esta vida es todo lo que hay, no hay nada importante. Esta vida es semejante a una pelota que se arroja al aire y pronto cae al polvo otra vez. Es una sombra fugaz, una flor que se descolora, una brizna de hierba que se corta y pronto se seca. Lo que hacemos, decimos o pensamos, o dejamos de hacer, decir o pensar, realmente no importa, si esta vida es todo lo que hay. En la balanza de la eternidad la duración de nuestra vida es una pizca insignificante. En la corriente del tiempo ni siquiera es una gota saludable. Sin duda el Predicador tiene razón cuando repasa las muchas preocupaciones y actividades humanas de la vida y declara que son vanidad. Nos vamos tan pronto que mejor hubiera sido no haber venido nunca, considerando que de los miles de millones de personas que vienen y van, tan pocas saben siquiera que estuvimos aquí. Este punto de vista no es cínico o sombrío o malhumorado o mórbido. Es una verdad, un hecho al cual hay que enfrentarse, es un punto de vista práctico, si esta vida es todo lo que hay.
17. Pero dado que no es todo lo que es posible para el hombre, ¿qué debería hacer él?
17 Pero si esto no es todo, si hay un Creador que nos ha dado la vida, y quien ha inspirado un libro para decirnos cómo guardar la vida, entonces vale la pena que prestemos atención con toda onza de energía a fin de hacer lo que él dice que es necesario para convertir esta brizna de hierba temporal en un perdurable abeto gigantesco, para hacer que esta sombra fugaz detenga de una vez su huída vertiginosa, para hacer fijos los colores en esta flor que se descolora. No hay ningún trabajo de la actualidad, ninguna ocupación, ningún pensamiento, ninguna palabra que sea más importante —o que aun sea de importancia alguna— que aquellos que harán permanente nuestra vida, que harán de ella un nadador permanente en la corriente del tiempo. Este es el derrotero más práctico, el único derrotero práctico, en esta vida que es un simple tic tac en el tiempo. Por eso, después de mostrar toda la vanidad de esta vida y de sus inútiles actividades y ocupaciones ejecutadas por pizcas frenéticas del género humano, el Predicador echa a un lado todas las ocupaciones y esfuerzos y flaquezas vanas de los hombres y señala la única cosa que es de importancia alguna en esta existencia momentánea: “La conclusión de todo el asunto: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es la suma del deber humano.”—Ecl. 12:13, Mod.
18. ¿Las respuestas a qué preguntas determinarán si lograremos vivir en la tierra para siempre o no?
18 Podemos mirar a nuestro alrededor con los ojos y ver la evidencia de la existencia y poder del Creador, de su sabiduría y majestad. Podemos leer su Palabra, la Biblia, y abrir el ojo de nuestra mente de modo que veamos más verdad concerniente a él, su tierra, su propósito para la tierra, y las posibilidades que tenemos de vivir en ella para siempre. ¿Haremos la suma del deber del hombre: temer a Dios, estudiar su voluntad, meditar en ella, hacerla, decirla a otros, ayudarlos a hacerla? ¿Evitaremos a este mundo que está bajo Satanás, sus obras, sus blasfemias, su arruinar la tierra? ¿Usaremos la tierra en armonía con la voluntad de Dios, la cultivaremos, la hermosearemos, cuidaremos la vida silvestre de ella, y ayudaremos a que ella refleje la alabanza de Jehová? ¿O inicuamente ensuciaremos este espejo de Dios para que no refleje brillantemente su sabiduría y poder y alabanza? La manera en que contestemos estas preguntas y vivamos en conformidad con las respuestas determinará la respuesta en cuanto a si lograremos vivir en la tierra para siempre o no: “Los hombres rectos habitarán la tierra y los íntegros permanecerán en ella. En cambio, los malos, de la tierra serán suprimidos, y los pérfidos serán arrancados de ella.”—Pro. 2:21, 22, BC.