¿Cuán profundo es su amor?
“HUBO un tiempo,” se dice, en que hubo un joven que le dijo a la señorita a quien cortejaba: “Te amo tanto que estaría dispuesto a morir por ti.” Ella sonrió y luego preguntó: “Amorcito, ¿dónde estuviste el pasado miércoles por la noche? Te eché de menos.” Él contestó, tímidamente: “Oh, pues, ya sabes; estaba lloviendo muy fuerte.” Estaba dispuesto a morir por su amada, pero no estaba dispuesto a arrostrar la lluvia para visitarla una noche.
Obviamente su amor no era muy profundo. Constaba de palabras, pero sus acciones no respaldaban sus palabras. Apropiadamente la Biblia aconseja contra esta clase de amor: “Hijitos, no amemos de palabra, ni con la lengua, sino en hecho y verdad.”—1 Juan 3:18.
Otra manera en que el amor profundo se manifiesta es por medio de la lealtad. Cuando un amigo es calumniado, ¿nos mostramos dispuestos a arriesgar la impopularidad hablando en defensa de nuestro amigo? Este mismo asunto aplica al amor del cristiano a su Dios. Sucede que en cierta ocasión varios nativos de Arkansas estaban reunidos alrededor de una fogata y en el transcurso de la conversación uno de ellos comentó con desdoro acerca de Dios. Otro del grupo habló inmediatamente, diciendo: “Lo siento, compañero, pero no me gusta oírte decir cosa semejante. Eso no es cierto. Quiero que sepas que Dios es mi Padre y yo lo amo.” Su lealtad le dio valor para hablar, probando que su amor era profundo.
También se puede ver cuán profundo es nuestro amor por la manera en que reaccionamos cuando un amigo allegado o pariente comete un error embarazoso en compañía de otros. ¿Nos mortificamos? ¿Lo criticamos? Si nuestro amor es profundo minimizaremos o cubriremos el error. No solo eso, sino que hasta cubriremos los pecados y las faltas. ¿Cuántos? El apóstol Pedro contesta: “Ante todo, tengan amor intenso los unos para los otros, porque el amor cubre una multitud de pecados.” Una multitud son muchos, ¿no es verdad? Y el antiguo rey sabio Salomón dijo aun más que esto, pues según él: “El amor cubre aun todas las transgresiones.” No hay duda en cuanto a ello, si su amor es profundo usted será perdonador, caritativo, misericordioso, aunque usted sea la víctima. Como lo expresa otro texto: “El amor . . . no lleva cuenta del daño.”—1 Ped. 4:8; Pro. 10:12; 1 Cor. 13:4, 5.
Todavía otra prueba de que es profundo el amor de uno es el estar dispuesto a aconsejar a alguien que uno conoce bien cuando hay necesidad de exhortarlo o corregirlo. Muchos padres no hacen esto, y así revelan que el amor que les tienen a sus hijos es superficial. En armonía con esto un artista de televisión y filántropo norteamericano muy popular y próspero reconoció que el que sus hijos hubieran recurrido a las drogas se debió a que “vemos lo que está sucediendo pero no queremos verlo, no queremos creerlo. . . . Yo lo excusaba.” (Times de Nueva York, 1 de agosto de 1972) El rey David de la antigüedad cometió el mismo error en cuanto a uno de sus hijos, porque leemos que él “no le hirió el amor propio en ninguna ocasión diciendo: ‘¿Por qué has hecho así?’” Y David también segó voluntariedad de parte de este hijo por no haberlo corregido.—1 Rey. 1:6.
El hecho de que la disciplina y censura de los padres son evidencia de amor se ve claramente por la manera en que el Padre celestial trata a sus hijos: “A quien Jehová ama él disciplina.” La Biblia también muestra que este principio aplica a las amistades, pues dice: “Pruebas de lealtad son las heridas del amigo.” Los amigos superficiales se retraen de decir cosa alguna, pero los amigos genuinos con cualidades espirituales tratan de ayudar a uno a reajustarse.—Heb. 12:6; Pro. 27:6, Bover-Cantera; Gál. 6:1.
Lo contrario también es cierto. Si amamos profundamente a un amigo no nos resentiremos de los esfuerzos que haga por ayudarnos a reajustarnos. Más bien, seremos como el rey David cuando escribió: “Si me golpeara el justo, sería una bondad amorosa; y si me censurara, sería aceite sobre la cabeza, que mi cabeza no querría rehusar.” (Sal. 141:5) Todo esto, pudiera decirse, tiene fuerza especial para los cristianos en su relación con su Dios, Jehová. Si el amor que le tenemos es profundo no estaremos amargados porque nos permite sufrir penalidades e injusticias. Más bien, nuestra actitud será como la del patriarca Job, que, a pesar de todas sus pérdidas y sufrimientos, no “atribuyó nada impropio a Dios.” No, “no pecó Job con sus labios.” Si manifestamos tan profundo amor seremos remunerados al debido tiempo, tal como lo fue Job.—Job 1:22; 2:10; Sant. 5:11.
¿Cuál es el amor más grande o más profundo que se le puede tener a otro? Jesús dijo: “Nadie tiene mayor amor que éste: que alguien entregue su alma a favor de sus amigos.” (Juan 15:13) De hecho, ésa es la misma clase de amor que él mismo desplegó y también la clase de amor que a los esposos cristianos se les manda que tengan a sus esposas. Si usted es esposo, ¿le tiene esta clase de amor a su esposa?
La Biblia también da un brillante ejemplo de la antigüedad de una persona que tuvo tan profundo amor a otro, a saber, Jonatán, el hijo del rey Saúl. Después que el muchachito pastor David había matado al gigante Goliat, “la misma alma de Jonatán se ligó con el alma de David, y Jonatán empezó a amarlo como a su propia alma.” El amor de Jonatán a David no disminuyó aun cuando se hizo patente que David y no Jonatán sería el siguiente rey de Israel. Repetidas veces Jonatán ayudó a David y hasta arriesgó su vida por David, pues su padre Saúl en una ocasión arrojó su lanza para matarlo porque insistía en estar de parte de David.—1 Sam. 18:1; 20:24-34; 23:17.
Es cierto el proverbio: “Un amigo es un compañero amoroso a todo tiempo,” así como lo fue Jonatán. (Pro. 17:17, New English Bible) Puede que un amigo necesite protección de algún peligro o tal vez necesite ayuda material, pero es posible que con más frecuencia necesite estímulo y compañerismo. Si nuestro amor es profundo haremos sacrificios para satisfacer esa necesidad.
¿Cuán profundo es el amor que les tiene... a su cónyuge, a sus hijos, a sus padres, a su amigo allegado, a su compañero cristiano? Al grado que su amor sea profundo, usted será leal, cubriendo errores y pecados, dando o aceptando corrección y haciendo sacrificios para expresar ese amor.