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El poder sustentador de la Palabra de DiosLa Atalaya 1980 | 15 de octubre
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diferentes partes del mundo han soportado pruebas largas y duras respecto a su fe. Estos cristianos, que han salido triunfantes de sus pruebas, son hombres y mujeres comunes como todos nosotros. Pero su confianza total en Dios ha hecho posible que soporten penalidades tremendas. Realmente ‘el poder que es más allá de lo normal es de Dios y no el que procede de ellos mismos.’—2 Cor. 4:7.
LA PALABRA DE DIOS ES “VIVA Y EJERCE PODER”
Es cierto que no todos los adoradores de Jehová pasan por las mismas pruebas duras, como la de sufrir encarcelamiento por su fe. Pero todos los siervos de Dios sí tienen que pasar por pruebas de una clase u otra a fin de que su fe sea probada a cabalidad. Las pruebas pueden presentarse en forma de oposición de miembros de la familia, tentaciones hacia lo inmoral, presiones de compañeros o socios para que se siga algún proceder antibíblico, las inquietudes de la vida, la mala salud, diferentes problemas personales y así por el estilo. Sin embargo, prescindiendo de lo difíciles que sean las pruebas, podemos estar seguros de que el consuelo y la fuerza procedentes de la Palabra de Dios nos serán de ayuda inestimable en nuestro tiempo de necesidad, y harán posible que permanezcamos firmes y mantengamos nuestra fe en Dios.—Rom. 15:4.
Miles de personas dedicadas a Jehová pueden testificar en cuanto al poder sustentador de Su Palabra. Han podido soportar la oposición de miembros de su familia día tras día por muchos años. Les ha sido posible mantener excelente conducta cristiana en medio de un mundo que cada día se hace más inmoral y más desaforado. Han podido desplegar fe firme a pesar de la burla y el desdén que dirige contra ellos una sociedad falta de fe. Estos ejemplos vivos y verdaderos muestran que la Palabra de Dios es “viva y ejerce poder.” (Heb. 4:12) Se le puede comparar a una espada que sirve tanto para defensa como para ofensa. Sin embargo, una espada en mano de un individuo que no ha sido entrenado para usarla es de escaso valor. Así, la Palabra de Dios le es de poco beneficio a la persona que tiene un conocimiento muy limitado de ella y que no sabe aplicarla en la vida.—Efe. 6:17.
La Palabra de Dios es el producto del espíritu santo de Jehová, que es la fuerza más poderosa del universo. Para obtener un entendimiento apropiado de esta Palabra, es preciso que la estudiemos junto con oración y con la ayuda del espíritu de Dios, y en asociación con la congregación de su pueblo. (Mat. 24:45-47; Hech. 8:30-35; 1 Cor. 2:10) Aunque este mundo esté pasando por un período de agitación y dificultades sin precedente, lo cual resulta en condiciones muy penosas, podemos hallar fuerza en las Escrituras. Realmente, ahora es el tiempo en que debemos estudiar la Palabra de Dios diligentemente para beneficiarnos plenamente de su maravilloso poder sustentador.
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¿Quiénes eran los videntes?La Atalaya 1980 | 15 de octubre
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¿Quiénes eran los videntes?
Primera de Samuel 1Sa 9:9 dice: “Al profeta de hoy se le llamaba vidente en tiempos pasados.” Estas palabras quizás indiquen que después que los profetas alcanzaron más prominencia desde los días de Samuel en adelante, la expresión “vidente” fue reemplazada por el término “profeta.” A los videntes se les inspiraba divinamente “para ver” lo que había en un asunto, o sea, para discernir la voluntad divina. Los ojos del vidente no estaban estorbados por algún velo que les impidiera ver o entender las cosas que por lo general estaban ocultas a los hombres. Por lo tanto, al vidente se le consultaba por consejo al tratar con problemas.
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