¿Está usted listo para vivir en el nuevo orden de Dios?
1-3. (a) ¿Qué aterradora experiencia tuvo Israel en el mar Rojo? (b) ¿Hizo cambiar ésta a los israelitas? ¿Cómo lo sabemos?
PIENSE en el tiempo en que el Israel de la antigüedad efectuó su éxodo de Egipto. Al llegar a la orilla occidental del mar Rojo, los israelitas se hallaban atrapados a medida que las fuerzas de Faraón avanzaban sobre ellos desde la retaguardia. Estallaron en murmuración y queja: ‘Este Moisés, ¿por qué nos ha sacado al desierto para ser degollados con nuestras esposas e hijos?’ Mostraron falta de fe en la dirección de Dios. Sin embargo, Jehová le mandó a Moisés que extendiera su vara sobre el mar, y entonces Dios hizo que se abriera el mar, formando una senda a través de él hasta la orilla oriental. Es posible que unos tres millones de personas hayan estado envueltas, y como hace notar el libro Aid to Bible Understanding (página 546):
“Puesto que Israel atravesó el mar en una sola noche, difícilmente podría asumirse que las aguas se dividieron en un canal angosto. Más bien, éste debe haber sido de una milla (1,6 kilómetros), o de varias millas, de ancho. Aunque en formación de marcha bastante cerrada, tal grupo, junto con los carruajes que tenían, su equipaje y su ganado vacuno, aun cuando estuvieran en filas bastante compactas, ocuparían una superficie de quizás tres millas cuadradas (7,7 kilómetros cuadrados). . . . Tal columna necesitaría varias horas para entrar en el lecho del mar y atravesarlo.”
2 ¡Qué tremenda experiencia hubiera sido el efectuar esa marcha a través del mar hasta el otro lado y, una vez allí, volverse y ver regresar las aguas y ahogar a las fuerzas de Faraón como ratas atrapadas! ¡Aterrador, emocionante, de veras! ¿Pero hizo cambiar esto a los israelitas? ¿Fueron personas diferentes en la orilla oriental del mar Rojo de lo que habían sido en la orilla occidental?
3 Lea el relato y usted verá que en el transcurso de un mes había estallado de nuevo su queja y murmuración... ahora no había suficiente agua. Al murmurar esta vez y en ocasiones subsecuentes no alzaron los rostros hacia el cielo y se quejaron directamente contra Dios. No, se quejaron contra la agencia humana visible que él estaba usando. Continuó su falta de fe.—Éxo. 15:22-24; 16:1, 2.
4-6. (a) ¿Qué determina si los milagros u otras experiencias aterradoras tienen un efecto duradero sobre uno o no? (b) ¿Cómo ilustra esto Lucas 17:11-19?
4 Sea que un acto poderoso de Dios tenga solo un efecto momentáneo o realmente cambie a una persona depende de que el corazón de esa persona sea afectado o no. Esto fue cierto en cuanto a los milagros que los profetas de Dios y su propio Hijo ejecutaron. ¿Quién no ha sabido de la lepra, una enfermedad temida que ataca varias partes del cuerpo... los dedos de las manos y de los pies, los oídos, la nariz, los labios? Estos se consumen gradualmente. Suponga que esto le sucediera a usted y tuviera que ver su cuerpo y rostro sufrir lentamente tal desfiguración. Pero, ¿qué hay si alguien lo sanara a usted, restaurara su cuerpo y rostro a la salud de modo que la experiencia llegara a ser como una pesadilla que ya había pasado? ¿Qué sentiría? ¿Qué diría?
5 En Lucas 17:11-19, leemos en cuanto al encuentro de Jesús con diez leprosos, mientras viajaba de una aldea a otra. Como prescribía la Ley, estos hombres se mantuvieron a cierta distancia, y clamaron: “¡Jesús, Instructor, ten misericordia de nosotros!” Sí tuvo misericordia de ellos, mandándoles que fueran a presentarse a los sacerdotes, según la Ley. En camino todos los diez fueron sanados. ¿Qué hicieron entonces?
6 Solo uno regresó a Jesús para expresar gracias, y era samaritano. ¿Los otros nueve? Sin duda continuaron su camino regocijándose. Habían recibido lo que querían. Y, ¿qué era eso? Salud física.
7. ¿Demuestra un fuerte deseo de salud física que estamos preparándonos para vivir en el nuevo orden de Dios?
7 ¿A quiénes o a quién nos asemejamos nosotros en cuanto a esto? Es natural que esperemos con gusto la salud física que traerá el nuevo orden de Dios. (Rev. 21:3, 4) Pero, después de todo, ¿a cuántas personas conoce usted que no quisieran tener salud perfecta, estar libres de dolores y dolencias, o que no quisieran retener o recobrar vigor juvenil? Obviamente la inmensa mayoría en la Tierra hoy quisiera eso. Por lo tanto, ¿cómo podría el mero deseo de salud física ser un factor distintivo que nos señalara como personas preparadas para vivir en el nuevo orden de Dios? Es preciso que haya algo más que eso. Hay que tener el motivo correcto al desear la salud perfecta que ofrece el nuevo orden de Dios.
8. (a) ¿Cómo ilustró la actitud correcta el único leproso que regresó a Jesús? (b) Cuando leemos las promesas bíblicas de las bendiciones del Nuevo Orden, ¿qué debemos esforzarnos por hacer siempre?
8 Es preciso que seamos como el único hombre que se volvió y regresó a Jesús, sin duda sintiendo como que su corazón estaba por salírsele del pecho y quizás con lágrimas rodando por su cara. ¿De qué manera fue diferente de los otros? La diferencia fue que la bondad de Dios por medio de Cristo Jesús llegó a su corazón. En su curación vio la evidencia de qué magnífico Dios es Jehová, y estuvo lleno del deseo de alabarlo. Tuvo la actitud correcta; tenía aprecio espiritual. Nosotros, también, debemos comprender la necesidad, cuando consideramos cada una de las muchas bendiciones que ofrece el Nuevo Orden, de pensar en lo que ellas nos dicen de nuestro Dios. Entonces edificarán en nosotros aprecio aumentado a él y desarrollaremos un fuerte deseo —no solo de salud perfecta y vida sin fin en sí— sino de tener estas bendiciones a fin de poder servir a nuestro magnífico Creador y poder mostrar amor también a nuestro prójimo.
CAMBIOS DE PERSONALIDAD NO POR MILAGRO DIVINO
9. (a) ¿Por qué ni siquiera una resurrección de entre los muertos, de por sí, transformará a las personas para la justicia? (b) ¿Cómo muestra Mateo 21:31, 32 por qué la gente de Tiro, Sidón y Sodoma quizás progrese mejor en el nuevo orden de Dios que la gente de las ciudades que Jesús reprendió?
9 Ni siquiera una resurrección de entre los muertos —de por sí— cambiará a la gente. Sabemos esto debido a lo que Jesús dijo a la gente de ciertas ciudades de Israel: “Les será más soportable a Tiro y a Sidón [y a la tierra de Sodoma] en el Día de Juicio que a ustedes.” (Mat. 11:20-24) ¿Por qué? Porque las personas de estas antiguas ciudades de Tiro, Sidón y Sodoma no habían tenido el beneficio de la predicación, enseñanza y ejecución de las obras poderosas que estos judíos del primer siglo estaban recibiendo por medio del Hijo de Dios. Por eso, Jesús estaba diciendo que cuando los moradores de ciudades como Capernaum, Corazín y Betsaida regresaran en la resurrección durante su reinado de mil años volverían con las mismas personalidades orgullosas, tercas, que estaban manifestando en aquel entonces. Aunque claramente injusta, la gente de Tiro, Sidón y Sodoma no había manifestado esas características y por eso estaría en mejor posición en cuanto a aceptar la verdad e instrucción en los principios justos de Dios.—Compare con Mateo 21:31, 32.
10. ¿Qué nos dirá el ‘ser de juicio sano’ en cuanto al factor principal de que depende el que consigamos vida eterna en el Nuevo Orden?
10 Siendo “de juicio sano,” entonces, no confiaremos en que algún acontecimiento poderoso, aun tan grande como la “tribulación grande” que está adelante, obre alguna transformación mágica en nosotros que asegure nuestro feliz éxito en el nuevo orden de Dios. Y comprenderemos que, en resumidas cuentas, el que consigamos o no la vida eterna no va a depender simplemente de asociarnos con cierto pueblo y organización. En resumidas cuentas va a depender de lo que somos como personas, de cuáles son nuestras cualidades personales.
11, 12. (a) Ilustre cómo las serias debilidades espirituales de ahora, si no se corrigen, podrían estorbar el progreso a la perfección de parte de los sobrevivientes que entrarán en el nuevo orden de Dios. (b) ¿Quién tendrá la culpa si uno no vive en conformidad con el contenido de los “rollos” que se abran entonces?
11 Por eso, con toda seriedad y con plena posesión de nuestros sentidos, tenemos que ser honrados en la justipreciación de nosotros mismos, no minimizando los hábitos o actitudes incorrectos que revelan seria debilidad espiritual ni disculpándonos a causa de ellos. Un hombre, por ejemplo, pudiera tener lo que algunos llaman ‘ojos que vagan lascivamente.’ Puede que no sea fornicador ni adúltero en el sentido literal, pero su interés en el sexo opuesto es excesivo; sus ojos vagan lascivamente de ésta a aquélla. Si tal hombre de veras pasa por la aterradora experiencia de sobrevivir a la “tribulación grande,” quizás sus ojos miren ‘directamente adelante’ por un tiempo. Pero si realmente no ha fijado su corazón contra las inclinaciones lascivas, es posible que pronto sus ojos empiecen de nuevo a vagar lascivamente, sí, aunque esté en el Nuevo Orden. Lo mismo aplicaría a la persona que depende en demasía de las bebidas alcohólicas. Aunque no es borracho, si su interés en ellas es inmoderado y no corrige el asunto, puede causarle problemas más tarde como posible sobreviviente que entrará en el Nuevo Orden. El que no haya una industria de bebidas alcohólicas no impediría esto, así como no impidió que Noé bebiera en exceso en una ocasión después del diluvio global.—Gén. 9:20, 21.
12 Así, también, sucede con otros peligrosos hábitos o rasgos de la personalidad. Tendencias hacia la ambición egoísta, la jactancia, la envidia, el chismear, la pereza crasa o la falta de sumisión a la jefatura... hay numerosas cosas que podrían crear problemas para nosotros si no aprendemos a controlarlas. Podrían estorbar u obstruir el que progresáramos a la perfección durante el período de mil años en el cual Cristo Jesús y sus coherederos celestiales servirán de sacerdotes para la curación de los súbditos terrestres del Reino. (Gál. 5:19-21; Rev. 5:10; 22:1, 2) Si alguno de nosotros dejara de satisfacer los requisitos para la vida por no vivir en armonía con el contenido de los “rollos” de Dios en ese entonces, no tendrá a nadie a quien culpar —ni al presente mundo inicuo, ni a Satanás y sus demonios— solo a sí mismo.
VIGILANCIA EN CUANTO A ORACIÓN
13. ¿Qué está envuelto en ser “vigilantes en cuanto a oraciones”?
13 Fácilmente podemos ver por qué, después de exhortar a ‘ser de juicio sano’ en vista de la proximidad del “fin de todas las cosas,” entonces el apóstol Pedro instó: “Sean vigilantes en cuanto a oraciones.” (1 Ped. 4:7) Aunque las oraciones a horas acostumbradas, como a las horas de comer, o al levantarse o al acostarse, ciertamente son apropiadas, ¿es esto ser “vigilantes en cuanto a oraciones”? Más bien, queremos estar ‘buscando el rostro de Jehová’ a través del día, orando no solo con nuestra voz o labios sino con nuestro corazón. (Sal. 27:8, 9) Queremos ser sensitivos a nuestra necesidad de su ayuda y dirigirnos a él por guía y fuerzas siempre que percibamos cualquier debilidad en nuestra fe o cualquier tendencia hacia el deslizarnos de los principios justos de Jehová.
14, 15. (a) ¿Qué relación merece la mayor vigilancia en cuanto a mantenerla en una condición excelente? (b) ¿Qué clase de oración demuestra que estamos listos para vivir en el Nuevo Orden?
14 ¿Estamos alerta en nuestros tratos con otros, vigilantes para no ofender, para evitar peligro o para ver que nuestros tratos comerciales tengan buen éxito? ¡Cuanto mayor debe ser nuestra vigilancia y cuidado en cuanto a mantener una relación excelente con Jehová Dios y aprovecharnos de su plena ayuda y dirección! Es urgente la necesidad que tenemos actualmente de la oración. No cesará sencillamente al entrar en el nuevo orden que se aproxima.
15 Cuando hablamos con Dios podemos mostrar que no nos sentimos confiados, que no somos rutinarios sino, más bien, que estamos abriéndole nuestro corazón, contándole nuestros problemas, nuestros esfuerzos por mejorar y quizás nuestra desilusión de nosotros mismos, buscando su ayuda y bondad inmerecida, pidiéndole que nos muestre compasión. El ser vigilantes y sensibles a la necesidad de la oración ahora ciertamente efectuará mucho para equiparnos para la vida entonces. La oración sincera es evidencia de fe profunda.
RESPETO A LA JEFATURA TEOCRÁTICA
16, 17. (a) ¿Cómo sabemos que el principio de jefatura estará en operación en el nuevo orden de Dios entre los sobrevivientes terrestres? (b) ¿Qué preguntas hace surgir esto en cuanto a estar listos para vivir entonces?
16 Tal fe contribuirá mucho a nuestro buen éxito en el nuevo orden de Dios. Entre las cosas que sí sabemos acerca de la vida entonces es que funcionará jefatura. Como reconoció el rey David: “Tuyo es el reino, oh Jehová, El que también te alzas como cabeza sobre todo.” (1 Cró. 29:11) En el ejercicio legítimo de su soberanía, Jehová ha hecho de la jefatura uno de los principios básicos del arreglo divino. Sea jefatura ejercida por individuos, como por el Rey Jesucristo o por cabezas de familia individuales, o jefatura ejercida por un cuerpo de personas encargadas de dirigir o tomar decisiones y rendir fallos bajo el Rey nombrado de Dios, ¿respetaremos dicha jefatura en el Nuevo Orden? ¿La respetamos ahora?
17 Durante el reinado de mil años Cristo Jesús llevará a cabo plenamente su papel como “caudillo y comandante” para todos sus súbditos. (Isa. 55:4) Su gobierno reemplazará a los de “César” y será un gobierno activo cuya dirección de los asuntos de la Tierra se sentirá de muchas maneras. ¿Responderemos de buena gana a los mandatos del Rey? El progreso a la perfección y aun la vida misma dependerán de esto.
18. ¿Qué situaciones contrastantes surgieron en las llanuras de Sinar y en la Jerusalén restaurada que ilustran el efecto de la jefatura sobre las circunstancias del modo de vivir de las personas?
18 Después del diluvio global del día de Noé, Jehová Dios mandó a los sobrevivientes que se esparcieran y llenaran la Tierra. Cuando muchos, congregados en las llanuras de Sinar, decidieron lo contrario y resolvieron concentrarse en una ciudad grande, Jehová hizo cumplir su voluntad soberana, confundiendo el lenguaje de ellos y así ‘los esparció de allí sobre toda la superficie de la tierra.’ (Gén. 9:1; 11:1-9) En dirección contraria, muchos siglos después cuando los judíos desterrados que habían regresado reedificaron Jerusalén, los registros de Nehemías muestran que la ciudad estaba subpoblada, y por eso se echaron suertes y evidentemente un cabeza de familia de cada diez fue seleccionado para mudarse a la ciudad con su familia. Evidentemente todavía otros se ofrecieron voluntariamente a hacerlo y la gente los bendijo a causa de esto. Quizás no a todos los seleccionados les haya agradado en particular la idea de mudarse a Jerusalén. Pero su respuesta evidenciaba fe e interés en ver que la “ciudad santa” funcionara eficazmente.—Neh. 7:4; 11:1, 2.
19, 20. (a) ¿Qué preguntas hace surgir esto para nosotros al contemplar el vivir en el nuevo orden de Dios? (b) ¿Cómo podemos mostrarnos preparados ahora en cuanto a tales aspectos del vivir en el Nuevo Orden?
19 ¿Qué hay, pues, si en el nuevo orden de Dios a usted se le mandara que se mudara a otra zona, quizás hasta a un lugar lejano, y hacer de ése su hogar? ¿Respondería usted? ¿Qué hay si se le pidiera que se mudara a una zona más poblada, a una comunidad donde se estuviera llevando a cabo algún trabajo especial del gobierno del Reino que requiriera esfuerzo y cooperación de grupo? O, ¿qué hay si se le diera a usted la oportunidad de ofrecerse voluntariamente a mudarse así? ¿Qué haría? ¿Dejaría usted que la preferencia personal lo gobernara, y le parecería que su felicidad estaba enlazada inseparablemente a alguna zona geográfica o marco de su propia selección?
20 A cierto grado, podemos mostrar ahora nuestra disposición correcta por nuestro gusto en responder a oportunidades o sugerencias de por lo menos una naturaleza algo similar. Aun en cosas tan pequeñas como peticiones de cooperar en llenar ciertos asientos en un lugar de reunión o en una asamblea, ¿respondemos de buena gana? En la obra de predicar las buenas nuevas, ¿estamos renuentes a servir en ciertos territorios locales? Si las circunstancias y las obligaciones o deberes personales nos lo permiten, ¿nos ofrecemos voluntariamente para servir donde la necesidad es más grande aunque esto signifique el ‘desarraigarnos,’ por decirlo así, y quizás sacrificar ciertas comodidades y gustos personales? ¿Cuánta fe e interés sincero mostramos para promover los intereses de la “Nueva Jerusalén,” el gobierno del reino de Dios por Cristo Jesús?
RESPETUOSOS A PESAR DE IMPERFECCIONES
21. ¿Cómo requiere fe genuina de nuestra parte el uso que hace Dios de representantes humanos?
21 Junto con esto tenemos que reconocer la importancia de la fe en la habilidad de Jehová Dios y su Hijo para usar representantes humanos al gobernar. Uno podría responder con presteza a instrucciones o asignaciones pronunciadas por un ángel o transmitidas por una poderosa, hasta atronadora, voz del cielo. Pero ¿qué hay si una asignación viene por medio de representantes humanos del gobierno celestial? Esto requiere más fe, ¿no es verdad?
22, 23. (a) ¿A qué grado afecta la imperfección humana el servicio de estos representantes terrestres, y cómo pudiera esto afectarnos? (b) ¿Desaparecerán inmediatamente después de la “tribulación grande” las imperfecciones, las equivocaciones y el no usar buen juicio? (c) ¿Qué preguntas hace surgir esto?
22 Hoy, cuerpos de ancianos funcionan dentro de las congregaciones cristianas locales y un cuerpo gobernante de ancianos sirve a la congregación en toda la Tierra. Los que ahora forman estos cuerpos todos son hombres imperfectos; pero por la ayuda del espíritu santo de Dios pueden servir bien Su voluntad y propósito. ¿Se nos hace difícil respetar a estos individuos o cooperar con ellos porque nos damos cuenta de que no son perfectos? ¿Qué hay del período inicial del Nuevo Orden?
23 Aunque desde su principio el nuevo orden de Dios debería causar gran gozo, no obstante, la imperfección no desaparecerá el primer día, la primera semana, el primer mes, el primer año ni aun la primera década después de la “tribulación grande” y el abismar a Satanás. Si ése fuese el caso, ¿por qué apartar mil años para la restauración completa de la perfección y la plena reconciliación de la humanidad con Dios? ¿Qué hay si alguna imperfección de parte de personas encargadas de responsabilidad como representantes del gobierno del Reino afectara a uno de nosotros adversamente, quizás resultando en algún acto o arreglo que no nos parece que es exactamente como debiera ser, causándonos cierto desagrado o disgusto? ¿Nos impacientaremos o nos excitaremos si los asuntos no se corrigen inmediatamente? ¿Seremos tentados a ‘obrar por nuestra propia cuenta’ en un esfuerzo por rectificar lo que nos parece que necesita corrección? ¿Cómo reaccionamos ahora a circunstancias similares a medida que nos preparamos para vivir en el nuevo orden de Dios?
24, 25. (a) ¿Por qué murió Uza a manos de Dios? (b) ¿Qué motivo pudo haber tenido, y qué actitud manifestó?
24 Tenemos un ejemplo que nos sirve de guía en la ocasión del esfuerzo de David por traer el arca del pacto a Jerusalén. En vez de hacer que el arca fuera transportada en pértigas sobre los hombros de los levitas coatitas (según la Ley), fue colocada en un carruaje. En cierto punto las reses vacunas que halaban el carruaje “casi causaron un vuelco,” y un hombre llamado Uza alargó la mano y agarró el arca. ¿Qué resultó? Jehová Dios “lo derribó . . . por el acto irreverente, de modo que murió allí cerca del arca.” (2 Sam. 6:1-7) ¿Qué pasó?
25 La ley de Dios prohibía específicamente el que cualquiera, a excepción de los representantes sacerdotales autorizados, tocara el arca sagrada, so pena de muerte. Se conocía públicamente la ley, y como Uza sin duda era levita (pero no sacerdote), debería haber sabido mejor que otros el mandato explícito de Dios. Optó por violar ese mandato, quizás asumiendo que las circunstancias lo justificaban. Quizás le haya parecido que si él no actuaba para afirmar el arca ciertamente se caería. Si pensó así, le faltó fe en el poder de Dios de atender los asuntos de tal manera que ninguno de sus siervos tenga que desobedecer sus mandatos explícitos. Por otra parte, quizás haya pensado que tenía oportunidad de hacerse ‘héroe,’ consiguiendo fama duradera como ‘Uza, el hombre que impidió que se cayera el arca sagrada.’ De cualquier manera mostró falta de respeto.
26. ¿Qué lección vital conseguimos de esto que protegerá los intereses de nuestra vida en el Nuevo Orden?
26 Las acciones y los métodos no bíblicos, la presunción y la usurpación jamás están justificados. Con tantas causas para regocijarse en el nuevo orden de Dios, cualesquier condiciones iniciales que entonces reflejen imperfección humana no deben hacer que nos acaloremos ni que hablemos u obremos imprudentemente. Es preciso que ‘mantengamos nuestro juicio en todas las cosas,’ comprendiendo que el principio o regla, “mejor es el fin de un asunto posteriormente que su principio,” aplicará aun en el reinado de mil años del Hijo de Dios, y “mejor es el que es paciente que el que es altivo de espíritu . . . porque el ofenderse es lo que descansa en el seno de los estúpidos.”—2 Tim. 4:5; Ecl. 7:8, 9.
27, 28. Cuando parece que algún asunto necesita corrección o rectificación, ¿cuál es la manera correcta de proceder para asegurarse del favor y bendición de Dios?
27 Si no estamos autorizados para obrar en cierto asunto, podemos informar a los que sí lo están. Después de eso en vez de tratar impacientemente nosotros mismos de ‘afirmar el arca,’ podemos mostrar confianza en la dirección de Dios de los asuntos, confiados en que con el tiempo él hará que solo resulte bien. Como aconseja Salmo 4:4: “Agítense, pero no pequen. Digan lo que quieran en su corazón, sobre su cama, y callen.”—Compare con Salmo 63:6-8.
28 Por lo tanto, podemos prepararnos ahora para el nuevo orden de Dios mostrando respeto a los arreglos que su Hijo pone en vigor en la congregación cristiana, teniendo la certeza de que Jehová Dios y Cristo Jesús jamás están mal informados o sin conocimiento de las cosas que necesitan ajuste o corrección.
[Ilustración de la página 654]
¿Significa que está listo para vivir en el nuevo orden de Dios el que uno tenga el deseo de disfrutar de salud física? Diez leprosos procuraron que Jesús los sanara, pero solo uno tuvo un corazón que lo impelió a glorificar a Dios. ¿Cómo está el corazón de usted?