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Jonatán... “un hombre entre mil”La Atalaya 1980 | 1 de mayo
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Tal devoción altruista fue posible porque Jonatán aceptó a David como aquel a quien Jehová había escogido para el puesto de rey, y lo amó por sus excelentes cualidades.
Sin embargo, Jonatán no llegó a ser el segundo en el reino, sino que murió con su padre en batalla. (1 Sam. 31:2) La muerte de Saúl y Jonatán proveyó a David el motivo para componer una endecha o canto fúnebre, llamado “El arco.” Inicialmente, esta endecha llegó a ser parte de la colección de poemas, cantos y otros escritos que constituían el libro de Jaser. Después de eso “El arco” fue puesto en el registro inspirado de 2 Samuel. Se suponía que esta composición se enseñara a los hijos de Judá.—2 Sam. 1:17-27.
Cuando consideramos el maravilloso lazo de amistad que existía entre David y Jonatán, se nos hace fácil comprender por qué David se expresó como lo hizo en “El arco.” En ese canto él se lamentó como sigue: “Estoy angustiado por ti, hermano mío Jonatán, muy agradable me fuiste. Más maravilloso me fue tu amor que el amor procedente de mujeres.” (2 Sam. 1:26) Verdaderamente, Jonatán era “un hombre entre mil.”
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Ponderando las noticiasLa Atalaya 1980 | 1 de mayo
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Ponderando las noticias
¿Hay vida en el espacio?
● Por mucho tiempo los científicos han presentado la suposición de que puede haber millones de civilizaciones inteligentes en otros planetas que giran alrededor de estrellas distantes. Ahora algunos de ellos no están muy seguros de eso. Allá en 1966 el astrónomo soviético Dr. Iosif S. Shklovsky fue coautor de un libro intitulado “Vida inteligente en el universo.” Pero parece que desde entonces el Dr. Shklovsky tuvo dudas, y hace dos años escribió lo siguiente en una publicación soviética: “Parece que nuestro Sol, esa estrella extraña y solitaria rodeada por una familia de planetas, con la mayor probabilidad es una rara excepción en el mundo estelar.”
Y, más recientemente, el Times de Nueva York informó acerca de un análisis de estrellas y planetas hipotéticos efectuado por medio de una computadora por el astrónomo Michael H. Hart. “Él llega a la conclusión de que, lejos de ser cosa común, la vida civilizada debe ser extremadamente rara, y puede que la que tenemos en la Tierra hasta sea única,” observa el Times. También señaló que si nuestra propia Tierra estuviera un 5 por ciento más cerca del Sol o 1 por ciento más lejos de él, pudieran desarrollarse extremos de temperatura que fueran perjudiciales a la vida. Además, Hart cree que el hecho de que jamás se haya descubierto señal alguna de vida extraterrestre es significativo.
En la Biblia el Creador indica que, por lo menos ahora, la Tierra quizás sea un lugar singular como planeta habitado por criaturas vivientes. Su Palabra dice: “En cuanto a los cielos, a Jehová pertenecen los cielos, pero la tierra se la ha dado a los hijos de los hombres.”—Sal. 115:16.
Se apaga la esperanza para el esperanto
● El “lenguaje internacional” de esperanto pasó sus primeros 100 años de existencia en diciembre de 1978 sin que recibiera mucha importancia. El periódico Daily Telegraph de Londres informa que “no hubo celebración, ni tarjetas de cumpleaños, ni siquiera una llamada telefónica de parte de alguno de los 1.500 miembros de la Asociación Británica de Esperanto.” El inventor del esperanto lo elaboró como un lenguaje universal con la esperanza de que tal lenguaje pudiera ayudar a poner fin a toda guerra. (La palabra significa literalmente: “El que tiene esperanza.”) El secretario general de la Asociación confiesa lo siguiente: “Ahora aceptamos el hecho de que él estaba equivocado.”
Ciertamente un lenguaje que toda persona hablara pudiera ser verdaderamente beneficioso. Sin embargo, los odios y el guerrear que existen hasta entre los que hablan el mismo idioma son clara muestra de que las ideas de seres humanos que quizás tengan buenas intenciones no pueden poner fin a las guerras. Solo nuestro Creador, Aquel que “está haciendo cesar las guerras hasta la extremidad de la Tierra” tiene suficiente poder para hacer lo que se necesita. Él ha prometido hacer esto, no por medio de programas sociales, sino, más bien, por efectuar el juicio y la “destrucción de los hombres impíos” que fomentan divisiones entre sus semejantes.—Sal. 46:9; 2 Ped. 3:7.
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