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¿Recuerda usted?La Atalaya 1983 | 1 de enero
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¿Recuerda usted?
¿Ha considerado usted cuidadosamente los últimos números de La Atalaya? Si así es, entonces probablemente recuerde los siguientes puntos de interés:
◻ ¿Por qué es como una gema preciada la Oración Modelo que dio Jesús?
Esta es muy valiosa. Cada faceta brilla con su propio esplendor. Su valor no ha disminuido.—15/10, pág. 3.
◻ Si un siervo dedicado de Jehová se ha apartado de la congregación, ¿le es posible volver a tener el favor de Dios?
Sí, es posible. Si una persona que ha dejado de asociarse con la congregación se siente culpable y perturbado en su corazón, esto prueba que no ha ido demasiado lejos para que Dios perdone los pecados de ella. Las ilustraciones de Jesús que se hallan en el capítulo 15 de Lucas muestran el interés que tienen en la recuperación de tal persona Dios, el Hijo de Dios, los ángeles y los hermanos espirituales mismos.—1/8, págs. 24-27.
◻ ¿Cómo será el Día del Juicio?
El Día del Juicio durará mil años. El juez, Cristo Jesús, será imparcial y justo. (Isaías 11:3-5) En primer lugar, la gente trabajará en unidad para hacer de la Tierra un paraíso, donde se dará la bienvenida a los muertos que serán resucitados. Luego, los resucitados serán juzgados sobre la base de lo que hagan durante el Día del Juicio... no sobre la base de lo que hicieron en el pasado. Los que escojan servir a Jehová obtendrán vida eterna. Eso hará del Día del Juicio un período de gozo.—15/8, págs. 8, 9.
◻ ¿Cómo puede proteger nuestra salud el consejo bíblico?
La Palabra de Dios contiene consejos prácticos que se pueden aplicar al cuidado de la salud. Proverbios 25:16, 27 nos ayuda a no sufrir daño debido a ingerir en exceso vitaminas, minerales o hierbas. Filipenses 4:5 puede protegernos de algunos tratamientos o diagnósticos que parecen extraños, que no se hayan comprobado o que estén en conflicto con el conocimiento general. Proverbios 14:15 nos advierte que no confiemos demasiado en meros testimonios. Proverbios 22:29 pudiera mover a los cristianos a buscar una segunda opinión de expertos en la materia.—15/9, págs. 22-28.
◻ ¿Qué beneficio excelente pueden obtener del libro de los Hechos los cristianos hoy día?
El libro de los Hechos destaca la magnífica esperanza del reino y muestra cómo fueron impelidos los cristianos primitivos a ser denodados testigos de Jehová y de su Hijo, Cristo Jesús. Este registro debe impulsar a los Testigos de hoy día a hacer lo mismo y a no temer cuando prediquen sobre su fe en el reino de Dios.—15/9, págs. 18-21.
◻ ¿Qué puede contribuir a una vida de familia feliz hoy?
Se puede alcanzar la felicidad familiar si cada miembro de la familia aprende y pone en práctica los consejos que Dios da en su guía sobre el matrimonio, la Biblia.—15/11, págs. 5-7.
◻ ¿Cuál es el punto de vista bíblico sobre el prestar dinero?
La Biblia no condena el tomar dinero prestado cuando el hacerlo es necesario, pero advierte: “El que toma prestado es siervo del hombre que hace el préstamo”. (Proverbios 22:7) Por lo tanto, el que toma prestado debería preguntarse: ‘¿Es realmente necesario?’ Si lo es, entonces esto da tanto al prestamista como al prestatario la oportunidad de desplegar amor cristiano. (1 Corintios 16:14)—15/12, págs. 26-29.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1983 | 1 de enero
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Preguntas de los lectores
◼ Cuando uno se enfrenta a pruebas o tareas difíciles, ¿es apropiado pedir “una porción doble” del espíritu de Dios, como lo hizo Eliseo?
En vez de pensar que uno necesita una ‘doble porción’ del espíritu de Dios en cierta ocasión, es mejor pensar en términos de pedirle a Dios que proporcione espíritu santo conforme a las necesidades de uno.
Después que el profeta Elías cruzó el río Jordán, justamente antes de que fuera llevado hacia los cielos en un carro ardiente, su asociado y sucesor, el profeta Eliseo, hizo una petición especial. Según la Versión Moderna, cuando Elías estaba a punto de partir, Eliseo le dijo: “Ruégote que tenga yo [...] una porción doble de tu espíritu”. (2 Reyes 2:9) Algunos cristianos, basados en lo que se dice allí, han pensado que necesitan, o, de hecho, han pedido a Dios, “una porción doble de espíritu”.
Sin embargo, la Traducción del Nuevo Mundo nos ayuda a entender la petición de Eliseo. Esta dice: “Por favor, que dos partes de tu espíritu vengan a mí”. (2 Reyes 2:9) Eliseo estaba pidiendo que del espíritu de Elías se le diera la porción correspondiente a un primogénito. ¿Por qué?
Lo que Eliseo dijo se basaba en la práctica que existía en el Israel antiguo de distribuir los bienes de un hombre cuando éste moría. Aunque los demás hijos recibían una porción de la herencia, el primogénito, o hijo mayor que sobrevivía al padre, recibía una porción doble, como también la responsabilidad de ejercer la jefatura en el hogar.—Deuteronomio 21:17.
Cuando fue la voluntad de Dios quitar a Elías del escenario inmediato como profeta principal a Israel, Eliseo había de sucederle. Eliseo no había de quedar como el único profeta entonces. Varios hombres a quienes se conocía como los “hijos de los profetas” estaban asociados con él. (2 Reyes 2:3, 5) No obstante, Eliseo había de ser el principal entre ellos, como sucesor principal de Elías. (2 Reyes 4:38; 6:1-3) Por eso, aunque ellos probablemente tenían una medida del espíritu de Dios y efectuaban ciertas funciones proféticas, Eliseo era como el primogénito de Elías y apropiadamente podía pedir dos partes del espíritu de Elías.
Jehová Dios proporciona espíritu santo a sus adoradores fieles según las necesidades y circunstancias de éstos. Cuando, debido a la gran cantidad de personas que estaban envueltas en la situación, Moisés necesitó ayuda, Dios mandó que se seleccionara a 70 ancianos capacitados para que le ayudaran. Jehová dijo a Moisés: “Tendré que quitar parte del espíritu que está sobre ti y colocarlo sobre ellos, y tendrán que ayudarte a llevar la carga del pueblo”. (Números 11:16, 17) Pues bien, eso no quiere decir que desde entonces Moisés no tuviera una provisión adecuada de espíritu santo, y que tuviera deficiencia en lo referente al espíritu. No; Dios proveería a Moisés y a los 70 asistentes suficiente espíritu como para que pudieran desempeñar las tareas que se les encomendaran. De modo similar, tanto Eliseo como los “hijos de los profetas” habían de tener suficiente espíritu santo para llevar a cabo sus deberes y enfrentarse a las pruebas y dificultades venideras.
Los cristianos también pueden recibir en abundancia la fuerza activa, o espíritu, de Dios. Se entiende que tienen que vivir de una manera que no impida el fluir continuo y la acción del espíritu santo. (Compare con Efesios 4:30.) Además, deben pedir en oración el espíritu y estar convencidos de lo que dijo Jesús: “Si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos dones a sus hijos, ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!”. (Lucas 11:13) Podemos estar seguros de que Dios “no da el espíritu por medidas”, o “mezquinamente”. (Juan 3:34, NM, 1974; Centenary Translation of the New Testament) En vez de darnos “una porción doble” él nos dará la cantidad de espíritu santo que necesitemos para que podamos enfrentarnos a los problemas de la vida, participar en la obra importante de predicar las “buenas nuevas del reino”, y comprender y aplicar Su Palabra.—Mateo 24:14.
◼ En vista de Jueces 4:4, ¿se puede considerar a Débora como uno de los jueces del antiguo Israel, junto con Sansón, Gedeón y otros?
En Jueces 4:4 el registro bíblico dice: “Ahora bien, Débora, profetisa, esposa de Lapidot, juzgaba a Israel en aquel tiempo en particular”. Antes, en Jueces 2:16, el registro dice: “Jehová levantaba jueces, y éstos los salvaban de la mano de sus pilladores”. Así, el trabajo principal de un juez sería el de salvar a Israel de sus enemigos. Por eso, parece que la frase de Jueces 4:4 acerca de que Débora “juzgaba a Israel en aquel tiempo en particular” no significa que Débora estuviera usurpando el lugar de un hombre y que estuviera cumpliendo todos los deberes de un juez en Israel. A diferencia de Samuel, Gedeón y otros jueces ella no juzgó a todo Israel ni obró como su libertadora o ‘salvadora’. De hecho, en Nehemías 9:27 se usa el término “salvadores” en vez de “jueces”.—Compare con Jueces 3:9, 15.
Como profetisa, Débora le dijo a Barac lo que era la voluntad de Jehová en el asunto. Jehová utilizó a Débora para llamar a Barac para que éste sirviera de juez y derribara al enemigo. Barac sirvió como el “salvador” provisto por Jehová, no Débora, aunque Barac le pidió a Débora que lo acompañara. Por eso, es muy improbable que Débora ejecutara todos los deberes que por lo general se asociaban con el puesto de un juez en Israel, el más prominente de los cuales era el deber de conducir a las tribus en guerra contra los enemigos de Jehová.
Así, aunque a Débora se le puede describir apropiadamente como profetisa, es solo en sentido general que estuvo efectuando una medida de juzgar en Israel; no estaba tomando todo el lugar de un juez varón en Israel. Jueces 4:5 dice: “Moraba [Débora] bajo la palmera de Débora entre Ramá y Betel en la región montañosa de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella para juicio”. En cuanto al asunto de dar a los israelitas la respuesta de Jehová a problemas difíciles que se presentaran, ella podía hacer esto porque el espíritu de Jehová estaba sobre ella.
En contraste, Barac ciertamente fue uno que efectuó liberación para los israelitas. La conclusión razonable que se deriva de esto es que Barac fue juez en el sentido pleno de la palabra, y esto concuerda con Hebreos 11:32, donde se le clasifica entre los jueces del antiguo Israel. Así, el libro Aid to Bible Understanding, en la página 980, al dar una lista de los jueces de Israel, no incluye a Débora.
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