Lealtad es la prueba
1, 2. ¿Qué significa lealtad, cómo se ejemplifica en Cristo Jesús, y a quiénes confía Jehová los intereses del Reino?
LA PALABRA “lealtad” no aparece en la versión del rey Jaime o la Americana Normal. Empero hay muchas palabras en la Biblia que tienen exactamente el mismo significado. Se usa en el Deuteronomio 13:4, traducción de Móffatt, vertida de la palabra hebrea dabaq, que significa “apegarse o adherirse, pegarse, asirse”. Es una palabra francesa del latín legalis, que significa “legal”, que en francés antiguo es loial; de ahí nuestra palabra española “leal”, de la raíz “ley”. En su uso aceptado esta palabra se refiere a ser fiel en el amor o en el deber, a cumplir uno con su palabra, o a permanecer fiel en tiempos de sublevación a lo que se ha jurado lealtad. Significa lo que se hace en estricta conformidad con la ley de Dios. Una persona leal es alguien que es confiable, aplicado, fiel en el desempeño del deber y que está en armonía de corazón con los arreglos de Dios. Esto se ejemplifica en Cristo Jesús. Está escrito de él: “Un oído abierto me diste; yo contesté, ‘Aquí vengo a cumplir tu mandato en el Libro; agradarte y servirte es mi gozo, tu ley yace muy dentro de mi corazón.’” (Sal. 40:6-8, Mo) Él se adhirió estricta y firmemente a la ley de Dios a todo tiempo, como si él fuera la ley, sin jamás desviarse. “Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y eternamente.” (Heb. 13:8, NM) Jehová Dios siempre es consistente, nunca descuida sus propias leyes y principios. “Con él no hay la variación del cambio de la sombra.”—Sant. 1:17, NM.
2 Jehová todavía está educando a sus fieles para su servicio presente y futuro, y nadie es capaz de ejercer autoridad hasta que haya aprendido a obedecer y ser leal a la autoridad. Algunos de los siervos de Dios no han sido hombres de gran “habilidad natural” como este mundo entiende ese término, pero han tenido habilidad verdadera a la vista del Señor, y han sido enteramente confiables y leales a Jehová y su voluntad. Aquellos con quienes Dios hoy confía sus intereses del Reino son los que han demostrado su lealtad bajo prueba, teniendo esa misma estricta conformidad con la ley de Dios que demostró Cristo. Esto tiene que ser el resultado de las convicciones personales de uno.
3. ¿Quiénes se mantienen fieles a la ley de Dios, y a qué autoridades son leales?
3 Cierto, la lealtad de uno puede impresionar a otros e influir en ellos, pero se exhibe, no con ese propósito, sino debido a que uno ha jurado lealtad. Ni debe ser la lealtad de una persona el factor determinante que obligue a otros a la misma conclusión. Sin embargo, donde todos los de un grupo son de la misma opinión y determinación por convicción personal, y todos están unidos voluntariamente, entonces ésa es una compañía leal. Hoy los testigos de Jehová son el único grupo de personas que se mantiene fiel a la ley de Dios, su regla de acción. Ellos son leales a las autoridades más encumbradas del universo, Jehová y Cristo Jesús, y fielmente se adhieren al gobierno teocrático, en todo caso mostrándose leales sin vacilaciones, a él y a su Rey. También estos testigos reconocen el arreglo que Jehová ha establecido por medio de crear al “esclavo fiel y discreto”, que ahora tiene a su cargo todos los bienes y posesiones del Señor sobre la tierra. Reconocen presta y voluntariamente a la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract como el siervo legal del “esclavo fiel y discreto”, y son leales a ella, también a la verdad y a sus hermanos en la fe. La lealtad se conoce sólo cuando se demuestra, y se revela en realidad cuando hay dificultad, adversidad y tentación. Una vez que se manifiesta, sin embargo, trae por resultado confianza en la persona leal.
4. ¿Cuál es el principio fundamental de la lealtad, y cómo se desarrolla ésta?
4 El servicio y la lealtad son inseparables. Tiene que haber persistencia sin vacilaciones en el servicio de Jehová, y éste es el principio fundamental para desarrollar lealtad. Tenemos que servir gozosa y anuentemente los intereses del Reino, aprovechando plenamente tanto las oportunidades pequeñas como las grandes, si queremos tener lealtad. Los que quieran ser leales tienen que estudiar la Palabra de Jehová y aprender cómo él obra, entender los principios en que se basa, y sus motivos, y al mismo tiempo aprender cómo apartarse de las ideas y costumbres de los inicuos. “Feliz el hombre que nunca se rige por el consejo del impío, . . . sino que encuentra su gozo en la ley del Eterno, escudriñándola día y noche.”—Sal. 1:1, 2, Mo.
5. ¿Cómo está implicado el nombre de Jehová en nuestra lealtad?
5 Los testigos permanecen leales al nombre de Jehová aunque a éste hoy se le reprocha y blasfema. Ellos continúan fieles y creen en Él y no hacen caso de la deshonra y vergüenza que los de este mundo amontonan sobre ellos. La palabra profética habla de esta condición diciendo: “Es por tu causa que he sufrido vituperios, dejé que los insultos me cubrieran con vergüenza, . . . Es el celo por tu casa el que me consume, y los vituperios contra ti caen sobre mí. Cuando castigué mi alma con ayuno, los hombres se mofaron de mí; cuando me vestí con saco, llegué a ser objeto de burla; los hombres hacen una broma de mí en público, me meten en sus canciones de ebrio.” (Sal. 69:7-12, Mo) Si queremos ser leales entonces tenemos que soportar tales cosas. El apóstol Pablo dijo: “Pues ni aun Cristo se complació a sí mismo; sino así como está escrito: ‘Los vituperios de los que te vituperaban han caído sobre mí.’” (Rom. 15:3, NM) Nosotros somos un pueblo para un nombre y tenemos que vivir en conformidad con ese nombre; por lo tanto tenemos que saber lo que el nombre significa, lo que representa, por qué somos su pueblo, y saber cómo alabarlo y engrandecerlo. Sí, tenemos que llegar a amarlo tanto que nos sintamos lastimados cuando los hombres hablen perversamente de él, tanto, que lo defenderíamos así como nos defenderíamos a nosotros mismos. Jehová nos ha honrado con la revelación de su nombre y lo ha plantado en medio de nosotros, por lo tanto tenemos que aprender a obedecer todos los mandatos que se dan en ese nombre por parte del gran Rey de Sión, el Señor Jesucristo. Él es el Escogido, la ‘piedra principal del ángulo’, el gran Profeta de Dios, y a él hay que escuchar y obedecer estrictamente.
6. Explique maneras de deslealtad entre los hermanos.
6 En la misma organización del Señor, la lealtad o la deslealtad pueden demostrarse de muchas maneras. Alguien puede concluir que su lugar asignado está subordinado al que se le ha asignado a alguna otra persona, y, por razón del hecho de que tiene más educación y habilidad humana, se siente superior a aquel a quien el Señor ha colocado en la posición superior. Abrigando tales pensamientos, él está dejando caer el escudo de la fe y está permitiendo que saetas venenosas entren a su mente, y muy rápidamente quizás llegue a ser desleal. Mientras que un hermano leal recordaría quién es él, cómo la verdad ha iluminado su mente, y que todo lo que sabe acerca de Jehová, el Rey, y el Reino ha venido mediante el servicio del “esclavo fiel y discreto”. Él sabe que así como Jehová dió el conocimiento de la verdad, así lo puede quitar. De modo que al reflexionar acerca de estas cosas no se ensalza a sí mismo contra su hermano, sino que lo considerará un privilegio servir con él. Así está manifestando lealtad a la regla de operación. O quizás la lealtad de una persona sea probada por trato aparentemente injusto. Posiblemente la otra persona no ofrezca ninguna expresión de remordimiento o pesar, haciendo que uno se sienta sumamente afligido, pero su lealtad se evidencia por el aguante gozoso y paciente de la prueba, sabiendo que “Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios”. (Rom. 8:28, NM) Otro hermano quizás sea abandonado por su familia carnal y por algunos que él creyó que eran sus amigos. ¿Qué hará? ¿Obrar lealmente de acuerdo con la regla de acción de Dios?—Luc. 14:26.
7, 8. Dé un ejemplo de lealtad y deslealtad de hace treinta años, y el resultado.
7 Allá en los tiempos turbulentos de 1918-1922 hubo pruebas severas entre el pueblo de Dios. El Señor se había presentado en el templo para juicio. La pregunta era: ¿Quién permanecería lealmente de parte de Jehová, continuando inmutable, inmovible? “Y ¿quién podrá soportar el día de su venida? Y ¿quién es el que podrá permanecer en pie cuando él aparezca? Pues Él es cual fuego de fundidor y como lejía de lavadores.” (Mal. 3:2, BC) Jehová mediante su Juez en el templo probó el corazón de su pueblo y rechazó a miles, porque eran egoístas y desleales. Después de ser alimentados y dirigidos mediante el fiel cuerpo gobernante legal, la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract, por treinta años, muchos dijeron: “Jehová también está tratando mediante otras agencias.” De esa manera pudieron adelantar sus propios intereses egoístas. Los fieles fueron leales a la organización del Señor. Produjeron prueba de su dirección y se opusieron a los que fueron desleales. Lucharon a favor de Jehová y su manera de obrar, y aunque la lucha continuó por años, los leales ganaron, y los desleales fueron removidos. Hoy como resultado hay cientos de miles de personas felices con el conocimiento de la verdad.
8 Sí, los desleales hubieran impedido que la verdad fuera a la gente en general, porque decían: “La cosecha ha terminado y la obra del Señor se ha hecho. Ahora tenemos que esperar ser juntados con el Señor en el cielo.” Los leales dijeron: “Jehová está revelando más verdad. La obra no ha terminado, y nosotros vamos a llevar adelante dicha obra sin hacer caso de la negligencia de ustedes y sus cargos de que el Señor no está tratando mediante la Sociedad Watch Tówer.” Creyendo que la verdad era de ellos, los desleales salieron y trataron de crear más luz, pero la chispa que tenían se apagó, como siempre sucede con las chispas cuando se separan del fuego principal. Desaparecieron en el aire, y así también desaparecieron los desleales. Aun en estos días finales de este sistema maligno hay unos cuantos que manifiestan su equivocada condición de corazón por conducta desleal. No se preocupe porque tales desleales parezcan tener una chispa de luz, más bien considere de dónde obtuvieron esa chispa, y a dónde los conducirá. ¿Hará que uno tenga asociación y unidad estrechas con el pueblo de Dios, o lo alejará más de él? ¿Unirá realmente a los fieles, o más bien es un engaño que hará que uno siga las ideas de otros hombres?
9. ¿Qué significa el ‘retirar el hombro’?
9 En realidad tales acciones crean discordia, porque uno va por un camino y el resto por el otro. Luego el punto en cuestión surge: ¿Quién tiene razón? Ya existe división, y no unidad. Los que aman a Jehová y su manera de actuar serán leales y fieles y no titubearán bajo la prueba. Es la honra y vindicación de Jehová lo que buscamos, y no la de algún individuo. Si ellos no quieren empujar la rueda con el hombro y ayudar a adelantar la obra del Señor, déjenlos que sigan sus propios planes. “Ninguno piense mal en su corazón contra su hermano. Empero no quisieron escuchar, antes dieron hombro rebelado.” (Zac. 7:10, 11, Va) “Mas ellos obraron con contumacia y no escucharon tus mandamientos y pecaron contra tus leyes, practicando las cuales el hombre recibirá vida de ellas; mostraron hombros rebeldes, y endurecieron su cerviz y no escucharon.” (Neh. 9:29, BC) Desastre vendrá a los que conocen el camino de Jehová, se han alimentado a la mesa del Señor, y después rinden un hombro rebelde. Es grande su responsabilidad, pues son desleales a la organización de Dios y conducen a otros a la deslealtad.
10. ¿Está todavía a prueba la lealtad? Explique.
10 A todos los testigos de Jehová se les está probando su lealtad de una manera u otra. A menudo las cosas pequeñas son las que sirven de prueba. No sólo hubo el tiempo de prueba de 1918 a 1922, sino que ha continuado desde aquellos días, ya que gran persecución empezó a sobrevenirle a la congregación en Alemania en 1933, mediante la organización nazi ahora difunta y deshonrada. Luego desde 1939 hasta el fin de la II Guerra Mundial llegó la mayor persecución que se haya descargado sobre el pueblo de Dios, y ésta en casi todas partes del mundo, pero los fieles permanecieron leales a la voluntad de Dios. El gran combate entre las naciones proporcionó a los religiosos falsos la oportunidad que querían de descargar su odio sobre los mismos escogidos de Dios, y daño terrible se les trajo. Pero los obedientes fueron verdaderamente leales a la regla de acción de Jehová. Rehusaron transigir, perder el ánimo o desviarse de la verdad. Fueron leales.
EJEMPLOS BÍBLICOS DE LEALTAD
11. Relate brevemente de la lealtad de David al tiempo que el arca de Dios estaba siendo traída a Jerusalén.
11 Siempre es agradable pensar en la pureza del servicio de David, y él da un ejemplo a todos los verdaderos amadores de la justicia. Ciertamente él tuvo sus debilidades humanas, por las cuales siempre pidió perdón con corazón arrepentido, pero él nunca fué hipócrita o presumido. Él permaneció fiel a Jehová y le engrandeció a todo tiempo. Por ejemplo, cuando el arca estaba siendo subida desde la casa de Obed-edom, el geteo: “David giró delante del Eterno con toda su fuerza en el baile, usando sólo una falda corta de lino alrededor de su cintura; así fué como David y toda la casa de Israel subieron el arca del Eterno con gritos y sonidos de trompeta.” Después “David fué a casa a saludar a su familia, pero Micol, hija de Saúl, salió a recibir a David, diciendo, ‘¡Excelente honor obtuvo hoy el rey de Israel, descubriéndose delante de las mujeres, delante de sus propios sirvientes, como cualquier individuo disoluto se descubriría indecentemente!’ David dijo a Micol, ‘¡Fué en la presencia del Eterno que bailé! ¡Bendito el Eterno, que me escogió a mí en vez de a tu padre o a alguien de su familia, designándome príncipe sobre Israel, el pueblo del Eterno! Cuando me alegro en la presencia del Eterno, ¡me considero demasiado humilde para ese honor!—¡No me estoy honrando a mí mismo!’” (2 Sam. 6:14, 15, 20-22, Mo) David se mantuvo firmemente de parte de la honra de Jehová y, cuando fué escarnecido y odiado por su propia esposa por hacerlo, él no vaciló ni cedió. Considere también las dos ocasiones cuando él pudo haber exterminado al rey Saúl. ¿Por qué le perdonó? No porque le amaba, ni porque se había casado con su hija, sino debido a la lealtad a Jehová y a su palabra que implicaba al rey ungido. “¡No toquéis a mis ungidos, y a mis profetas no hagáis mal!” (1 Cró. 16:22) Esta regla fué establecida cientos de años antes, en el tiempo de Abrahán. El ungido de Jehová es la niña de su ojo.—Gén. 26:11; Deu. 32:10; Zac. 2:8.
12. ¿Cómo demostró lealtad José en la casa de Potifar, y qué provecho podemos sacar de ello?
12 La experiencia de José en la casa de Potifar también ilustra lealtad. Tan confiable era que todo lo que concernía a los asuntos de su amo había sido dejado en sus manos, y él ejercía autoridad casi igual. En ese tiempo la disolución era terriblemente común entre las mujeres, y la esposa de Potifar no era ninguna excepción. Sin duda inducida por la hermosura, el poder, el vigor y la hombría de José, desvergonzadamente y con repetida importunidad se le ofrecía. En tal situación casi cualquier hombre hubiera caído; pero José se adhirió firmemente a su integridad, no sólo hacia su patrón que confiaba en él, sino también hacia su Dios, Jehová. En contestación a la tentación de la mujer, él dijo: “¿Cómo pues he de hacer esta gran maldad, y pecar contra Dios?” Él odiaba el pecado, y no podía quedarse para protestar, por temor de que fuera vencido. De modo que se apartó de la asociación que pudiera conducirlo a ello. Habiéndose convertido en odio amargo la pasión pecaminosa de la esposa de Potifar, ella usó la prenda de vestir del inocente José para acusarle falsamente. El furioso esposo puso a José en la cárcel. Jehová no se olvidó de él, porque con el tiempo la entera disciplina de la cárcel fué puesta bajo su control. Él debe haber estado ahí un tiempo considerable, porque pasó un período de trece años desde el tiempo cuando el registro concerniente a él empezó hasta el tiempo cuando él se presentó delante de Faraón después de ser sacado de la cárcel.—Gén. 39:9, 22; 37:2; 41:46.
13. ¿De qué manera mostró Moisés falta de lealtad? ¿Con qué resultado?
13 Que Jehová desaprueba los hechos desleales de sus siervos se ve en las experiencias de Aarón, María y, en un caso, hasta de Moisés. En el caso de Moisés fué en Meriba, durante el último año en el desierto, cuando los hijos de Israel estaban murmurando contra él por haberlos traído a ese lugar donde no había agua. Jehová mandó a Moisés: “Toma la vara, y reune la Congregación, tú y Aarón tu hermano; y hablad a la peña, a vista de ellos, y ella dará sus aguas; así les sacarás agua de la peña.” Moisés reunió al pueblo y dijo: “¡Oíd, rebeldes! ¿de esta peña hemos de sacaros aguas? Entonces alzó Moisés la mano, e hirió la peña con su vara dos veces: y salieron aguas abundantes.” Jehová entonces dijo a Moisés: “Por cuanto no creisteis en mí para santificarme en presencia de los hijos de Israel, por tanto vosotros no introduciréis esta Congregación en la tierra que yo les he dado.” (Núm. 20:5-12) Aunque Moisés será resucitado y recibirá una recompensa en el nuevo mundo, sin embargo el desagrado de Dios le fué manifestado en Meriba, porque Dios no hace acepción de personas. Aarón pudiera haber reprimido las palabras y hechos desmedidos de Moisés pero no lo hizo, y por lo tanto él también fué culpable de pecado, y fué castigado con el ser excluído de valiosos privilegios.—Núm. 20:24-28.
14, 15. Explique cómo María y Aarón fueron desleales. ¿Qué lecciones hay en ello para nosotros, y cómo siguen algunos su ejemplo hoy?
14 María fué desleal al no reconocer a su hermano Moisés como el único siervo escogido de Jehová. Aarón también tuvo parte en esta acción desleal. Ellos dijeron: “¿Acaso tan sólo por Moisés ha hablado Jehová? ¿no ha hablado también por nosotros?” Jehová sabía sus pensamientos, de modo que juntó a los tres y apoyó a su siervo Moisés y en su desagrado hirió a María con lepra, la cual fué curada después mediante la intercesión de Moisés. (Núm. 12:1-16) María murió después de eso en Cades. La deslealtad en contra de su siervo escogido no fué tolerada por Jehová.
15 Es lo mismo hoy, aun cuando estamos tan cerca del nuevo mundo. Aunque Jehová ha manifestado tan claramente su aprobación del “esclavo fiel y discreto”, algunos usan casi las mismas palabras: ‘¿Es solamente con el “esclavo fiel y discreto” que Jehová ha hablado? ¿No ha hablado también por nosotros?’ Tales personas se han alentado con ideas altisonantes, han permitido que el orgullo y el egoísmo las dominen, y concluyen que ellas han sido usadas en años pasados, de modo que ¿por qué no deberían tener parte en gobernar al Israel espiritual hoy? ¿No deberían ser oídas también? Estas personas se dan demasiada importancia, son presumidas y desleales. Quizás ellas no pondrán en tela de juicio el honor que pertenece al “esclavo fiel y discreto”, pero quieren saber por qué no deben ser oídas también. ¡Exactamente la dificultad de María y Aarón! Es digno de notarse que ninguno de los tres, ni Moisés ni María ni Aarón, entró en la Tierra Prometida, porque todos ellos murieron en el año cuadragésimo del viaje en el desierto.—Núm. 33:38; 20:1; Deu. 34:1, 5.
LEALTAD AL ÚNICO SANTUARIO
16. ¿Por qué tenía Jehová un solo santuario con el Israel natural? Y ¿por qué hay uno solo hoy? Explique.
16 El lugar de adoración es el altar, y es el lugar designado para sacrificios. Un lugar de adoración primero debe ser escogido por Jehová, y según la ley sólo se permite usar el lugar dedicado. (Éxo. 20:24; Deu. 12:5, 11) El santuario ha de ser solamente uno, para que el pueblo de Dios sea mantenido en unidad teocrática. (1 Rey. 12:27) En los días de Israel surgió una multiplicidad de lugares, lo cual fomentó el crecimiento de la adoración de ídolos. El tabernáculo era el centro de Israel y la adoración correcta quería decir la unidad de Israel, en el lugar que Dios escogió, donde él se complacía en morar. Después de la muerte del rey Salomón hubo una gran rebelión entre el pueblo de Dios y éste se dividió y el rey de Israel dijo: “Si este pueblo subiere a ofrecer sus sacrificios en la Casa de Jehová en Jerusalem, el corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam rey de Judá; . . . Por lo cual tomó consejo el rey, e hizo dos becerros de oro, y dijo a los Israelitas: Os es por demás subir a Jerusalem; ¡he aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto! Y puso el uno en Bet-el, y al otro le colocó en Dan. Y esto vino a ser pecado.” (1 Rey. 12:27-30) Jeroboam no estaba adhiriéndose a la regla de acción de Dios. La ley de Jehová estaba siendo burlada y el rey fué completamente desleal a Jehová y su santuario escogido. En estos últimos días algunos pasan por alto el lugar de reunión escogido, donde Dios habla a su pueblo, alrededor del “esclavo fiel y discreto”, usando siempre la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract. Este es el lugar escogido y que ha probado serlo por casi setenta años. Los que escogen sus propios lugares de adoración y servicio y enseñan a otros a hacer lo mismo corren el riesgo de ser cortados completamente de la congregación, así como sucedió con el pueblo típico. (Lev. 17:4) Ellos son desleales a Jehová y su organización escogida.
17. ¿Qué quedó revelado por la lealtad de Moisés contra la adoración falsa? ¿Por qué no debemos cansarnos?
17 Cuando Aarón construyó el becerro de oro, cediendo a las demandas del pueblo, Moisés lealmente permaneció de parte de Jehová contra esta adoración falsa. Él se puso a la puerta del campo y dijo: “¡Quienquiera que sea de parte de Jehová, venga a mí! Y se le reunieron todos los hijos de Leví.” (Éxo. 32:26) Una decisión tenía que hacerse, pues Jehová había sido insultado y los arreglos que él había instituído pasados por alto. De igual manera algunos ahora se cansan de esperar y piensan que algo va mal con el “esclavo fiel y discreto”, porque los acontecimientos no suceden como ellos creen que deberían suceder. El cansancio en la espera expone a muchos a la tentación. Si esperamos nuestro trabajo no será en vano, pero los que proceden a obrar por sí mismos ciertamente trabajan en vano y además ellos pasan por alto e insultan al Señor y su siervo reconocido.
18. ¿Qué se manifiesta por la lealtad de los tres hijos hebreos, y de qué manera nos ayuda hoy su actitud leal?
18 La verdadera lealtad se manifiesta por los tres hijos hebreos; y su experiencia claramente enseña que no importa cuán grande sea la distinción entre el rey y el súbdito, tal distinción se pierde cuando surge un conflicto entre la lealtad y el deber a Jehová y la obediencia a las leyes de los hombres. Estos tres hombres eran obedientes a la ley, y la ley de obediencia y lealtad a ella era la ley primera. No habían hecho nada en desafío al rey, sólo rehusaron (y eso no jactanciosamente) cumplir con un mandato que violaba el derecho de conciencia. Seguramente el que ellos se abstuvieran debido a su conciencia no causaba daño a otros. Ellos no estaban persuadiendo a otros a hacer lo mismo, aunque otros israelitas recibieron fortaleza por su adhesión leal a la ley de Dios. Durante la prueba tenían la mente firme, y la contestación pronta fué: “Séate conocido, oh rey.” Estos hombres estaban ‘pagando a César lo que le pertenecía’ y asegurándose de que Jehová recibiera lo que le pertenecía a él. Cuando César se arroga las cosas que son de Jehová, entonces su autoridad ha de resistirse. Dios no quiere las cosas de César. El punto en cuestión con estos hombres era volverse o quemarse, pero la devoción y lealtad verdaderas a Jehová calman el espíritu en tiempos críticos, y con calma ejemplar ellos dieron su respuesta. En días de más calma habían jurado ser fieles y leales a la voluntad de Dios y ahora la prueba había llegado. Ellos le hicieron frente resistiendo toda la oposición, aun la amenaza del rey, y el castigo del horno ardiente. Así es hoy, no permita que tiempo valioso se escabulla y luego espere que todo salga bien. Sepa ahora y este convencido personalmente, de modo que cuando se enfrente a alguna emergencia usted sepa qué hacer. Entonces se dará la respuesta correcta y usted no tendrá que avergonzarse, ni temer, al admitir lo que usted cree. Una firme persuasión de la verdad le librará de negar a Jehová y su Hijo.
PACTO DE SAL
19. ¿Qué es el “pacto de sal”, y por qué fué hecho con David?
19 Dieciocho años después de la sublevación en Israel, Jeroboam, rey de Israel, guerreó contra Abías, rey de Judá, y antes del combate Abías le gritó al rey rebelde: “¿No debéis vosotros saber cómo Jehová, el Dios de Israel, dió a David el reino sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos, por pacto de sal?” (2 Cró. 13:5, 6) ¿Qué es el “pacto de sal”? Jehová mandó: “Y sazonarás con sal toda oblación de tus ofrendas vegetales; y nunca dejarás que falte de tus ofrendas vegetales la sal del pacto de tu Dios. Con toda oblación tuya presentarás sal.” (Lev. 2:13; vea también Números 18:19.) La sal es un preservativo, evita putrefacción y descomposición, y por lo tanto habla de pureza y permanencia. Su naturaleza inalterable manifiesta constancia e inmutabilidad. Se informa que en tiempos antiguos el comer sal con otro era una señal de hospitalidad y fidelidad, un vínculo de amistad perpetua o voto de fidelidad. Era un voto de lealtad. (Esd. 4:14) Por consiguiente el pacto de sal que Jehová hizo con David permanecería para siempre sin quebrarse, y Abías le recordó a este rey traidor y desleal el pacto, pero en vano. Con un ejército que era el doble en tamaño, atacó a Abías, pero fué derrotado.
20, 21. ¿Qué quiso decir Jesús con la declaración de Marcos 9:49, 50?
20 El Señor Jesús dijo: “Pues todos tienen que ser salados con fuego. La sal es excelente; pero si alguna vez la sal pierde su fuerza, ¿con qué la mezclarán? Tengan sal en ustedes mismos, y mantengan paz entre unos y otros.” (Mar. 9:49, 50, NM) Sin duda el calor de la persecución no hará daño a ninguno de los que son leales, y las pruebas que resultan de la presencia del gran Juez serán para la purificación y el limpiamiento del pueblo de Dios. (Mal. 3:2-4) Si la sal espiritual no está allí, entonces hay corrupción y descomposición. Si en nuestro sacrificio a Jehová no tenemos fidelidad, integridad y lealtad, entonces para nada servimos. Es muy necesario que tengamos confianza en nuestros hermanos, en que ellos cuidarán y serán dignos de confianza en el servicio. Tenemos que estar en paz, pero esto es imposible a menos que tengamos lealtad, confiabilidad e integridad nosotros mismos. Debemos tener ‘sal en nosotros mismos’. Esto nos mantiene en el servicio, vigorosos, prontos, aceptos, concienzudos y con amor fraternal.
21 Los que se ofrecen voluntariamente al servicio de Jehová tienen que esperar caer como sacrificio al fuego de la persecución. Como todo sacrificio primero se prepara con sal antes de ser consumido con fuego, así nosotros tenemos que ser puros de corazón, leales hasta el grado de asegurarnos de que es un sacrificio al Señor. Sí, hasta cortándonos de todo lo que sería un obstáculo en el desempeño de nuestra parte del acuerdo. ‘Fiel será el que ha prometido.’ (Heb. 10:23) El que nosotros participemos del “pacto de sal” debe querer decir que no hay engaño, fraude o hipocresía en nuestro acuerdo con Jehová, que nosotros nunca haremos nada que sea traición y deshonra para él. El participar de sal ciertamente hablaría de lealtad. ¡Cuán reprensible y terrible, por lo tanto, fué el acto de Judas Iscariote quien se sentó y comió a la mesa del Señor! “El que mete su mano conmigo en el plato es el que me traicionará.” “Pero, ¡miren! la mano del que me traiciona está conmigo a la mesa.” ¡Comiendo a la misma mesa y sin embargo al mismo tiempo meditando la traición!—Mat. 26:23; Luc. 22:21, NM.
22. ¿Cuán importante es permanecer leal al siervo de Jehová? y ¿cómo es el pueblo de Jehová la sal de la tierra hoy?
22 Cuán terrible calamidad sobreviene a los que han estado comiendo pan y sal espirituales a la mesa del Señor hoy como se proveen por “el esclavo fiel y discreto”, y luego se retiran y ponen su propia mesa y esperan atraer al Señor con ellos. No sólo han roto la amistad y manifestado deslealtad sino que han animado a otros a hacer lo mismo. Entendamos bien la situación. No hay duda de que los testigos de Jehová son la sal de la tierra, así como Noé lo fué cuando un mundo estaba desapareciendo entonces. Así como la sal salva de la corrupción, así Noé y su familia fueron un resto salvado. Ellos comenzaron la población del mundo, lo que ha resultado en los millones que han vivido desde entonces. Nadie del linaje de Adán viviría ahora si no hubiera sido por el fiel de Jehová en ese entonces. Asimismo ahora. “De hecho, a menos que esos días fueran acortados, ninguna carne se salvaría; pero por causa de los escogidos aquellos días serán acortados.”—Mat. 24:22, NM.
LEY DE JEHOVÁ
23. ¿Cuáles son los dos grandes mandamientos, y si somos leales a ellos cuál es el resultado? y ¿qué debemos hacer para ser aprobados por Dios?
23 “Jesús contestó: ‘El primero es: “Oye, oh Israel, Jehová nuestro Dios es un solo Jehová, y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con toda tu fuerza.” El segundo es éste: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento mayor que éstos:’” (Mar. 12:29-31, NM) Esto significa dedicar todo a Jehová; y no puede concluirse que con tal que uno ame a Jehová tiene libertad para lastimar a otros, porque hay que obedecer el segundo mandamiento, y nadie puede amar a Dios y al mismo tiempo lastimar a su prójimo. Santiago dió a esto el nombre de “la ley real”. Donde las responsabilidades bíblicas de familia son pocas, los que están dedicados a Jehová deben preguntarse si están dando la mayor expresión posible a su amor. No se nos manda amar a César con toda nuestra fuerza, y es imposible dar todo nuestro amor y fuerza a Jehová y a César al mismo tiempo. Debido a posibles demandas sobre nuestro tiempo y fuerza por otros aparte de Jehová, pruebas vendrán, y cada uno tendrá que decidir a quien obedecerá primero. Quizás a usted se le mande desempeñar algún acto que signifique desobediencia a la “ley real” según la declara el texto: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.” (Sant. 2:8, NM) Hágase usted la pregunta: ¿Se lastimaría usted de tal manera? Si no, entonces usted tiene que obedecer a Dios primero. Su lealtad a Jehová y su ley le proporcionará una conciencia clara y limpia y le traerá recompensa. Las leyes de Jehová son universalmente supremas. Se demandarán ciertas cosas de los hermanos debido a situaciones de emergencia y circunstancias apremiantes, pero siempre tenga presente que ninguna situación jamás podría cancelar su responsabilidad principal hacia el todopoderoso, omnipotente y omnisciente Creador. La lealtad está a prueba. Obedezca a Dios primero y confíe en él completamente y el resultado será bueno, mientras que si usted cede a la deslealtad el resultado, en cuanto a lo que usted toca, será desastroso. Medite en la Palabra y la voluntad de Dios, y luego obre en conformidad con ellas. Escuche al gran Profeta de Jehová, Cristo Jesús, y usted vivirá.
Oye, pueblo mío, que quiero amonestarte. ¡Oh Israel, ojalá me escucharas! No haya en ti dios ajeno, no adores a ningún dios extranjero. Yo soy Yavé, tu Dios. . . . ¡Oh, si mi pueblo me oyera, si marchara Israel por mis caminos, presto humillaría yo a sus enemigos, y volvería a extender mi mano contra sus adversarios! Sucumbirían ante ellos los que aborrecen a Dios, y desaparecerían para siempre. Los mantendría de la flor del trigo, y de miel salida de la piedra los saciaría.—Sal. 81:9-11, 14-17, NC.