Motivo correcto al servir a Dios
1. ¿Cómo contrasta el motivo del cristiano al servir con las razones mundanas?
AL QUE escoge el ministerio como el trabajo de su vida seguramente sus amigos le preguntarán: ¿Por qué ser ministro? ¿Se debe a que verdaderamente cree que eso es lo que Dios quiere, o cuál es su razón para escoger eso? El que entra en los campos jurídicos o médicos quizás crea que tiene un talento especial para tal trabajo o que éste le dará buenos ingresos o posición en la comunidad. Otro quizás llegue a ser maestro debido a la oportunidad que esto le proporciona de modelar la vida de sus estudiantes. Pero el individuo que entra en una carrera de toda la vida con motivos verdaderamente altruistas es raro. No obstante, éste fue el caso de los discípulos primitivos de Jesús, así como lo es en lo que toca a los cristianos de hoy en día.
2. ¿Qué actitud tuvieron los discípulos para con el ministerio?
2 ¿Por qué renunció Jesús a la carpintería en vez de dedicar sus talentos a ello y conseguir fama como artífice? ¿Por qué descontinuó el médico Lucas su profesión lucrativa para dedicar su vida al ministerio? ¿Por qué renunciaron los apóstoles a sus actividades comerciales de la pesca? Ciertamente estos hombres no buscaban intereses propios o una posición encumbrada en la comunidad cuando se asociaron con el que fue descrito como ‘despreciado y evitado por los hombres.’ (Isa. 53:3) Ellos trabajaron con Jesús en el ministerio porque sabían que él tenía la verdad. Cuando varios discípulos tropezaron debido a una enseñanza difícil, Jesús dijo a los doce: “Ustedes no quieren irse también, ¿verdad?” Entonces Pedro contestó: “Señor, ¿a quién nos iremos? Tú tienes dichos de vida eterna.” Ellos sabían que el aprender la verdad y luego servir a Dios les traería vida eterna; por eso, voluntariamente cambiaron su entera manera de vivir para participar en el ministerio.—Juan 6:67, 68.
3. ¿Por qué renunció a su puesto un clérigo?
3 Así como había gran contraste entre el clero ostentoso y egoísta del día de Jesús y los apóstoles que se asociaron con él por amor de la verdad, así hoy en día hay una gran diferencia entre el clero pagado de la cristiandad y los que voluntariamente enseñan y predican como testigos de Jehová. (Mat. 23:5-8; Miq. 3:11) Ilustra esto el comentario de un ex ministro como se informa en el Saturday Evening Post del 17 de noviembre de 1962: “No estuvimos perturbados solo por este incidente, o solo por nuestra iglesia, sino por lo que el ministerio en general había llegado a significar. Pensábamos en mis coministros de nuestra sección. Todos se consideraban cristianos. No obstante, parecíamos ser competidores—por el más grande aumento de miembros, el más impresionante edificio, los más prominentes miembros en perspectiva . . . Algunos desvergonzadamente hacían política para conseguir la amistad de otros que podrían ayudarles a ser promovidos a iglesias más prominentes. Ciertamente nunca consideramos preguntas teológicas o cómo satisfacer mejor las necesidades espirituales de nuestras comunidades. En las reuniones ministeriales el habla en su mayor parte era acerca de edificios, salarios o procedimientos engañosos para conseguir miembros . . . Este no era el ministerio al cual había sentido una llamada.” Aunque todavía creía en Jesucristo, él renunció al ministerio porque él creyó que su vida se desperdiciaría como director de diversiones o en lo que le parecía ser solo una sociedad de admiración mutua de los domingos por la mañana.
4. ¿En qué estaba interesado Jesús? ¿Qué dijo Pablo acerca del motivo correcto para servir?
4 Ciertamente el solo tener un gran aumento de miembros o el tener una congregación financieramente opulenta o la iglesia más grande no era lo que le interesaba a Cristo ni a los que sirvieron con él. Jesús se interesó en hallar a los que querían adorar a Dios en espíritu y en verdad, en vez de que grandes muchedumbres vinieran a oírle predicar sermones sedantes. De hecho, indicó que el camino que conduciría a la destrucción sería el ancho, pero el camino a la vida sería angosto, recto y difícil de seguir. Aun así, el apóstol Pablo reconoció que había algunos que servían a Dios con motivo incorrecto. Como dijo: “Algunos están predicando al Cristo por envidia y rivalidad.” Ese parece ser el caso ahora cuando ministros del día moderno compiten por edificios grandes o grandes concurrencias a las iglesias. Sin embargo, Pablo prosiguió para decir: “Pero otros también por buena voluntad. Estos están dando publicidad al Cristo debido a amor . . . pero aquéllos lo hacen debido a un espíritu de contradicción, no con motivo puro.”—Fili. 1:15-17.
5. ¿Cómo debe mostrarse verdadero interés en la adoración verdadera?
5 Jehová no solo ve el servicio que una persona rinde ni su posición, sino que mira al corazón para determinar el motivo de los que le sirven. De modo que le toca a cada cristiano considerar su motivo personal al servir a Dios, si es por razones personales o por rivalidad o un espíritu de competencia, o debido a amor y con buena voluntad y un motivo puro. No permita usted que su “servicio” sea el de un adorador formal que está contento mientras nada se requiera de él. Tales individuos hasta de mala gana emplean tiempo en discutir su fe. Como el ex clérigo mencionado previamente lamentó: “La gente preferiría oír acerca de su idea del cristianismo más bien que la de Cristo . . . No solo no querían oír acerca de ella; no querían hablar acerca de ella.” Descubrió que los que instruían en clases de escuela dominical se oponían a instrucción adicional, y cuando trató de desarrollar en toda la iglesia un programa de grupitos para pláticas en los hogares de los miembros para desarrollarlos espiritualmente, nunca asistieron más de diez personas, y en el transcurso de dos meses el programa había muerto. Esto ciertamente es muy diferente del cristianismo que Jesús enseñó cuando dijo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente.” Jesús puso el ejemplo por medio de mostrar que la adoración verdadera se demuestra por servicio.—Mat. 22:37.
SERVICIO ANUENTE A JEHOVÁ
6. ¿Qué actitud muestran millares de cristianos hoy en día?
6 Así como predijo hace mucho tiempo el salmista, hoy en día hay hombres sobre la Tierra que desean servir a Jehová de toda alma. David profetizó: “Tu pueblo se ofrecerá de buena gana en el día de tu fuerza militar.” (Sal. 110:3) Muestran un interés vehemente en aprender y estudiar la Palabra de Dios. Están felices de hablar acerca de las Escrituras y son impulsados por un deseo sincero de servir a Jehová. Como resultado dedican su vida a Jehová y la simbolizan por medio de bautismo público. Esta era la forma sencilla de los cristianos primitivos de hacerse discípulos, y es el mismo método que hoy en día practican los testigos de Jehová. Es maravilloso ver a millares que dan este paso cada año. De hecho, durante 1963, 62,798 individuos en todo el mundo se bautizaron en símbolo de su dedicación de su vida a Jehová para participar en el ministerio. No están sirviendo por provecho financiero así como no lo hicieron los apóstoles primitivos. Ni se desaniman por la falta de interés que muestra la gente por lo general, sino que sirven por el gozo de representar a Jehová y adelantar los intereses del Reino. Sirven por amor a Dios y amor al prójimo. Reconocen la veracidad de las palabras de Jesús: “No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas,” y por eso ponen primero en su vida los intereses del Reino y el ministerio.—Mat. 6:24; 1 Cor. 9:18.
7. ¿Por qué fue falsa la acusación de Satanás?
7 Desde el tiempo de Job, Satanás ha afirmado que los hombres le sirven a Dios por razones egoístas: “¿Es por nada que Job ha temido a Dios? ¿No has puesto tú mismo una cerca alrededor de él y alrededor de su casa y alrededor de todo lo que tiene por todos lados? Tú has bendecido la obra de sus manos . . . Pero, para variar, extiende la mano, por favor, y toca todo lo que tiene y ve si no te maldice en tu mismísima cara.” (Job 1:9-11) Pero Job no servía a Dios por lo que pudiera recibir a modo de comodidades materiales o un modo de vivir próspero. Aun cuando perdió todas sus posesiones, incluyendo a sus hijos e hijas, en una serie de calamidades, todavía Job dijo sencillamente: “Jehová mismo ha dado y Jehová mismo ha quitado. Que el nombre de Jehová continúe siendo bendito.” (Job 1:21) De modo que Job no sirvió a Jehová por beneficios materiales, y tampoco lo hacen los del pueblo de Jehová en este tiempo. Opinan como el apóstol Pablo concerniente a su servicio a Dios, cuando dijo: “No somos vendedores ambulantes de la palabra de Dios como muchos hombres, sino que, como movidos por sinceridad, sí, como enviados de parte de Dios, a la vista de Dios, en compañía con Cristo, estamos hablando.”—2 Cor. 2:17.
8. ¿Cómo siguen los testigos de Jehová el ejemplo de Pablo?
8 Quizás sea bastante pasmoso para muchos el comprender que en las 22,761 congregaciones de testigos de Jehová en todo el mundo, ni el ministro presidente ni sus auxiliares ministeriales sirven porque reciben un salario o una casa parroquial o beneficios de jubilación ni algo semejante. Más bien, se sostienen ellos solos como lo hacían los cristianos primitivos y aceptan el ministerio como un depósito que proviene de Dios. En esto siguen el ejemplo del apóstol Pablo. Para no ser carga a los cristianos a quienes servía, trabajaba en su oficio como constructor de tiendas. Por lo tanto, pudo declarar: “No he codiciado la plata, ni el oro, ni la vestidura de nadie. Ustedes mismos saben que estas manos han atendido a las necesidades mías y a las de los que andan conmigo.” Pablo también recalcó el motivo correcto para participar en el ministerio cuando declaró: “Por medio de laborar así tienen que prestar ayuda a los que son débiles, y tienen que tener presentes las palabras del Señor Jesús, cuando él mismo dijo: ‘Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.’” De modo que Pablo no estaba en el ministerio por algún provecho personal, sino, más bien, por el gozo que obtenía al ayudar a otros y al compartir con ellos la verdad.—Hech. 18:3; 20:33-35.
GALARDONES Y PRUEBAS DEL SERVICIO
9. ¿Qué debe incluir nuestra fe? Dé ejemplos de hombres de fe y lo que esperaban.
9 No obstante, las Escrituras muestran que Jehová ofrece muchas bendiciones espirituales y también el galardón de la vida eterna a los que le sirven. Este no es un aliciente egoísta para servir, sino, más bien, un estímulo a la fe y perseverancia y una evidencia del amor de Jehová. Las Escrituras muestran que los hombres de fe de tiempos antiguos confiaron en las promesas que Jehová dio y se sintieron animados a pesar de oposición feroz. Así, Hebreos 11:6 declara: “Además, sin fe es imposible agradarle bien, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente.” Se nos dice que Abrahán esperaba el arreglo del reino de Dios, “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos, cuyo edificador y creador es Dios.” De Moisés se declara: “Estimó el vituperio del Cristo como riqueza más grande que los tesoros de Egipto; porque miraba atentamente hacia el pago del galardón.”—Heb. 11:10, 26.
10. ¿Cómo sabemos que no es incorrecto esperar la promesa de un galardón?
10 Pablo mencionó también la esperanza del cristiano en el futuro como una razón para servir cuando escribió a los colosenses: “Oímos de su fe relacionada con Cristo Jesús y del amor que les tienen a todos los santos a causa de la esperanza que les está reservada a ustedes en los cielos. De esta esperanza ustedes oyeron antes, por la declaración de la verdad de esas buenas nuevas.” Aun de Jesús se dijo: “Por el gozo que fue puesto delante de él aguantó un madero de tormento, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.” De modo que no es egoísta ni incorrecto el creer que Dios viene a ser remunerador de los que le buscan encarecidamente, ni puede decirse que nuestro motivo al servir es incorrecto porque tengamos tal esperanza.—Col. 1:4, 5; Heb. 12:2; Rom. 12:12.
11. ¿Cómo le ayuda a uno la expectativa de bendiciones futuras?
11 Es esta expectativa de vida en el nuevo sistema de cosas con todas sus bendiciones maravillosas lo que a menudo impulsa a nuevos estudiantes de las Escrituras a compartir la verdad con otros, y a medida que progresan a la madurez es la convicción de lo que han aprendido lo que los mantiene fieles aun después de años de servicio. Les proporciona una firme determinación de satisfacer los requisitos divinos para la vida, y confían en que Dios recompensará a los que fielmente le sirvan, aunque se enfrenten a la muerte debido a su adoración fiel, así como Jesús. Jesús previó que en el tiempo del fin, en el que ahora vivimos, habría muchos hombres y mujeres sirviendo encarecidamente a Dios, y por eso profetizó: “Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”—Mat. 24:14.
12. ¿Por qué debemos continuar en el ministerio de casa en casa a pesar de la oposición que se encuentre?
12 El ser predicador de las buenas nuevas de casa en casa quizás sea el más difícil de todos los trabajos. No le va a traer uno una vida de popularidad ni títulos lisonjeros ni ingresos cómodos ni conexiones poderosas en el gobierno así como no lo hizo para Jesús. El hecho de que los ministros de la cristiandad por lo general sí tienen estimación pública y una respetada posición social, persuasiones de salario, etcétera, tiende a clasificarlos como amigos del mundo, como los escribas y fariseos del día de Jesús que no eran los proclamadores verdaderos de las buenas nuevas sino realmente opositores de ellas. Los que trabajan para conseguir la aprobación del presente sistema mundial tienen su galardón ahora, pero los que sirven para adelantar los intereses del Reino esperan el galardón de la vida en el nuevo orden de justicia. Hallan que con conocimiento de la Palabra de Dios viene la obligación de usarlo, y se sienten felices de tener tal privilegio. Realmente cada cristiano está obligado a servir como ministro de Dios; de otra manera no puede decir verdaderamente que es cristiano o seguidor de Cristo. A pesar de las penalidades, el ministerio es el mayor privilegio de que un hombre puede disfrutar, una oportunidad que no se puede comprar con dinero, pues la concede Dios.—Mat. 23:8-10; Sant. 4:4; Juan 17:14.
13. ¿Cómo y por qué han demostrado los cristianos su devoción a Jehová prescindiendo de la persecución?
13 Los testigos de Jehová esperan que el participar en el ministerio acarree oposición, aun de los que también afirman ser cristianos. A menudo se les ha acusado falsamente de ser espías, sionistas, sediciosos, así como a Pablo se le acusó en su día de ser ‘un individuo pestilente, que promovía sediciones entre los judíos, y vanguardia de la secta de los nazarenos.’ Durante los años de la guerra a Testigos se les dio la selección de renunciar a su fe o morir. En algunos países aguantaron largos años en prisión por rehusar abandonar su posición de neutrales como ministros de Jehová, y algunos todavía sufren encarcelación. ¿Por qué consideran el servicio de Dios tan importante que hasta dan su vida por él? Porque creen en la verdad de la Palabra de Dios y tienen la esperanza de conseguir el galardón de la vida eterna. Como Pablo explicó: “¿Es, de hecho, a hombres que ahora estoy tratando de persuadir, o a Dios? ¿O estoy procurando agradar a hombres? Si todavía estuviese agradando a hombres, no sería esclavo de Cristo.” Pablo estaba tan convencido de la fidelidad de Dios que declaró: “Ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni gobiernos, ni cosas aquí ahora, ni cosas por venir . . . [podrán] separarnos del amor de Dios.” Pablo mostró su aprecio al amor de Dios por su servicio.—Hech. 24:5; Gál. 1:10; Rom. 8:38, 39.
14. ¿Qué tiene que ver el amor con el servicio?
14 Así mismo Jesús, aun sabiendo lo que le esperaba, persistió en su servicio fiel a Jehová. Había venido para hacer la voluntad de su Padre y decidió llevarla a cabo aunque esto significara su muerte. Su derrotero firme y su deseo de ser fiel bajo toda circunstancia también se fundaron en amor, como él dijo: “Para que el mundo conozca que yo amo al Padre.” Hoy en día tal amor nos ayuda a testificar a todos los que encontramos con perfecta libertad de palabra, no retrayéndonos de explicar la verdad a otros. Como dijo el apóstol Juan: “No hay temor en el amor.” Y, ¿por qué tienen los cristianos este amor resuelto? ‘Porque Dios nos amó primero.’—Juan 14:31; 1 Juan 4:17-19.
SIRVIENDO POR AMOR A DIOS
15. ¿Por qué sirvieron a Dios Jesús y los apóstoles?
15 Si alguien le preguntara a usted por qué el cristiano debe servir a Dios, ¿cómo contestaría usted? A una publicadora joven de las buenas nuevas que ofrecía alguna literatura bíblica a un amo de casa se le preguntó qué obtendría por su trabajo. Ella contestó: “¡Vida eterna!” Tenía fe en la promesa de Jehová. ¿Qué razón daría usted por servir a Dios que pudiera ayudar a estimular a otra persona a servir? Pudiéramos preguntar: ¿Por qué sirvió Jesús a Jehová? Porque su amor al Padre le impulsó a hacer la voluntad de su Padre y dar testimonio a la verdad. (Juan 18:37) ¿Por qué sirvió Pablo a Dios? Porque sabía que esto significaba vida para él y para los que escuchaban el mensaje. Por eso sirvió como embajador de las buenas nuevas, prosiguiendo con la obra que Cristo comenzó.—2 Cor. 5:20.
16. ¿Cuáles son algunas de las razones fuertes para servir?
16 Por eso, podemos decir que nuestro servicio se basa en amor a Dios y al prójimo, que es conforme a las propias instrucciones de Jesús, y que significa salvación el llevarlo a cabo. (Mat. 22:37-39; 28:19; 1 Tim. 4:16) El servir a Dios proporciona una verdadera razón para vivir, no solo para la supervivencia personal, sino para contribuir algo edificante a otros, dándoles esperanza de vida conforme al propósito de Dios.—Rom. 8:28.
17. ¿En qué debe fundarse nuestro servicio, y por qué?
17 Es posible que algunos comiencen en el ministerio de casa en casa, particularmente niños, debido a que influyan en ellos la familia o amigos. Se asocian con la congregación local y participan en el servicio sin poner su corazón en ello. Otros quizás crean que ésta es la mejor religión que han hallado y no obstante nunca han estudiado bastante profundamente como para tener un deseo impelente de compartir lo que han aprendido. Quizás unos cuantos gocen de la buena asociación con personas rectas y crean que vale la pena el esfuerzo de cultivarla, mientras otros quizás hasta se asocien por razones egoístas para corromper o destruir la fe de los que encuentren. Pero sea cual sea la razón, Jehová conoce el corazón, y los que sirven con motivo incorrecto jamás recibirán su bendición ni el galardón de la vida. Por eso, nuestro servicio no debe fundarse en temor a las consecuencias que correspondan al no servir, ni por razones personales egoístas, sino, más bien, en un amor verdadero y sincero a nuestro Creador.—2 Cor. 6:1, 2; Jer. 20:9.
18. ¿Qué actitud debemos tener para con aquellos a quienes servimos?
18 Hay necesidad de que cada uno edifique y fortalezca su fe, su amor y aprecio a la verdad, y luego practique diligentemente la justicia de Dios que hace acepto nuestro servicio a él. El que participe en el ministerio debe estar profundamente interesado en aquellos a quienes ministra y hacer todo esfuerzo por mejorar su presentación y eficacia para que pueda ayudarles. Esta es la actitud que Jehová mismo expresó en Ezequiel 33:11: “Me deleito, no en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo. Vuélvanse, vuélvanse de sus caminos malos, ¿por qué deberías morir?” Ahora nuestro servicio bien puede significar vida para nosotros así como para otros.
19. ¿Qué les sucederá a los que sirven por motivos egoístas?
19 Si algunos sirven para complacer a parientes o a personas amadas, ¿qué sucederá cuando este viejo sistema se acerque a su fin y Gog de Magog ataque al pueblo de Jehová? Si nuestra razón para servir a Dios realmente es para agradar a hombres, no estaremos agradando a Dios ni aguantaremos bajo la presión de este ataque total. (Eze. 38:11, 16) Los que sirvan por razones incorrectas o por intereses personales serán entresacados con el tiempo. No solo tendrán oposición de amigos mundanos o hasta de su propia familia como en el caso de Job, sino que no aguantarán bajo los cargos falsos que a menudo se dirigen contra los cristianos. Si los que sirven por falsos motivos no se retiran con el tiempo por sí solos debido a la falta de fe, Jehová mismo por medio de los ángeles cortará a los que no merecen la vida y los destinará a la destrucción en la venidera batalla del Armagedón. (Mat. 24:12; 13:20, 21, 38-41) Es claro que los que tal vez sirvan temporalmente por razones egoístas solo se engañen ellos mismos. Jesús recalcó esto cuando dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”—Mat. 7:21-23.
20. ¿Cómo podemos fortalecer nuestra posición en el favor de Jehová?
20 Si esperamos hallarnos entre la multitud de alabadores verdaderos de Jehová que recibirán una corona de vida, entonces no nos debe desviar oposición alguna que pueda venir contra nosotros. Más bien, como el hombre discreto de la ilustración de Jesús, edificaremos nuestra casa sobre la masa de roca de obediencia a Cristo Jesús, estableciendo nuestra fe en él y trabajando para profundizar, ensanchar y fortalecer nuestro conocimiento de la verdad, viviendo en conformidad con él y ayudando a otros a conseguir también un fundamento de obediencia semejantemente sólido que significará la vida. Entonces cuando las tempestades de oposición que las Escrituras predicen desciendan precipitadamente sobre el pueblo de Jehová con dificultad tal como jamás se volverá a ver, nuestra obediencia fiel no será arrasada, sino que se mantendrá firme bajo toda oposición desmenuzadora y nos ayudará a mantenernos firmes a favor de la adoración correcta. (Mat. 7:24-27) No hay nada que podamos dar a Dios para mostrarle nuestro amor y nuestro aprecio a la vida y las futuras bendiciones que él nos ofrece excepto nuestra adoración y servicio; por eso, debemos dar esto de todo corazón.—Heb. 13:15.
21. ¿Qué bendiciones da Jehová a sus siervos ahora, y qué se requiere de nosotros?
21 El conocer y servir a Jehová traen bendiciones aun ahora. No tenemos causa para inquietarnos debido a las condiciones inestables del mundo, sino, más bien, tenemos tranquilidad de ánimo y confianza debido a nuestro conocimiento de las Escrituras. Aunque quizás perdamos la amistad de conocidos mundanos o aun de nuestra propia familia, recibimos hermanos y hermanas, padres y madres y hogares en un céntuplo de parte de la familia de Jehová, y, además, la promesa de vida eterna. Podemos confiar en esto, “porque Dios no es injusto para olvidar la obra de ustedes y el amor que mostraron para con su nombre.” Para conseguir esto Pablo aconseja: “Pero deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin, para que no se hagan indolentes, sino que sean imitadores de los que por medio de fe y paciencia heredan las promesas.”—Heb. 6:10-12; Rom. 8:6; Mar. 10:30.
22. ¿Qué resulta en una posición correcta con Jehová? ¿Qué provecho hay en que uno sirva a Dios?
22 Así, aunque la mayoría escoja una carrera debido a deseos personales de prestigio o una buena recompensa financiera, éstos no son los que ganan el favor de Dios. Pero el que uno sirva por los motivos bíblicos de amor a Dios y al prójimo y con aprecio a las bendiciones y esperanza que Jehová ofrece sí resulta en una posición correcta con Dios. Así como hay mucho que hacer ahora en la obra de Jehová y en compartir la verdad con hombres que buscan a Dios, así habrá mucho que efectuar en hermosear y poblar la Tierra durante el reinado de mil años de Cristo. El motivo para servir entonces continuará siendo nuestro amor a Jehová. Si usted desea vivir en ese tiempo feliz, entonces muéstrelo por medio de servicio fiel. Recuerde que el libro de memoria de Jehová se está escribiendo ahora. Como registra su Palabra: “‘Y ciertamente llegarán a ser míos,’ ha dicho Jehová de los ejércitos, ‘en el día en que estoy produciendo una propiedad especial. Y les mostraré compasión, tal como un hombre muestra compasión a su hijo que le está sirviendo. Y ustedes otra vez ciertamente verán la distinción entre un justo y un inicuo, entre uno que sirve a Dios y uno que no le ha servido.’”—Mal. 3:17,18.