Apreciando el poder del discernimiento
“El alimento sólido es para las personas maduras, para los que por medio del uso tienen las facultades perceptivas entrenadas para discernir así lo correcto como lo incorrecto.”—Heb. 5:14.
1, 2. ¿Por qué nunca se ha equivocado Jesús?
JESÚS nunca se equivocó. Cuando lo desafiaron los caudillos religiosos en una ocasión durante su ministerio terrestre, dijo: “¿Quién de ustedes me convence de pecado?” (Juan 8:46) ¿Se debió a que era perfecto? No del todo. Adán y Eva fueron perfectos también, no obstante cometieron uno de los más graves errores que se han cometido. Desobedecieron a Jehová Dios. ¡Esa fue la diferencia! Adán y Eva rehusaron entrenar sus facultades perceptivas.
2 Jesús había sido enseñado por Dios. Durante milenios sin cuenta estuvo al lado de Jehová bebiendo profundamente de la Fuente de sabiduría. Era inmenso el conocimiento que tenía de la manera de obrar de Jehová y entendía completamente los principios envueltos en cumplir la voluntad divina para él. Además, Jesús siempre fue obediente y siguió el ejemplo perfecto puesto por su Padre celestial y confió completamente en la fuerza activa o espíritu de Dios para cumplir cualquier comisión a la que fue asignado. Como resultado, Jesús no solo pudo prever el resultado de cada derrotero que le era posible emprender a medida que se le abría a él, sino que pudo discernir claramente qué derrotero resultaría en la mayor alabanza al nombre de su Padre y resultaría en su propio bienestar eterno. Debido a que amaba a su Padre por encima de todo, jamás titubeó en cuanto a emprender el derrotero correcto. Por lo tanto siempre hizo lo correcto.—Juan 8:38; Heb. 10:7.
3. ¿Qué impulsó a Eva a emprender un derrotero que resultó en que perdiera la vida, y cómo contribuyó a esto el dejar de ejercitar sus facultades perceptivas?
3 Adán y Eva, por otra parte, dejaron de hacer lo correcto porque no le tenían ese amor a Dios. En el caso de Eva, ella había sido informada correctamente en cuanto a la voluntad divina por medio de Adán, su cabeza, y se le había dicho lo que resultaría al dejar ella de obedecerla. Por un tiempo tuvo un registro de integridad intachable y por lo tanto era una mujer perfecta. Luego de súbito se enfrentó a un derrotero alternativo al derrotero que Jehová mandó. Ahora ella tenía una oportunidad de demostrar su amor a Dios, de ejercer sus facultades perceptivas y fortalecer su conocimiento de lo correcto y lo incorrecto, progresando a la perfección de integridad y madurez. Pero el interés propio embotó sus facultades perceptivas. Ella rehusó dirigirse a Adán o a Jehová por guía y, en cambio, siguió el ejemplo y consejo de uno que no estaba autorizado como conducto de comunicación de Dios y por eso fue engañada. Esperando beneficios personales no autorizados, ella abandonó su creencia en la palabra de Dios; lo incorrecto se le hizo correcto a ella y deliberadamente violó el mandamiento de Dios. Su acto de desobediencia rompió su registro de integridad y ella perdió su reputación de perfección. Su error de desobediencia le costó la vida.
4. ¿Qué actitud mental de parte de Adán hizo que él se uniera a Eva en la rebelión?
4 ¿Y qué hay de Adán? Adán también estuvo plenamente consciente de la voluntad divina para él, pero, desemejante a Eva, no fue engañado en cuanto a lo que le resultaría si desobedecía. (1 Tim. 2:14) Sin embargo, igual que Eva, su interés propio echó fuera a fuerzas su amor a Dios y se unió a Eva en quebrantar voluntariosamente el mandamiento de Dios, sosteniendo a Eva en la norma del bien y del mal hecha por ella misma. La completa desatención de Adán al buen placer de Jehová y en cuanto a cómo afectaría el nombre y alabanza de Jehová el derrotero que había escogido lo lanzó precipitadamente a la desobediencia y la muerte, sin esperanza de redención. Las facultades perceptivas que Dios le había dado, que lo capacitaron a hablar, escribir, adorar a Dios y buscar su presencia en la “parte airosa del día” para conversar con él–estas facultades perceptivas perspicaces de este hombre perfecto fueron abandonadas a favor de la autocomplacencia. ¡Qué contraste con el derrotero que Jesús emprendió de humillarse y siempre buscar hacer la voluntad de Dios!—Fili. 2:5-8; Juan 5:30.
5. (a) ¿Cómo podemos evitar el error fatal de nuestros primeros padres? (b) ¿Cómo ha afectado ese error las normas modernas del bien y del mal, y qué, por lo tanto, es insensato asumir?
5 Nosotros, dado que somos hijos imperfectos de Adán y Eva, no podemos esperar igualar las facultades perceptivas de Jesús ni podemos vivir ahora completamente libres del error. (Rom. 3:12) Pero sí podemos evitar el error fatal que cometieron nuestros primeros padres humanos. Para evitarlo tenemos que desarrollar y entrenar nuestras facultades de discernimiento. Los hijos nacen sin conocimiento de lo correcto y lo incorrecto. A medida que progresan a la edad adulta su concepto de lo que es bueno y lo que es malo generalmente se desarrolla por medio de entrenamiento de parte de los padres y por medio de experiencias que encuentran en el medio ambiente en que crecen. Si Adán y Eva hubiesen permanecido fieles, nosotros, como hijos de ellos, hubiésemos sido instruidos correctamente en consonancia con la Palabra de Dios y criados en un clima de justicia. Pero dado que nuestros primeros padres deliberadamente abandonaron la norma de Dios, estableciendo su propio sustituto, el cual transmitieron a su posteridad, tenemos una herencia básica de desobediencia y una tendencia a la maldad. (Job 14:4) Además, a través de los siglos creencias y costumbres han llegado a variar completamente desde un cabo de la Tierra hasta el otro. ¡Cuán insensato y falto de perspicacia es ante tales diferencias el que persona alguna asuma que su norma es correcta y segura solo porque se le crió así y porque es la única norma que ha conocido!
6. ¿Qué ha hecho posible el que conozcamos la norma perfecta de Dios, y cuál es el primer paso en el uso de nuestras facultades perceptivas?
6 Aunque somos descendientes carnales de Adán y Eva, podemos estar agradecidos de que Jehová Dios todavía es el Creador de la raza humana, aunque le parezcamos criaturas imperfectas y estemos alejados temporariamente de él por nuestra herencia de Adán. También podemos estar agradecidos de que Jehová no ha olvidado un amor de Creador para con nosotros y no nos ha abandonado a un derrotero de maldad sin mostrarnos la salida. Hoy sería imposible el que persona alguna llegase a un conocimiento acertado de la norma perfecta de Dios si Jehová mismo no la hubiese trazado claramente para nosotros. Esto lo ha hecho en su propio Libro de requisitos, la Santa Biblia, aun enviando a su propio Hijo perfecto para poner el ejemplo apropiado. (2 Tim. 3:16, 17; Juan 13:15) Cuán vital es, entonces, saber cómo Jesucristo ve el asunto y guiarse por eso en vez de adherirse tenazmente a un punto de vista falso que se heredó de nuestros primeros padres y que ha sido corrompido más por las normas aceptadas de este presente sistema de cosas inicuo. Seguir el ejemplo de Jesús verdaderamente es el derrotero de sabiduría. Es el primer paso para evitar el error que cometieron Adán y Eva. (2 Cor. 11:3) Es el primer paso que damos para usar nuestras facultades perceptivas, ejerciendo el discernimiento para comprender cuan desorientadoras y corruptoras son las normas de este viejo mundo dividido y rehacer nuestra mente para amoldarnos a la voluntad perfecta y completa de Dios.—Fili. 2:5; Rom. 12:2.
7. El adquirir percepción, ¿qué galardón trae, y de qué es evidencia?
7 Un niño sensitivo y obediente sabe cuando un padre está descontento y se esfuerza por apaciguar al padre y satisfacer sus deseos. ¿Deberíamos ser menos discernidores en nuestra relación con nuestro Padre celestial? ¿Cómo podemos decir que tenemos alguna relación con él si somos insensibles a su dirección o si constantemente pasamos por alto las muchas evidencias de que él nos guía? Pero al reconocernos como alejados de Dios y al buscar una reconciliación apenas comenzamos a usar nuestras facultades perceptivas. Después de rechazar las muchas voluntades antagónicas de este presente sistema de cosas y dedicarnos a Jehová para hacer su voluntad, ¿cómo podemos dejarnos flotar a la ventura sintiéndonos satisfechos con tener solo el entendimiento más básico de la doctrina bíblica y de los requisitos de Dios para nosotros como cristianos? El buscar progresar en conocimiento de Dios no solo es una evidencia de nuestro amor a Jehová sino que también es una señal de madurez verdadera y de aprecio a la provisión que Dios ha hecho para instruirnos en discernir acertadamente entre lo correcto y lo incorrecto. El adquirir tal percepción trae un galardón elevado. No solo significa responsabilidades aumentadas sino también progreso en educación teocrática coronado con vida eterna. El que esto es esencial para la madurez lo hacen patente las palabras del apóstol Pablo: “Pero el alimento sólido es para las personas maduras, para los que por medio del uso tienen las facultades perceptivas entrenadas para discernir así lo correcto como lo incorrecto.”—Heb. 5:14.
8. ¿Por qué necesitaron especialmente la exhortación que Pablo dio en Hebreos 5:14 algunos de los cristianos judíos primitivos, y qué les proveería el alimento sólido?
8 Los de la congregación cristiana primitiva que habían sido criados de acuerdo con la religión de los judíos necesitaron en especial esta exhortación. Pablo les escribió estas palabras porque muchos de los cristianos judíos en ese tiempo habían progresado tan poco en entendimiento que él sabía que no podrían apreciar las cosas más profundas que él consideraba que eran vitales para su preservación y progreso espirituales. En realidad, Pedro dijo en cuanto a los escritos de Pablo: “En [ellos], sin embargo, hay algunas cosas difíciles de entender, el significado de las cuales los indoctos e inconstantes están torciendo, como también hacen con las demás Escrituras, para su propia destrucción.” (2 Ped. 3:16) Si estos cristianos primitivos habían de permanecer en la verdad, no podrían continuar como “indoctos e inconstantes.” Necesitaban alimento sólido, un fundamento fuerte sobre el cual edificar, una convicción firme en cuanto a los elementos básicos de la verdad y en cuanto a lo que Jehová mismo reconoce como bueno y malo. Asimismo, nosotros también, para nuestra protección, tenemos que progresar en nuestro entendimiento de la doctrina cristiana.
AGUZANDO LAS FACULTADES PERCEPTIVAS
9. ¿Cómo se mostraron los discípulos de Jesús deseosos de aguzar sus facultades perceptivas, y qué contraste se muestra de la descripción que dio Jesús de otros que oyeron su ilustración del sembrador?
9 En toda ocasión los apóstoles y otros discípulos que siguieron a Jesús durante su ministerio se mostraron deseosos de aguzar sus facultades perceptivas y de edificar sobre el fundamento de conocimiento que ya habían colocado. Un ejemplo se encuentra en el relato de Mateo. Jesús predicando desde un barco debido a las muchedumbres que se habían congregado alrededor de él en la playa, contó a las multitudes reunidas la ilustración de un sembrador que sembró semilla que cayó en tierra de varias clases, algunas semillas no produciendo y otras creciendo hasta madurarse y producir fruto pleno. Sin explicar su significado concluyó su relato con las palabras: “El que tiene oídos, escuche.” De todos los que oyeron sus palabras parece que solo los discípulos de Jesús tuvieron la agudeza de discernimiento de ‘escuchar,’ porque el relato de Mateo continúa: “De modo que los discípulos subieron y le dijeron: ‘¿Por qué es que usted les habla haciendo uso de ilustraciones?’ En respuesta él dijo: ‘A ustedes se les concede entender los secretos sagrados del reino de los cielos, pero a esa gente no se le concede. Porque al que tiene, más le será dado y se le hará abundar; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por esa razón les hablo a ellos con el uso de ilustraciones, porque, mirando, ellos miran en vano, y oyendo, ellos oyen en vano, ni perciben tampoco el sentido; y para con ellos se está cumpliendo la profecía de Isaías que dice: “Por medio de oír, ustedes oirán pero de ningún modo percibirán el sentido de ello; y, mirando, ustedes mirarán pero de ningún modo verán. Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos han oído con aburrimiento, y han cerrado los ojos; para que nunca puedan ver con sus ojos y oír con sus oídos y percibir el sentido de ello con su corazón y volver, y yo los sane.” Sin embargo, felices son sus ojos porque ven, y sus oídos porque oyen. Porque en verdad les digo: Muchos profetas y hombres justos desearon ver las cosas que ustedes están contemplando y no las vieron, y oír las cosas que ustedes están oyendo y no las oyeron.’”—Mat. 13:9-17.
10. La discusión de Jesús con sus discípulos, ¿qué falta muestra de parte de algunos de la muchedumbre? ¿y qué indicó Jesús como cosa necesaria para el discernimiento verdadero?
10 Quizás algunos de la muchedumbre que oyó la ilustración de Jesús creyeron que entendían su significado sin que él se la explicara, pero la discusión de Jesús con sus discípulos muestra que el no investigar más a fondo el relato de él encerraba algo más serio que solo complacencia o falta de curiosidad. Lo que verdaderamente les faltaba era discernimiento espiritual, y esta falta la estaban alimentando dentro de su propio corazón como cosa que disuadía de la verdad de modo que ellos realmente no podían comprender el significado cabal de las palabras de Jesús y así hacerse responsables. Como hijos verdaderos de Adán y Eva prefirieron seguir su propio consejo y el de sus caudillos autonombrados más bien que escuchar con todo su corazón este conducto autorizado de comunicación que Jehová había puesto en medio de ellos. Los discípulos de Jesús, por otra parte, comprendieron que, ya habiendo vuelto su corazón hacia Dios y habiendo aceptado los primeros elementos de las declaraciones formales sagradas de Dios, tenían que pasar adelante a la madurez. De modo que se dirigieron a Jesús para la explicación de su ilustración. En respuesta Jesús les dijo: “Ustedes, pues, escuchen la ilustración del hombre que sembró. Cuando alguien oye la palabra del reino pero no percibe el sentido de ella, el inicuo viene y arrebata lo que ha sido sembrado en su corazón; este es el que es sembrado a lo largo del camino.... En cuanto al que es sembrado sobre tierra de la clase apropiada, éste es el que oye la palabra y percibe su sentido, que verdaderamente lleva fruto y produce, este de a ciento por uno, aquél de a sesenta, el otro de a treinta.”—Mat. 13:18-23.
11. ¿De qué depende el discernimiento, y cómo llega a ser obvia la necesidad de entrenar nuestras facultades perceptivas?
11 Tal discernimiento espiritual requiere entrenamiento. Los que lo poseen han estudiado. Han estado despiertos a sus oportunidades, han usado sus facultades perceptivas, entrenándolas a discernir entre la verdad y el error, entre lo correcto y lo incorrecto. La semilla espiritual sembrada en dicha tierra buena se ha profundizado en corazones buenos y se ha arraigado firmemente. No podemos excusarnos diciendo: “Lo que pasa es que no soy persona estudiosa.” Los discípulos de Jesús no fueron doctos, pero usaron sus habilidades naturales hasta el grado más pleno y fueron ricamente recompensados por su esfuerzo. (Mat. 11:25) El estudio bíblico requiere el ejercicio de las facultades mentales, es verdad, pero el que se tenga éxito al tratar de conseguir verdadero discernimiento depende más de someterse al espíritu de Dios. (1 Cor. 2:11-13) El absorber el sentido de la instrucción que se da significa reconocer y aceptar los principios envueltos y luego usar este conocimiento para hacer decisiones correctas. Llega a ser asunto de juicio más bien que de facultades de intelecto, y dado que nuestro derrotero en el ministerio depende de nuestro juicio apropiado, y el juicio equilibrado depende de la agudeza de nuestras facultades perceptivas, es obvio lo necesario que es entrenar estas facultades. ¿No es evidente que si no percibimos el sentido de lo que oímos y estudiamos de la Palabra de Dios no tenemos base para discernir tanto lo correcto como lo incorrecto y nos hacemos víctimas del ataque de Satanás? Tal descuido o negligencia nos sitúa en una posición peligrosa, debido a que nuestras facultades de discernir, por no haberlas desarrollado a la madurez, son incapaces de proporcionarnos la dirección apropiada en el juicio equilibrado, y se nos puede vencer. Sin embargo, si propendemos a desanimarnos a causa de faltas personales, tenemos que recordar que Adán aunque tenía facultades mentales perfectas, dejó de ejercer juicio y murió, mientras que nosotros, aunque somos imperfectos de mente y cuerpo, podemos ejercer la sabiduría de Jesucristo y vivir.— 1 Cor. 1:26, 27.
12. ¿De qué principio registrado en la Biblia en Mateo 25:21 podemos concluir que las decisiones aparentemente de poca importancia afectan nuestras decisiones de mayor importancia?
12 Para progresar hacia las cosas más profundas de la Palabra de Dios tenemos que aprender a apreciar también las cosas más pequeñas, las que a veces se consideran de poca importancia. Sin un fundamento seguro de conocimiento acertado, el edificio llega a ser inseguro y tambaleante. Igualmente, nuestras decisiones más importantes se basan en una acumulación de decisiones menos importantes y nuestro juicio en tales asuntos determina nuestra utilidad y progreso en el servicio de Jehová.—Mat. 25:21.
13. ¿Qué exhortación bíblica nos advierte que hay todavía más necesidad de progresar en conocimiento acertado?
13 Esto indica otra necesidad de que nosotros avancemos en conocimiento acertado. Como Pablo escribió a los corintios: “Trabajando junto con él, nosotros también les suplicamos que no acepten la bondad inmerecida de Dios y pasen por alto su propósito.” (2 Cor. 6:1) Habiendo sido llamados de las tinieblas de este mundo a la luz maravillosa del propósito de Dios y habiendo sido restaurados al favor de Dios y habiéndosenos colocado en la senda de la justicia por la bondad inmerecida de Dios, Pablo nos advierte contra el considerarlo complacientemente como favor de Dios solo para nuestra propia salvación y protección. Tenemos que obrar de acuerdo con la instrucción de Dios llegando a ser hacedores de su voluntad. Santiago agrega esta palabra de testimonio: “Sin embargo, lleguen a ser hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándose a ustedes mismos con razonamiento falso.”—Sant. 1:22.
TIEMPO DE LLEGAR A SER MAESTROS
14. ¿Qué dijo Pablo a los cristianos judíos que revela con qué propósito Dios nos da instrucción?
14 El pasar por alto el propósito de Jehová de darnos instrucción en su Palabra es dejarnos engañar por razonamiento falso. ¿Es eso ejercitar nuestras facultades de percepción? Ahora que nuestro discernimiento nos ha conducido al camino de la verdad, ¿por qué ser desviados tan rápidamente? Para mostrar cuán poco habían respondido algunos de los cristianos judíos a la responsabilidad que tenían en su día, Pablo consideró necesario decirles en su carta a los Hebreos: “Porque, en verdad, aunque deberían ser maestros en vista del tiempo, necesitan ustedes de nuevo alguien que les enseñe desde el comienzo los principios elementales de las declaraciones formales sagradas de Dios, y ustedes han venido a ser como los que necesitan leche, no alimento sólido. Porque todo el que participa de leche no está familiarizado con la palabra de justicia, porque es un niño.” Luego les dice que el alimento sólido es para los “que por medio del uso tienen las facultades perceptivas entrenadas.”—Heb. 5:12-14.
15. ¿Por qué les fue cosa importante a estos cristianos judíos conocer a fondo los argumentos poderosos de Pablo en su carta a los Hebreos?
15 Pablo comprendió que muchos entre estos cristianos primitivos eran lentos para comprender la responsabilidad que tenían de ser maestros y todavía estaban satisfechos con permanecer completamente en la primera etapa de desarrollo cristiano, simplemente como estudiantes. Su carta a los Hebreos fue diseñada con el fin de proveer a los judíos creyentes un poderoso argumento en apoyo de Jesús cual Mesías prometido, instrucción y consejo para su propia salvación así como para el bienestar eterno de aquellos a quienes predicaban. Los judíos cristianos maduros, por lo tanto, estarían ansiosos de asirse de esta provisión de Dios para reforzar su posición y rápidamente aprenderían a fondo estos argumentos persuasivos en defensa de la fe verdadera. Pero, ¿cómo podrían los que eran lentos para aprender apreciar la sabiduría que contenía la presentación inspirada de Pablo? ¿Cómo podrían siquiera saber si estas cosas eran realmente así puesto que sus facultades perceptivas, por falta de uso, no estaban entrenadas para discernir lo correcto y lo incorrecto? ¿Quién podría decir si estas cosas más profundas no estarían entre las que estarían “torciendo . . . para su propia destrucción”? En todo caso, si ellos mismos no habían progresado lo suficiente como para hacer suyas estas verdades, ¿cómo podrían cumplir el propósito con que se les instruía, es decir, de enseñar a otros? La “doctrina elemental acerca del Cristo” que Pablo dijo que se aprendió primero no es difícil: “arrepentimiento de obras muertas, y fe hacia Dios, la enseñanza sobre bautismos y la imposición de las manos, la resurrección de los muertos y el juicio eterno.” (Heb. 6:1, 2) Pero con el aprendizaje de estos “principios elementales de las declaraciones formales sagradas de Dios” tiene que venir la habilidad para determinar y sostener su exactitud. Solo sobre tal fundamento puede edificarse una madurez cristiana extensa.
16. ¿Cómo demostró Jesús a sus discípulos la razón más importante para que apreciemos el valor del discernimiento?
16 Sin importar cuán perspicaces seamos en discernimiento natural todavía necesitamos la dirección de Dios para obtener resultados. Jesús demostró esto a sus discípulos, algunos de los cuales eran pescadores expertos. Él había estado enseñando a las muchedumbres desde el barco de Simón Pedro. “Cuando dejó de hablar, dijo a Simón: ‘Sal hasta donde está profundo, y ustedes echen sus redes para una pesca.’ Pero Simón dijo en respuesta: ‘Instructor, durante toda una noche nos afanamos y no obtuvimos nada, pero por mandato de usted bajaré las redes.’ Pues bien, cuando hicieron esto, encerraron una gran multitud de peces. En realidad, sus redes comenzaron a romperse. De modo que hicieron señas a sus compañeros del otro barco para que vinieran y les ayudaran; y vinieron, y llenaron ambos barcos, de modo que estos comenzaron a hundirse. Viendo esto, Simón Pedro cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: ‘Apártese de mí, porque soy hombre pecaminoso, Señor.’ Porque debido a la pesca de peces que obtuvieron los abrumó el asombro . . . Pero Jesús dijo a Simón: ‘Deja de tener miedo. Desde ahora en adelante estarás pescando vivos a hombres.’ De modo que trajeron los barcos de regreso a tierra, y abandonaron todo y lo siguieron.” (Luc. 5:4-11) En vista de la invitación de Jesús, ¿podemos pasar por alto ahora esta razón más importante para apreciar el valor de nuestras facultades perceptivas y, acudiendo a la Palabra de Dios, entrenarlas, siguiendo adelante a la madurez?
17. ¿Cuál, entonces, es uno de los primeros requisitos para cumplir nuestra comisión como ministros, y por qué es así?
17 Hoy los cristianos verdaderos tienen igualmente que ser pescadores de hombres. El camino del ministerio está señalado claramente como una vocación para todos los que vienen a la vida. Es una vocación de tiempo cabal, sea que todo o solo parte del día del cristiano se emplee en predicar de puerta en puerta, y hay que usar todas las facultades y habilidades de uno para hacerlo con éxito. El entrenar nuestras facultades perceptivas también es un asunto de tiempo cabal y uno de los primeros requisitos para cumplir nuestra comisión como ministros. Si apreciamos este hecho lo practicaremos con la misma diligencia que lo practicaríamos si nuestra vida dependiera de ello, porque depende de ello.